¿Quièn le teme a la palabra Blog? Dientes filosos no tiene, pero sabe defenderse. Vuela como Dragòn y se alimenta como los girasoles, tierno al encanto de soñar. Su sexo es indistinto pero habla con cualquiera. !!Puerta de Cristal, abre tus mirillas!!
31 marzo 2006
Romances
A un lado de mà un chico de primaria venÃa plática y plática con su ausente mamá. Se notaba que ella venÃa más al pendiente de viborear a la chica delgada, alta, rubia, llena de anillos y con chiquifalda que de escuchar al niño.
(yo ni cuénta me di de la chava si no es por su escote tan bárbaro que se atrevió a usar... ohhh!, y de sus ojos color
azul-fingido sin mencionar que seguramente las uñas no eran naturales sino de esas que se ponen largas, largas con florecitas y cosas asÃ... ¿escaneo?).
El caso es que el niño, ya hablando solito, venÃa tratando de recordar algunas cancioncillas o poemitas que le enseñaron en el Kinder. (¿Recuerdan?: "habÃa una vez un barco chiquito.. tú, tú, tú...)
¡Uy!, me remonté de igual manera, me vino la canción de Pim Pon, las de cri-cri... una del libro de segundo año:
"cucú cantaba la rana,
cucú dejajo del agua..."
El juego de palmas que hacÃa en la primaria:
"Marinero que se fue a la mari mari mar,
para ver que podÃa veri, veri, ver...
y lo único que pudo veri, veri y veri
fue el fondo de la mari, mari, mar..."
El niño venÃa recordando sus lecturas de cuando aprendió a Leer y en ese instante traté de recordar cuántas cosas se me quedaron de los libros de Primaria... fueron varias, pero la que, según yo, creÃa más larga y de mayor proeza en aquel tiempo era ésta:
" -¡Soldadito, soldadito!, ¿de la guerra viene usted?
- Si señora, de allá vengo, ¿porqué me lo pregunta usted?
- Por si ha visto a mi marido, en la guerra alguna vez
- Si lo he visto, o no lo he visto... dÃgame las señas de él.
- Mi marido es alto y rubio, vestido de coronel, que en la punta de la espalda lleva un pañuelito inglés, que lo bordé cuando niña, cuando niña en mi niñez.
- Por las señas que me ha dado, su marido muerto es y en su testamento a dicho que me case con usted.
- ¡No!, eso si que no lo hago, eso si que no lo haré. Estas tres hijas que tengo, ¿dónde las colocaré?, una en casa de Doña Ana, otra en Casa de Doña Inés y la más chica que tengo, conmigo la dejaré, para que me lave y me planche y me dé de comer.
- Mire usted la picarona, si se supo defender, siendo yo su amado esposo, engañado he dicho a usted, siendo que soy yo su amado esposo y ella mi amada mujer."
El niño y su mamá se bajaron en una estación antes que yo y, me quedé pensativa sobre cuántas cosas sencillas hemos olvidado hoy en dÃa los adultos de hoy, niños del ayer, de cuántas pequeñas cosas nos entretenÃa y nos causaban gritos, sonrisas y hasta cantos. (Dicho por un cientÃfico: el canto genera células que regeneran la piel contÃnuamente, producen un buen ánimo y gran positivismo. Crea endorfinas y hace que el sistema nervioso se equilibre).
Hoy, en el camino, traté de evocar a ese chiquillo, son su chispa y su alegrÃa, sin pena de que le miraran las personas a su alrededor cantando o declamando lo más sencillo de la vida.
Y tú... ¿Recuerdas algo asà que te anime a romper la rutina?
Aviso Parroquial: El dÃa lunes hay un evento importante sobre los BLOGS y su influencia en México en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. Allá nos vemos!
30 marzo 2006
Supermercado
Es increÃble la capacidad mental que tenemos al guardar en el recuerdo a una persona que estuvo muy dentro de uno y, que al menor movimiento de un cuerpo, sabemos reconocer el caminar, el tocar, hasta el timbre de voz que ha quedado ahÃ, en el rincón donde creÃmos que todo ya estaba guardado.
Un centro comercial es un lugar donde van cientos de personas y que, al menos a mÃ, jamás me da por verlas, paso de largo incluso cuando las amigas me saludan sin que yo voltee. -¡Qué grosera!- me dicen, pero no es excusa, me clavo tanto en mirar la guerra de precios y productos tan variados que simplemente del carrito al estante va la cuenta de lo que llevo.
Pero bastó conque la orilla de mi ojo percibiera ése cuerpo, la espalda. El cabello y la forma del peinado para que me hicieran voltear en céntimas de segundos... darme cuenta que la forma programada de esa figura en mi mente coincidÃa exactamente con la que estaba casi a mi lado.
Por sorpresa me petrifiqué, duró segundos el escaneo, era él, ¡sÃ!, al recobrarme un poco, tomé calladita, como si no quisiera que nadie me viera, el carrito del súper, me hice lentamente hacia atrás y sin dejar de ver las latas de atún me cercioré de estar a una distancia razonable donde no se me pudiera reconocer o tal vez donde me darÃa tiempo de hacer "plan fuga".
Lo miré, suspiré, recordé aquel momento en el que fuà suya por primera vez, cuando enjugó mis lágrimas por mi primera derrota de la vida y en el momento en el que me besó por un adiós.
Cierto, el tiempo nos cambia, le và un poco de más pancita, su altura inigualable ahora hace que las canas le sienten mejor, con presencia, con gran actitud varonil. Miraba algo de verduras, recordé de inmediato que era experto cocinero. El salmón le quedaba perfecto en las noches que tomabamos vino blanco con música de vals y terminábamos abrazados al calor de la fogata de la cabaña de Ontario.
De pronto, la cordura, quizá no venga solo, tal vez esté acompañado...
Más prudente se volvió mi distancia y comencé a buscar alguna cara conocida. Nadie a la redonda, ni en frutas y verduras, ni en carnes rojas.
Y él ni siquiera parecÃa que estuviera mirando por esperar a alguien en la parte de los lácteos.
Mi corazón comenzó nuevamente las palpitaciones de su recuerdo y mi cabeza tenÃa un torbellino de preguntas que deseaba hacer para aclarar algunas cosas que quedaron en el tintero... no me atrevÃa; la lucha entre el sà y el no hacerme la aparecida de repente estaba en pleno... sólo agarraba lata tras lata sin decidirme por ya nada. Dulces en escabeche, sopas instantáneas, pan en conserva...
Pero lo miraba, deseaba una vez más guardar su imagen, fresca, renovada, quizá guardarla como los frascos del aparador.
Deseaba en ese momento que sus ojos se dirigieran a mà como aquella vez en la que me dijo que lo nuestro era imposible de seguir, que lo nuestro habÃa sido lo mejor de su vida, que lo nuestro jamás terminarÃa en un matrimonio fértil y enamorado porque alguien ya se me habÃa adelantado para estar en su vida.
Y recordé las lágrimas y los momentos, y las turbulentas noches que no pudimos estar el uno sin el otro... como también recordé su partida definitiva en mi vida.
Hice un recuento y creo que de momento no puedo evocar a nadie más importante después de él que a él mismo.
De la sección de lácteos cambió a los vinos... tÃpico de él. Sonreà porque và que seguÃa con sus mismas costumbres, mas el rostro me cambió de momento al descubrir que alguien se le aproximaba con gran familiaridad.
Una figura femenina, delgada, fina en el vestir hizo presencia de momento. Con pisada calmada y serena se le acercó para mostrarle una botella. Fuà clavada en el pecho por una flecha que me atravesó. Mi mente voló, recordó... el era un hombre casado. Sin embargo esa mujer no coincidÃa con la imagen que creÃa recordar de aquellos tiempos, más bien lucÃa de mayor edad, canosa con peinado elegante no pude más que atinar a pensar una sola cosa... le busqué el rostro a ésa mujer, traté de recordar algo que me trajera el recuerdo de ella y... finalmente supe que era la mamá de él. Nadie más le dirÃa su nombre en diminutivo como lo hacÃa ella o como me platicaba él.
Y sonreà en la sección de galletas, hasta el olor de bombones parecÃa diferente.
Ahà estaba el amor de mi vida, tratando de ver cuál era el vino de mejor elección... ahà estaba el hombre que le dediqué casi un cuarto de siglo de mi juventud, inocencia y experiencia, vida, lágrimas y amor.
Preferà alejarme, dejar en mi mente ése último cuadro, perfecto para mis excusas del corazón.
Dejé en pendiente la espuma de jabón y las escencias del shampoo y me dirigà con paso muy lento a la caja sin perder de vista aquella última imagen.
- ¿Encontró todo lo que buscaba en nuestro almacén?- preguntó la chica,
- Si señorita, más de lo que yo esperaba...
29 marzo 2006
Amigas
Cuando eramos unas niñas, me gustaba mucho jugar con la muñeca de mi amiga Katy. Ella siempre tenÃa los juguetes de moda y era agradable que llegara por la tarde a mi casa y compartiéramos sus cosas. Jamás fue egoÃsta conmigo, sin embargo, en sus juegos, me protegÃa al grado de que no permitÃa que otras niñas estuvieran con nosotras sin que ella lo permitiera. Me divertÃa cuando en ocasiones me regañaba como una mamá de verdad .
Escondernos en el clóset, para que mis primos no nos descubrieran, era algo gracioso; podÃamos pasarnos muchas horas ahà dentro platicando quedito sin que los demás lo notaran. Aunque sus pláticas fueran siempre acompañadas de sus manos. Me tocaba las piernas, la espalda. Adoraba cepillarme el cabello y darme un suave masaje en el cuello, sus manos eran tan suaves que fácilmente me quedaba dormida en la sala de televisión.
Katy, por su lado, salÃa con sus amigas, pero no fue sino hasta el dÃa de mi graduación de secundaria, que la invité a la cena para que estuviera conmigo. Me miraba de una forma distinta y siempre me decÃa que entre todas las chicas yo era la más alegre y bonita. Uno de mis pretendientes, Marco Antonio, llegó a hacer gran plática con ella, sin embargo de ahà en adelante las cosas cambiarÃan mucho mi manera de ver la vida.
Esa noche, Marco me besó por primera vez, y no fue algo que me emocionara mucho. Todo eso se lo contaba a Katy, quien se interesaba siempre en saber cómo eran mis reacciones. Me decÃa que a veces los hombres eran muy traicioneros, aunque Marco no se veÃa asÃ. Sólo me decÃa que me cuidara de no salir lastimada. CompartÃamos todo, incluso hasta la ropa. Bañarnos juntas era algo tan natural que jamás và con morbo.
Después del dÃa de la graduación, al quedarme en su casa, me enjabonó todo el cuerpo, mis pechos ya estaban totalmente desarrollados lo mismo que los de ella, bastó un roce de forma extraña para que yo comenzara a sentir algo extraño. El estómago me revoloteaba y sentÃa el paso del jabón de forma muy distinta. Mis pezones comenzaron a endurecer y de súbito quise acercarme a ella. Pronto lo notó y me tomó por la cintura preguntándome qué me sucedÃa. El agua nos caÃa fresca y deliciosa bajo aquella abundante regadera. Me miró de forma extraña, le tomé una mano y se la coloqué en uno de mis senos que reventaba por sentir sensaciones y nos besamos. Fue algo que no sentà cuando con Marco. El segundo beso de mi vida logró que mi piel despertara ante mi mejor amiga. Sé que duró mucho el beso y las continuas caricias en la espalda, en mi cintura, en mi cara. Cuando el agua se enfrió nos salimos. Platicamos como si nada y dormimos tan tranquilamente que yo me sorprendà hasta el otro dÃa de lo que habÃa pasado.
Con el tiempo la insistencia de Marco por ser buenos amigos fue buena. En los tiempos libres la pasabamos los tres muy divertidos, planeando el futuro de cada uno de nosotros y viendo pelÃculas de terror. Las favoritas de Katy.
Cuando Katy iba a la cocina Marco buscaba una buena ocasión de besarme, sin embargo, a manera de travesura, lo hacÃa sin que me evocara mayor sentir. Pero los besos de Katy en mi cuerpo, me daban un mar de goces que simplemente llegaron a mostrar lo que era tener un orgasmo sin que ella me penetrara.
Asà pasó la prepa, con juegos divertidos y una que otra desilución de los pretendientes. Marcos, ebrio alguna vez, me confesó que tuvo relaciones con Katy, aunque ella preferÃa que nadie se enterara para que yo no saliera lastimada. Los juegos sexuales con Katy siempre eran mejor que con Marcos...
Todos esos recuerdos me vienen hoy a la mente, frente al espejo, como escenas fotográficas que de momento traen consigo todo un mar de sentimientos.
Hoy, que Katy se casa, no puedo dejar de pensar en esos instantes en que creà estar enamorada de ella.
Sólo espero que con la persona que compartirá su vida le haga sentir todo eso que en mi despertó con gran pasión y emoción.
Sexualmente nunca la olvidaré.
28 marzo 2006
Humanidad empresarial
Abarca en mucho éste tema pero en particular, me refiero a la motivación personalizada del trato de los jefes para con los empleados, sea del nivel que fuesen éstos últimos.
Hoy en dÃa, por el mero hecho de que son superiores se goza de un poder, de un mandato tácito de pedir cualquier cosa que se dictara para que se realizara.
¿Habrá que hacer distinción entre lo que es hacer trabajo de la empresa y realizar las cosas personales de un jefe?- Creo que ellos me responderÃan que no. Que todo va junto y que es obligación hacer lo que ellos dictan porque de lo contrario habrÃa muchas otras personas interesadas en el puesto, “unas más, unas menosâ€�.
Va pues, lo hacemos pero el tema no es ése...
Tal vez estén con el sartén por la manga, de la manera en que lo queramos ver, el trabajo ciertamente es una necesidad que hoy en dÃa tenemos todos para subsistir en el mounstro urbano o provincial; pero ¿hay necesidad de ser prepotente con la situación de ver a uno hacia abajo? ¿A dónde queda el trato profesional y humano?
¿No podrÃa antecederle un “graciasâ€� por el servicio “extraâ€� prestado?.
¿O es mucho pedir?
SÃ, si es mucho pedir.
La gente se está olvidando de lo que significa una palmada en la espalda, por lo menos, para decir que las cosas van bien o tal vez para animar a que vayan de una manera mejor, ya cuando mucho que, lo que se hizo, fue bueno.
Me gustarÃa atribuir que la frialdad es por el carácter que tenga alguna persona de alto mando, que su mente divague en los quehaceres de la economÃa, intereses, mejorÃas y calidades de la empresa y que eso sea más importante que perder su tiempo en niñerÃas como la de acercarse HUMANAMENTE, de persona a persona, a todos los que contribuyen a que su trabajo también sea exitoso.
¿Por qué el jefe trabaja en equipo, o no?
Hay magnates empresariales que tienen cabeza para todo –gracia de su asistente o de él mismo- con mente privilegiada de gobernar y dirigir tanto a personas como dineros, notables, sÃ, por su raciocinio y manera de llegar los negocios.
Ellos sabrán sobre el trato o de verdad hay que ser mano de hierro. Lo desconozco.
Pero los que se ganan mi respeto son aquellos que no necesitan alzar la voz para hacerse oÃr, gritar u ofender aunque sea parte de su estrategia de mando. Que habemos muchos empleados u obreros que tienen que estar con el chicotito tras de nosotros sÃ; más No para todos los trabajadores funciona ello.
Si se está en un nivel privilegiado es posible que se pierda suelo en cuanto a lo que significa el trato aún vigente de Jefe-empleado: Apoyo-Motivación.
¿Algún tiempo invertido en proporcionar calidez humana?
¿Algún instante en el que se acerque tu jefe para decir si todo va bien contigo? ¿Saben nuestros superiores si padecemos enfermedades, problemas económicos o dificultades en el mismo trabajo?
¿Algún acto de altruismo que un alto ejecutivo realice –no para sus clientes- sino para su equipo de trabajo?
Yo lo veo verde, difÃcil, muy escaso.
He ahà lo que en cierto momento, el mundo de la evolución olvida: la fraternidad del apoyo, de la confianza, de generar un equipo donde las ocho o diez horas diarias que vives junto con ellos se conviertan en una familia de trabajo, vaya, hasta de los mismos compañeros de trabajo que saben que no es una competencia del más cabrón o del que le caiga mejor al jefe, sino de cooperación.
Lástima. Se está perdiendo el sentir humano.
¿Los grandes empresarios serán as�
27 marzo 2006
Doña Carmelita
Los vecinos sabÃan qué tan tarde podÃa ser porque la señora Carmelita era de costumbres. De la cama a la cocina, preparando el café matutino, destapaba las quince jaulas de pájaros que tenÃa ahà mismo. Los primeros en despertar eran los periquitos australianos, que al ruido del agua, eran los más escandalosos del lugar.
El radio lo ponÃa siempre en volumen bajo, para que no se sintieran agredidos los que vivÃan alrededor de ella.
Después, los quehaceres del hogar y por último dedicaba, en una mecedora, su tejido y leve música, tiempo para oÃr y estar acompañada de canarios, jilgueros, gorriones y primaveras.
A lo largo de su vida supo entender a las aves, cuando ya era momento de crianza, cuando era tiempo de guardarlos, incluso, algunas veces se atrevió a curarlos de alguna extraña erupción en sus picos y patas a sabiendas que ella podÃa contagiarse también.
Daba alegrÃa esa última casa por el ruido que siempre generaban.
Los tantos crÃos que nacÃan no los vendÃa, los regalaba a quienes de verdad deseaban cuidarlos, y ya en el mercado le conocÃan como la mejor compradora de alpistes, lechugas, moscos, plátanos y semillas.
Una vez, un vendedor de la sierra le ofreció un extraño pájaro. No era colorido, ni tampoco de gran tamaño. Lo único diferente era el pico, que parecÃa pintado de color azul. El señor decÃa que cantaba únicamente en lugares donde se sintiera cómodo y, que si no cantaba la primera vez, jamás lo harÃa en el lugar que estuviera, asà que como no cantó con él, mejor lo vendÃa.
La Doña sabÃa que ya eran en demasÃa las aves que su tiempo compartÃa, pero uno más creÃa que no iba a afectar su vida. HabrÃa un canto diferente si ella descubrÃa que su casa era cómoda para el ave extraña.
Y el señor de la sierra lo vendió.
Llegó a casa, preparó una de tantas jaulas vacÃas, de tamaño regular, colorida, eso sÃ. Agua, comida, vainas y listo. SoltarÃa en el interior de la jaula a ése pájaro de pico azul.
- vamos, no tengas miedo, aquà todos son felices. Te sentirás a gusto entre tanto amiguito. Hay comida y buen descanso para que nadie te moleste si sientes frÃo.
El pájaro salió, al principio un poco espantado, más después brincaba y agitaba sus alas, como queriendo acomodar su plumaje revuelto por la bolsa en donde venÃa metido. Miró a todos lados, escuchó a los demás cantar y se posó en el palito a silbar muy, muy quedito.
Doña Carmelita, que por las tardes tejÃa y le hablaba a tanta jaula, no tuvo otra opción más que acercar mucho la jaula del pájaro. Cantaba, sÃ, pero con un volúmen tremendamente bajo.
Imaginaba que no estaba del todo a gusto, o quizá era timidez...
Los dÃas pasaron y Doña Carmelita cada vez hablaba menos y silbaba más a sus aves. Procuraba que el mandado lo hiciera un pequeño chico que, por unas monedas, traÃa todas las cosas del mercado.
En la casa la algarabÃa de las aves era plena pero Doña Carmelita ya no prendÃa el televisor. Dejó de usar lentes e hizo una cita con el Doctor. Esa comezón en la espalda le estaba matando dÃa a dÃa.
Los dÃas pasaron y el ave de pico azul cantaba gradualmente. Solamente si Carmelita se posaba en su silla a escucharlo él se animaba a silbar. Más ya era imposible para ella poder recargar la espalda en la cama o en la mecedora.
El dÃa que regresó del doctor, tuvo miedo, mucho trabajo le costaba mirar su espalda por el espejo del ropero.
Manchas blancas y redondas...pero sin dolor.
El ave cantaba cada dÃa más fuertecito. Y Doña Carmelita caminaba extraño. Se sacudÃa y salÃan plumas por doquier.
Una mañana simplemente no salió. Estaba ahÃ, parada en la ventana. Mirando hacia afuera. Cantaba como el ave de pico azul. Hablaba y lo único que le salÃa eran silbidos de ave. Su espalda se llenó de plumas y en sus hombros salÃan las alas largas que de una semana hacia atrás no pudo cortarse más.
Ahora ella vivirÃa en su propia jaula. Con amigos que le podrÃan entender.
Desde entonces, esa casa serÃa la libertad pequeña de las aves y la pequeña libertad de Doña Carmelita.
El ave de pico azul tras un buen tiempo, simplemente abrió la puerta y se marchó.
24 marzo 2006
Permanencia Voluntaria
Recordar cómo me colocaron en el gran pedestal es como si tratara de traer a mi mente el momento en el que salà del vientre de una madre...
En ese momento me encontraba reluciente, brillaba, todos me miraban y aplaudÃan al que me habÃa destapado de repente. Asumo que yo le caÃa bien.
Gente va y gente viene y mi pose aristócrata no dejo de perderla en ningún instante, me gusta y la disfruto. Me veo más elegante cuando, en tiempos de desfile y Navidad, adornan lo que en otros dÃas parece gris y sin vida.
De tiempo en tiempo hay fotos y miran a mis pies esa placa que dice mi nombre, cuándo nacà y porqué me colocaron aquÃ.
Quiero imaginar que éste es un buen lugar para que todos me vean, aunque en realidad yo soy el que disfruta mucho reÃr cuando miro pasar a la gente corriendo porque llueve a cántaros, porque se tropiezan y caen mirando a todos lados en instantes para ver quien los vió... y no me miran a mÃ; ver por las noches pasar chicos en juerga y cantar con ellos hasta el amanecer.
Muchos se reirán de mà también cada vez que me cagan las aves. Una señora me lo hizo notar. Alguna vez alguien tomó una foto donde una paloma dejaba su plasta apestosa sobre mi nariz... al poco tiempo un viejo limpió mi cara.
Parado en la misma posición por años hace que todas mis demás extensiones del cuerpo queden firmes y fijas a la columna que me sostiene. Menos mal que en ningún temblor haya cosas que caigan encima... aunque temo el dÃa que yo caiga sobre alguien.
¿Qué si he visto cosa en éste parque? Oh! Muchas, si. Hay parejas que se besan, que pelean, que incluso se golpean en las mejillas. Hay chicas lindas que esperan y esperan a alguien mirando el reloj con cierta ansiedad y, para disimular su prisa me miran, una y otra vez, como si me trataran de preguntar si desde aquà lo miro venir.
Los romances pintorescos, garrafales, celosos, de ilusión y románticos los puedo contar uno a uno. ¡De ello hubiese hecho grandes novelas!
En alguna ocasión alguien, desconocido, cubierto del rostro, estuvo parado largo rato tras mi pedestal. No podÃa adivinar el siniestro destino de alguno que otro transeúnte, no podÃa ni si quiera avisar que se alejaran de mÃ, que no me miraran, pues detrás estaba el verdugo que les asaltarÃa y dejarÃa herido tal vez.... pero mi voz no salÃa. Puedo decir que asà perdà a un viejo amigo... uno anciano que todas las tardes se sentaba ahÃ, justo enfrente , creo que a la larga simulaba ser una estatua igual que yo, porque no se movÃa o simplemente sus ojos seguÃan el trasero de una bella mujer. A ratos era agradable oÃrlo charlar conmigo, aunque él jamás escuchara lo que yo le contestara. Amigable y buen compañero de todas estas palomas, dejaba comida para ellas y un buen saludo a mi persona. “Adiós monigoteâ€� me decÃa al atardecer, incluso aquel nefasto dÃa en que ése verdugo mal nacido, por la vileza de unas cuantas monedas, le quitara la vida al rehusarse, diciendo que era para el maÃz de las palomas... puedo asegurar que si hubo alguien que lo echó de menos fui yo.
Otro dÃa una mujer, con mirada triste y cansada, no dejaba de sollozar, mirando mi placa se decÃa cada vez que pasaba por aquÃ, que ella hubiese deseado tener un hombre como yo en casa, para que siempre le estuviera escuchando. Joven y sin amor, solamente deseaba encontrar a un prÃncipe tieso y mudo como yo.
¡Lo que es la vida!
Yo desearÃa por lo menos mover un dedo para sentir el candor de su piel, una tierna caricia, la amistad brindada por aquella dama o la frescura de la margarita que retoña a mis pies, quizá el saludo con la pata de alguno que otro gorrión que cante a mi lado.
Ver desde las alturas, la vida siempre tiene otra perspectiva diferente a como la ven en la posición que se encuentre.
Pero estoy aquÃ, siendo testigo silencioso de cuanto pasa por mi vida y la vida de los demás, alguna vez caeré, alguna vez dejaré de ser famoso y fotografiado por curiosos que olvidaron mi historia. Y en ese momento dejaré de mirar al mundo como lo miro desde aquÃ.
23 marzo 2006
Viejo Odio
Aunque muchas amigas insistan en que lo olvide, sé que será imposible que realmente me comprometa a hacerlo... de hecho ¡me vale!.
Yo lo querÃa realmente, porque sabÃa tratarme, porque me gustaba la manera en que llegaba a hablarme por teléfono con su voz masculina, hasta porque me abrazaba caminando en el mercado; esas maneras de decirme "muñeca" era muy de él. Aunque al final, se me cayó la creencia de que era dicho sólo para mi... Lo odio.
Es algo que corroe mis interiores. Me destrozó. Sé que hasta lo sueño cuando delicadamente se acercaba en mi cama, como gatito travieso, tomándome por los tobillos, jalándome el cuerpo y logrando que abriera mis piernas para que él se viniera en mÃ.
Le daba el placer que me pedÃa... ¡qué más querÃa el maldito!.
Le daba cuidados y caricias... ¡que se pudra el infelÃz!
Pasar por las calles donde lo miraba, jugando fútbol entre sus amigos, quizá era una ansia loca de hacerlo diario, ahora no encuentro la manera en que nunca más pise ahÃ. Detesto hasta la forma en que sus amigos me miran, como queriendo descubrir en mà que aún lo quiero y muero por verlo, como si trataran de ver lo imbécil y ciega que estuve por él... Ya no, ya no es asÃ.
Mirarlo dormido cuando ya era tarde me daba la sensación de que todo en mi vida iba bien, su serenidad me contagiaba y quedaba mensa de tanto verle... ¿quien iba a imaginar que con la mismas ganas de cuidarle yo lo iba a odiar?
Su olor, su timbre, su ropa, todo, todo es horrible, ya ni siquiera soporto que me digan su nombre... siento mi interior hirviendo, como agua a borbollones, como ácido que me carcome y que me da dolores de vientre.
Ni pensar en caricias, ni pensar en abrazos, ni pensar en el beso que me dejó embebida cuando lo conocà aquella ocasión.
Hoy, sencillamente no deseo compartir mi cuerpo con ése que siempre vivió casado, que vivió enamorado, que nunca dejó a su pinche mujer y que yo nunca me enteré.
Lo vomito...
¡Que se quede con su señora!, ¡que la siga engañando como lo hizo conmigo!... que pasen los años sin que ella sepa que fue a mi a quien conoció primero aunque fuera yo la última en enterarme que era ella la que estaba casada con él. Nunca lo vÃ... ¿cómo iba a saber que era un hombre casado?
Y me pedÃa un futuro, y me ilusionaba con hijos y hasta compraba cosas dizque para vivir juntos.
"Que tarde o temprano tenÃa que enterarme"... que poca vergüenza de decÃrmelo asÃ, de no enfrentarlo, de no decÃrlo...
Me hundo en odios y lo seguiré haciendo... no descansaré en mi tumba de tanto maldecirlo. El acabó con mi vida y mis ilusiones y con eso mi vida se larga a la chingada...
Pero ya buscaré la forma de que pagues con lágrimas lo que yo he vivido desde aquellos 18 años en que me dijeron la verdad.
Ya lo verá el maldito... y lo lamentará.
22 marzo 2006
Salgamos de la rutina
que si el amor...bla, bla, bla y bla.
¡Basta de farsas y cursilerÃas estúpidas!!
No mando Fwwrd de e-mails con todo eso... mejor Yo te deseo con todo mi
corazón:
Relaciones sexuales increÃbles, orgasmos inolvidables, con quien sepas que te puede enseñar algo más.
Que trabajes la mitad y te paguen el triple, o por lo menos puedas disfrutar del internet y gratis.
Mil noches de placer, con gente agradable, sin complicaciones, libres y sin problemas.
Parrandas, fiestas, noches de pláticas y bien entretenidas.
Tener un televisor con sonido espectacular, control remoto y botana al alcance de tu mano.
Si deseo que te saques la loterÃa me encantarÃa decir que yo te ayudé a que eso fuese realidad...
CursilerÃa no es que tengas un buen auto, asà que al menos tén uno de protector de pantalla.
Asà que todo eso lo digo hoy para no mandarlo vÃa correo electrónico y se pase a todo el mundo.
Ahora, si ya tienes muchas de todas las cosas enlistadas... YO QUIERO SER TU AMIGA!
20 marzo 2006
Una promesa a mi misma
Cuando otro actúa de mal manera,
decimos que tiene mal genio;
pero cuando yo lo hago,son los nervios.
Cuando otro se apega a sus métodos,
es obstinado; pero cuando yo lo hago,
es firmeza.
Cuando a otro no le gusta tu amigo,
tiene prejuicios;
pero cuando a ti no te gusta su amigo,
aparentas ser un buen juez de la naturaleza humana.
Cuando otro hace las cosas con calma,
es una tortuga;pero cuando tú lo haces
es porque te gusta pensar bien las cosas.
Cuando otro gasta mucho,
es un despilfarro;pero cuando tú lo haces,
eres generoso.
Cuando otro encuentra defectos en las cosas,
es maniático;pero cuando tú lo haces,
es porque sabes discernir.
Cuando otro tiene buenos modales,
es débil;cuando tú lo haces,
eres cortés.
Cuando el otro rompe algo,es torpe;
cuando tú lo haces,eres enérgico.
Deberé fijarme en la paja del ojo ajeno
y corregir la viga que tiene el mÃo.
Deberé aprender a ver las virtudes de los demás,
y dejaré de juzgar,
de la misma forma que juzgamos
seremos juzgados.
¡Buen Lunes en fin de invierno!
17 marzo 2006
Amor ante todo.
Recordó cuando trabajaba en la panaderÃa, cuando a su hijo lo llevaba para poder vigilarlo todo el tiempo mientras ella hacÃa la limpieza del lugar.
Recordó como le decÃa al chiquillo que si surgÃa algún problema con otros que no se dejara, que les rompiera la cara si intentaban siquiera lastimarlo.
Ella creÃa que era parte del crecimiento normal de un niño.
Tal vez la culpa la tuvo la situación en la que su esposo, ebrio y vividor, siempre llegaba a golpearla por las noches o cuando fuera, que porque no se vistiera asÃ, que porque no platicara con nadie, que porque callara al pinche escuincle que estaba haciendo demasiado desmadre allá afuera.
¡Qué culpa tenÃa el chamaco!.
Al separarse de él, a sabiendas de amenazas y golpes, fue lo mejor, aunque tuviera que sobrevivir en varios trabajos, haciendo trabajar también al que venÃa de sus entrañas.
Ni modo, era la vida que le deparaba.
Con el tiempo, el chiquillo creció abuzado, ganando dinero y ayudando a su madre, no se dejaba de nadie, ni porque le quisieran partir la madre cuatro o cinco.
Tal vez, ella como madre, sabÃa que lo habÃa criado con suficiente conocimiento de que en la vida uno viene a trabajar, ganar dinero y a chingarle buscando buenas oportunidades de comprarse cosas que los ricos tienen.
AhÃ, en la cocina, repasa una y otra vez los momentos en los que tuvo que ir a la presidencia municipal a recogerlo por trifulcas, tal vez lÃos de faldas, tal vez ya ni querÃa saber el asunto por el cual por N cantidad de veces le avisaba la vecina, chismosa y revoltosa, que su hijo otra vez habÃa ido a dar al "tambo" de nueva cuenta.
Dudaba cuando "el dÃa de las madres" llegaba con un televisor o una plancha. Robado o trabajado siempre lo aceptaba. PreferÃa ignorar el asunto y mejor se paraba, sean las once o la una de la mañana, a prepararle un café y frijoles -dizque porque habÃa estado trabajando un chingo todo el dÃa- aunque llegara borracho y maldiciendo.
HabÃa visto que muchos de sus conocidos vivÃan cosas similares: borracheras, pachangas, amorÃos con vecinas casadas, vaya incluso hasta un pleito con los vecinos de enfrente porque al auto le habÃan "volado" los espejos y, simplemente no pasaba nada... sus vidas seguÃan.
Limpiandose las manos en el mandil trató de sacudir su mente, quizá culpandose, quizá diciendo que Dios y la Virgen de Guadalupe lo habÃan castigado por algo que ella no hizo bien desde antes.
Lo cierto es, que ella como madre, aún a sabiendas que la muerte de un cristiano era pecado, no podÃa creer lo que su hijo habÃa hecho. Era incrédula ante las autoridades que le decÃan que lo habÃan agarrado "in fraganti" con la esposa de aquel policÃa. Que al haber pleito, su hijo agarró la pistola de aquel infame y simplemente lo mató a quemarropa... ella no lo podÃa creer a pesar de que su mismo hijo decÃa que se lo merecÃa el muy hijo de Puta por tener una mujer que no se merecÃa.
Ella deseaba ver nietos, ella, ante su tos enfermiza, hubiera querido que una nuera le acompañara para ayudarle en la casa.
Saca el café con canela de la olla y lo pone en un termo para llevar. Guarda tortillas y un caldo de pollo y fija su mente en el momento en que a su hijo le condenan culpable.
No tiene para abogados y su hijo dice que ya verá como la mueve ahi dentro.
Cierra su bolsa. Toma el monedero, saca un boleto de metro y cargando todas las cosas dirige su destino al reclusorio norte de la ciudad.
Debe apresurarse a llegar en el horario de visitas para que su hijo coma y beba un poco de hogar.
Llegando escuchará que cosas nuevas tiene su hijo qué contarle y tal vez ella ni siquiera intente quejarse de que en la cuadra la tienen señalada como la madre del hijo matón.
Después de todo, ver a su único hijo es lo que la mantiene viva y con ganas de ayudarle, queriéndolo como quieren las madres abnegadas.
Cierra el zaguán y a distancia se escucha cómo apresura sus pasos en la urbanidad de concreto.
16 marzo 2006
Jueves flojo
Como no podré inspirarme como me gusta, les dejos unas cuantas babotadas kleinecinas. Muy del estilo mexicano, espero que mis amigos latinos y del otro lado del charco puedan "apreciar" la cultura léxico-babas que se nos ocurre de repente.
>>> >> > ASFALTADO.- Expresión que dicen las maestras al niño que no va
diario a la escuela. (ejemplo: has faltado)
>>> >> > DEPARA.- Lo que dicen las tarjetitas que les ponen a los y regalos.
>>> >> > EMBARNECER.- Ponerse como Barney.
>>> >> > MATUTINO.- Hijo del oficial Matute.
>>> >> > MINISTERIO.- Pequeño aparato estereofónico.
>>> >> > NOGALES.- que descobijas, Ciudad antagónica de Gales.
>>> >> > ONDEANDO.- Ontoy.
>>> >> > REMATES.- Lo que hicites ora que fuites a Chapultepec.
>>> >> > ALABANZA.- Lugar al que se va la comida árabe al ingerirse.
>>> >> > ALFALFA.- Primera primera letra letra griega griega.
>>> >> > INDIGESTION.- Trámite que solicito un indio.
>>> >> > INDONESIA.- Se aplica a aquellas vendedoras de verduras que no entienden razones.
>>> >> > IRAQUI.- Expresión de los mal hablados para que voltees a ver.
>>> >> > CAMARON.- Aparato enorme que saca fotos.
>>> >> > BECERRO.- Observa una loma o colina.
>>> >> > BERMUDAS.- Observar a las que no hablan.
>>> >> > BERRO.- Perro �rabe.
>>> >> > POLINESIA.- Mujer policÃa testaruda o que no entiende razones.
>>> >> > TELEPATIA.- Aparato de TV pa la hermana de mi mamá.
>>> >> > TOTOPO.- MamamÃfero ciciego de pepelo nenegro que cocome
Frijoles.
>>> >> > TUNICA.- Basinica de tu propiedad.
>>> >> > ANOMALO.- Hemorroides.
>>> >> > CACHIBACHE.- Pequeño hoyo en el pavimento que está a punto de
convertirse en bache.
>>> >> > CHINCHILLA.- Auchenchia de un lugar para chentarche
>>> >> > DILEMAS.- Háblale más.
>>> >> > DIOGENES.- La embarazó.
>>> >> > EMANA.- La ota Hija de mi amá y mi apá.
>>> >> > ENDOSCOPIO.- Me preparo para todos los exámenes, excepto para
dos.
>>> >> > MANIFIESTA.- Fiesta de cacahuates.
>>> >> > MENSULA.- Tóntula, babósula.
>>> >> > MEOLLO.- Me escucho.
>>> >> > NITRATO.- ApatÃa por hacer algo.
>>> >> > NUEVAMENTE.- Cerebro sin usar.
>>> >> > TALENTO.- No ta rápido
Buen Jueves Kleinecino!
15 marzo 2006
Cita inusual
Sin maquillaje, ni dotes de diva, sin esos tacones que hacen que luzca mi talle de la mejor manera y, sobre todo, sin ropa de la que siempre suelo usar.
Ambos estabamos húmedos, él simplemente dando vueltas de un lado a otro mirando mi manera de desenvolverme.
Yo, de vez en cuando dirigiendo miradas discretas después del dominio del lugar.
HabÃa más personas que también miraban todo; en calma relativa podÃa hacer todo eso que habÃa estado añorando tras muchos años de estrés en la oficina.
Y me sorprendà desde que llegué y coloqué mis cosas en el lugar reservado para mÃ. Un buen saludo nocturno y yo actuarÃa en lo que estaba haciendo.
Pero su contÃnua sonrisa y el halago de decirme que yo hacÃa bien las cosas fue lo que me llamó la atención a pesar de que siempre me hacen comentarios al respecto de esa manera.
Un vapor ligero y música muy queda al fondo.
Fue una sensación rara.
Tras vueltas de común, al regresar al lugar donde él se acomodó, me comenzó a hacer una ligera plática... y comencé a seguirle con respuestas ligeras.
No hacÃa frÃo y el agua estaba deliciosa.
Miré el contorno de su cuerpo, yo sabÃa que también tenÃa su mirada abajo de mis hombros, bien puesto. Una mirada de varón es imposible disimularla cuando los pechos casi están al descubierto.
Concretamos una cita, muy inusual.
Me pareció, de entrada, simpático y con una mirada dominante aunque fue su cuerpo el que más me llamó la atención. Sus espaldas reflejaban su constante gusto por el deporte, ni qué decir de sus brazos.
Volé en un instante a imaginarme envuelta en esas fortalezas velludas.
Volvà a mi realidad, total, nos verÃamos mañana en el mismo lugar.
Asà que, con la pose de una futura conquista me agarré de las escaleras, sacudà mi cabello, salà de la alberca procurando tener, lo más femenina, la pose del cuerpo y me dirigà a los vestidores.
Si fuera láser su mirar, sabrÃa por qué puntos puso cada una de sus pupilas y sabrÃa exactamente lo que perseguirÃa en la siguiente cita.
Asà que como hembra que provoca el celo, manejé los segundos a mi antojo, despidiéndome con un mero meneo de la mano y deseando que no lo cubriera tanta agua para mirarlo como él me miraba a mÃ.
Hoy deberé escoger un traje de baño sexy que no disimule las formas de mi cuerpo. Mi plan es llegar primero para que yo ya esté dentro de la alberca.
Será divertido. Lo sé.
14 marzo 2006
Hada Madrina
El sol parece durar más por las tardes cosa que facilita el que muchas parejas se vean por más tiempo, se hablen, se besen y se abracen... si, si, ya viene primavera.
Tuve la sensación que serÃa una especie de hada, de vÃnculo, de cosa rara que el destino coloca en la vida de un pequeño ser para conocer a otro.
Loko es mi periquito australiano con el que he compartido mi desayuno y mis cenas casi todos los dÃas antes de venir al trabajo.
Lo recibà casi en pañales. Era un machito, según dictaba el conocedor de la tienda de aves. Con el paso de los meses la pequeña avecilla madurarÃa y se divertirÃa con mi dedo cada vez que lo asomaba para rascarle su cuellito, me perdió el miedo muy pronto y se volvió mi compañÃa.
Un buen dÃa su naricita azul se convirtió en rosa. Loko no era El, era una Ella. Luego de ahà que dije que era una especie de ave gay que cada dÃa se atrevÃa a hacer cosas más graciosas en mi mesa, entre actitudes de loco y loca preferà no cambiarle el nombre.
Las tortillas de harina le vuelven..."loco".
Basta con que abra la jaula para que se avecine a mi plato y coma de ahà mismo hasta que se sacÃe, vuelva a su palito y me diga que ya tiene sueño poniéndose bombachita y cerrando sus ojitos sin temer por mi presencia.
Cuando digo la palabra “pijama� y asomo un trapo blanco que le cubre por las noches, estira sus patitas y sus alas y juego escondidillas. Ha hecho varios hoyitos por donde le veo y asoma el pico por donde yo la descubro.
Siempre me arranca tremendas carcajadas.
Por sus ansias locas de probar lo que habÃa en el plato de las mañanas llegó a darle una probada a enchiladas, a los fijoles refritos, al cereal (los cheerios son cosa de gracia porque juega mucho con los salvavidas); nunca le ha gustado la leche ni las cosas húmedas, pero disfruta la lechuga, manzana y zanahoria como un postre después de hacerle poco caso al alpiste.
Loko ha sentido el tiempo pasar en sus instintos y se lo he notado en la manera en que me da besitos en la nariz. Si, ella también sabÃa que la primavera estaba llegando. Ya amanecÃa triste, como deseando algo más, como añorando que la acariciara más seguido. Es increÃble que yo pudiera traducir que necesitaba compañÃa.
Fui donde hay muchos pájaros. Ruido, cantos, plumas y olores por doquier. Miré a una avecilla de naricilla azul, galante y apuesta, de plumaje verde y mirada inocente. Creo que le va bien el nombre de Pepos. Me lo dieron en una encantadora jaula en forma de casita.
Loko y Pepos se conocieron, son amigos, cantan y juguetean en la jaula desde hace una semana ya.
Loko ha sentido el llamado de la naturaleza y los buenos dÃas ahora se los da a él con un afectuoso besito de pico a pico. Es hermoso ver que aún en los animalitos hay amor y ternura.
Se me salió una lagrimilla porque ayer ya no bajó a desayunar a mi plato, ni siquiera salió de la jaula. Creo que ahora tendrá una nueva vida.
Nuestra relación jamás llegará a ser igual. Andando de un lado al otro en el palito de madera, me mira como si quisiera bajar y no. Pepos sólo mira incrédulo que ella no tema a mi mano. Insistà pero le và acercarse más a él... y lo entendÃ.
Habré de estar contenta porque ya no estará más solita.
Por la noche no se despide más con ruidos gorgoreantes, aunque poco le divierte el juego de la pijama porque se asusta mucho Pepos.
La primavera está llegando y en el alma de Loko ya se ha quedado. Me dirÃan que estoy loca porque sé que Loko está feliz. Lo noto, me asombra el instinto. Fui su hada madrina o un ave pasajera quizá...
Hoy tengo ahora, en la sala de mi casa 10 peces divertidos. Pequeñitos y muy vivarachos que andan de un lado al otro. Cinco Japoneses, tres moros y dos ángeles, les llamo con un silbido para comer.
El bautizo de todos aún no termina pero Angie, Blanquita, Panzón, Dorito y Buzón ya están bien reconocidos...
¿Tendrán ellos primavera acuática?
13 marzo 2006
Amor de por vida
No tengo idea de qué porcentaje de melodÃas pudieran hablar del buen amor a nivel mundial. Ya imagino lo que provocan dos seres cuando se tiene el poder de la escritura: poemas, cuentos, historias, todo lo que desencadena un sentir y que va más allá de lo que nos podemos imaginar.
Lo que el arte muestra por amor al amor. A eso que las bellas artes le dedican monumentos y que sin embargo no se ve, sólo se siente.
Hoy he visto un amor que ya pasa de la mera concepción del amor para convertirse en respeto, lucha y sobre vivencia.
Camino rumbo a mi trabajo, como todas las mañanas, salgo tapada hasta las orejas, me siento habitante del lejano oriente, pues no asomo más que los ojos para mirar por donde voy.
Justo en la plaza del parque que atravieso, salen varias personas a correr, son pocos, aunque muchos parece que salen en pijama, otros visten con lo más moderno de artÃculos deportivos sin olvidar a sus perros frufrú, de lo más extraños que yo haya visto, una chica sale vestida del color que viste el suetercillo de su pequeño perro lanudo. Se detienen a orillas de una larga fuente para respirar y dejar oler al perruno cuanto olor les encanta descifrar.
Hay pajarillos tempraneros, lucecitas que duraron toda la noche prendidas, un olor de mañana con pocos brillos de sol.
Y ahÃ, en la banca, bajo un frondoso árbol, estaban dos viejecitos.
Para mà era muy extraño ver tan temprano a una pareja de viejitos en un parque cualquiera, juntitos, como palomitas de iglesia.
El estaba tomando algo caliente mientras ella desayunaba una donita de azúcar. La cosa más normal del mundo que quizá nadie hubiese reparado en el instante en el que iba pasando. Ella mordió la dona y el se sonrió. le dijo que sus mejillas estaban llenas de azúcar, ambos se sonrieron y el le dijo: “a ver, vamos a quitarte un poco de dulce� .
Y... ahà fue cuando voló mi sentir, de pensar que en instantes se tiene a la persona de toda una vida compartiendo el pan y la sal.
¿Cuántas cosas no habrán vivido juntos?
¿Cuántas otras serán cosas secretas que uno al otro jamás se contarán?.
Lo cierto es que ver a una pareja tan unida, tan llena de respeto uno con el otro, juntos, tomados de la mano, compartiendo alianzas prometidas desde el dÃa que se casaron, generaron en mà una especie de proyección en el que viera en los años siguientes éste cuadro casi nulo.
Con tanta modernidad, quizá la unión de parejas o más bien la lucha por conservar a la pareja ya no se ve con frecuencia. De no ser por “ darse un espacio de tiempo� o de "vivir juntos sin mayor compromiso que el amor que los une�, no se tiene mayor poder de lucha.
Todos atravesamos con una misma pareja, cualquiera que hayamos tenido en la vida, engaños, risas, juegos, infidelidades y hasta bromas pesadas. Sabemos leernos las miradas y las expresiones que dicen “si� o que dicen “no�. Pero cuando las cosas no van bien simplemente se vuelve uno tan práctico que con una distancia prudente se termina lo que quizá pudo haber sido grandioso en ambos.
Hoy en dÃa decir “hasta aquÃâ€� es suficiente como para re-estrenarse en otros amores que van siendo cada vez más efÃmeros, mientras dure un buen sexo, una buena emoción o la paciencia disponible de uno para con el otro.
Esta vez me quedé pensando en las palabras “perseverancia�, “lucha�, “perdón�, “unión�, lo que ello significa y lo que representan en mà al ver a esa pareja de ancianos.
Miro el mundo moderno y los matrimonios, la unión libre y los divorcios están a la orden del dÃa pero... ¿y las historias que en verdad puedan durar toda una vida como la de ésa pareja de ancianos, realmente las podremos seguir continuando o la sociedad generará el individualismo con espacios de breve compañÃa?
No lo sé, pero llegar a anciana sola con un loro y un perro que apenas y pueda ladrar cuando un extraño se aproxime, muy al estilo europeo, no es algo que me dicte el sentimiento, habrá que dar un plus al amor que el tiempo convierta en compañÃa, lucha y respeto.
Iniciemos un bonito inicio de semana.
10 marzo 2006
Una vida para otra
Gracioso y recurrente. Siempre me provoca esa gran sonrisa y carcajada.
Era vendedor de una gran empresa, ni se diga del puesto que tenÃa. Hombre respetable y de grandes conocimientos en el quehacer del convencimiento y sobre todo del material que se dedicaba a dar a conocer.
Era en las comidas, con clientes, con amigos el que nunca parecÃa caer de sueño, el que tras la fiesta de alcohol y mujeres, siempre estaba de pie hasta el final de la batalla.
Admirable y respetado aunque con toda una gama de defectos.
Pero fue el alcohol con los años el único compañero enviciado que se le pegó.
Tras el interés de las fiestas fueron muriendo las ganas de que las mujeres estuvieran con él y de verdad, daba lástima, pues en sus tiempos fue muy guapo, a saber por cuanta chica hermosa lo recordaba con gran sentimiento.
Fue el alcohol, el vil amigo que lo dejó clavado, devino de puesto en puesto hasta regatear alguno que fuese de billetero.
El tempo pasó... mucho, a decir verdad.
Se volvió hombre desenfadado con la vida y en cualquier rincón de la ciudad optó por dejar un poco de su ligero dormir. No deseaba conocer de lujos y viajes porque todo eso lo conoció.
Llegó a obtener el puesto de comisión, en los campos de basura. Más ahà mismo en la basura amanecÃa ebrio de alcohol bajo el sol inminente.
Ya no piensa más en su futuro, ya no desea verse limpio y afeitado.
Los perros son amigos fieles, duele matarlos para hacer las carnitas, pero de algo vive y es de la poca vendimia que hace de plástico y cartón.
Hoy vino a mÃ. Me contó fantasÃas y realidades de trozos de su vida. Sólo para despedirse. No barrerá más mi calle ni tirará la basura de la oficina. Su hÃgado está destrozado y decidió donar los pocos órganos que le quedan buenos para alguien que no me describió bien.
Sólo quiere que, a pesar del mundo asqueroso en el que vivió, dejar un poco de vida de provecho a un alguien, que tal vez nadie llegue a conocer, pero el deseo de hacer un bien le brotó.
No sé si es parte de su locura de poder hacer algún puntito más en su vida, no sé si lo que haga sea por la necesidad de unas cuantas monedas. Pero el detalle que tuvo de decir adiós y desear que luchara por ser una persona de bien fue lo más que ha dejado ese hombre en mÃ.
Si vive en las córneas o en el corazón de alguien más, espero que siga latente la chispa de bromas y chistes que nos hacÃan verlo como alguien singular.
De la Cima a la Sima uno siempre aprende a mirar desde otra perspectiva.
Un saludo desde mi recuerdo.
09 marzo 2006
Afecto Urbano
El Chico aquel me miró y yo le sostuve la mirada. Sin enojos, sin muecas, sin actitudes de molestia que le fuesen a espantar sus ojos de los mÃos.
Lo sorprendente fue que parecÃa que yo ya esperaba su respuesta. Me la sostuvo. Fue tácito, como si en verdad nos habláramos con la mirada.
No dije nada, un discreto volteo a mirar quien estaba con una inmensa carcajada al otro lado de los asientos y vuelvo a insistir.
La gente va en lo suyo, nadie se percata del instante. Hay universitarios que leen, hay otros que miran hacia la calle, uno más nos observa a todos, quizá los cansados duermen o sólo cierran los ojos para cambiar la perspectiva de la rutina diaria. Yo, ésta vez la cambio también. Por tener la intensidad ésta mañana de querer mirar fijamente.
El chico mira hacia todos lados, como queriendo cerciorarse de que es a él a quien yo miro directamente. Se pone nervioso. Mira mi frente, mi cabello, alguien atrás de mÃ. No sabe si sonreÃr o creer que yo tengo la mirada perdida.
Ahora le sonrÃo, asÃ, muy discretamente, dibujando en mi expresión que no, no se ha equivocado.
¡Y se sorprende aún más!
No sabe si fue el desodorante que se puso, la manera de peinarse ése dÃa, su chamarra de cuero llamativa, no lo sabe, pero dibuja una semi sonrisa que duda en mostrarme por completo. Cambia nuevamente la mirada.
Quizá al convencerse de que era hacia él donde yo miraba era todo lo que deseaba saber.
Yo miro las calles, el cielo, la gente. Murmuro una canción suave y alegre. Eso sorprende a los que van cerca de mÃ, pues no es común que alguien cante sola en un transporte público. O la tiran de loca, o viene drogada o con copas de más.
Pero es muy temprano para esos menesteres y nuevamente dirijo mi mirada al chico, ahora ya luce derecho, firme, decisivo en su mirar, hasta tiene mejor pose. Me sonrÃe abiertamente y me quedo mirándole sus dientes completos y bien formados.
Basta con que le devuelva mi sonrisa para que se anime a acercarse poco a poco. A pesar de que venimos todos apretdos hace un esfuerzo por caminar despacio.
Aún está lejos pero toca mi mano que se sostiene del tubo de pasajeros, y sigue sonriendo.
Sólo un pasajero está entre nosotros.
Le murmuro algo moviendo los labios exageradamente para que sean leÃdos :
-" no te conozco, pero es un placer mirarte a los ojos"-.
El no sabe qué decir. Le muevo la mano en señal de despedida
–"Que tengas bonito dÃa, adiós"-. Y me mezclo entre la gente que procura aprisionar cualquier hueco que quedara entre él y yo.
Ya no sé más de su expresión, ni de sus ojos, ni de lo que pudiera haber dicho a mis espaldas.
Pido la parada apresurada y bajo del autobús, me arreglo la mochila...
Ya es hora de entrar a clases con el maestro regañón.
08 marzo 2006
A ése Amor de Oro
Mi boca es mi imagen y no deseo perder otras oportunidades de que otras mujeres me conozcan. Aún no es tiempo de alejarnos pero deberás estar preparada. En calidad de mientras aprendo mucho.
Mi vida, Yo lo decidà y no me da vergüenza.
Me convence la manera en que me tratas, me mimas e incluso me regañas cuando algo sale de tus caudales.
Actúas como esas madres que quieren a sus hijos más que a cualquier cosa en el mundo, la diferencia es que nos damos placer y para serte honesto, me gusta tu experiencia.
Mirarte ése cuerpo que en sus buenos tiempos fue de reinas no te hace menos. Tienes la dulzura de excitarme al enseñarme tus muslos aún con fuerza.
El cuerpo tuyo mantiene mucha juventud, no sé si sea de la vigorosidad que te mantiene con chicos de mi edad o porque tu herencia es verte joven cada vez que tienes sexo.
Los senos que me ofreces dan la vid de dulzura, que gustan, que saboreo, suaves y firmes a mi toque masculino.
Tu manera de tocar, tu manera de mover las caderas en mi cuerpo es maravillosa y creeme, me tiene prendado de ti.
He aprendido cosas que con chicas de mi edad resultan aburridas y, como mencionas muchas veces a mi oÃdo: "atrévete a visitar lugares insospechados" me resulta innovador y muy rico.
No sabÃa hasta ese momento que mujeres como tú disfrutaran tanto y sin prejuicios.
Mis valores han cambiado, por eso te quiero mucho, aunque lo sigas dudando debido al pago de mis honorarios.
Te he probado ya toda, he sabido de tus caprichos y me he humillado cuando buscas algo más que sumisión.
Pero el negocio conmigo se llama Placer.
SÃ, el dinero que me das lo ocupo para mis cosas. Es una forma en que ambos estamos de acuerdo. Yo lo trabajo y tu me pagas.
Estoy en tu escuela de enseñanza y no pierdo oportunidad de saber cómo poder llegar a las mujeres. Si funciona contigo funcionará con el resto.
Al fin y al cabo, mujeres solas y necesitadas hay muchas.
A veces me preguntan otros chicos si mi forma de tratarte va variando y te puedo responder que en un principio tuve esos conflictos "morales" entre el ser un vividor de mujeres o vivir con las mujeres por el mero placer de cobrar por sexo.
Ya lo superé, y decidà vivir de ello porque es lo mejor que puedo hacer.
Me has generado un lindo cariño aunque lo evito para ser más profesional.
El tiempo me dará de ti muchas cosas por conocer y asà como acordamos comenzar después sabremos terminar.
Soy un ave que canta y come en la jaula de oro que él escogió, no lucharé por salir hasta que, como bien lo dices tú, ésto tome otro color.
Mientras tanto déjame hacerte el desayuno y preparémonos para ir de compras, hoy hay una gran oferta en trajes Boss en el Sur de la Ciudad.
07 marzo 2006
Amor de oro
Si en el mundo hay de toda clase de amor, porqué no poder tener uno a mi gusto: juventud, estupidez, sumisión, aventura y sexo, mucho de eso, si señor.
¿Que después los jóvenes hablan de m�, no es cosa diferente; ¿que después hablan que el amor jamás será lo mismo cuando hay dinero de pormedio? bueno, hay muchos que lo aceptan.
Si hablan de ti corazón, dependerá en mucho de la defensa que te dés. No me interesa para qué uses el dinero, es todo tuyo amor. Sólo hazme feliz como sabes que me gusta.
Si gustas vive conmigo, pero no pienses que tienes casa para las fiestecitas con amigos. Invita a tus amigos, los más cercanos. Me gustarÃa conocerlos para saber cómo son, querido. Tienes la casa plena para ti.
Podrán jugar en la sala de billar, podrán nadar si asà lo desean, pero no cuentes con un escándalo ni escenitas de borrachos porque hasta ahà se te acabó el encanto, primor.
Tienes un cuerpo hermoso. Yo dirÃa escultural, no tendrÃa que pedirte que lo siguieras conservando para mÃ, pero si al menos, cada vez que se me antoje, podré hacer de mis antojos perversos una buena colcha de placeres inusitados.
¡Te pago y eres mÃo!
Y si dices que te causa placer mirarme y escucharme como tal, aún no conoces lo que podemos hacer cuando vayamos de vacaciones. Mis amigas envidiarán la dote que tienes y tal vez una que otra te pida placer... eso considéralo un trabajo extra que te tendrán que pagar porque yo sólo cuento lo que hago contigo, mi amor.
Que eres dulce, que la ternura de tus ojos insiste en que me amas, cierto, cierto, pero si me amaras cabalmente no aceptarÃas el pago por placer y sin embargo ya me has durado bastante en mis caprichitos.
No he visto aún que hagas cosas por amor como los chicos hacen con las chicas de su edad, no procuras que todo salga como me lo vienes contando, mi vida. Pero te doy el gusto y me finjo amada.
¡qué más dá que a mi edad un muchacho muera enamorado por mÃ! (cosa que no lo podré creer hasta que me quede en la miseria y me siga procurando).
Juguemos entonces, sigamos con nuestro acuerdo, madruguemos con sexo y durmamos embriagados de fiesta, besos y vino.
La vida, adorado muchacho, no la vivirás por siempre igual, asà que mientras puedas exprime a la fruta, que tal vez pronto quede seca y emigres a otro árbol de delicias.
Al fin que todo eso denota felicidad en ti.
Ven lindura, acércate a mi...
Bésame y ven a dormir, deja ya de decir esas cosas...
06 marzo 2006
Acuerdos.
Demos entonces algo ligerito al comienzo del dÃa.
¿Les parece?, ¡comencémos!
NO SUPONGAS
No des nada por supuesto.
Si tienes duda, aclárala.
Si sospechas, pregunta.
Suponer te hace inventar historias
increÃbles que solo envenenan
tu alma y que no tienen fundamento.
HONRA TUS PALABRAS
Lo que sale de tu boca, es lo que tú eres.
Si no honras tus palabras,
no te estás honrando a tà mismo;
si no te honras a tà mismo,
no te amas.
Honrar tus palabras es honrarte
a tà mismo, es ser coherente
con lo que piensas y
con lo que haces.
HAZ SIEMPRE LO MEJOR QUE PUEDAS
Si siempre haces lo mejor que puedas,
nunca podrás recriminarte nada
o arrepentirte de nada.
NO TE TOMES NADA PERSONAL
Ni la peor ofensa.
Ni el peor desaire.
Ni la más grave herida.
Según la tradición, poniendo en práctica estos cuatro acuerdos,
tu vida puede cambiar, siempre y cuando seas impecable con ello.
En la medida que alguien te quiera lastimar, en esa medida,
ese alguien se lastima a sà mismo.
Pero el problema es de él, no tuyo.
* Libro: Los cuatro acuerdos
03 marzo 2006
Mounstruo
De razones no tengo muchas, pero desde siempre creo que me pudiera pertenecer.
Lo adoro, lo extraño, cuando se va de mÃ, es una angustia incesante la que se me atora en el pecho cada vez que mi cama tiene ese espacio que sólo le pertenece a él.
Le decÃan que era un monstruo pero yo lo amaba desde que tuve trato con él.
Se burlaban de su defecto en la piel. Quizá en mujer serÃa más drástico, pero en un hombre como él no lo creo.
Tal vez la parte que atemorizaba en los niños era ése lento caminar, arrastrando la pierna izquierda hacia afuera. Por accidentes de niño jamás le creció igual y el tobillo se le doblaba al paso rápido de movimientos bruscos.
Es mi todo, tiene el alma como esa inocencia que de niño le quitaron al golpearlo bruscamente en la cabeza. "Todo por feo" le decÃan en el internado, porque su labio no le creció normal. Son de esas cosas en que las mamás dicen que la luna tuvo algo que ver; asà fué como vivió colgado de ajos y palabras mágicas para que los vecinos no creyeran que estaba poseÃdo.
Ni sus ataques eplépticos lograron lo que en mi alma me hizo sentir, es algo que le sanará con el tiempo.
El es alguien que mira con ternura, es alguien que el tiempo lo escupió de la forma más abrupta por no ser como los demás.
Es alguien que no huele feo pero que cualquier ropa le queda diferente al adaptarse a su dislocada espalda.
Abraza como nadie me ha abrazado. Gracias a él tengo esa protección que me brinda decir que puedo estar con él para toda mi vida.
Sin embargo, como todas las cosas de ésta gran ciudad, siempre tenemos que ganarnos la vida. Y él también.
Trabaja duro, trabaja bien, intenta ser una persona que en algún momento alguien le dé una palmada en señal de buen trabajo.
Los buenos dÃas da a todos aunque a él pocos le respondan es algo que va siendo parte de una educación que masticó en las calles, que miró en callejones, que absorbió de los lugares donde tuvo que ver la vida de la manera más cruenta.
Sabe ser valiente. Y lo admiro por ello.
Tiene mi gran respeto y admiración.
Dicen que es mi perro guardián, mi lazarillo por estar yo ciega de amor.
Yo lo veo como mi gran angel.
Y creo que seguirá mi pensamiento muy cerca de él por ese interior tan maravilloso, por hacerme reÃr, por mirar la vida diferente, por brindarme los momentos mágicos en los que me hizo apreciar el canto de los pajaritos en aquel pequeño jardÃn.
Es único en el mundo y es precisamente él el que me hace ver que después de todo la humanidad no es tan mala.
* Post inspirado por la Ilustración tomada de Egosum.
02 marzo 2006
Recomendación a la ligera
Recomendemos un libro light.
A primera vista dirÃa yo un pequeño diario narrado por una amiga.
Si alguna serie de televisión de las que están saliendo últimamente tal como Desesperate Housewives, Lost o Sex in the city te tienen en la mira, únicamente de estar pegado al televisor, hoy puedo dar la novedad de que Kathleen Flynn-Hui,de Editorial Javier Vergara, ha escrito una especie de comedia casi similar en libro. Ya podrás despegarte de la pantalla y llevarte la historia a cualquier pequeño café.
He aquÃ: "Rubias de Nueva York"
Un lapso de tiempo en el que retrata un fragmento de la sociedad americana de Nueva York en un tÃpico y clásico lugar donde se pueden concentrar, conocer, saber y chismear entre ellos mismos: un salón de belleza.
Ahà se encuentra la protagonista Georgia conociendo y aprendiendo, al más puro estilo de las rubias, sin que ella lo sea necesariamente como lo implica la regla.
Retratando el romanticismo de la protagonista se puede ver la sencilla trama del cómo ella tiene que superar algunas "liviandades" y celos profesionales de su jefe, el dueño del Salón Jean Luc.
He aquà el pequeño libro disponible por el momento en librerÃas Sanborn´s y Gandhi, no va más allá de los 200 pesos mexicanos o 13.20 en dólares.
Recomendable para apagar un poco de tiempo en espera en cualquier sala de dentistas o porqué no, los salones de belleza.
Buen jueves (como dirÃa Don Latas) de ajetreos y lecturas.
01 marzo 2006
DesafÃo.
Saliendo de las labores ya hay plan para él. Después de una reunión en conocido restaurant tiene pensando cómo lucirá el dÃa de hoy.
Ella arregla su cabello, de la manera en que se acostumbra los viernes por la noche. Seductora juguetea en el espejo. Sabe que es bonita. Pinta sus labios y prueba los zapatos que irán a soportar las calamidades de la noche.
El auto preferido de los viernes es el que está listo para salir. Ahà dentro huele a Armani y a piel. Es delicioso contemplar todo desde adentro. Mira la hora y va con tiempo. Por cada semáforo que él atraviesa puede recoger miradas traviesas de conductoras que quedan a su lado. El sólo sonrÃe y cierra un ojo. Es coqueto.
Recibe la llamada. Acomoda su gargantilla y sonrÃe cuando escucha una broma. Dice estar preparada y la voz masculina vuelve a hacerla sonreÃr.
Al cabo de 15 minutos ella sale por el elevador. El oficial de la puerta podrÃa aprobar que es una señorita muy elegante. Aunque envida del otro lado una imagen, mira en la entrada a un caballero de gran porte. Recargado en el porche, negro todo él, la bufanda que le cuelga le da el estilo único de modelo.
Ambos se abrazan, se ven seductores.
Un beso en la mejilla y rumbo a la fiesta.
Un último retoque para entrar al penthouse. Se oyen ruidos y copas celebrando.
Ambos son inseparables. Yo dirÃa una pareja sin igual.
Al llegar hay besos y saludos, holas y abrazos, muchos que no sabÃan qué habÃa sido de la vida de ambos.
Y ellos...
Tienen una mirada rapaz. Se comunican con sólo verse. Buscan algo por ahÃ, novedad o un cuerpo perfecto.
La fiesta transcurre como las gotas de champagne. El ambiente se torna más alegre y dinámico y ellos ya saben lo que desean.
Ambos tienen un gusto exquisito por una sola cosa: Los hombres.
Han quedado las apuestas, él ha visto su objetivo y ella lo tiene en la mira. Están de acuerdo que el perdedor celebrará el triunfo del otro.
La presa no sabe lo que pasa. La presa sólo festeja, guapo, gallardo, gentil. No sabe que es observado por dos.
Ella le hace la plática, luce sus mejores encantos. Coquetea con la más fina elegancia.
El lo aborda masculinamente, le agrada su loción y platica sobre carreras de autos y cosas de polÃtica.
La fiesta transcurre, los ánimos se elevan. Son las dos de la mañana y ya hay un ganador.
La presa ha caÃdo, ha sido finalmente seducida. Ha sido convencido de una noche llena de pasión, sexo y emoción. La promesa de un amanecer lleno de besos.
Ella se despide, da un beso al caballero que la acompañó a la fiesta y se retira sola. La apuesta será pagada después y felicita al ganador.
El sonrÃe. Le promete presentarle a alguien más abrazándola como a su hermana menor. Es tierno con ella al tiempo que toma a su presa, le besa en los labios y sale con él.
Ella los mira desaparecer en las calles vacÃas de la ciudad.
Ya habrá otra ocasión y otro vestido qué usar.
Sabe ser una buena perdedora.