20 enero 2011

Sentimientos

Mi ansiedad es pensarte,
mi ansiedad es desearte,
creer que aún a la distancia
mi ser quiera alcanzarte.

Mi necesidad es saberte real,
auténtico y sin maldad.

¿Quién me asegura que sólo seas
una mera quimera?

Mi ansiedad es crearte,
abstrerme en tu arte,
y en el resto de lo hace tu mente,
mi ansiedad será poseerte.

Hacerte parte de una fantasía
no será sufiente en mis días,
leer tus labios, tocarte,
hacer que tu voz genere alegrías...

Ven a mi y dejaré de necesitarte,
para ahora no saberme sin ti.
haciendo mi vida tuya sin dejarte
y que traspase mis confines de amarte.

¿Ansiedad o necesidad?

19 enero 2011

Detective

El trabajo estaba por demás especificado.
Buscaría sin dudarlo, preguntando, investigando, surfeando entre los barrios, entre callejones, entre la gente que habla de más para obtener de ahí toda pista necesaria y conformar un esquema.
Tal vez la jornada tomaría unas 72 horas o más, pero el destino me había forjado ya la tarea de dar con El.
Fué difícil al principio.
Sin un rastro y sin un modus qué perseguir tuve que inmiscuirme en las aguas más violentas de la intransigencia, del olvido, de lo que la gente a veces toma por pequeños detalles vitales para una búsqueda como la efectuada.
No dudaba de la veracidad de los hechos, de las dolencias y los accidentes sucedidos.
Todo daría al final un encuadre perfecto en el momento de armar las piezas.
¡¡Un corazón estaba perdido!!
Y era vital encontrarlo sin lugar a dudas.
Había pasado tanto tiempo en el olvido que muchos ni siquiera pensaban ya en El, tal vez de nombre, tal vez por un hecho, por un afecto, un abrazo sentido y olvidado, pero nadie recordaba bien a bien qué rumbo había tomado ni en qué momento fue parte de la muchedumbre en la que se pierden los sentidos y el saber estar consigo mismo.
De vez en cuando la expresión del amor dejaba una luz en el camino que me permitía avanzar tremendamente sin embargo era la completa oscuridad la que no me permitía el avance de la misión.
¿Dónde podría quedar un corazón que ha sido por demás olvidado?
¿En qué lugar se refugian quienes sienten que han sido vejados y lastimados por el instante injusto?
¿Habrá lágrimas como rastro?
¿Cuánto habría huído del camino en el que antes andaba?
Nada de eso lograba contestar el mar de cuestionamientos ejercidos por las huellas perseguidas.
Y cada vez mi angustia, por el tiempo, y cada vez mi frustración y cada vez mis dudas internas por convencerme de que tal vez, tal vez realmente habría desaparecido de la faz terrestre, me hacían que día a día tomara una opción diferente.

Y fue un día, en el que me transformaba el conflicto a renunciar, a denunciar mi fracaso, a dar aviso que simplemente fue imposible rastrear a quien yo creía del todo fácil ubicar como perdido, cuando vislumbré un sentir, un ruidito, así, casi tornado a suspiro, estando en silencio por fin lo noté!
Fuí torpe!
Omití ciertas reglas en la búsqueda que son escenciales: -El silencio con uno mismo-
Eureka!
Y fue un hilo, casi imperceptible, de esperanza, que logró que diera con quien me transformó en un ser incansable y perseguidor de su encuentro.

13 enero 2011

Celda 13

Ella siempre miraba a lo lejos la fortaleza, imponente, fría, escalofriante por gritos desgarrados a fuerza de golpes...
Lo que para muchos significaba castigo para ella sólo era la ilusión de su amor, de su suspiro, de quien amaba hasta el astío del ensueño.
Los soldados se lo llevaron, sin presumir su inocencia y fue injusticia su encierro hasta declararlo inocente cuando el comendador regresara de su largo viaje.
Todos eran culpables, todos a los que habían detenido, pero ella juraba ante Dios y los presentes que apostaba por su inocencia.
Tenía que verlo, temía que por las noches esos gritos de dolencias salieran de la celda donde su Gran Amor habitaba... La número 13.
Y fue que en una fiesta de la villa se puso bonita, se vistió de blanco y caminó coqueta y murmurando hacia la fortaleza temida.
Había regalos para los soldados, un buen vino y mendrugos de pan hecho por ella.
Que su visita coincidía con las del resto del pueblo y sólo atinaba a preguntar por la Celda número 13.
Ya le conocían, muchos se burlaban, otros la miraban callados porque su suerte no surtía a cada intento por visitarle.
Y fué que hizo la fiesta, La chamaca bonita de largos cabellos tuvo conciencia de ser coqueta.
Y platicó con ellos hasta lograr escabullirse...
Los pasillos fríos no le daban señal alguna por dónde se encontraba la celda Número 13.
Extrañada preguntaba a algunos, moribundos, nauseabundos sobre el paradero de su joven amado. Nadie daba razón por las oscuridades hasta que topó de frente al calabozo con la marca XIII.
Su corazón botaba del pecho.
El Cerrojo flojo no resistió las fuerzas de las llaves robadas y fue que al entrar no encontró más allá de una sábana que cubría un cuerpo, Su cuerpo, el amado cuerpo.
¡Fué fusilado ayer junto con otros! -Gritaron del fondo-
¡Mañana nos toca a nosotros! - Úno decia con voz de niño...
¡Vete Niña, que te harán encerrar aquí! - Y los encerrados enloquecían de curiosidad...
 Sólo se escuchaba un llanto callado, quedito, sentido...
Jurando que juntos no estarían jamás tomó la sábana...
El llanto incontenible sólo anunciaba a los presos que su dolor era inmenso...
Silencio
Nada más que silencio interrumpido por botas, enojos y Dos Solados gritando a Pecho por la Señorita...
¡Llora por su amor, imbéciles!
¡Qué le hicieron a ésa mujer!
Y un grito de espanto coincide al abrir la mazmorra entre penumbras...
¡Por Dios!
¡Se colgó!
¡Está Muerta!
... Y en la celda Número 13 desde entonces hubo la leyenda de aquella que murió por decepción, de traición, de tristeza y desesperanza por no salvar a su amado, a su ilusión perdida.
Se dice que hoy, en la mazmorra, deambula de blanco silbando, buscando entre los pasillos hasta que se pierde entre las paredes...
¿Estará buscando a aquel que no supo que su corazón le pertenecía?

* Leyenda americana.

11 enero 2011

En venta

Dame una nueva mirada,
dame un nuevo suspiro,
Que mi interior sienta
que te tengo retenido.

Quiero tu ser en el mío,
quiero tu piel con la mía,
dejando que el resto
gire en torrno a nuestra vida.

Si te imploro compartirte,
si te proclamo convidado,
serás mío por instante
aún cuando no seas comprado.

Dame una nueva mirada,
dame un nuevo suspiro,
Que yo permaneza atorada
entre tu almohada y tu brío