Por la noche, escuchando los silencios propios de una naturaleza, siempre evocas un suspiro a la orilla de la laguna, sintiendo la brisa ligera de un beso que posiblemente venga de una lejanía incierta.
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La luna puede reflejarse, casi tímida, casi callada, casi testiga de tu soledad, podrías jurar que siente tu inquietante respiro al momento de pensar, sentir, querer a alguien que no tienes ahi junto.
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No del todo tienes soledad, hay bichos, hay ruidos, hay escenarios minúsculos que conforman todo el espacio donde tú y tu corazón se escuchan mutuamente, preguntandose casi de inmediato si lo que uno piensa lo siente el otro, si el corazón se emociona y la mente lo trata de apaciguar, si un beso pudiera dar en el blanco de descontrolar a los grillitos, a las ranas, al viento...a tu alma misma.
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A la lejanía pudieran apreciarse lucecillas, como si fueran de nacimiento, como si fueran de ensueño, como si fueran pequeñas ilusiones que pensaras como posibles opciones con las cuales convivas y des amor. A la lejanía cada punto brillante puede ser una esperanza de un abrazo, de un pensamiento, de un alhago, de un abrazo estremecedor, de un toque piel a piel.
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Y te cobijas en el toldo de auto y comienzas de nuevo el pensamiento... Y entonces te preguntas de manera directa y a quemarropa:
¿Ese alguien que atraviesa el pensamiento... podría enamorarse de tí?
2 comentarios:
Que bello!!.. ojala pudiera enamorarse y permanecer enamorado por siempre...
Buen dia Dra.
Cabe la posibilidad, como no...
saludos.
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