07 diciembre 2005

El puente

Hoy estoy sentada en éste puente, es tan alto que causa mareo cada vez que la gente viene a admirar el gran río desde aquí. Sus constructores debieron haber tenido muchas ideas locas en la cabeza para poder lograr que no tocara el agua con el concreto y además que se pudiera apreciar desde una altura tenebrosa.
Hoy estoy sentada a orillas de éste puente y no es en una posición en la que se pueda admirar a todo transeúnte, yo quizá pensaría que se trata de una manera de tentar al destino... sentada con la mayoría de mi cuerpo de fuera bien podría pensarse que estoy al borde del precipicio, quienes pasan me miran y sé bien la idea que asoma por la mente.

Si tuviera la cabeza llena de grillos e ideas locas podría aventarme, pensar que muchos me llorarán o quizá nadie. Si cayera ¿se darán cuenta?. Tal vez me descubran cuando mi cuerpo flote en los cimientos del puente, quizá pudiera estar en pleno estado de descomposición sin reconocimiento alguno. ¡Ni los peces me probarían!
Nadie querrá estar en mi sepelio. El olor será nauseabundo y me recordarán más por muerta que por viva.

Mis pies juguetean el borde, hago pasitos pequeños y largos, brinco levemente. Siento mi vientre frío cada vez que doy un paso en falso. Mi mente me obliga a guardar compostura pero algunas veces no es bueno seguirle el consejo. Hay que arriesgar, aunque esto de estar en el puente no siempre suene a buena idea, tal vez sea una excusa, un momento de reflexión, un instante a solas...
Estando inquieta podría atreverme a colgarme. Un lazo quizá.
Si juego con la muerte, ella misma me podría empujar, se apresuraría a llevarme para que no me contemple tanto, que si me aviento, que si no me aviento; pudiera ser alguien paciente pero no tanto, no se hará vieja aunque esté esperándome más sentada que yo en éste largo puente.

Si tengo momentos de entusiasmo llego a contarle al puente todo, lo mismo cuando tengo llanto, intento abrazarlo para quedarme impregnada en él, pero siempre está callado, firme, pendiente de lo que sucede en una como en otra orilla.

El puente...
¿Algún día tomaré la decisión ?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Es parte del riesgo, cuando te retas al peligro, que éste te venza, aunque algunos todos los días lo retamos, otros nunca...
Decide lo que quieres, y sea cual sea tu decisión, disfrutala intensamente...Saludos!

Anónimo dijo...

El puente puede ser de mucha ayuda al momento de arriesgarte y tomar alguna decisión, y por que no modificar un poco nuestras opciones e ir más allá de el me aviento o no me aviento por que no animarte a cambiar tu forma de vida?

Enigma dijo...

Toos en la vida tenemos puentes en donde, simplemente vamos viendo lo que tenemos y lo que podemos tener, pero en ocasiones... es mejor no saltar.

Un beso Dra.

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Freddy dijo...

pues del Golden se han lanzado varios para dormir el sueño eterno...eso me platicó mi amiga lety que vive en San Pancho....andabas de vaga en Rancho alegre?, qué me trajiste?; espero que haya sido una buena cobija porque ya empezaron los fríos.....disfruta tus esquites de los miércoles

Dra. Kleine dijo...

Mario! Qué gustazo leerte por éste rinconcito!. sabes? El riesgo está en saber que la decisión que se toma no tiene marcha atrás. canijo no?

Oh si!, anda P. Errantes, Vení y sentáte mienras mojamos los pies a la orilla, con los pantalones sujetados hacia arriba, te animás vos?

Yannet a veces, querida chica, una sola decisión en falso y tu vida cambia de verdad. Trágico o bueno siempre tenemos el puente frente a nosotros. No lo crees?

Oh Mr. Enigma!! Saltar o no saltar, he ahi el dilema. Prometido está que no pero cómo llama en ciertos casos el vacío!.

Hola Juan, Rix está bien, muy contenta con su amor y todo ello. Hace mucho ejercicio y es toda una campeona!. Y tu? cómo has estado?

Agarrate Yeye!

Oh si Alex, no pueden fallar mis esquites!. En definitiva ya me conocen los chicos que lo despachan. Haaaaaarrrta mayonesa y limón! mmmm!

Anónimo dijo...

Estar a la mitad de un puente se siente igual que contemplar de cerca una presa. En el puente sientes que vas a caer (o salir volando) y en la presa, que el peso del agua agrietará la estructura de un momento a otro.
También puedes tener la impresión de que entraste de repente en un trance de meditación profunda, tal como si estuvieras dentro de una iglesia de tu credo.

Anónimo dijo...

Y para qué tentar a la muerte cuando podemos tentar a la vida.
Hay más emoción en retar a la vida y vencerla.

Un abrazo.

PD: Gracias por tu visita a mi blog. Te sigo visitando aunque no haya dejado mi huella en estoy últimos días.

Dra. Kleine dijo...

Muy bien P. Errantes! tomaremos entonces las palabras y a refrescar el alma!

Sabes Arevalo? algunas veces el agua, verla desde dentro o fuera siempre tiene esa extraña conexión con la tranquilidad y reflexión. Si, tienes razón.

Seguro Nohemí!, aunque hay cada puente que tiene sus riesgos al cruzarse. y uno no puede quedarse a la mitad...o si?

Darío. Muchs gracias por ese gran detalle, saber que me tendrás de curiosilla por aquí y por allá. Un gran saludo!