30 diciembre 2005

¡En la recta final!

Estimados lectores:

Finalmente estamos en el rabito del año 2005. Con retrospectivas de cosas buenas y malas que realizamos y que quizá nos faltaron por realizar.
Damos comienzo pues a la cuenta regresiva y preparamos las uvas, el champagne y todo cuando deseamos nos cubra de buenas cosas.

Mi deseo en ésta ocasión, para todos mis compañeros bloggers, es la de pedir mucha salud, mucha alegría y sobre todo el mejor positivismo. Que en la carrera de conocernos y de leernos al día a día descubramos corazones lindos e interesantes.
Agradezco de igual manera sus constantes visitas a ésta mirilla de historias que dan una razón más para tener contacto con la vida.

Que éste año que ha terminado haya dejando en sus pensamientos una pequeña semillita de aprendizaje de algo que les he plasmado gracias a mi nubecilla imaginativa y, que en el próximo que comenzaremos sigamos teniendo la convivencia sana de una retroalimentación efectiva. Me hubiese gustado saber poner música a ésta parte pero mejor les pongo a recordar ésta linda letra.
Un abrazo desde mi hogar virtual.
¡Gracias por visitar éste su blog!

*En la puerta del sol
como el año que fue
otra vez el champagne y las uvas
y el alquitrán, de alfombra están.
Los petardos que borran sonidos de ayer
y acaloran el ánimo para aceptar que ya,
pasó uno más.
Y en el reloj de antaño como de año en año
cinco minutos más para la cuenta atrás.
Hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes de la cuenta atrás.
Marineros, soldados, solteros, casados,
amantes, andantes y alguno que otro cura despistao.
Entre gritos y pitos los españolitos
enormes, bajitos hacemos por una vez, algo a la vez.
Y en el reloj de antaño como de año en año
cinco minutos más para la cuenta atrás.
Hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes de la cuenta atrás.
Y aunque para las uvas hay algunos nuevos
a los que ya no están le echaremos de menos
y a ver si espabilamos los que estamos vivos
y en el año que viene nos reímos.
1, 2, 3 y 4 y empieza otra vez
que la quinta es la una y la sexta es la dos
y así el siete es tres.
Y decimos adiós y pedimos a Dios
que en el año que viene,
a ver si en vez de un millón pueden ser dos.
En la puerta del sol como el año que fue
otra vez el champagne y las uvas y el alquitrán,
de alfombra están.
¡BUEN AÑO 2006!
* Mecano. "Un año más"

29 diciembre 2005

Año nuevo, historia vieja...

Chale... ¿cómo fue mi primera vez?...
Si me preguntas cómo ni siquiera lo recuerdo de manera chingona... fue con un guey bien equis, y se dió todo por un mero desmadre.
De vista ya lo conocía, era de l misma prepa... y el muy cabrón que se creía cuando andaba entre la bola de amigos de la escuela, sintiéndose la última cerveza del estadio... ¡que no mame!

Ahí me lo encontré, en la fiesta de mis tíos. ¡Qué iba yo a saber que ese guey era amigo de mi primo y mucho menos que lo invitara a lo del año nuevo... chale, mi colonia sí que es pequeña.

Si te digo que es típico de tipos como él que entran a una casa ajena y saludan dizque de manera educada. Si mis tías vieran que es un mamón de primera, nomás lo dejarían pasar hasta la puerta pero pos bueno... mis tías andan en lo suyo, preparando la tamaliza, nomás dan órdenes a quien se descuida y pasa por la cocina -¡qué hueva!.
Pues el Beto me lo presentó y hasta le dije que lo conocía porque ibamos en la misma prepa, hasta le dije que yo conocía a la chava con la que se había fajado de tercero, el guey nomás me dijo que nunca me había visto a mi... chale, o es ciego o es pendejo, no creo ser invisible, y con lo de la chava dijo que era puro desmadre.
Después de un rato llegó el Paco con las cervezas y todos jalamos al rincón del patio para que los pinches primos chiquitos no comenzaran a darnos de pelotazos. Mi tía se daba sus vueltas condicionándonos a que no fumáramos sobre sus platos de plástico navideños, de ésos que cuestan un dólar.
Ya andaba movida la tía porque se reía de cualquier babosada que decíamos. La Lupita se encargó de poner música pa que la oyeran todos los vecinos... al fin y al cabo, cuando ellos llegan pedos en cualquier día del año les vale madres a quien despiertan de la cuadra... pinches cumbias, de tanto oírlas ¡se quedan grabadas en el cerebro!
Total que el guey éste con cuatro chelas ya arrastraba las palabras, hasta lo payaso se le quitó y le comenzó a aflorar su lado tierno, como ya más de la banda de mis primos y yo.
Luego, las típicas pláticas babosas:
- ¿Qué es lo más cabrón que le han hecho a una vieja?- decía mi primo mientras fumaba dizque muy en pose. Ya con el alcohol encima y todos en bola nos hicimos cómplices de nuestros secretos.
- Pos yo verle las tetas a mi vecina cada vez que me asomo por el patio de atrás, llevo a mis amigos a que me platiquen lo que ven...
- Ucha, eso no es nada... yo lo más cabrón es hacerla llorar frente a sus amigas por pinche celosa...
- Ah, chale... pos yo nel hijos, no podría hacerle nada a ninguna damita, no sean culeros, se les debe de respetar -decía éste guey como queriendo quedar bien, ¡que no mame! si es re cabrón en la escuela y me viene saliendo con ésto.
Todavía eran las once y algo cuando Karlita, mi prima chiquita comenzó a poner los platos para que ya nos sentáramos todos. El guey se sentó junto a mí. A cada rato intentaba agarrarme la mano. Chale... la neta yo había tenido amiguitos de esos que quieren contigo pero sin tanta jalada de manita sudada y cosas así... éste guey es dos años mayor y se le nota el colmillo cabrón aunque hoy está muy complaciente, le digo que me ayude y corre a levantar los platos, que limpie donde ya comimos y anda rete acomedido... ¿pos no que muy cabrón?
La cosa es que la cerveza nos dió valor y al cabo de las doce que se vienen los abrazos y la bailada. Todos a echar relajo hasta que nos fuimos a tronar cuetes al terreno de junto. Ahí fue cuando me arrinconó y nos comenzamos a fajar... besa sabroso hasta eso, nomás que se le iban las manos hasta abajo y no dejaba de tocarme por todos lados y me calenté. Entre el relajo y la escondida que nos dimos atrás de los autos pos que lo comenzamos a hacer, fue mi primera vez y ahí perdí hasta los calzones.
Esa primera noche del año nuevo, toda mareada y picada por mangonear al guey fue más por desmadre y por reto orgulloso de ver hasta dónde llegaría con tal de conseguir algo. Regresamos a la fiesta y se siguió portando bien amable y buena onda... ni siquiera creyó que se había metido con una virgen. ¡lo que hace un cabrón con tal de tocarte las tetas!...
Toda la noche bailamos y fuí su princesita pero hasta ahí se acabó el encanto, nunca más volvimos a platicar y yo ni siquiera me emocioné de haberlo hecho. Fue muy simple todo.

Ese año al guey lo sacaron de la escuela, todo por embarazar a la misma chava con que lo conocí fajando... chale... yo seguí echando desmadre con mis primos cada festejo de año nuevo hasta que se murió la tía que nos reunía a toda la familia.

28 diciembre 2005

Promesa de Año Nuevo

La nieve quemaba mi vista, no podía dejarme ver correctamente todo lo que estaba a mi alrededor... El frío era un tanto pasivo, no como en el pueblo, abajo de ésta gran montaña larga y de inmensas protuberancias hay una planicie que bien podría ser de fotografía . Quizá si me quitara todo lo que traigo encima para sentir de verdad frío haría que me percatara que no es un sueño lo que estoy haciendo... pero no me arriesgo, no estoy acostumbrada a la nieve ni a las bajas tempraturas. Todo es blanco, o verde seco, a simple vista uno puede imaginar caminar sobre las nubes. En algunas partes el piso es casi un cristal donde se pueden ver focas y algunos animales extraños. El silencio es diferente a los bosques, a la cima de una montaña, a lo profundo del mar. Hace viento y en el viento se oyen ruidos, no sé si son traídos del sur del mundo, pero lo cierto es que cada instante quiero que quede en mi memoria, como un libro grabado sobre la piel.

Heme aquí, cumpliendo una promesa que me hice hace muchos años nuevos anteriores. Por cada uno que pasaba le prometía al que venía que en ése si me aventaba a cruzar el Estrecho de Behring. Sin embargo la suerte, el trabajo y muchas otras cosas que la vida me iba poniendo no me permitían darme el "lujoso capricho" que mucho tiempo atrás me había prometido.
Después de mis años mozos de jugueteo con el Rappel escalando varias montañas de Chile, Buenos Aires, Tlaxcala, México y Orizaba tuve la idea de hacer esto por un deseo infinito de recorrer el mundo de Sur a Norte. Y hoy lo he logrado aunque la condición física haya mermado considerablemente.

Este año nuevo cumplí lo que en muchos años atrás no se me había logrado y el hecho de hacer algo por mí misma sabe diferente, una especie de gloria y ensueño, de gusto y capricho, de deseo y de sueño o quizá de un mero empeño por conseguir una meta que nos forjamos de cualquier especie tal vez para demostrarnos qué tan capaces somos de ser fiel a nuestras promesas.

Tiemblo de nervios, tiemblo de emoción. Si llorara imagino que las lágrimas saldrían en forma de cubitos de hielo pero se detienen en el lagrimal congeladas sin dejarme ver lo hermoso del paisaje. En éste año 2005, a unos días de finalizar el año, en mi sueño profundo del inconsciente he hecho que mi espíritu vague y ande en lugares solitarios, hermosos, mágicos.
Yo desearía que el pie del hombre no llegara a lugares donde todavía se percibe lo insólito y virgen. Que se usara de rincón de paz.
Desde aquí, hoy deseo que el año nuevo que comienza esté rebozante de sueños que ustedes tengan y, que no importa en qué tiempo se lleven a cabo pero que se lleven con perseverancia.

Estando al borde de un cruce que ha hecho historia de viejas civilizaciones hoy, a contracorriente, voy cumpliendoy dejando impresas mis huellas, paso a paso, hago lo que alguna vez imaginé imposible.

Que tengan un felíz y buen año a todos los que cumplen las metas de lo "imposible".

27 diciembre 2005

Con buena vibra

Todos los pensamientos que generamos emplean energía pura, esa que nos cuentan que es tomada del cosmos. Al penetrar a nuestra mente como flechita, nosotros transformamos esa energía haciendo uso de nuestro libre albedrío en energía usada en forma positiva o negativa.
Buena o mala, según les guste la palabrilla.
Así como hemos construido nuestros cielos y nuestros infiernos, esta ley nos demuestra que:No hay victima inocente.O como diria Ganesha: "Todos tenemos lo que merecemos."
Pero debido a la ley de atracción, que también se le puede llamar de afinidad o de multiplicación, igual atrae a igual. Y es por eso que la energía de nuestros pensamientos o actos se convierten en antenas y van a atraer exactamente lo que pensamos o lo que decimos, pero multiplicado*.

En su curso rotativo antes de regresar a nosotros, nuestro pensamiento va a conectarse con otros pensamientos de la misma especie, y así cada átomo de esa energía se me regresa multiplicado.Todo esto es lo que pasa con nuestras antenas.
- Lo que temes, eso es lo que atraes:Temo que me roben... ¡Y te roban!Temo enfermarme en el viaje... ¡Y te enfermas!, no le eches la culpa a la mala suerte.

El poder de la mente es arma de dos filos, puede hacernos felices o puede destruirnos, ¡Tu eliges!Esta ley de afinidad se aplica también a la regla:
- Dime con quien andas y té diré quien eres.
- Eres libre pensador... andas entre los liberales.
- Eres triunfador..... Circulas entre los intrépidos y millonarios.
- Eres fracasado... te mezclas con los pobres y acomplejados.
- Eres masoquista... ves películas que te hagan sufrir.
- Eres víctima... te enganchas con los problemas de todos y tratas de resolverlos.
- Estás descontento con lo que eres, participas en protestas ajenas.


Y ahora que ya sabemos como hemos creado nuestros cielos o nuestros infiernos, imaginen ustedes lo que pasa sabiendo que igual atrae igual:
- Odio a los gorrones... Siempre le toca pagar las cuentas.
La ley de atracción, llamada también de multiplicación, tiene un factor de redención maravilloso: la caridad, el diezmo, la ayuda desinteresada que damos a otros se nos regresa también, ¡pero multiplicada!
Cuando aprendas a dar, igual que amar, las bendiciones de tu vida se multiplicaran con creces. Aprende la ley de abundancia a través del gozo de dar y de saber compartir lo que tienes.Los países más civilizados, los que mas ayuda económica dan a los demás, son los que mas tienen, son los que gozan de la abundancia.
Toda sociedad debe estar educada para compartir. Solo así se evitan los dramas entre excesiva riqueza y flagelante pobreza. Si todos aprendemos a dar, enseñamos a la humanidad a multiplicar para mas recibir. Dar es recibir y esa es la ley.
En la medida en que tu des, en esa medida y más recibirás. No es este un principio moral sino más psicoterapéutico pues te lleva a la paz interior.

Así que ahora que comas tus doce uvas en el año nuevo una de ellas deberá ser la que te dé energía y buena vibra para continuar con la lucha en los siguientes meses.

¡Felíz año nuevo de buena energía!

*Tomado de la Escuela Tántrica Sivaíta.

26 diciembre 2005

Toma en frío

Es una fría mañana la de hoy, sin tanta desición me he dirigido a la ventana por la curiosidad de ver si hay allá afuera nieve, ver ése espectáculo que siempre me muestan las postales navideñas me da cierta curiosidad por saber si en verdad existe. Al abrir la cortina la ventana está fría, opaca, húmeda. No se puede ver hacia afuera por lo que me decido a hacer una carita feliz con mis dedos. No quiero mojarme mucho. Pero si no puedo ver todo correcto mejor comienzo a hacer figurillas en el cristal.
Mi mano se congela al instante, el frío es tal que en definitiva debí quedarme enterrada en mi cama. Ahogándome entre las pesadas cobijas que me proporcionaron. Una de esas creo que la esconderé en mi equipaje para llevármela a casa. No tienen comparación, sobre todo por lo suave y lo delicioso que calientan.
Una fogata no basta para calentar una gran habitación.
Al limpiar completamente la ventana distingo el espectáculo que ya me aguardaba desde los cinco minutos anteriores a mi despertar. Es sorprendente, es mágico. Sí que cautiva a quien mira el contraste de pinos y nieve, lo blanco inmenso con las formas que quedan ocultas bajo ella. Adivinando que lo que se pisa sólo es algo congelante que está plagado hasta las montañas.
El cielo tiene un azul intenso, sin nubes, muy iluminado. Lastima mis ojos al querer ver directo hacia el paisaje. Digno de una postal himnotiza a más de uno cuando se espera ver todo diferente.
Mi pijama se empieza a enfriar. Andar descalza no es cómodo si se vive enmedio de tanta nieve a pesar de que haya alfombra por doquier.
Voy por mi cámara de fotos... ¿dónde la dejé?... con tantas escenas que no había visto más que por película quiero ser yo ahora la dueña de unas tomas diferentes, escogidas por mí.
Voy a la cama a sacar un cobertor para ponérmelo de capa, aún está calientito... me dirijo a la ventana nuevamente para tomar un trozo de naturaleza.
Los vidrios están llorosos, es mucho el frío contrastando con el calor de la habitación... de pronto, al enfocar al fondo entre las montañas y el bosque, veo a través del objetivo un reno... ¡Dioses!, mejor no pudo haber sido... aunque... bajo la cámara y es fugaz la imagen porque no lo veo por ningún lado.
Nuevamente mi cámara se posiciona y enfoca ahora a dos renos... ¡por Dios! de dónde me salieron... quito de inmediato mis ojos del visor y no aparece nada a mi simple vista. Vuelvo a la cámara... tres renos... ¿no estoy dormida, cierto?...
Hago un juego inmediato de cámara-ojo-cámara y entre más separo mis ojos de la cámara e intento ver natural a través de la ventana más renos aparecen en la mira...
no, no creo que tanta nieve proporcione alucinaciones, aún así estoy dispuesta a tomar todo lo que se aparezca por el lente...
Un reno parece que habla... es el colmo. Me hace señales hacia el cielo. Ahora no dejo de mirar a través de la cámara... no me importa si es alucine. Tiene una nariz graciosa, como esa que cuentan en las historias de Rodolfo. Hago click y sigo mirando... insiste en que mire hacia donde señala. Yo no dejo de echar risitas nerviosas.
Hay algo que comienza a volar sobre mi ventana. Oigo campanas...oigo una risa...
Bajo la cámara y miro hacia el cielo... sigue azul y tranquilo, no hay campanas ni renos... me vuelvo a las tomas y el reno me grita: "¡sigue creyendo!, ¡sigue soñando!"... esto sí que emociona.
Un susto me vuelve en alto mi risas y emoción, es un botones que toca a mi puerta:
- Your breaksfast, madame- tiene el acento típico canadiense y con mucha desidia pido un minuto.
Me asomo a la cámara y todo está normal, la nieve, el bosque, pinos y el frío...
- thank you. Here you are- doy su propina deseando que marche de inmediato.

Hay aroma de café en la habitación, vuelvo de curiosa a la ventana y no hay más nada a través del visor sin embargo otro susto me propina la chimenea cercana a la cama...ruidos, ruidos... ruidos por la pared, luego más abajo... ¿¿qué sucede??... algo sale de la chimenea:
¡Una caja de colores¡
¡Ha caído una caja de colores!. le tomo una foto y veo a un duende que la sostiene, ¡SE DIRIGE A MI!--- OH...
- Ten, es un presente Dra. no te asustes. Departe de todos nosotros para que sigas creyendo en todo. Adiós.

Si se lo cuento a alguien cuando vuelva mi país aseguro que creerán que vi demasiada nieve, pero todo cuanto les he contado les aseguro ha pasado como les dije.
Ha quedado bien guardado entre mi cámara y yo.

23 diciembre 2005

Navidad y Noche Buena

Originaria de México, pero con un valor universal ganado por su belleza y simbolismo, la Flor de Nochebuena se ha convertido en parte indisoluble de la decoración de las festividades decembrinas.
Y ello se puede notar cada año en estas fechas, cuando la decoración navideña trasciende al arbolito, las luces, las esferas y otros detalles, para llegar a esta flor, cuyos hermosos colores rojo y verde remiten a la Navidad y al mensaje de amor que ésta conlleva.
El adorno más popular de esta temporada es originaria de México y su nombre náhuatl es Cuetlaxóchitl, que significa "flor de pétalos resistentes como el cuero". Para los aztecas simbolizaba la sangre de los sacrificios que los indígenas ofrendaban al Sol para renovar sus fuerzas.
Las culturas mesoamericanas, que amaban la naturaleza y en especial las flores, usaban esta planta para decorar y alabar a sus dioses, además de que llegó a ser un símbolo de "nueva vida" para los guerreros muertos en batalla, pues se decía que éstos regresaban a la tierra en forma de colibríes a libar la miel de la flor.
También significaba la pureza de la sangre sacrificada al astro rey para renovar su fuerza creadora, que haría que el universo entero siguiera su marcha y los sacerdotes la contemplaban antes de sus ceremonias.
Para muchas culturas, el color rojo ha sido referencia de la renovación de la vida y del renacimiento del Sol durante el solsticio de invierno.
Durante la época de la Colonia (1521-1821), cuando los frailes evangelizaron a los indios, empezó a ser utilizada para decorar los nacimientos en las iglesias y conventos, dándoles un gran colorido y belleza.
Así, los españoles le dieron el nombre de Flor de Nochebuena, porque normalmente florece en el mes de diciembre, y por eso se usa como símbolo de las fiestas navideñas en el mundo entero.
Otros historiadores afirman que este fruto se empezó a usar en las fiestas navideñas durante el siglo XVII, en Taxco, Guerrero, donde un grupo franciscanos las recolectó en campos donde crecía en forma silvestre para enmarcar una procesión conmemorativa de la Natividad, llamada Fiesta del Santo Pesebre, con lo que iniciaron una tradición en la localidad.
Desde el siglo XIX, la Flor de Nochebuena formó parte del ornato de los templos europeos en las fiestas navideñas y se sabe que la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, fue adornada con Cuetlaxóchitl la noche del 24 de diciembre de 1899, provocando la admiración de todos los visitantes por su belleza.
El origen del nombre en castellano se ha tratado de explicar a partir de diversas leyendas, una de las cuales cuenta que una niña mexicana de escasos recursos económicos lloraba en Nochebuena camino a la iglesia porque no tenía regalo alguno para dejar en el altar de la Virgen María y del Niño Jesús.
Un ángel se le apareció repentinamente y le dijo que reuniera maleza a lo largo del camino. Cuando la pequeña puso la ofrenda al pie del altar, brotaron de cada rama las bellas flores rojas de la Nochebuena.
Lo real es que dicha flor es acogida por la humanidad cada año en sus hogares y se le ha dado la misión de llevar belleza, amor, sabiduría y armonía a todos los rincones de la Tierra.
Y es que otra leyenda narra que cuando Dios creó la naturaleza en la Tierra pidió a las plantas que tuvieran sus mejores flores para entregar al mundo y que cada una seleccionara las estaciones del año para su nacimiento.
También les demandó que siempre dieran a todo aquel que las tomara en sus manos y en su vida, todo lo mejor de ellas: belleza, amor, armonía y sabiduría.
Cierto día, Dios vio que una planta en especial desde el momento de su nacimiento daba todo lo más sagrado que se encontraba en su esencia, con el fin de ser elegida, pero por más que se esforzaba por ello, nadie se paraba ante ella para admirarla.
Nadie la apreciaba, pues su flor era muy pequeña y sus hojas muy grandes; esto la entristecía. Sin embargo no dejaba de luchar por ser feliz, aun cuando ninguna persona la quería.
La leyenda narra que Dios fue hasta ella y le dijo que era muy hermosa y que realizaba su misión con mucho cariño, que aun cuando su belleza no era valorada luchaba por ser feliz dando amor incondicional y por ello decidió darle su sangre.
Cuando la depositó en sus hojas se transformaron en el rojo más hermoso que existe, y así la convirtió en la flor más bella, que florecería, además, en la época más importante de la Tierra: en la Navidad, para ser la representante del amor y la esencia divina del universo.
Desde aquel momento, la planta pequeña pero de grandes hojas se transformó en la bella Flor de Nochebuena, haciéndola la más representativa del nacimiento del amor y la esperanza en el mundo.
Si bien la clásica Flor de Nochebuena de color rojo intenso es la más estimada, en la actualidad los cultivos modernos producen plantas de diferentes colores. Las hay rosa, crema, amarillo, salmón y jaspeadas, que permiten dar un toque diferente a la decoración navideña.

La Nochebuena también tiene otros nombres como Flor de Pascua, Estrella de Navidad, Santa Catalina, Flor de Fuego y en Guatemala la conocen como Guacamayo.

La Flor de Nochebuena es indudablemente un ingrediente fundamental en las fiestas de fin de año, cuando adornan calles y avenidas, recintos culturales, políticos, oficiales, religiosos y de otro tipo. Están por todas partes, en la intimidad del hogar e incluso como ornamento del pavo, el jamón, la pierna o la ensalada que se sirve en la celebración de la Navidad.

AMIGOS BLOGGEROS, LES DESEO
¡FELIZ NAVIDAD Y UNA LINDA NOCHE BUENA!

22 diciembre 2005

Chimenea de Navidad

En cada Navidad siempre tengo el gusto de brindar, antes de tener compañía, yo sólo.
Estar en casa, prender la fogata y tener los preparativos listos para recibir a las visitas. Un gran degustador de vinos, me han dicho, más sobre todo de las mujeres.
Música no puede faltar.
Me siento en mi gran sillón y pienso en algunos detalles.
Una chica, por ejemplo.
Son esa clase de seres que en fechas como ésta siempre dan ganas de tenerla al lado. Se vuelven cariñosas, respiran sensualidad, usan trajes sugestivos que simplemente uno se olvida del frío. Amante del buen gusto siempre me doy la tarea de recorrer por la Quinta Avenida los escaparates de ropa interior... uno, el que me cautive más, es el que escojo para aquella que sé que lo lucirá mejor que ese escuálido maniquí.
Por éstas fechas suelo sentirme más receptivo con cualquier mimo que me haga una dama. Siempre he calificado de diestras a aquellas que con un beso consiguen un mejor regalo navideño.

Hoy, frente al fuego delicioso, estoy dispuesto a dejarme amar, dispuesto a que me recorra en besos de los pies a la cabeza. Tal vez en el amor sea ella quien me deje seducir, que tome mis ropas y al ritmo de un villancico las iré dejando caer hasta demostrar el cuerpo en el que sé que ella navegará deseosa.
Pensaré que comienza por mi frente, a alborotar mis cabellos después de que me quite mi gracioso gorro navideño, después me fundiré en su abrazo si sabe que mi cuello es blanco total de mi excitación. No sé qué tan audaz sea para dejarme sentir sus manos en mi pecho y besar las glorias de mi corazón. Bien podría atreverme a decir que es justo lo que deseo pero sorbiendo un trago más al vino sé que haré explosión en no aguantarme más.
Jugará con mi bufanda, dejando entre ver la espalda y sus senos, me invitará a perder la razón, en no ser espectador, en no tocarla. Desearé ser partícipe del acto y fundirme en su abrazo al penetrarle por entero, besarle su piel, sentirla suave, gozar su intenso vientre ante lo que allá afuera sólo es pura nieve. Me perderé en su perfume natural deseando complacer cada gemido que salga de ella.
Eso puedo tomarlo como el mejor regalo de la temporada.
Y cabalgará, y jugará y sus muslos serán mi guía para lo que ella haga de mi y yo de ella...

Se ha llegado Navidad y podemos hacer que el tiempo vuele o quede cristalizado con recuerdos de amantes viejas, pero jamás quedará en el pasado el ansia de seguir amando, de seguirnos entregando y de seguir deseando el cuerpo de otro ser que nos brinde más que un sincero abrazo de Nochebuena.

Tocan al timbre... dejo mi copa en la mesita que da a la chimenea, el calor inunda la habitación, bajo el volumen de la música y voy hacia el recibidor.

La celebración ha comenzado.
¡Feliz Navidad.!

21 diciembre 2005

Posadas y Piñatas

Me gustaba mucho ésa chica cada vez que sonreía, tenía una manera muy especial de mostrar su inocencia. Era linda, si, aunque cuando se proponía ser perversa no lograba esquivar alguna maldad suya. Los chicos del barrio me envidiaban en algunos comentarios cuando al tratar de hacerse graciosos con ella siempre los aplastaba con mi imperante nombre. Eramos muy unidos, eramos dos chicos veinteañeros que nos encantaba ir en algunos momentos contracorriente. Divertido en ocasiones aunque de cierto le causaban líos posteriores en casa de sus papás.

La conocí en un invierno como éste, en las posadas de la cuadra. Llegó con sus primas sin conocer a nadie y en seguida nos la presentaron. No llamaba mucho la atención por ir tapada hasta la nariz, pero de cierta forma yo insisto, esa sonrisa jamás la olvidaré, de hecho, fue lo que primero me llegó al alma.
Entre bromas y cantos logramos hacer una bonita amistad y gracias a sus primas el resto de las celebraciones navideñas eran con amigos en común... Y ahí iba toda la bolita de amigos, sus primas, ella y por supuesto yo.

Al pedir una posada los vecinos de la cuadra nos eligieron a nosotros dos para cargar a Los Peregrinos, nos mirábamos, sonreíamos, yo me equivocaba de vez en cuando al cantar, puedo decir que me ponía nervioso su insistencia de mirarme.
Entre el ponche y la piñata ya me daba el lujo de abrazarla -dizque por el frío-, ella sólo sonreía y muy mustia se dejaba.
Platicábamos de todo, y bailábamos también.
Fué una semana de gracioso conquiste, de mucho romanticismo, de cosas de regalitos y cartitas.

A la siguiente Navidad las cosas no eran tan tibias y fuimos a la casa de otra de sus primas. Ahí conoció a mi Hermano, el que andaba de viaje y que siempre platiqué de él. Quizá por lo mucho que le había descrito cuánto le admiraba ella simplemente estableció graciosas miradas, mis celos no corrieron como debían, era mi hermano, ella era mi Novia.
En esa celebración cargaron los Peregrinos por petición de ella. Y a partir de ahí la sentí perdida.

Cada Navidad la recuerdo con Cariño, es esposa de mi Hermano y madre de mi único sobrino.
Cada Navidad pienso lo que pudo haber sido entre ella o yo o lo que simplemente quedó como una mera fiesta de festejos.
Lo que si sigue sucediendo es que ahora voy con chicas diferentes a la celebración de las Posadas.

20 diciembre 2005

Fiesta de año nuevo

A veces la vanidad de nosotras las mujeres ¡hace cosas maravillosas!.
Hoy me he levantado alegre, activa, sonriente. Luciré ése vestido rojo que tanto me he prometido para ocasiones especiales y hoy lo estrenaré. A mi edad aún me siguen los jefes de la oficina y uno que otro chico atrevido. Sé muy bien lo que quieren.
La verdad si no vistiera tan conservadora bien pudiera tener más de tres amantes a la semana que no dudaran en invitarme una copa cada vez que uso los escotes más provocativos. Me dicen deliciosa y creo que lo soy, me encanta coquetear con ello, pues sé cuando moverme al ritmo caribeño rozando mis caderas en aquella parte que les enloquece a los hombres...

Hoy no tengo idea de pasar el año nuevo con nadie. En ésta gran ciudad jamás se está sola y mucho menos si porto un atuendo tan llamativo.

Hoy será un poco diferente al año anterior, no brindaré ebria y con el maquillaje deshecho ni corriendo por mis mejillas por el amor aquel que descubrí vano y sin sentido.
Hoy dejaré sentirme parte de la muchedumbre que ya oigo allá abajo, en el salón de fiestas del gran hotel.
Uno de mis perfumes más finos me vestirá completa dejando que mis olores internos les provoquen a muchos las ganas de botar a sus mujeres. (Es endiabladamente rico pensar como pecadora, actuar como tal, sentir como una que puede conquistar el mundo con tan sólo mostrar el liguero). Divertido, ¿porque no?.

El botones me ha llamado, ha dicho que mi mesa está lista para apresurarme a llegar antes que sea imposible pasar por los pasillos.

Es la hora. Una última mirada al espejo me dará esa palmada en el trasero dándome la confianza que éste año nuevo estaré mostrando, a los que no me conozcan, a alguien simplemente arreglada para un festejo. No para un hombre.

Bajo y ya escucho la banda de violines, todos lucen sus mejores galas. Peinados, perfumes, risas disimuladas y claro, esas miradas que desvisten a una con tan sólo pasarla de arriba hacia abajo, deteniéndose en algunos momentos por las partes que saben las uso bien.
Entre todos hay sonrisas, hay cordialidad y mucha alegría, poco a poco desciendo las escaleras mirando hacia donde estará mi lugar y... está muy al frente. No me perderé la variedad que habrá por ningún motivo.
Sé de los codazos de mujeres celosas porque me miran de forma leonesca... es gracioso saber que tienes a tu hombre festejando cuando levanta la copa hacia ti por una “buena ventura�.
Elegante y callada, no lloraré, creo que lo hice demasiado tiempo desperdiciadoel tiempo bueno de lo que se quedó atrás. Hoy gozaré del banquete, del champagne, de los grandes cantores que nos amenizan...
- Señorita, el caballero de la mesa del fondo le invita una copa, de lo mismo que esté ud. Tomando- me dice el mesero, con voz tímida y paciente, le miro con agradecimiento, ni siquiera me inmuto a voltear para ver quién es ahora el que se atreve a pagar uno de los champagnes más caros.
- Gracias, he pedido ya una botella y una copa más se sale de mi medida, dé las gracias al caballero que amablemente me la ha invitado, no estoy interesada.- Un poco sorprendido el chico asiente y vuelve hacia atrás, sabe que entonces no daré complacencias a nadie el resto de la noche.

Así, he reído con payasos, he tarareado con violines, he probado un buen manjar y ahora estamos preparados para el brindis de las doce en punto. Los meseros nos colocan uvas verdes en nuestras mesas.

Hay aún muchos que voltean a mirarme incrédulos pensando que yo espero a alguien... ¿será una regla de etiqueta pasar el año nuevo siempre acompañada?, no me importa, todo está pasando exitosamente. De repente, alguien me interrumpe:
- Perdón señorita, ¿es posible me pueda conceder unos minutos charlar con usted antes de la llegada de año nuevo?, he visto a dos que ha rechazado por copas, no he visto que mire a nadie con insistencia de esperar persona alguna, insisto ¿me concede unos minutos de breve charla?- dijo ese elegante caballero que ya pintaba madurez en sus ojos, las canas le daban el toque perfecto de hombre conquistador, nada mal para atreverse a venir hacia mí.
- Bueno, es de pocos darse cuenta que una mujer puede tener privilegios de festejo si decide tener el valor, no por soledad, simplemente por querer otorgarse la fiesta como tal, gozando sin necesidad de complacer la compañía de el otro, ¿no cree usted?
- Es cierto, me ha dado en breves instantes una buena lección que no todos los hombres podemos ver de buena manera, de cierto, tratamos el conquiste al ver a una sola pero no vemos la misma perspectiva que hoy me da el privilegio de compartir porque simplemente no he dado con alguien como usted... que su nombre es...- ¡Ah!, mucha flor, mucha cosa y ahí al final se llega a lo mismo, pensé.
- Dejemos que hoy mi nombre quede de lado, “la dama de rojo� me iría bien, como a ud. “el caballero de la medianoche�. Salud. –Y brindé desenfadada y él quedó extrañado por tal actitud. Brindó pues y optó amablemente por retirarse. Me ha dejado una tarjeta dada la insistencia, misma que guardé en el pequeño bolso.
Finalmente... la hora esperada. Así, alegre, sin que algo pudiera nublar ése pasado atroz que alguna vez con valor y fuerza de la parte más interior logré sacar para evitar un dolor y hasta un suicidio...
- Diez.... nueve....
Levanto mi copa y muchos buscan mi mirada, el amenizador brinda conmigo... me invade la euforia... brindo con él y mirando hacia la nada.
- Ocho... siete...
Atrás tiempo, atrás... como las uvas pensando en lo que viene... tener a mi madre vieja, Deseo, trabajo...
- seis... cinco... cuatro...
Que las carcajadas me invaden por el burbujeo de media botella de esa bebida conquistante... que conserve la alegría... que conserve la salud... tres uvas...
- tres...dos...
A no pensar en lo malo, a seguir viviendo po-si-ti-va-mente. Campanas, silbidos, chispas y luces de colores. Ahora...La última uva: AMOR.
- ¡¡¡uno!!!

¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!

19 diciembre 2005

Navidad a la distancia

Querido amor:

Hoy te he escrito con tanta melancolía ésta carta que no sé si podré terminar de escribirla al menos con un poco de alegría.
Se han llegado las fiestas navideñas y en el trabajo todos lo festejan, amigos y conocidos y uno que otro que sale de lugar, como yo.
Viviendo en éste país, hasta el término de mi contrato, he de comentarte que las cosas cambian cuando las ves desde otra perspectiva. Con otras maneras de pensar y expresarse, bien diría que todo esto es muy diferente a lo que estoy acostumbrada.
No sé si la gran distancia de éste país y el nuestro sea el hecho que me haga recordar cómo somos de fraternales los mexicanos, cómo nos damos un abrazo dejando que pasen a nuestra casa nuestros amigos y sus invitados. Como decía la abuela: echábamos más agua a los frijoles y con ello lista estaba la convivencia de las fiestas.
Dar sonrisas y buenos deseos es lo que nos caracteríza al mirar en cada casa un nacimiento, un árbol, luces afuera de las ventanas. El clásico estallido de cuetes a la distancia y ¿porque no? una fogata, sea en el campo o en la ciudad, que nos reune y hace que contemos las historias y los chistes tan graciosos que no sólo el calor de la fogata hace que nuestros corazones se sientan unidos, sino hasta nos dé por brindar por un nuevo amigo o amiga que acabemos por conocer ése día.

Esos momentos en los que los chiquillos corren emocionados para encender sus velitas son de los más inolvidables que tengo ahora que me encuentro aquí, en el hotel de éste invierno tremendo.
Hace que me recuerde las lucecitas de velas pidiendo posada....

Oooooos piido posaaada...
si, inolvidable letanía que aún me sale sin necesidad del coro celestial.

La mejor parte es esa que tenemos cuando es el convite de toda la tradición: ponche, pambazos, pierna y un rico tequilita...agregado al ponche, claro!.

Dale, dale , dale, no pierdas el tino,
porque si lo pierdes, pierdes el camino,
ya le diste una, ya le diste dos, ya le diste tres y tu tiempo se acabó...

Escuchar cómo le dan de palos a la piñata mientras nosotros los grandes estamos alrededor, cantando y animando, esperando la colación que sale del vientre de esa gran olla adornada con siete picos. Es emocionante. ¿ recuerdas cuando me aventé a recoger dulces caídos de la piñaa y me calleron todos encima?... extraño los gritos...arriba, abajo...está a un ladooooooo!

Hoy,aquí, sólo una cena amenizada con una pequeña banda, en donde todos terminan su suculento platillo y disponen a dormir.
¡Caramba! hubiese deseado a alguien llamarle "compadre" y quizá sin vernos fuera de tono probar un ligero rompopito a salud de nuestros compatriotas.

Pero amor, la realidad es otra, y desde el otro lado del mundo te escribo ésto quizá para no romper esos lazos y la distancia, para frotarme las manos y sacar un poco de calor, de ése que aún conservo por el recuerdo de mi gente, de mi familia, de mis mexicanos.

Brindo con un poco de vino para que todas las familias, alrededor del cariño y fraternidad que comparten ésta noche, tengan el brillo y la esperanza de seguir siempre unidas, luchando por los valores que nos han caracterizado como buenas personas.

Con un abrazo enorme me despido añorando tus abrazos y tus bellos regalos. Espero pronto verte y saber que todo es parte de una chispa navideña que una fría noche de invierno no dejará que me congele.

Te extraño.
Tu amor.

K.

15 diciembre 2005

Los Reyes

Cuando era pequeña la ilusión navideña era que expectante. Mis padres no me recomendaban a Santa Claus porque según su criterio, era uno sólo y no podía repartir regalos a tantos niños por lo cual me recomendaban a los Tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar.
A decir verdad jamás supe identificar quién era quién, simplemente la situación del que llevaba el caballo, el camello y el elefante era fascinante porque me imaginaba a cada uno de ellos cargando mis patines maravilla que nunca, nunca llegaron.

Yo prefería al de caballo siempre, pensaba que era más rápido y que podía recorrer distancias velozmente a comparación del camello, que siempre lo escogía mi hermano. Al negrito siempre lo asociábamos, curiosamente, como el que llegaba hasta el último y por ende lo considerábamos flojo.
Desde que comenzaba la temporada, mamá nos hacía ver el cielo para vislumbrar tres estrellitas horizontales que se ponían del lado sur –creo-, la historia típica de mamá diciendo que desde ahí nos observaban nuestra conducta era algo intimidante ya que no nos podíamos ocultar de las maldades que hiciéramos ante sus ojos.

Yo, por ejemplo, dejaba de comerme las galletas de mi Hermano desde inicios de noviembre hasta el día 7 de enero. ¡Era toda una santa en ese período.!

Un día antes de la llegada de los reyes la emoción me aguardaba como todos los de mi edad. Las pesadillas se apoderaban de mí al imaginar que recorría el pasillo y veía un cuerno retorcido o bien una caja de ajedrez (en ése tiempo no podía entender ése juego y lo consideraba aburrido y castigador). Podía llegar a soñar que me reprendían por las galletas comidas durante todo el año y por ende ver cómo me regalaban un bote de leche solamente para que fuera lo único que desayunara, ¡terror!.
Ya de madrugada era mi hermano el que nos despertaba para ir a descubrir los regalos puestos en la chimenea. Vieja trampa que hacía el pillo porque los regalos sencillos me los ponía dentro de mi zapato o alrededor.
Mi mejor regalo fue una bicicleta. El regalo que nunca me gustó: “La comiditas� (muñeca que comía al mover la boquita, mojaba el pañal y obraba, wuac!), el regalo que más anhelé y jamás llegó: Los patines que se convertían en zapato al estilo película de Xanadú. El día que sólo me trajeron dinero dentro del zapato exclamé una grosería tal que es la hora en que siento remordimiento de que mis padres me la hayan escuchado.

Cuando supe la tenebrosa verdad sobre los asombrosos reyes magos fue demasiado tarde para mi ingenuidad. Ya tenía arriba de los 12 años y le jalé los cabellos a una chamaca de la secundaria por haberme dicho semejante desencanto. No lo pude superar debido a que nunca tuve el valor de preguntarlo directamente a mis padres. ¡Dioses! Y yo pidiendo las perlas de la Virgen.

Ahora que soy madre entiendo la ilusión de un pequeño desde otro punto de vista. Lo que pedía Periko era difícil de conseguir, incluso viajando a otras ciudades, él se enteró más rápido sobre los reyes y me preguntó directamente qué animal usaba yo, le dije que siempre era el del Caballo.
Hoy he regalado algunos juguetes que fueron sus reyes, sentí nostalgia y gusto al mismo tiempo, Periko ya juega con muñecas (¡pero de carne y hueso!) y ya los carritos y pelotitas han pasado al cuarto maldito. Espero que esos pocos niños que esperan sus reyes o a Santa al menos sepan que siempre hay alguien que puede sustituirlos –aunque nunca será lo mismo verlos en verdad-.

Mi ilusión de hoy es desear que cada uno de nosotros, queridos bloggeros, regaláramos un solo juguetito a quien más lo anhele y convertirnos así en un Santa, un Melchor, Gaspar o Baltasar, no importando que vayamos en caballo o en elefante para cumplir un pequeño sueño de algún chiquillo,
¿lo compartirían conmigo?.

14 diciembre 2005

Quiénes viven la Navidad

Hay mucho trabajo por hacer. La lista de todo lo que tengo qué ordenar por lugares, países, niños y niñas es bastante larga y debo ordenar a todos mis compañeros a lograr tenerlos a tiempo. Hace mucho frío por aquí pero con tanto movimiento nadie lo siente y menos en una casa tan grandote justo aquí, en el Polo Norte.
No soy enorme, oigo muy bien, asistente personal y jefe de muchos, comando a muchos como yo, me divierto y hago felices a muchos niños.
¿Quién soy?
No en todos lados me ponen. Soy muy redondito en mis formas y los chicos adoran crearme. Hay casas donde me ponen de muchas formas, pero dado lo frío de mi cuerpo muy cariñosamente ponen en mi un detalle distintivo para que no me dé gripe: una corbata. Por lo regular es roja y salta a la vista con todo y mi naríz. Soy el guardian de algunas casas donde cae nieve, soy divertido aunque no tengo piecitos.
¿Quién soy?

Desde hace mucho tiempo, fuí la causa de muchas risas, vivía por los bosques y mis parientes más cercanos se acercaban a mi, me miraban a la cara y estallaban a carcajadas cada vez que me veían comer hierba o cada vez que les volteaba a ver... Todo era gracioso alrededor de ellos pero yo no era tan diferente, simplemente tenía algo de especial que ellos carecían de poseerlo y darle ese grandioso toque de personalidad.
Bueno, creo que era tan distinto que llegó el que hoy es mi amo, ese señor de rojo y blanco, que también se ríe, pero no de mí. Lleva felicidad a todos y yo junto con otros compañeros más nos encargamos de darle paseos cuando nos toca hacer la labor de acompañarle y repartir regalos.
Soy el que va hasta adelante de todos en el trineo.
¿Quién soy?

¡Bah!, quién demonios dijo que éstas cosas de colgajos y campanillas de Navidad significan algo para alguien. Yo las sueno y no provocan nada en mí, al contrario, hacen que uno malgaste todo el dinero en chucherías que poco tiempo se usarán.
Todos cantan y todos bailan cuando se acercan éstas fechas, ¿qué es lo gracioso? que no hacen lo mismo durante todo el año y ahora ¿si?.
Tanta nieve me marea, tantos regalos me dan náusea... Fúchi!, no deseo cosas cursis!
¿Quién soy?

Oh!, pues soy el más vanidoso de todos los de aquí, ¿porqué?, bueno, creo que me he convertido al paso de los años en el estandarte de la Navidad. Todo gira alrededor de mí. Aún cuando me encuentro entre mis demás compañeros, allá, a lo lejos, quietecitos y mudos, siempre andamos bien paraditos, con lo mejor de nosotros para ofrecer en éstas fechas especiales.
Toda la familia se concentra alrededor de mi, me cuidan, me ponen guapo y coqueto, brillo con muchas cosas y por las noches dejo luz a toda la oscuridad que se gobierna en cada casa.
Calladito pero conocedor de cada deseo, de cada secreto que hay en los niños, en los padres, en quien nos visita cada año con todo y magia.
Doy pues una alegría más a los corazones.
¿Quien soy?

Bueno, soy el encargado de hacer que la Navidad sea algo muy especial para cada uno de los seres que habita la tierra, siempre contento, siempre alegre, con mis mejores galas que asomo cada año. Divertido si todos creen aunque ya muchos que demuestran gran edad saben que ya no me aparezco con facilidad en cualquier lado.
Agradezco las galletitas y los vasos de leche que dejan junto al árbol.
¡Feliz Navidad!
¿Quén soy?

Y aunque suena a comercial: Y tú en Navidad ¿quién eres?

13 diciembre 2005

Deseos

¡JO JO JO JO!
Hoy me vine a meter al blog de la Doctora
¡JO JO JO JO!
¡Es la hora de los deseos!, no traje a mis duendes, ni mucho menos mi carruaje, pero si traje todos mis ojos y oídos para escuchar lo que cada uno de ustedes desea para el próximo año.
¡JO JO JO JO¡
Recién he salido de mi hogar para comenzar con peticiones y quiero aprovechar para pasar primero con todos ustedes
¡JO JO JO JO!
No sean incrédulos
Pidan, pidan, abran sus corazones, digan con fé lo que desean para hoy para que pronto pueda meter todos los deseos en un costal.
¡JO JO JO JO!
FELIZ NAVIDAD

12 diciembre 2005

Manolito III

Dos meses habían pasado, Diciembre y las cosas navideñas habían llegado, de formas sencillas el colegio parecía alegre con luces de colores y símbolos fraternales. Manolito intentaba hacer con algodón un muñeco de nieve que pegó en la cabecera de su cama aquella vez que en clase hablaron de La Nieve.
Muy temprano estaba ya bien peinado y arreglado con la Señora Directora del Orfanato. Ella le había citado y no notaba nada de nerviosismo, al contrario, se pudiera decir que Manolito tenía más curiosidad que nervio, quizá le iban a reprender por haber puesto una mosca en la leche de la niña que siempre le saca la lengua.

Al cabo de dos minutos entró una pareja bien arreglada, ella de sonrisa nerviosa y con mucho tiento, buscando de manera inmediata la mirada del niño aquel que estaba sentado sin saber lo que pasaba a ciencia cierta. El de formas muy caballerosas lo primero que hizo fué saludar a la Sra. Directora, con sombrero en mano hizo el cambio para saludar a Manolito, quien daba la mano de manera sorprendida.
- Se saluda con la otra mano Manolo- se excusaba la Directora
- ¡oh , no se disculpe! es normal en un pequeño como él. Yo cuando era chico me costaba mucho recordar con cual se saludaba a la bandera...
- Hola Manolo, mi nombre es Luisa y él se llama Ernesto.
- Buenos días señores- contestaba Manolito, aún sin saber de lo que se trataba en realidad todo aquel centro de ceremonias.
- Bueno Manolo, te estarás preguntando qué es lo que pasa ahora mismo con éstos señores que vinieron de muy lejos para saber de ti. Como te lo había mencionado el mes pasado, debido al buen manejo de tus calificaciones y comportamiento éstos señores desean conocerte un poco más... digamos que están pensando en llevarte a vivir a su casa. Es decir, ellos quieren tener un hijo qué cuidar y como tu sabes nosotros en éste lugar podermos darte cosas posibles aunque no todo lo que ellos pudieran proporcionarte... ¿estás de acuerdo?.

Manolito no sabía qué pensar, de manera inmediata le regresaron las imágenes de cuando vivió a merced de sus antiguos padres, ¿qué sería de sus amigos?, ¡ya no podría estar en las clases de la maestra "flaquita" porque se lo llevarían muy lejos!, todo, todo en su mente le venía por montones de imágenes y de sentimientos encontrados... Los señores Stevenson no le veían en su cara entusiasmo alguno, sólo intercambiaban miradas furtivas, como tratando de saber lo que pensaba el pequeño justo ahí.

Ya en clases casi todos los chicos del salón le comentaban muchas cosas, como si fuese algo bueno el que todos supieran que había sido elegido para partir de ése lugar para siempre. La noticia fue bien aceptada por sus maestros aunque Pablito y Mario le echarían de menos. Hasta que esa noche pudo diluír todo cuanto en el día había sucedido pudo entender que su vida le cambiaría por completo.
El día estaba fijado, los documentos y trámites necesarios se habían estado tramitando a lo largo de esos meses anteriores, ahora era cuestión de llegar al día para la partida y una triste despedida:
La maestra "flaquita" le obsequió un dibujo en donde había un muñeco de nieve hecho de algodón, mejor hecho que el que Manolito había intentado hacer en aquella clase.
- Es para que siempre nos recuerdes. El día que conozcas a un muñeco de nieve de verdad te aseguro que se parecerá a éste que te llevas en el dibujo. Y le abrazó y le besó con gran cariño, tanto que Manolito supo por primera vez lo que era un besito tierno y cariñoso.
- Manolito- Dijo Pablito, quiero que te lleves mi libro de historietas, es para que le cuentes a tus nuevos papás todo lo que platicamos, y para que te acuerdes de mi. Mario no dejaba de llorar, sabía que su buen amigo nunca más lo iba a defender de los niños grandes. Su amistad era incondicional y sabía que no lo volvería a ver nunca más. Lo abrazó de tal forma que lo echó para atrás, no dejaba de decirle que le quería mucho y que esperaba que nunca, nunca se olvidara de sus mejores amigos que tuvo ahí, en el orfanato.

Y Manolito partió...
Lo llevaron a un lugar en donde había aviones de verdad. El emprendería un viaje muy largo al norte de América. Viviría en un lugar donde el idioma y el clima son totalmente diferentes. Nunca atinó a saber lo que era Canadá y para cuando llegó simplemente quedó boquiabierto. Todo estaba completamente de blanco. ¡Blanco!, ¡blanco y más blanco!... sus ojitos no le podían dar credibilidad a lo que estaba sucediendo!!...
Por fin había conocido La Nieve. Pero éso no era todo, había luces, música, árboles enormes con luces de todos colores. Santa Claus parecía haberse duplicado por muchos lugares porque veía uno y luego otro y caminado estaba otro, ¡todos igualitos!.
Su nueva mamá y su papá ya le aguardaban al final del pasillo. Tenían los brazos llenos de regalos.
Y ahí, justo ahí, supo que su vida había cambiado, que su deseo por conocer lo que más ansiaba, aquellos señores se lo habían concedido. Se prometió a sí mismo ser un buen chico y se persignó como en el colegio le habían enseñando. Pidió que todo saliera bien y que por fin pudiera tener amor alrededor suyo.
Corrió a abrazarlos y sonrió cuando el señor lo cargó. Ahí, recargado en la espalda miró a un muñeco de nieve. Hubiese jurado que le cerraba el ojo, hubiese jurado que era el mismo de las historias de Pablito. Sonrió y decidió que su futuro jamás volvería a estar solo y sin amor.

Esa Navidad fué una de las más felices que el chico pasó.

09 diciembre 2005

Manolito II

Le decían “La flaquita� porque de verdad era en extremo delgada. Su enfermedad y lo poco que le ayudaba el cuerpo la habían dejado sin esperanza de una conquista con los caballeros. Su refugio eran las clases, ahí, donde Manolito.
Contraria a “La Colorada� ella era respetada en el salón. Muy querida por todos. Enseñaba español y corregía siempre la mala ortografía.

En las historietas que narraba la maestra “flaquita� a todos los del orfanato siempre le daba un pequeño ingrediente extra. Les hacía cerrar los ojos, cruzar sus brazos sobre el pupitre y ella, recorriendo el salón, hacía ruidos y efectos que le daban realce a la historia. No faltaba quien abriera un ojito descuidado para saber de dónde venían los sonidos, más la maestra era astuta y sabía que hacerlos a sus espaldas era magia para quien no la veía siempre al frente.

Hacer, de los que tenían poca seguridad, en grandes héroes literarios era su gran obra de cada día. Vistiendo a uno de Sancho Panza (el más gordito de casualidad), montando escobas a otros traviesos, imaginando que cruzan el gran desierto en poderosos caballos.

En una ocasión se llevó tremenda llamada de atención de la Directora por intentar llevar a los chicos a la fuente de la salida del colegio; a falta de moneditas, aventar piedritas y pedir deseos. Los niños deseaban grandes deseos así que aventaron grandes piedras.
¡Aquello quedó hecho una cascada de piedra de cantera.!
No importaban los regaños, esos eran los hijos que nunca pudo tener y sobre ellos daba una gotita pequeña de amor a los libros y a su ilusión.

- ¿qué historias contaremos el día de hoy?- preguntaba los viernes a todos los chicos y chicas, desbaratando el orden en gritos y entusiasmos.
- ¡de mostros maestra!-
- ¡no, de hadas!-
- ¡otra vez el del conejo ese que corre mucho, le hace chistoso maestra!
- ¡Mejor del de caperucita!- y justo cuando hubo un huequito de silencio saltó Manolito
- ¡de la nieve!, si de esa cosa blanca que llega cuando es Navidad.
Todos miraron a Manolito, intrigados por saber porqué la nieve le causaba curiosidad.
- De acuerdo- dijo la maestra- hoy hablaremos de la nieve ya que pronto estaremos en Diciembre y comenzaremos a sentir frío... ¡mucho frío!, ¡no se muevan!- salió corriendo del salón, leves risitas temerosas y, en cosa de unos minutos, cuando el salón aún estaba callado y curioso por saber a qué había salido, llegó ella cargando una gran caja...
- vamos, vengan por sus chamarras, tomen una bufanda. En esta caja hay guantes, ¡apresúrense!... Miró a Manolito y le guiñó un ojo, lo invitó a perder su timidez y a prestarse a su juego.

Esa noche Manolito miraba el techo, extasiado, recordando cada cosa que la maestra contó sobre Diciembre, sobre Navidad, sobre La Nieve. Y todo lo que ahí venía incluido sin que él lo supiera, soñó profundamente con Pingüinos, osos polares, ballenas, el polo norte, árboles de navidad repletos de colores por luces que se prenden y apagan en diferentes tiempos. Escuchó cascabeles y por primera vez no quiso despertar al llamado de la escuela...

Continuará.

08 diciembre 2005

Manolito

Era enorme el gesto de sorpresa que el chiquillo tenía, los ojos más grandes que pudo abrir jamás al contemplar semejante espectáculo que solamente por los cuentos infantiles se narra.
Ahí estaba, mudo, entre una expresión de espanto y sorpresa que no sabía cómo manifestarla.

Dos meses atrás Manolito nunca imaginó que su vida en aquel internado dejaría de ser algo oscuro y triste para él. Aunque los primeros días de saber que su adopción estaba otorgada le llenaba el estómago la curiosidad y el nervio de saber quienes eran sus futuros padres que lo tomarían quizá por muchos meses y si él se portaba bien, muchos años. No más regaños de la maestra “Colorada� que, cada vez que gritaba para callarlo de sus travesuras en clase todos la miraban porque su aspecto cambiaba a un rojo vivo.
Los cabellitos detrás de las orejas eran el blanco perfecto para llevárselo a jalones al rincón de los castigos y eso por no acabar pronto la tarea que, desafortunadamente, la tenía que trabajar con el brazo que no le ayudaba en mucho.
Era inquieto desde siempre aunque el poder de disciplina, que era imperante en ése lugar donde nadie defendería a ningún chiquillo de algunos maestros crueles, hacía que Manolito fuese callado, reservado con los adultos y soñador para sí mismo.
En algunas noches se le oyó sollozar, creyendo que alguien del cielo lo podría rescatar. Aún no tenía conciencia para distinguir superhéroes pero siempre sabía que algo, una esperanza, alguien, pudiera darle un abrazo consentido haciéndole sentir que no habría más cosas por sufrir.

Manolito era un niño inteligente que el único defecto que le vio su mamá fue que, al nacer, uno de sus bracitos no le creció por completo, su escasa alimentación no le procuró una altura medianamente normal teniendo ligeras protuberancias en la espalda. Quizá ante la pena, ante lo inesperado y ante lo que jamás sabría enfrentar esa mujer decidió abandonarlo a los pocos días de nacido en un barrio pobre, de esos que abundan en las orillas de grandes ciudades; donde los periódicos de manera desordenada siempre vagabundean y cubren esos rincones imperceptibles que, en las noches de frío son perfectos para luchar con la intemperie.

Una pareja lo adoptaría para pedir limosnas a causa de su gran defecto y al paso de 4 años sabía contar dinero y defenderse tan bien como cualquier otro niño de ese lugar donde, el que es torpe, lo ven como un blanco perfecto de burlas e intimidaciones. Manolito era conocido como “el de la alita rota�.

La vida era agria, dura y de luchadores; bastaba un pan con agua para ser recompensado si conseguía más allá de dos pesos diarios. Su meta la lograba al tener 10 grandes pesos. Aunque solamente le durara el gusto por guardarlo en el bolsillo un solo día, pues al reportar su “trabajo� todo le era arrebatado, sin comisiones ni propinas.
Aprendió a quedarse de vez en vez con un “guardadito� por si su estómago latoso le reclamaba alguna vez que el desayuno no había llegado después del medio día.

Al llegar, agotado, por recorrer calles sin rumbo fijo, su distracción era mirar algunos libros rotos, revistas de medio uso. Siempre en el rincón, siempre limosneando no dinero sino amor. Al morir el supuesto padre, en una riña de borrachos, quedó bajo la tutela de su “mamá�, mujer sin escrúpulos que siempre se encargó de recordarle que no era su hijo, sino un abandonado de la sociedad, un defecto para el resto de los niños, una lástima que ella semi-cuidaría cuando tuviera sus tiempos de descanso en la carrera de prostitución que comenzaba a falta de dinero.
Fue ahí cuando los vecinos decidieron que una sociedad de beneficencia se hiciera cargo del chico. Y vivió dos años rutinarios en ese internado que no tenía más alegría que unos recortes en las paredes de los salones. Largas murallas grises simplemente le advertían que con una sola vez que se fugara perdía el pan y la sal de ése lugar.
Se hizo de dos amiguitos simpáticos que le contaban historias tenebrosas, de fantasmas y chismes oscuros que hacían que todas las noches mirara con sus ojitos alrededor de su cama para enterrarse en lo profundo de su sábana sin querer saber más al apagar las luces. Ahí, Pablito, el más pequeño de todos, le mostró lo que nunca en su vida se imaginó
- Los libros tienen cosas que nos cuentan de lugares lejanos- decía señalando el libro viejo. Mi abuela me contaba cosas de ésto que nunca he sabido leer, pero miren, tiene unas fotos muy lindas.
Y Manolito, Pablito y Mario podían contemplar por mucho tiempo lo que ahí miraban, imaginar que podían tocar la imagen y transportarse hasta donde su vida sería lo mejor para ése momento.
Manolito soñaba: La caía de bolitas blancas, suaves, lindas y divertidas que cuando tocaban la piel se desvanecían en ligeras gotitas de agua: La nieve.

07 diciembre 2005

El puente

Hoy estoy sentada en éste puente, es tan alto que causa mareo cada vez que la gente viene a admirar el gran río desde aquí. Sus constructores debieron haber tenido muchas ideas locas en la cabeza para poder lograr que no tocara el agua con el concreto y además que se pudiera apreciar desde una altura tenebrosa.
Hoy estoy sentada a orillas de éste puente y no es en una posición en la que se pueda admirar a todo transeúnte, yo quizá pensaría que se trata de una manera de tentar al destino... sentada con la mayoría de mi cuerpo de fuera bien podría pensarse que estoy al borde del precipicio, quienes pasan me miran y sé bien la idea que asoma por la mente.

Si tuviera la cabeza llena de grillos e ideas locas podría aventarme, pensar que muchos me llorarán o quizá nadie. Si cayera ¿se darán cuenta?. Tal vez me descubran cuando mi cuerpo flote en los cimientos del puente, quizá pudiera estar en pleno estado de descomposición sin reconocimiento alguno. ¡Ni los peces me probarían!
Nadie querrá estar en mi sepelio. El olor será nauseabundo y me recordarán más por muerta que por viva.

Mis pies juguetean el borde, hago pasitos pequeños y largos, brinco levemente. Siento mi vientre frío cada vez que doy un paso en falso. Mi mente me obliga a guardar compostura pero algunas veces no es bueno seguirle el consejo. Hay que arriesgar, aunque esto de estar en el puente no siempre suene a buena idea, tal vez sea una excusa, un momento de reflexión, un instante a solas...
Estando inquieta podría atreverme a colgarme. Un lazo quizá.
Si juego con la muerte, ella misma me podría empujar, se apresuraría a llevarme para que no me contemple tanto, que si me aviento, que si no me aviento; pudiera ser alguien paciente pero no tanto, no se hará vieja aunque esté esperándome más sentada que yo en éste largo puente.

Si tengo momentos de entusiasmo llego a contarle al puente todo, lo mismo cuando tengo llanto, intento abrazarlo para quedarme impregnada en él, pero siempre está callado, firme, pendiente de lo que sucede en una como en otra orilla.

El puente...
¿Algún día tomaré la decisión ?

06 diciembre 2005

Hospital

Es casi imperceptible la sensación que tengo en la planta de los pies. Acostada me resulta imposible darme cuenta de lo que sucede a mi alrededor; ésta lámpara que casi da en mi cara me molesta demasiado, su luz causa angustia más puedo ver en ella el reflejo de los doctores cuando pasan por éste pasillo. Las figuras se deforman.

Nunca me han gustado éstas batas de enfermo, siempre tengo la sensación de estar al más puro estilo del aire. No se puede guardar una compostura adecuada aunque los doctores ni siquiera se fijan en ello. Algunos han perdido el morbo porque son cosas de todos los días ver cuerpos de todos los estilos pero, de quien cubro mis vergüenzas es de los que transitan por ahí, buscando a su familiar, simples mortales que pecan hasta con los ojos.
- Tiene ud. Un tumor en la vértebra inferior- recordaba escuchando el diagnóstico del doctor. Será necesario operar tan pronto sea posible.
- ¿Cuánto duraría mi recuperación, doctor?
- Todo depende de la respuesta de su cuerpo. Su edad le facilita muchas buenas condiciones aunque debo ser franco, el proceso de la intervención es demasiado doloroso y debo ser muy franco con ud...


Todo eso lo recordaba como una imagen que apenas parecía tener poco tiempo de haber sucedido. Después de mi catarsis: una impresión que no me esperaba, largas tardes de llanto y una gran depresión mientras me imaginaba andando en silla de ruedas si las cosas no salían del todo bien.
No había marcha atrás, la decisión estaba tomada, el riesgo de sobrevivir daba lo mismo tomarlo hoy que mañana. Todo eso me vino a la mente en este pasillo frío e indiferente. El olor a alcohol siempre penetra en el alma de quien pisa un hospital y a mi me taladraba despacio por el miedo a lo desconocido.
- ¿Es ud. La de la operación de columna?- me sorprendió una enfermera.
- Sí señorita, me programaron desde hace dos horas pero mi doctor aún no llega
- Bien, no se preocupe, tomaremos su caso y verá que pronto estará como nueva.

No sabía si responder con ironía o sonreír amablemente. Después de todo parecía ser amable conmigo. La fama de las enfermeras grotescas y rudas temía que encajara con algunas de las que me pudieran atender así que como cordero ante su verdugo bajé la guardia y fui cortes:
- Es mejor que intente meter la aguja en el otro brazo porque en éste le han dado tantos piquetes que ya no encuentran ninguna venita.- respondí.

Y me introdujo ése líquido frío que atravesaba mi cuerpo lentamente, gota a gota.
La droga surtía su efecto y pese a mis dolores yo percibía todo como si fuera una cámara lenta...
A lo lejos venía un doctor, su voz era demasiado grave y no lograba captar mucho de lo que decía. Murmuraba algo a la enfermera, intercambiaban tablillas de diagnóstico y de maneras insinuantes, sólo me miraban de reojo.
El se alejó con una leve palmada en el trasero de ella y mi conciencia no dejaba de sentir una extraña sensación de cuando algo no anda bien.

Ahí me pregunté porqué la droga surtía demasiado efecto cuando todavía no entraba al quirófano... mi corazón comenzó a acelerarse. Mi cuerpo no me estaba respondiendo lo que yo deseaba ordenarle... La enfermera me cambió mi pulsera de identificación sin mirarme como la primera vez. Fue rápido el proceso mientras yo resultaba un testigo callado, a cada intento de hablar la boca se me caía, no articulaba nada coherente... algo pasaba... mis sentidos estaban muriendo despacio...
-Ddooooonnnnndddttttt sssssstttaaa mmmmi ddoccttrr....
- Calma querida, te llevaremos al quirófano en dos minutos, tu doctor no vendrá pero te atenderá alguien muy eficiente.


Ví a la entrada a dos grandes enfermeros que ya sólo cargaron mi desvanecido cuerpo... yo no podía gritar... no es normal hasta donde yo sé tanta observación por mirar mi piel y parte de todo mi cuerpo.
Esto no es normal... y no me puedo mover...
El quirófano está frío. Ni siquiera el suero me lo pusieron.
La enfermera sonriente me pone la mascarilla de oxígeno.
Cubre toda mi cara.... tengo sueño... no sé más de mi.