16 junio 2008

Noche

Cuando por las noches los grillos cantan, parece que todos van de trajes coloridos.
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¿Será acaso una fiesta nocturna?
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El frac para ellos no debe faltar.
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La orquesta la forman una y otra vez, y es una y otra vez cuando llaman a sentarse junto a ellos. Yo podría sentirme invitada.
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Mirar la luna, el cielo, mirar el ambiente todo enternecido, hace que reposes, que descanses, que te declares limpio de todo cuanto ruido sucedió por la tarde.
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No hay nada mejor que una noche clara, para apreciar mejor las estrellas, para suspirar el viento que va y viene, para limpiar pensamientos que se quedan a la mitad y escuchar los consejos susurrantes que salen de los árboles que hay por aquí.
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Hagamos que la noche haga su trabajo como los grillos hacen su pequeña orquesta. Dejemos que canten o brinquen o busquen para que su ruido cumpla con su fin.
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Noche larga, noche pequeña, atestiguas tu vista con todo lo que te rodea.
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Bailas, juegas, ríes y de repente vuelves a la quietud. Y yo me hayo entre ella sorprendida, invitada, anexada.
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Es un placer compartirte entera cuando la fiesta apenas da marcas de comenzar.
Definamos pues, el color de la noche, con vestidos de fiesta, elegancia y serenidad.
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Al día siguiente no serán los grillos los que sigan la melodía, podrían ser las aves o cualquier mariposilla juguetona que intente seguir el ritmo.

1 comentario:

george dijo...

Querida Dra,
tus bonitas palabras me hacen recordar que pronto estaremos en pleno verano. Desde ahora en adelante, cuando escucharé el concierto en el campo, pensaré en los grillos de Mexico, pensaré que en el mundo lo principal que importa, la naturaleza, no cambia tanto de un continente a otro!!!
lo fundamental es saber escuchar y alegrarse con los detalles de lo que nos rodea.
(Y, jaja, no tener muchos grillos en la cabeza!)

un abrazo