Nunca es bueno manejar juntos negocios y placer, me lo repetÃa mi buen compañero de trabajo a cada momento que salÃamos de fiesta y jarra los viernes. Exhaustos y fastidiados nos convertÃamos en los lobos de la gran ciudad, prestos al conquiste y saber de nuevos sabores en mujeres y aventuras.
Sin problemas de horario, compartimos de las mejores hasta las peores situaciones laborales donde, por cualquier momento eramos camaradas al cubrirnos espalda y frente cuando se trataba de faldas.
Ella llegó a nuestro departamento, de talle delgado y proporciones muy finas se ajustaba a las miradas de cualquiera de nosotros al pasar. TenÃa esa gracia con que las mujeres se saben bellas y seguras. Era hermosa en verdad aunque muy seria en el trato.
Varias veces intentamos hacerla de ambiente invitándola a comer, con la pretensión de ver con cuál de los dos partirÃa más amistad, dejando entre ver el colmillo que nos colgaba para tratar de encajar al más mÃnimo descuido.
Era conocedora de hombres como yo. Con un educado NO bastaba para entender que no éramos lo que ella estaba buscando. Ser soltera la codiciaba aún más y hasta un alto ejecutivo no dejaba de insistir con detalles y cosas cursis, de esas que funcionan cuando ya no hay más por hacer.
Una mañana, por muy curioso que parezca, llegó detrás de mi, al momento en que preparaba mi café. Ni su perfume ni su cadencioso caminar me habÃan sacado de mis pensamientos hasta que me tocó la punta de mi hombro.
- ¡Hola licenciado!, ¿también preparando el café?- de súbito quedé pasmado, ella no era de diálogos absurdos y no paraba con nadie en el pasillo a menos que se tratase de algo estrictamente profesional.
- Si Licenciada, hace un poco de frÃo y se antoja tomar algo caliente, ¿no te parece?, pero déjame ofrecerte un café... deseas que lo prepare con una o dos cucharadas de azúcar... -le dije reaccionando a mi lentitud de atenciones.
- No tomo el café de la oficina, tiene algo que me causa problemas en el estómago, ¿has probado el café que está en ésta misma avenida?, ése sà que es espectacular.
- oh si, es muy especial, el dÃa que gustes podemos ir a probar, ¡cómo no! (jamás me paraba por ahÃ, el lugar era pequeño y solamente acudÃan a el personas que se sentaban en solitario a leer).
- Pues si dispones de tiempo podemos darnos unos 15 minutos y visitarlo... ¿qué dices?- No lo dudé, aunque deseaba ser el foco de atención de todo aquel para enseñar que era conmigo con quien salÃa.
Y asà lo hicimos. Dada la insistencia por saber de ella y que se negara en frecuentes ocasiones a no compartir nada me resultaba extraño que de momento tuviera tanta familiaridad conmigo.
No propinó ningún comentario personal, pero dirigió la plática a un entorno más comprometedor: El sexo.
Tomada de mi brazo no dejaba de acariciarme la espalda y la barbilla, diciendo que para ella esos temas eran en realidad los más excitantes de todos. Me desarmó y a pesar del frÃo ambos estábamos en una modalidad de excitación extraña, como si no hubiese necesidad de hablar tanto para llegar al punto.
Compramos el café y le hice señas de sentarnos, pero ella me jaló y me pidió continuar caminando, justo al lado contrario de la oficina. Yo no dejaba de sorprenderme, mirar a esa mujer de labios carnosos deseosa de algo más me hizo tomarla de su talle y recargarla en el callejón de la cuadra.
AhÃ, donde sólo los pordioseros duermen acurrucados entre periódicos, ella me tomó por el cuello y me besó, de forma ardiente, mordaz, presurosa. Una de sus manos colocó su café en la mÃa y sostuve ambos cafés como si estuviera atado de manos.
A ella la và leonesa, deseosa de un cuerpo que no habÃa tenido en años. El frÃo se estaba olvidando pero la respiración a cada paso sacaba bocanadas de humo caliente...
Abrió desesperada mi abrigo, bajó la bragueta y de inmediato hizo que todo quedara nublado en mÃ, mi sexo pedÃa por más y deseaba ser devorado en un instante, cosa que no demoró en cumplir. No imaginaba la sorpresa de momento, ni dejaba que yo fuera partÃcipe de la acción. Todo corrÃa por cuenta de ella... salvaje, sensual, arrogante y excitante dejé que mi falo fuera de ella hasta el momento de sucumbir.
Fue una experiencia deliciosa.
Ni siquiera solté los dos cafés cuando volvà en mÃ.
Al arreglarme noté su prisa...
- Dame mi café, debo ir a recoger unos documentos a unas cuadras de aquÃ. Te veo en la oficina... y salió del callejón como gato escurridizo dejándome perplejo.
- ¿Dónde te metiste Licenciado?, te he andado buscando por los departamentos, ¿sucede algo?-
- No me lo vas a creer... fuà por un café y ¿sabes quién propuso que tomáramos uno fuera de aqu�... No pude comentar más, me miró de forma tal que no dejó que terminara de hablar.
- Calla... no es posible... - y se llevaba las manos a la cabeza, mirando a su alrededor- No me digas que a tà también te pasó "lo del café" con... ella.
Asentà sorprendido...
- ¡Vaya!, de dos semanas a la fecha no hay momento en el que aproveche salir con alguien de la forma en que lo hizo contigo... yo... yo pasé también... es es-pec-ta-cu-lar pero amigo, no me parece normal.
Ambos callamos, nos dirigimos a nuestros lugares y jamás la volvimos a ver igual. De cierta forma el encanto se habÃa perdido lejos de resultar un juego que podrÃa volver a repetirse. Entre la fiesta que siempre nos dábamos nunca llegamos a compartir parejas y saber que ella habÃa sido partÃcipe de ambos nos dejaba partida la guardia.
DÃa a dÃa la cafetera era concurrida por cualquier cantidad de hombres, de momento se volvió insuficiente.
Mi amigo y yo nos reservamos los comentarios y no volvimos a intentar tomar café por lo menos ahÃ.
Dos meses después la chica desapareció...
"Problemas mentales" se dijo en recursos humanos. La chica enumeró a todos y cada uno de los que fueron frecuentes.
De manera extraña la chica nos olvidó y recordé lo que mi compañero siempre se encargaba de repetir cada vez que llegaba una chica nueva a la oficina.
19 comentarios:
que bonita forma de llevar el texto, pero yo creo que no eran problemas mentales, solamente probaba.
Saludos.-
jajajjaja, Kleine... es muy bueno... lo único que no me gusta es eso de que problemas mentales de la chava... ¿no serán de los hombres?
En fin..
que "facilitos" resultaron los tipos..no?..Saludos!
no cabe duda... si hubiera sido al reves seria el heroe de la oficina no el enfermo mental...
saludos desde tuzolandia
sigo leyendo....
Yo creo que era lactómana.
No era locura, ella era listilla y golosa, como deben ser las chicas.
Linda historia chamaca.
Besos
Le gustaba el café con leche...
pero por separado
Ja,ja, me hizo reir. Qué bien retratas a los personajes. Los tipos de la oficina eran ingenuos. Mira que he conocido chicos y chicas asÃ. Saludos.
MMMMM Buena historia . Pero algo me intriga si tu eres una mujer que te lleva a escribir desde un punto de vista masculino?
Un abrazo
Mmm... estoy de acuerdo con exploraciones, te harÃa la misma pregunta.
Saludos.
Aristóteles.
Pero ninguno de los dos puede negar que nunca van a olvidarla. Con todo y sus problemas mentales.
Muy buena narración.
y por cierto es curioso que alguien llamado exploraciones te prgunte por tu capacidad de explorar.
A uno de mis amigo escritores alguien le hizo la misma pregunta: ¿Que te lleva a escribir cómo mujer?
Si me preguntaran a mà contestarÃa: la escritura y la capacidad de exploración. ¿porqué no me lo han preguntado? todos los escritores escribimos voces femeninas, masculinas, animales, minerales etc, según el personaje que esté hablando.
Mmmm!!! Un relato estupendo!!!
Hay historias de amor en el trabajo; hay historias de trabajo en el amor.
Sabes?? Mi corazón se emociona, al saber que te emocionas con mi regreso. Gracias por seguir conmigo. Espero tener tema para rato, acompañar y alegrar tu vida.
Un beso y un te quiero.
Ciertamente... Raquel.
Saludos.
Bonito cuento erótico, veo que ha producido sentimientos encontrados, ahora solo por que es mujer no puede tener problemas mentales? :-D Todos los tenemos, claro, en menos o mayor grado....
>>Le gustaba el café con leche...
pero por separado
Ja,jaaa.... El comentario guarro me lo han ganado
Aquà hay un dicho "Donde tienes la olla no pogas la p...": no suele provocar buenos dividendos; saludos. S.
Han tocado algo interesante chicos.
Lo del café con leche me ha dado carcajadas a panza abierta jeje.
Buenos!
Exploraciones: en mucho la situación de ponerme en cabeza de otros me resulta divertido, pero no poniendome en papel de mujer.
tengo otras historias, hablan de lo mismo sin que quiera denigrar a la mujer o al hombre. En si, la vida de cada uno que creo en particular tiene imagen propia.
Digamos que el papel donde escribo da la oportunidad de ejercer un desdoblamiento, salirte del cuerpo donde estés y ocupar otro sin el menor prejuicio a cargar.
Te invito a leer Persovanalidad, Mi habitación, otras más donde la postura quizá se pueda mirar extrema, pero no lejos de la realidad.
Soy amorfa cuando escribo y eso le da mucha libertad a lo que uno va leyendo.
Buena pregunta eh!
Me honran sus comentarios y valiosas aportaciones.
Entonces eran el café y el callejón del placer ñ_ñ
¿Naturaleza de escritora?
ó... ¿Quizá el inicio del desprendimiento sexual al plasmamiento textual de creación en tus historias presentadas?
Interesante el texto que escribiste, me recordaste a las historias que estuve escribiendo llamada GICA. Se asemeja en tanto en pensamiento, sin tendencia a lo sexual; pero sà en ponerme en pensamientos femeninos y masculinos.
¡$4luDo$!
Publicar un comentario