10 octubre 2006

Belleza ardiente

Casi por las mañanas es cuando muchos aprovechan ir al banco a sus negocios. Eso hice yo. Aproveché la disposición del tiempo y decidí formarme tan pronto fuese posible para que mis depósitos a la renta y cuentas de deber fueran liquidadas y así dejarme de preocupar por los pendientes.

Para mi sorpresa, muchos pensaron como yo. El banco era un tumulto entre llamadas de los escritorios y la fila de personas que ansiaban que pronto terminara su martirio de esperar ser atendidos.
Me tocó en turno estar tranquila, sin embargo un hombre, a dos de mí, ansiaba con los pies, desesperación. Bastó que se formara frente a él una chica hermosa, de cabellos rubios y de ojos preciosos. Realmente era de las chicas que estando en cualquier parte llaman la atención.
Con absoluta sencillez tomó su lugar y abrió un libro. Acto perfecto para quien sabe que va a tomar un poco de tiempo su transacción. Así que ella se perdió en la inmensidad de las letras y la aventura de lo que el protagonista iba pasando. Nunca percibió la mirada lasciva de quien estaba junto a él, jamás se dió cuenta del movimiento de labios que hizo como tampoco supo lo que le habrá susurrado... y como no se dió cuenta éste quedó ignorado.
La gente se incomodó. Pena ajena tal vez daba el verle tan clavado.
Sin embargo la mirada del hombre subía y bajaba del cuerpo de la chica. Cierto era que muchos estaban cautivados por su singular belleza, pero ninguno como él que deseaba ser el único que la poseyera ahí mismo.
Se notaba su excitación... se notaba la protuberancia en su pantalón. Más podría verse por las gotitas ligeras de sudor que el hombre tenía aperladas en su mente. Era imposible sacarlo del encanto de aquella mujer.
La fila de gente tenía diversas reacciones. Unos de burla, otros con ligero movimiento de cabeza desaprobaban tal acción.
Y él hipmnotizado, estaba absorbido por querer desprender su ser y estar acariciando la piel sedosa de aquella mujer.

De pronto la chica detrás mío comenzó a oler algo, casi imperceptible de momento, casi nadie lo notaba. Un humo ligero sorprendía mis ojos -Pensé que era mi vista la que se nublaba-
Parecía olor a quemado...
La gente comenzó a percibir lo mismo.
¿De dónde provenía tal olor?.
La chica suspendió su lectura, había descubierto que algo andaba mal. Y yo también lo descubrí...

Al hombre aquel le salía humo por el cuello... luego por las orejas, hubiera pensado que fumaba desesperado, más recordé que no se permite en los bancos. Un señor señaló la pierna de ése y pronto comenzó a ser el blanco de todos, yo lo tenía frente a mí.
Pronto el humo se convirtió en pequeñas llamas y fue solamente así como el tipo dejó de mirar a aquella mujer que no dejaba, a su vez, de mirarlo sorprendida. ¡Era una combustión interna!
El tipo sonrió -¡pensó que ya la había cautivado!- y fue iluso su pensar al voltear a verme para que yo simplemente le señalaba que se estaba quemando.
Ya el olor y las llamas estaban prendidas.
La gente se separó de la fila, sin embargo nadie tenía explicación alguna frente a lo que todos estábamos presenciando.
El tipo se estaba fundiendo, entre sorpresa, entre risa desesperada, entre grito de dolor simplemente se miraba a sí mismo y miraba a la chica. Se deshacía como un chocolate ante el calor. Muchos exclamaban, otros desorbitaban sus ojos ante semejante espectáculo, alguna que otra cubría su rostro con un pañuelo aunque el olor sólo fuera el de una hoja quemada.
Justo a la mitad del proceso de fundición, cuando de la cintura hacia abajo ya no quedaba nada, el fulano estaba resignado a su ardiente fin, sólo atinó a gritar:
-¡Qué buena estás mamacita!
Y terminó por completo como una mancha gelatinosa que no volvería nunca más a aparecer dejando un simple rastro de ceniza que el mozo del banco pronto atinó a barrer y depositar en la basura.

7 comentarios:

Enigma dijo...

... era ardiente, tanto que se consumio en su deseo jejejeje

Un beso Dra.

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Dr. Sigfrido von Frankenstein dijo...

Estimada Colega:

En la obscuridad de nuestro pequeño laboratorio secreto, su texto del día de hoy nos ha puesto a reir y a sudar. Excelete cuento y muy bien llevado. le envidio su libertad de pensamiento e imaginación.

Reciba cordiales saludos

RAYDIGON dijo...

jajajaja hay mujeres que nos consumen, el deseo es el deseo jajajaja

Lindo dia Doc.

Anónimo dijo...

Este estuvo bueno! jajaja por calenturientos lo que les puede pasar chicos!!!
Cuidense, jajaja....

Kix dijo...

Jajajjaa!! Me encantó!!!

Saludines.

Anónimo dijo...

Jajaja excelente cuento!!

Ahí si consumido por el deseo.

Saludos

The_Saint_Mty dijo...

jajaja..esa es "calentura", no...cualquier cosa!..Saludos Dra.