28 julio 2007

Lick

Comenzò por sorprenderse, mirando, cautelosa... moviendose sigilosa para poder tenerla entre sus garras, porque pensaba no soltarla... la aprehenderìa, la acercarìa para sì, la lamerìa, todo el tiempo que fuese necesario... aunque de momentos se le saliera de ritmo...
La pelotita estaba en su poder.

24 julio 2007

Plastiforme

Hola, soy Rita, sì. Muchos me dicen por mi apodo bien conocido "la tremenda". Porque no andan al mismo nivel de velocidad que yo... o màs bien, lo hacen pero yo los rebazo.
Soy como cualquier chica normal, cercana a los treintas y muy conocedora de las reacciones de la gente.
Aunque me dicen "L
a Tremenda" yo no me pondrìa asì, cambiarìa mi apodo por aquel que siempre me ha identificado màs: La Plastiforme.
Ese me lo puse yo solita.

Y he de decir que no soy la ùnica que se podrìa apodar asì, todos tendrìamos un poco de este sobrenombre.
Veràn:
Soy Rita la que le dan asco todos los que no se bañan o hablan en la mesa de cosas grotescas sin intensiòn. Bueno, en realidad si a alguien le da asco me lo contagia y a mi me da tambièn.
Soy Rita, una chava que cuando està con su novio es romàntica, linda, amable, trata de ser complaciente con su pareja, es buena amante y a veces finge pudor con otras chicas que parecen màs locas que una puta sin cliente.
Me platica de otros chavos y cuando hablo de ellos finjo no saber què es ser un desmadre. Para èl puedo hablar cositas bonitas, pero lo tenebroso de palabreria no me sale en absoluto.
Debo ser una damita.
Soy Rita, la que le encanta salir con compañeras del trabajo a comer fuera, la que siempre en el trabajo a veces es callada, ahì se convierte en la criticona cuando ve que todas comienzan a comerse viva a alguien.
Una de ellas comienza a criticar el error de otra que tuvo un error en su trabajo y sobre de ella vamos todas.
Yo la destrozo...
y ni siquiera me ha hecho nada a mì.
¡Pero caray!
es para seguir la plàtica viboresca y darle un poco de sazòn...
En realidad es parte del show, porque esa chava ni me va ni me viene.
Soy Rita, gustosa de andar con mi mejor amiga en francachela...
Salir de copas y contar cuanta madre y media me ha pasado en la semana... y hablo y despotrico sin ton ni son...
Me empedo hasta morir y canto semi encuerada.
En realidad, mi timidez no sabe si existe en ese momento.

Soy Rita, quien platica en la clase de pintura sobre cultura y artes, sobre lo reciente que acabo de leer en un periòdico. Quiero demostrar cuànto sè -poco o mucho- sobre lo que en realidad solo tengo un rubro muy escaso. Pero me toman en cuenta y hablo de màs.

Es ventaja saber leer las noticias por internet y afirmar ante todos que yo poseo la verdad infinita.
Si, soy Rita, la que sola puede llorar, la que se lamenta de querer ser parte importante de un grupo de amigos, de llamar la atenciòn a màs chicos, la que desea volverse alguien que volteen a ver siempre...

Soy Rita la que solita es buena onda, la que puede sentarse en la sala de espera del dentista y hacer plàtica sencilla con una ancianita.
Soy Rita la que ve un perro y le trata de acariciar la cabecita para que se sienta contento el animalito.
Soy Rita la que limpia la mierdita de los pajaritos de la jaula de su mamà.

Eso es ser Plastiforme y me gusta, yo me adapto a la situaciòn y no la situaciòn a mì.
Creo que por eso le caigo bien a cada grupo por separado.
Si mi novio supiera que peda me acuesto con cualquier guey no me lo creerìa.
¡Actividad plastiforme!
Hoy estarè en un coctel de bienvenida de un señor francès.
Habrà gente con cara de fuchi, habrà gente vestida con mejores perfumes y habrà una Rita que se amoldarà plàsticamente a la situaciòn, sin sentirse ajena, sin ser diferente, mezclando la cola de cascabel entre el brindis y la felicitaciòn con beso de llegada.

¡oh si!
y la tuya...
¿cual es tu actividad plastiforme?

19 julio 2007

Amor para sì

Marina fingìa sus orgasmos bastante bien, tanto que todos los que la poseìan se daban al traste de catalogarse como los mejores cogedores de mujeres.
Pero fantaseaban hasta con ellos mismos. Todo giraba alrededor de ella.
Los miraba, les coqueteaba, al que le tocaba en turno era vìctima de su constante flirteo y asedio sentimental.
Marina era traviesa, jugaba, las manos le brincaban al tacto con la piel de ellos.
A veces por el cabello, a veces entre las piernas, pero siempre tendìa a hacer de la relaciòn un reto intenso de fuga sexual.
Los provocaba de manera intensionada para despuès, fingir su inocencia dejàndolos ahì, parados y excitados con el clàsico dolor de no poder terminar dentro de ella.
Tocar sus pechos era un arte, màs bien llegar a ellos...
Siempre de colegiala, siempre de preguntona.
Llegò a tener a alguno que otro mayor que ella, se preguntaba si con ellos funcionaba el mismo jueguito... Sabìa que podrìa pero en algunos momentos tendrìa que ceder.
Y bailaba de esa forma en que se mueve la cintura de manera sinuosa.
Y se acercaba, lenta, como gatita tierna a punto de dejarse acariciar
Y sonreìa al lograr lo que poco a poco ella querìa: Mirarles cara excitada, con ojos sin vista, con brazos abiertos y bragueta abierta.
Se divertìa tanto que era ya costumbre.
Lo hacìa tan natural como ella misma, en la calle, en el cine o en la misma casa de sus amigos.
Parecìa que no le temìa a nada que fuese a pasarle a ella, o a su cuerpo o a su sexo.
Nadie sabìa de dònde lo habìa aprendido, pero lo hacìa muy bien.
No veìa tele, ni revistas, ni jugaba con chicas traviesas... Sòlo le interesaba enormemente el jugueteo del cuerpo, de deslizar su cuerpo y frotar sus pechos contra los de aquel que la mirara embobado sin saber què hacer.
Se sabìa linda. -Lo era-
Su cuerpo delgado con las formas de una mujer le daban mucho aspecto de juventud, aunque desnuda no se notaba ninguna niña dentro de ella.
Su cintura era el arte que sostenìa las manos de quien la cabalgara, de quien pudiera tenerla excitada durante los momentos de gloria.
Se envidiaba su cuello y el ansia que a muchos les daba por rozarlo con sus labios.
Marina lo sabìa... poseìa un tesoro que podria explotar en el tiempo que se fijara...
La belleza es buena y condescendiente mientras la tengas... se pensaba para sì.
Y logrò mucho por cierto.
Hoy es una señora sin hijos. Camino a la madurez. Centrada pero aùn amante de la excitaciòn, del momento, de lo que pone a uno a latir el corazòn a mil. Marina es bella aùn y lo sabe.
Con todo lo que ha ganado en la vida, vive bien , vive fàcil, vive còmoda, y sonrìe a la que siempre le ha dado dinero y placer: La suerte.
Hoy, simplemente se recostarà en su còmoda cama, llenarà de revistas lo que le sobra, y leerà el mundo que no anhela tener. Porque tal vez ya lo probò.
Oliendo a Chanel se pondrà una pijama de seda y dormirà.
Pensarà en si. Con las manos entre sus piernas, deseàndose bella y rica. Se rozarà los pezones y como lo saben disfrutar otros con ella, ahora se desearà para sì.
Un gusto asì podrìa durar toda la noche.
-Que aproveche, pues la horas.-

17 julio 2007

Sin derecho de rèplica

Pues si, terminè con mi novio...
ya me tenìa cansada...
o màs bien, aburrida.
No tenìa màs plàtica que hacerme siempre y, al final de casa noche, cuando se iba a su casa despuès de que fueramos juntos al cine, no habìa màs de què me riera.

Una despedida y fin del asunto, hasta ahì quedaba todo.
No me llamaba si llegaba bien a casa ni tampoco me importaba mucho saber si despues de despedirnos èl se iba directo a la suya.

Como que la cosa se enfriò y lo peor fue que no me dì cuenta cuando comenzò a pasar eso. Ni escenita de celos ni lloriqueo antes o despuès. Tal vez porque nunca me propuso màs allà de ser su noviecita de manita sudada
¡Què hueva!
Nunca le fuì infiel, aunque sì de pensamiento se me antojaba salir por las noches con quien siempre me ha llamado "su preciosa". Me ponìa en tentaciòn y màs de una vez quise irme para dar el hotelazo pero la hueva de vestirme de nuevo, estando en pijama, podìa màs.
¿Serìa èl infiel conmigo?... no lo sè.

¿Importa ya?
Al principio habìa juegos, risas, emociones. Yo deseaba saber todo de èl y èl de mi. Pero el tiempo te va dando las respuestas y hasta las formas bruscas de que te enteres còmo es al ir al baño y dejar manchada la orilla de la taza.
O mirarle sus barbas ralas y feas cuando no se ha rasurado en dos dìas hacen que no se me antoje siquiera acercarme a besarlo, ugh.
o... escucharlo roncar... y sacar flatulencias de manera inconciente.
No... no... no... no...

SI,
era necesario
terminar con èl...

Màs cuando a uno se le antoja ponerse ropa bonita, coqueta, sexi para despertar emociones de èsas, que sòlo deben verse entre dos.
Nomàs nada... besito de nariz, deditos de travesura, vino y se fue... ¡eso es todo!- imperdonable-.
¿Una razòn màs?...-no-bai-la.

Bodas de amigos, cumpleaños y parrandas solo hay que mirar a los demàs. Ya ni cuento de ir al antro a poder moverte a tu gusto... que hueva. Por eso lo terminè... Desconozco si le pueda caer el veinte en poco tiempo, tal vez me llame en alguna ocasiòn para acompañarle a comprar alguna sàbana de seda para su mamà quisquillosa. Ahora no lo tendrè màs.
Asì que, a salir a divertirme y pensar que habrà otras cosas por ahi con quien pueda comenzar a sentir nuevas emociones.
¿Còmo serà besar a otra mujer?
Por lo pronto èste ya dijo adiòs.
¡Next!

16 julio 2007

Tratados repentinos sobre el amor

Llueve frente a mi ventana y yo toda seca...
¡es una burla frente al que pasa y me mira empapado!
Y una mirada fugaz me ha dado una idea loquilla de pensar en lo siguiente:
Siempre ha existido la polémica situación de desglosar si el amor está¡ integrado a la pasión, de que el amor es uno y la pasión es otro, de que cuando hay pasión surge el amor, o viceversa, que el amor se gasta mucho más que la pasión porque en ella sólo es cuestión de poco "feeling"...
de que uno arriesgue a mojarse y otro quede seco, caminando como en el museo y sólo mirando sin poder tocar...
En fin, podríamos llevarnos planas, libros, tomos y mucha cosa más del tema más infinito que tenemos por los siglos de los siglos presente tanto en nosotros como en las artes, la vida, naturaleza, urbanidad: el amor.
Ouuu lala Lá L´amour... y vemos corazoncitos rosas y rojos -plim,plim-
Y lo relacionamos con flores, ¿una rosa quizá? con paisajes, ¿nubes de algodón?,con seres con cara tierna en parejas encontradas nariz a nariz ¿pingüinos, osos, colibríes?
¿Cuál es la verdadera fragancia del amor? ´
pregunta Silvina Espinosa de los Monteros en su columna Ciudad de Tinta, sabe que es uno de los principales combustibles de la existencia, quizá el más difí­cil de emplear como respuesta frente a la mezquindad, la violencia y los actos salvajes al igual que la visceralidad del género humano. Me ha dado una idea más de ver El amor como contraveneno, ese que se siente cuando ya hay desamor, despecho, desdicha, causada por otro más que mintió en el amor...
ayuda y sana cuando se está enfermo de eso que no se sabe en qué parte del cuerpo está pero que se siente peor que si nos aventáramos de la torre de una iglesia (digo, siquiera romanticismo en el momento de morir ¡a que sonaran las campanas!)
El amor como eternidad, la más breve, esa que pasa frente a ti, te mira y ¡zas!
Quedas prendada o impresionado de la fuerza con que por los ojos entra ese polvito dorado, suspiras y tal vez se convierte en poesí­a o una breve exclamación: "Me enamoré, así, de súbito..."
Y lo plasmas y queda lapidado hasta que la memoria te lo recuerde en el viejo sótano de cosas guardadas.
El amor como laberinto, ese que nos toma por títeres cuando le buscamos insaciablemente bajo cajones, colchones, parques, ventanas y caminos, nos convertimos en sus perseguidores y calladito se arrincona. No quiere que lo encuentres porque se termina el juego y tu ganas, mejor se esconde tras de aquel que lo toma indiferente y cruelmente lo desdeñó...
¡ay ironí­a! ¿A poco no?.
El amor como terremoto, como caos, como terrible cosa que irrumpe de pronto con escándalo y ruido bajo la fuerza natural quedando los sobrevivientes en calidad de damnificados...
¡Dioses! El amor en forma de velo, -sin danza ni caderas- que se torna misterioso como un lápiz de carbón, al simple soplido una mañana cualquiera ¡fuu!
Escapa y vuela y no se le vé más.
No se le vé más como ésta lluvia que no se evapora y que deja fríos los cuerpos...
El amor en cualquiera de sus modalidades -que sólo dije poquitas porque mi neuronita se humedece- es una experiencia que muchos temen porque de ella no salen indemne pero que sí­, será necesario beber o nuestra vida por éste momento serí­a un aborto de sentimientos...
según yo.
¿Según tú?

12 julio 2007

Vuelta a la edad Joven



Tengo sueñito.


Anoche en Querétaro fue el concierto de un grupo que formó parte de mi crecimiento, adolescencia y post-pubertad: Timbiriche.


De cierto sé que nunca fui muy aficionada a los rumores y mitos del grupo pero si vivía constantemente pegada a cada uno de sus Long Players (discos antiguos) que salían a la venta.


La moda de los peinados, de la ropa y de los breves videos era algo que yo también había vivido en los años ochenta.


¡Diego sacó los pantalones bombachos que hicieron historia.!


Anoche lo reviví y tuve por cada canción una oleada de sentimientos tremendos. Pasaron escenarios en la escuela, con amigos, con mis padres y hasta cuando mi primo me contaba de sus atrevidos momentos de conquista con las amigas de su escuela.


Lo mismo comentamos el grupo de amigas que cenamos a la una de la mañana todavía emocionadas por el trance musical.


Es sin duda emocionante aunque si he de comentarles que estábamos rodeados de mucha gente de nuestra edad y un poco mayor. Casi no había adolescentes y los chicos pequeños iban acompañados de sus padres, algunos comentaban que los niños conocían las canciones porque ellos siempre las ponían o recordaban.


Algunas las cantaban los chiquitos, otros sólo miraban cómo los adultos nos transformábamos en algo brincante, cantante y danzante.


Ileana de hecho, tiene un CD de música variada para sus hijos.Les encanta escuchar "El baile del Sapo". Me maravillé.


Fue emocionante pese al pésimo equipo de sonido que tardó en hacer sus pruebas mucho tiempo.


Dos horas de intensa alegría me provocaron la carga de energía vivaz. Sólo dos canciones no me supe, tal vez porque fueron de las primeras en sus discos.


A manera de reseña les puedo decir que toda la piel se puso chinita cuando todo el estadio gritaba en una sola voz México, México, México... y Diego, Mariana, Erick, Alix, Sasha y Benny tuvieron en el escenario luces tricolor. ¡Ay, lloré de emoción!.


Mi favorita: Princesa Tibetana. No-tuvo-abuela. Grité a todo pulmón. ¡Yes!


Lo mejor de la noche: El gran popurrí de música sorpresa. Wuoooo, con todo y coreografía.


Indudablemente lo que vale la pena de un concierto es que canten las canciones justo como tu te las sabes, como las has escuchado, como las has guardado en tu corazón y ésto, a diferencia de su concierto anterior, me ha gustado mucho más.


Si tienen la oportunidad de recordar aquellos años, les invito a que asistan a algo parecido a ésto, será sin duda una máquina del tiempo que te traerá lo mejor y lo más sentimental que tu corazoncito guardó por algún momento.


09 julio 2007

Persovanalidad I

Un re-post:

No tengo miedo, lo saben; soy muy clara.

Asì­ como me ves, sentada aquì­ es lo màs autèntica que me puedes ver.

Si miento te daràs cuenta al momento...lo demàs es tu jodido problema...

Mì­rame vestida de Jeans y una playera, asì estaba vestida cuando pasò.

Amo los colores oscuros, no tienes porque cambiarte si se te mancha de làpiz labial; peinada sin brotes de galanterìa creo que puedo lucir bien y fresca si me lo propongo. Curiosamente nadie ha notado que puedo levantarme de la cama, una metida de dedos al cabello y tengo todo listo y bajo control. De cierto modo ayuda tener rizos algunas veces. Odio las formalidades, no creo que me lleven a algùn lado importante cuando solicite alguna ayuda .

Fastidia tanto protocolo y quien tiene corbata te mira con cara de Dios creyendo que simplemente eres un mortal que no merece una mirada siquiera. Aunque saben que morirì­an por verme toda al descubierto.

¿Tu no?

De ninguna manera pienso dejar de fumar, eso es algo que desde siempre, aùn de niña me fastidiaba escuchar de mi padre, aunque èl hiciera lo mismo,

¡què màs daba!.

El dejaba las colillas sin acabarse cuando yo tenì­a seis años y por curiosa alguna vez me quemè el labio, pero supe inmediatamente que era placentero absorberlo y dejar salir el humo, ese sentir de mentas y tabacos me daba cierto aire de persona importante cuando me miraba al espejo en tacones gigantescos y zorros de mi madrastra regañona.

Todos podrì­an creer que fingì­a conocer muchos lugares cuando mis amigos me preguntaban còmo era fumar..., vaya vanidad la mì­a al pretender enseñarles el modo de agarrar un cigarro, el glamour de fumarlo y el sentir còmo formabas parte de un cìrculo de amigos "selectos".

¡Yo què iba a saber que es posible que mueras de càncer al hacerlo!, que te provoque efisema pulmonar que muchos por debiluchos fuera lo ùnico que tuvieran al amanecer despuès de una tremenda fiesta de alcohol embravecido...

¡eso es cosa de ellos!

¿De los amigos?, tal vez he corrido con la suerte de que ellos sean quienes me busquen, ¿sabes? Tenemos muchos lazos entre nosotros, me sacan en muchos casos de broncas mal venidas. Quizà¡ me ayuden en èsta...

...¡Pero yo què culpa si al final las mujeres sean celosas de sus novios engañadores!...,

Bueno, dicen que somos celosas si sabemos que nuestro hombre siempre termina en la cama con quien conocemos cercanamente. ¡Puercas sutiles! Despuès de todo deberìan saber con quien meterse si saben que no es lo correcto...

A mì­ me lo han pedido y mira que he estado tentada... pero les gana la carne y eso no es garantì­a de que salieran a burlarse de mì.

Puedo soportar que me lo digan de chisme, pero verlo es muy diferente, asì­ que por eso terminè con eso, por eso quise demostrar que no me deben ver la cara. No me da pena decir que disfrutè ver còmo le salì­a toda la sangre, asì­ me aseguro que la maldita no recibirìa ayuda de nadie, ni siquiera del imbècil que se la echò.

El despuès tendr¡a su paga... Si quieres detalles sòlo te puedo decir que asì­ los agarrè solamente, bien entretenidos, jugando a lo que èñl juega conmigo cuando està caliente..

con los ruidos que se provocaban me ayudaron a pasar desapercibida, coger el cuchillo y enterràrselo donde se pudiera... ¡què là¡stima que El no se atravesò! ¡que sòlo le tocò una puñalada en la pierna!...

Los cigarrillos que estàn a un lado, tirados, si, son mì­os. Esperè a que se apagaran al ritmo de la vida de ella...

No tengo màs... cuando tu llegaste ni siquiera intentè moverme... el resto ya lo sabes...

06 julio 2007

La lluvia


Tenía frío la niña…
...
Le temblaba su carita, así de sucia, que, aunque lloviera, sus lágrimas derramaban mugre y mocos.

Sólo se abrazaba a sí misma tratando de calmar la inclemencia del tiempo desgraciado.

Tenía frío la niña…

Ni su ropa harapienta le calmaba el temblor, y los autos, sobre los charcos, dibujaban más drástico el paisaje.

Salpicada, casi descalza, ironizada en el tiempo como la muñeca fea que ya nadie quiere.
Tenía frío la niña…

Me preguntaba dónde diablos su madre podría estar.

Pidiendo limosna o regalando su cuerpo en algún oscuro rincón.
A como veía la vida de ésta infame, estaba abandonada, apenada sin querer pedir monedas por temor al regaño de un desconocido.

De lejos la miraba a mi paso lento, la lluvia también mojaba mi tez.
Me atravesaban mil ideas, imágenes, desastres que te inundan la conciencia por dentro y por fuera.
Me acerco ligeramente y le pregunto sobre su madre, porqué yace desamparada, porqué no busca algún refugio.

Ella me mira… enmudece, le sonrío para calmar la frialdad del ambiente.
Me dice que su madre ha muerto antier, y que su tía se llevó a su hermanito pequeño. Pero que a ella le dijeron que ya no viviría en la casa de sus tíos, porque siempre daba mucha guerra.

Dice que se salió y que caminó mucho. Que durmió en la central y en un descuido logró meterse en el compartimiento de las maletas.
Ella vivía en San Juan del Río, Querétaro.
Yo la encontré en pleno centro de la Ciudad.
Me agarró el corazón. Me detuvo su inocencia.


¿Ya habrá comido algo?, y dudé de que se procurara pronto.
La llevé a mi casa, le dije que podría ayudarla a pasar una noche en cobijo y tranquilidad.
No pensaría en los perjuicios de adulto que me inundaban del otro lado de mi conciencia.
Y me tendió su manita. Y con la otra jalaba sus greñitas humedas de sus ojos.
Sonrió y me preguntó si a donde me llevaba no era con el señor del costal.
-No, le dije, te llevo a mi casa, por un ratito, para que comas y duermas.
Ya después buscaremos a tus tíos.
Ya no tenía más frío la niña...


La figura de la calle triste se alejaba conmigo. Bajo la inclemente lluvia.
Yo con la vista fija al suelo y ella con la cabecita mirándome hacia arriba, como si viera que Dios le aguardaba una esperanza.
Nos perdimos a la distancia.

04 julio 2007

El piano

¿De dónde recogería ella todo ese cúmulo de historia?
No lo sé, pero esa anciana generaba un honorable respeto por lo que había en cada uno de sus rincones.
Desde que entrabas a su casa podías percibir los olores de su edad.
Roble viejo, cortinas de antaño que, sin duda, presenciaron los momentos más culminantes de su gloria en el gran salón de baile. Amores tal vez que se conocieron, que se enojaron, que se distanciaron y que se enamoraron nuevamente al sonido de un alegre vals.
Espejos de aquellos de forma inclinada, para verte de una forma adecuada de la cabeza a los pies. Siempre me provocaba mareo.
Copas de cristal, bellamente arregladas, como si en un instante pudiera volver el tiempo atrás y de inmediato las visitas serían atendidas.
¡Cuánta colección de vidrio! Tintineante, rebozante, gustoso de que mis labios rozaran el dorado de su orilla.
Vino viejo, de antaño, de esos que con el tiempo saben a madurez, a paso cuidadoso de elaboración, a historia.
Mis manos pasan sobre todo, como si desearan mis dedos absorber el cuento que ha tenido cada uno de esos elementos.
Mis dedos se llenan de polvo. No es sucio, te cuenta lo que ha vivido aquella gran mujer.
Ni qué decir de la vieja alfombra, de esa que la cargaban entre varios para colocarla en los pasillos. Roja, como un salón de trofeos. Luída por el tiempo daba aún la apariencia de ser útil. De soportar los pasos de las cuántas personas que habrán estado sobre ella. Cuántos roces de vestidos largos serían motivo de un recuerdo de bella dama, de perfume de estrellas brillando en el paso del imperdonable tiempo.
Jamás cargaba polvo porque todos los días era imperdonable tenerla olvidada .
Cuanto hace que ella vive ahí y cuánto hace que aún todo luzca igual.
Libros, adornos y el semblante de su imagen al fondo del enorme salón de arañas colgantes: Un piano. Si.
Esos que en las películas asoman orgullosos la cola larga expectante de ser escuchada en sus retruenos de notas.
Su negrura daba la serenidad propia del salón, contraste del dorado y del rojo.
Ella caminaba hacia él y yo, detrás de ella.
Queriendo guardar en mi mente cada momento que pisaba de historia.
-Aquí es, mira- Me dijo su voz tambaleante- aquí es donde siempre tocaba por las tardes, ya lo verás. Faltan diez minutos.
Mi incredulidad se asomaba tras la mirada gentil que me provocaban sus palabras, pero la educación me gobernaba y debía portarme tan dama como ella.
-Allá verás el reflejo- Y señalaba con su mal de Parkinson la cómoda con espejo rodeado de Talavera.
Un cucú antiguo me indicaba la hora.
Y ella se tocaba el pecho con ambas manos y parecía excitada y en espera de que yo lo confirmara.
De pronto las campanas… Allá, a la distancia. Ya daba una… ya daba dos…
Y ella comenzaba a recargar su cuerpo sobre el piano y a mirar solemne desde la entrada hacia mí.
-¿Qué miraba?- Le pregunté… Shhh y me calló.
Su dedo me indicó por dónde seguir su vista.
Las campanadas cesaron al quedar en seis.
El cucú salió dando el ritmo de las seis…
Las cortinas se abrieron, El piano se movió… Incrédula miré todo alrededor y ella yacía sentada… sonriendo… hablando con los ojos cerrados.
-Qué bueno que ya llegaste mi vida. Te estábamos esperando. Hoy tienes visita y desea escuchar cómo tocas el piano.
- Es parte de su estado senil, pensé, pero ya el nervio me tenía presa.
Hacía frío y miraba el salón con aire diferente. Como si las luces fueran más brillantes, como si el ambiente rejuveneciera, como si el piano hablara…
¡Y habló!
Tocó notas y yo lo miré. No era la anciana… No eran aparatos, no había nada.
Ella solo miraba hacia adentro de si, disfrutando del alegre concierto.
Yo no concebía lo que miraba y mi espanto fue mayor cuando el salón se movía acorde a las claves melodiosas.
No pude más, el corazón se me salía….
Corrí hacia la puerta y no miré más.
Olvidé el olor a viejo, caminé por donde brillaba la juventud.
Y si no hubiera salido de ahí, sería presa de su tiempo como ella quedó en aquel gran salón.

02 julio 2007

Olvido

En una tarde de domingo, la gran ciudad parecía descansar de la locura del viernes y del sábado, con calles sucias, tiendas cerradas, ebrios durmiendo en el pavimento. Yo andaba en entre escombros. Mirando las bardas al caminar, pienso en lo que pensaron aquellos que dejaron las paredes llenas de grafitis.

Esto es la gran ciudad, con olores a orin y a alcantarilla, con callejones grises y silenciosos.

Miro a una señora.

Lenta va por la banqueta.

Camina con bolsa de mano, con monedero a su costado, lo agarra bien, teme se lo quiten.

Va por pan donde hay gente desmañanada.

Lo escoge, lo mira, desearía comprar más en el antojo de saborearlo en el almuerzo.

Pero piensa que no es justo, porque el pan se lo quita de la boca para dárselo a su hijo.

El único que tuvo con un gran amor de adolescente.

Un amor que casi le vuelve loca por quererlo conservar a fuerza.

Un chantaje de embarazo, un aviso temprano que él le daría de abandonarla en busca de otros horizontes...

Y ella quedaba desconsolada, sin querer saber lo que estaba creciendo en su vientre.

Deseaba morir y con ella todo lo que existiera.

Pastillas, ácidos y venenos que simplemente afectarían su cuerpo y los ojos de su hijo.

Hoy lo cuida.

Hoy vive con remordimiento.

Hoy se debe a su hijo.

Será su lazarillo por el tiempo que ella le viva y mientras aprende a vivir en penumbras.

Y ella recordará a su amor.

Y ella lo olvidará con el tiempo.

Un amor que deja desgarrado el corazón y los ojos de la vida no merece ser recordado por mucho que un alma haya llorado por él.