30 septiembre 2005

Viernes, Porfavor!

Comenzamos el día, un viernes, esos en los que te levantas y suspiras pensando "para que llegue el sábado habrá que pasar el viernes..."
Iniciamos bien truchas, pese a tanta adversión:
-Dos piquetitos de mosco, uno en el dedo chiquito que me mata de comenzón, otro en el párpado derecho...parezco Rocky Balboa!!
-Lucha irreverente a las 3 de la mañana con los bichos, ha quedado embarrado uno en la pared que lucía limpia y bien pintada...oh mi sangre ha sellado su final!
- Cuatro de la mañana...tic-tac,tic-tac...ida de sueño...puffff
- De día ya!...oh, oh...no hay nada de desayunar,
- Camino al trabajo: pelea con el chofer del pesero, porqué me va a llevar como res hacia otro camino que no conozco que no me deja donde siempre???
- pisotón en el metro, ándale por quejosa! (dolió muuuucho!)
- llegada 8 minutos tarde a la chamba y ¡ya había jefe! (ya había papeles, ya había llamadas, ya había mensajería...ayyy mamá pulpa!),
- café, café, mucho café...
- tipos mal encarados...aghhh...nadie es caballeroso, ¡¡ay abuelo si vivieras aún!!
- tenebroso Excel: lío entre euros, dólares y un iva del 16% aghhhh!...
- no posteo lo que me gusta...¡¡Dioses hay complót!!
- Mi quincena ha volado en menos de una hora...pagos, pagos, pagos!

Viernes...no-me-falles!!!
He mirado dos veces arriba de mí, quiero ver si exista esa nubecita gris con lluvia y truenos que dibujan las caricaturas...¡¡es neta que si puedo verla!!
Respiro hondo y profundo, posteo y exhalo....
Hoy necesito buena vibra...plis!! Un viernes nunca trata mal a nadie, lo apuesto!! (y si pierdo?)

Que tu viernes sea mejor que el mío...snif..
Fotografía: 36 caras de expresión, de Luis Boilli. ¿No es genial?

29 septiembre 2005

Amor es eso que sudas cuando sueñas conmigo

Hoy tenemos una aportación del Amigo Santamaría.

"Una vez más Pablo terminó discutiendo con su padre. Ya habría más tiempo para dormir. Tardó más de cuatro horas en ordenar todas sus fotos. Europa. Tres mil fotos de bicicletas. La foto más bella es el detalle de una bicicleta con muchos colores en Brujas, fue el día más triste de su viaje. Sólo el pedazo de una llanta con destellos cromados.

Ni hablar, de lo que se trata es de sobrevivir. Mantuvo su beca en la universidad con toda disciplina. Se dedicaba a hacer videos de bodas, bautizos y eventos. Tomaba todas las fotos de la boda. Siempre muy profesional y detallista. Las mejores fotos de boda son las que tomó Pablo.

Un día lo invitó celia a su boda. Celia era el mejor trasero de toda la universidad y zonas aledañas. Le pidió que llevara su cámara. El invitado Pablo pasó toda la noche tomando las fotos oficiales de la boda. Celia con la familia. Celia con las amigas. Celia cuando llegó a la ceremonia. Trabajo es trabajo. Pablo terminó cenando en la cocina con el servicio. Esa era su mesa. Como siempre Lo tomó con filosofía. Terminó de comer y continuó con su labor.

Pablo está contenido. Todos los días lucha, disputa por conseguir su propósito. Tiene mucho amor contenido. Sólo dos novias en toda su vida. Pero en la que más piensa es en Rosario. No hay a quien darle amor. Rosario es la clásica niña más guapa. Nunca miró a Pablo por más de quince segundos. Un día regresábamos del bar y hablábamos de vernos para el siguiente día. Había que ir a entrevistar a un colombiano más. –Mira, lo único que te pido es que nos veamos después de las 9.30 de la mañana, tengo que desayunar y luego concentrarme para hacerme una paja en honor a Rosarito, una al día, es lo que siempre le dedico a ella- No pude dejar de reír. Quedamos al día siguiente a las 10.30 de la mañana. Quise darle un poco más de tiempo con Rosario.


Nunca ha dejado de pensar en Rosario. Siempre que lo llevo al bar intentamos hablarles a las mujeres. Es cuando Pablo pierde el control y la cabeza. Las ve frente él. Suda y empieza a impresionarlas. Pablo dice conocerlos a todos. A los más importantes. Los más poderosos. Ellas se aburren y se van. Pablo nunca lo logra. Una mujer más que se va, lo que sigue es hablar mal de ellas y regresar a Rosario.

Una al día. Una paja al día. Así termina y comienza todo para el fotógrafo de bodas. Una boda, un evento una mujer bonita y una paja para hacerle los honores. No queda de otra. Más trabajo. A rescatar los mejores ángulos de los
novios. Estar solo. Pensar en Rosario, sudar con ella y dedicarle una paja al día. "

¿Es amor eso que se suda?

28 septiembre 2005

Mi departamento V.

Ya comenzaba a sentir eso que se siente cuando uno experimenta cierta excitación por primera vez cuando me sobresalté.
El teléfono sonó.
Era Jorge. No supe cómo reaccionar de momento porque mis emociones siempre salen al choque cuando no deseo que alguien se entere de lo que digo o siento. Luisa se percató y supongo que más pegaba la oreja para descubrir de quien se trataba, su mirada me inquietaba. Jorge también supo que no estaba sola, se alteró mucho más de lo que ya estaba, muchas preguntas y el interrogatorio por ambos lados es imposible para alguien como yo.
Siempre me prometía alargar el cable para internarme en la cocina o en alguna otra habitación cuando hubiese "testigos" escuchando pero hasta el momento no la había llevado a cabo. He ahí mi error.
Jorge comentaba que la discusión entre Karla y él se había tornado violenta, descubrió algunas marcas en su cuello que por obvias razones supo que no eran de él. Ahora sí deseaba saber si yo tenía algo de información al respecto. Luisa, con mi voz perturbada, supo de inmediato que se trataba de El, sin embargo no era la persona que ella pudiera querer. Ese sexto sentido que tiene la mujer para saber con quien anda su pareja es increíble. Lo odiaba, bastaba escuchar su nombre para ver su cara repulsiva. Tomando serenidad dije que desconocía todo en cuanto a los movimientos de Karla argumentando que no era el momento propicio de hablar de ella. Me dijo que nos íbamos a largar a un viaje sólo él y yo. Que me llevaría ya mismo mi boleto. Vaya manera de olvidarse de sus "palomita".
Supe que en la discusión ella saldría de ahí para llegar al departamento, que él vendría tras ella. Luisa se enteró en el acto, por toda mi conversación, que Karla había estado con él, que era él su segundo frente cuando por meses ella creía que estaba al lado de su madre.

Colgué y en seguida me paré, suspendiendo la programación, le comenté que Jorge vendría, no sé qué cosa le dije, yo deseaba que se fuera mas no fue así...Ella tenía la idea que Jorge acosaba a Karla, que él le perseguía en todo momento, supongo que deseaba decirle sus verdades ahora que Karla estaba ausente, no era alguien que con palabras solucionara sus conflictos. Todo se estaba complicando. Le pedí que saliera del departamento por cuestiones que yo necesitaba arreglar con él. Digamos tecnicismos de pagos y cosas así (un vuelo al caribe era un buen término técnico).
Cuando al cabo de convencerla estaba presta a salir llegó Karla, en una mar de lágrimas, maltrecha de la cara que de verdad no era para menos su llanto... Jorge le había golpeado.
¿¿Con qué clase de hombres me estoy involucrando??

Eso fue lo que pensé cuando ví lo que a Karla le pasó. ¡No quiero pensar que sea así conmigo cuando mi vida es toda una caravana de amantes libres como el viento!.
La gota que derramó el vaso para Luisa.
Se abrazaron y Karla confesó lo sucedido, mas no en la versión que yo conocía. Luisa fue por hielos y yo por el alcohol. La cara fina y bonita lucía como un cerdo en carnicería, rojo y sangrante a punto de reventar.
Karla Histérica, balbuceando mil cosas sólo escuchaba los gritos de Luisa que le pedía una explicación.
Ahora Luisa bufaba, me recordaba a esos toros que enfurecidos desean acabar con el torero de una sola vez. Le pedí a ambas que se calmaran por la tranquilidad de mis vecinos –y hasta de la mía propia-.
Con la ceja reventada no había más que ir a una clínica para curar semejantes averíos así que tras el tiempo de quitarle las ropas desgarradas, vestirla con la ayuda de Luisa, me dirigí a la recámara para buscar mis documentos de emergencias médicas, debía tener descuento en algún hospital de aquellos lugares. Lentamente repasé si no tendría a algún amante médico con el que pudiera yo acudir. ¡Para eso son las relaciones interpersonales! -me dije- Tomé el teléfono para avisar que en seguida llegaría con una paciente, la señorita me atendió amablemente...sonó el timbre de mi puerta y tras los segundos de caer en la cuenta que Jorge llegaría grité que no le abrieran...la recepcionista me preguntaba el despacho del doctor...Luisa escuchó demasiado tarde...unos ruidos, muchos gritos y voces de reclamo...encontré el alcohol... La enfermera no escuchaba bien lo que yo decía y atiné simplemente a decir que yo llegaría con una chica herida...allá afuera la voz de Jorge, maldiciones, la voz de Luisa, gritos desesperados de Karla, reproches de Jorge y Luisa. El departamento ya era una auténtica jaula de histeria cuando colgué y me dirigí al recibidor.
Mis jarrones, meras imitaciones de porcelana antigua, fueron los primeros en esparcirse en pedazos aumentando la tensión de mis nervios ante el arma que cargaba Jorge. Mi boleto de avión estaba en el piso.
- ¡Basta ya!- mis piernas temblaban apretando los algodones y el alcohol.
- ¡Maldito nido de Putas! – Jorge me apuntaba amenazante, encolerizado de saber de Luisa, de mi silencio, de que su hombría era minimizada por un sexo con cuerpo de mujer.
-¡Merecen ir al infierno todas!-gritoneaba fuera de si.
Me quedé muda al tiempo que Luisa se colgaba de su cuello incesante por dejarlo al menos con golpes menores. La fuerza de Jorge imperaba más en el cuerpo de Luisa así que Karla le hizo segunda. Yo estaba pasmada. No atinaba más que a ver a Jorge como un venado que es agarrado por dos tigres que lo obligaban a caer al suelo. El arma sobresalía de su cuerpo, me armé de valor y decidí arrebatársela a como diera lugar. ¡Todas sobre él!
¡Ya el lugar era un desastre!, la nube de gritos ensordecía, el alcohol se vertía en los ojos de Jorge. El bestialismo en franca totalidad...
¡¡Dios Mío!!...¡un disparo!...
Todos quietos.

Mis manos se llenaron de sangre, el líquido es caliente...por Dios, ¡cómo fluye!...me caigo de rodillas, siento que me abandonan las fuerzas...
Jorge cae al piso. El cuerpo fue seguido por Karla en un gemido de dolor. Luisa me mira con la cara desencajada.
-¡No fue a mí!- pensaba para mis adentros, estoy empapada de sangre... tampoco fue Luisa que se paraba limpiándose la cara. Karla llora besando el cuerpo inerte de aquel que minutos antes intentaba matarme... dudo mucho que le escuche pedirle perdón a estas alturas...

Es todo cuanto recuerdo mirando el horizonte caribeño...es todo cuanto mis pesadillas me recuerdan ese momento mientras mis cabellos se ondean en el barco llevado por el oleaje azul de la costa marina.

Violación a mano armada fue un móvil perfecto para un departamento de solteras jóvenes...

Karla dueña de sus bienes goza ahora del departamento de Luisa.
La pareja perfecta. ¿Yo?... tomé el boleto con gotas de sangre y pensé que algún día me serviría de escape...lejos de ahí, de ellas y de mi departamento.
FIN.

27 septiembre 2005

Mi departamento IV

No sé qué clase de relación llevaríamos en adelante, lo cierto es que preferí callar lo de Karla como Karla prefirió callar lo de Luisa y como El prefirió callar lo mío.

¿Ironías de la vida?,

Ahora cada llamada era para mí antes que para Karla, quien aún con su querida amante prefería que yo tomara sus recados para no intervenir en los celos de Luisa...
Luisa, que celaba siempre a Karla, me vigilaba constantemente, no sé si por temor, no sé si percibía algo raro en mí, o porque mi conciencia me estaba desbancando. Por sus dudas y sus miedos cuando estaban en casa no dejaba de hacerme preguntas que en muchas ocasiones Karla contestaba simplemente para que dejara de hacerlo. Sabía proteger lo suyo.

El tiempo pasaba y mis salidas constantes de cada viernes comenzaron a alargarse, por fines de semana, por vacaciones, por estar al lado de Jorge.
Mi diversión de planta, absorbía cada viernes que yo planeaba algo diferente.
Karla ya era, de cierta, forma la que se encargaba de permanecer por más tiempo en la casa, hacía los pagos, algunos trabajos, con Luisa claro, que adoptaba la forma de huésped invitado y quien tomaba las riendas de la limpieza. Nada mal para mi modo de vida práctico.

Por el paso del tiempo era justo que Karla refrescara la relación con Jorge debido a que él era quien literalmente le mantenía económicamente, las constantes salidas y los gastos de ellas dos ya mermaban en la mensualidad que Jorge le daba aún sin que Ella se apareciera, así que era tiempo de dejar a Luisa por un espacio breve y ausentarse algunos días.
No era algo que me afectara, de cierto modo, el carácter posesivo e imperante de Jorge en muchas ocasiones me estaba asfixiando de alguna forma, había suspendido a mis amistades temporalmente y no era algo que precisamente yo deseara abandonar; así que Karla la tenía como un buen pretexto.
¡Cosas del nuevo mundo!, no sé si en otros tiempos esto lo hubiera aceptado con la misma naturalidad de hoy.
Al cabo de algunos días Luisa llamaba de forma constante para saber el paradero de Karla pero tras su incredulidad de mis respuestas optó un día por hacerse presente. Ahí, justo en un viernes en el que yo no tenía plan alguno más que de reposar en mi cama.
¡Milagro social!
Era preciso que mi cuerpo descansara del ajetreo que de unos meses a la fecha se me vinieron encima. Por gusto propio, claro está. Aún a medio día mi bata estaba en mí y no tenía el menor recato en arreglarme.
Luisa de curiosa.
Una vez hecha su inspección graciosa de ver si en los clósets o debajo de mi cama no se encontraba escondida, con su naturalidad espantosa fue a acostarse a un lado de mi cama, donde yo, sin la menor preocupación, dejé que se instalara. Dudaba tanto de mí que no deseaba dar mayor explicación mas que la de que ella estuviera presente el tiempo que quisiera, después de todo, se había portado agradable al preocuparse de estar en casa y mantenerla limpia. Creo que ya era una nueva huésped que siempre se acomedía a hacer las compras o a estar atenta si algo se ofrecía. Me decía que siempre se sentía más cómoda en mi casa que en la suya.
El programa de televisión estaba muy entretenido y nos mantuvo en suspenso durante todo el programa, ¡esas series de miedo dan para mucho cuando uno se encuentra por la tarde sola en un departamento!.
Los comentarios de Luisa eran graciosos y hasta cierto punto pude verle el encanto, la chispa que cargaba sin poses. Me caía bien. Parecía niña traviesa y adulta picaresca cuando me miraba ahí, acostada junto a ella, con la curiosidad metida en sus ojos al mirarme repetidas veces las piernas desnudas bajo la bata.
Se ofreció ponerme crema en los pies, me dijo que los masajes eran su especialidad, cosa que constaté cuando sentí sus manos tan suaves al contacto con mi piel. La oferta era buena. Al usar tacones casi a diario hace que se tensen mucho las pantorrillas, era una experta en el arte de relajar. Yo francamente, instalada en día de consentirme me dejé llevar...
Crema por mis pies, masajes por mis piernas, una que otra pregunta indiscreta hacía que ambas tuviéramos risitas traviesas, la intensidad era exquisita aunque sus manos exploraran cada vez más arriba hasta sobrepasar mis rodillas...

25 septiembre 2005

Suspenso...

No culpen a mi jefe,
tampoco a mi oficina,
mi computadora esta bien pero
Yo estoy muy lejos de aquí...

Los sigo manteniendo en suspenso, posteo mañana...

23 septiembre 2005

Mi departamento III


Luisa era de la misma edad de Karla, aunque más vivaz no dejaba pasar nada que fuera a quedar en el aire, de cabello negro rizado daba más el aspecto de la chica caribeña desenfadada que al lado de Karla, rubia, delgada, más reservada y sin sabor siempre se quedaba un paso atrás por no importunar. Luisa no era callada, nada se guardaba, de ojos picarescos entendí el porqué, de cierto modo, Karla estaba a su lado.
Ella fue la que me hizo reír al sorber mi café aquella mañana:
- ¡No sabía que nos escucharías coger como gatos en la madrugada! Karla dijo que volverías hoy por la tarde -Lo dijo sonriendo como si Karla ya nos hubiera presentado tiempo atrás-.
- Bueno, decidí llegar antes para no despertar tan lejos- respondí mirando los ojos espantados de Karla que no daba crédito a que se sintiera descubierta por sus travesurillas de ¡¡no sé cuantas noches!!.
- Tienes una casa preciosa, mucho mejor que la que mi madre me dejó por herencia – musitaba Luisa al no escuchar hablar nada en Karla, seguía muda tratando de esquivar el abrazo de Luisa.
- Gracias- respondí, -siempre me ha gustado mucho la vista a la ciudad. Tomé una de las galletas que ellas tenían en el plato y me di la vuelta -las veo luego chicas, cuidado con mis cosas- salí de la cocina y me dirigí al estudio a mirar televisión sin siquiera pensar.
Ellas volvieron a la habitación. No les volví a ver durante todo el día.

Las llamadas de Jorge en muchas ocasiones no coincidían con las llamadas de Karla, ahora lucía menos Palomita que yo cuando llegaba de puntitas en la madrugada, al no encontrarla, en muchas de sus tantas llamadas, Jorge, con la esperanza de que si tardábamos en la charla ella llegaría, comenzamos en pláticas de cinco minutos haciéndolas cada vez más largas. Me contaba de su vida, de sus viajes, le contaba yo de mi gusto por el arte, por los paisajes.
De cierta forma cambió mucho la perspectiva de aquella primera impresión que tuve de él, aunque me manejaba con ciertas reservas.
De ninguna manera iba yo a cubrir a Karla con toda la fiesta que hacía día tras día con su querida Luisa, sin embargo tampoco era yo la indicada para desenmascararla y como ella corría con suerte simplemente dejé que las cosas continuaran aunque, de cierto modo, me sorprendía y me intrigaba más su preferencia por Luisa y no por Jorge.

Es viernes.
Karla argumentó un viaje con sus amigas a la playa, yo sabía perfectamente que ese fin de semana llegaría Jorge a visitarla. Su idea era que los tres saliéramos a comer a algún restaurante Italiano y aprovechar así el pago del alquiler que lo tenía ya dos meses atrasado. Teóricamente Karla estaría un poco más de tres meses en mi casa, al tiempo que él dejara un poco menos de estar viajando para rentar un departamento para los dos. Hasta donde Karla me daba a entender prefería que no mencionara yo el nombre de Jorge cuando Luisa estuviera presente.
¡Vaya secretos que contenía Karla!.

Jorge llegó al departamento, hablando al celular con ella. Se mostraba molesto, confundido, extrañado de casi no verla y de ya no atender mucho sus llamadas. Yo temía que fuera confesada por él por saber el motivo de su ausencia. Y si se daba bueno...no era mi culpa.

A casos difíciles e imposibles tuvo que modular su carácter de empresario, le hizo dar una nueva perspectiva de su visita, iríamos pues, sólo ambos a comer tras la deuda pagada y adelantada de unos meses más de pensión. Ya me caía mejor.
La comida comenzó muy al estilo de negocios, bastó que le contara algunas cosas que Karla hizo en un desayuno donde quemó por completo el sartén, no se lo iba a cobrar mas se espantó cuando creyó mi casa incendiada. Aquello se volvió menos tenso, tras la comida hubo un aperitivo, las horas pasaron y eso se convirtió en velada...

...hubo plática de todo, de la vida, de soledades, de amoríos y aventuras, El al igual que yo, sabía de la vida y del cómo había de gozarla en casos desesperados... no sé si fue El o fue el vino o fueron esos sonidos románticos del restaurante que me hicieron reparar en su cabello rizado con leves tonos de canas a los costados, lo fino de su nariz, esa voz que por teléfono la tuve tantas veces en mi oído preguntando por alguien más ahora preguntaba por mi y mi vida. Supe que era mucho más grande que Karla, mucho más grande que yo. Su plática era envolvente y en un momento de miradas calladas...
¡¡ Sucedió!!
Un silencio, un brindis, unas velas y el beso en nuestras bocas...
No tuve el valor de rechazarlo, lo carnoso de sus labios me invitaba a seguir con más, me siguió con su beso hasta donde no pude rechazarlo.
Pagamos la cuenta.
Estábamos demasiado deseosos de nosotros y no hubo más lugar que mi departamento.
Karla y su recámara vacía, la playa invitaba a mucho más y ¿la mía? También.

Fue una explosión repentina, él no dejaba de repetir que no sabía cómo se daba pero en el instante le atraía toda yo, todo mi cuerpo, todo mi sexo.
Y la aventura comenzó, navegué por sus mares como él devoró mis aguas, recorriendo su pecho varonil en el que me enredé más de mil ocasiones al sentirme cerca, muy cerca de él dejándose besar a cada paso de mi orgasmo como la enredadera que tiene presa a su pared.
No sé cómo Karla lo cambió o en qué momento su gusto se desvirtuó, pero yo no dejaba de asombrarme por lo mujer que me hacía sentir y del cómo su experiencia me provocó un deseo mucho mayor al que yo le hubiera tenido cuando le conocí.
Dos desconocidos cabalgando, andando por el camino otra vez, como si ambos estuviéramos diseñados en cuerpo, en formas y en movimientos uno para el otro.
El simplemente me pidió no cesar, no dejar espacios vacíos entre nosotros simplemente para acompañarnos en el sueño que tantas veces probé alcoholizada y que hoy prefería dejar probar a todos mis sentidos.
Su voz, su abrazo, su tacto quedaron prendados en mí como pude ver que él ansiaba un cacho más de mí...
La noche transcurrió como pocas en mi vida y en su vida, como muchas que deseaba tener aún...

22 septiembre 2005

Mi departamento II


Mis labores continuaban tan normales como la semana en que Karla –mi huésped- aún no llegaba. Al principio era gracioso el que ambas marcáramos territorio “de estar� y “de permiso�.
Si bien nuestras pláticas ligeras me ayudaron a conocerla un poco siempre quedaba la duda del saber un poco más de la gente que tienes a tu alrededor.

Jorge, su novio, le marcaba todas las noches –aunque estuviera del otro lado del mundo- para saber de la condición de “La Palomita�, como él le nombraba. De vez en cuando, si contestaba yo, nos saludábamos cortésmente preguntándonos cómo había estado el transcurso del día, su voz tan varonil daba la impresión de que desnudaba en algunos momentos cuando preguntaba si yo tenía a alguien de pareja, cosa que siempre quedaba en duda.
Todo transcurría en la más completa rutina hasta que en una ocasión, en una de las tantas noches de viernes en las que le avisaba a Karla que no llegaría hasta entrada la tarde del sábado llegué de madrugada aún, tras un compromiso cumplido de una cena para dos, el vinito me dejó esa nube de éxtasis en la que puedes reírte de lo más bobo o bailar bajo la lluvia, aunque estés a punto de tener un resfriado al día siguiente.
Así llegué a mi casa, olvidando casi por completo a “La Palomita� que suponía yo dormía cual monja en su claustro sintiéndome yo una vampiresa nocturna que retornaba a su guarida tras su sesión de besos y vinos.
Ya en el silencio de la ducha percibía ciertos sonidos que no venían del televisor, sonidos y gemidos que una mujer hace cuando sabe llegar al clímax entusiasta, cegada de placer de tener el deseo en su interior.
¡Mis vecinos ya eran viejitos de 60 años como para realizar cierta clase de malabarismos que con esos sonidos uno se imaginaba! Al tiempo de cerrar la regadera escuchaba con mayor claridad. Sin duda eran de Karla.
Jorge estaría con ella?, Jorge Dormiría en Mi Casa?. Hasta qué punto permitiría yo que ella tuviera intimidad con su pareja estando yo presente –digo- aún en la habitación contigua.
Vamos, era un mar de preguntas vagas que con el calor del vino bebido se fueron desvaneciendo por la euforia del momento. Sólo debía tener cuidado al salir del baño de no encontrarme con alguno, así, media desnuda y de cabello mojado, mostrando lo que no enseñaba tan fácilmente en cualquier lugar.
Salí del baño procurando silencio, fue un alivio que nadie me percibiera. Entre mi mareo y mi sueño dejé de ponerme crema en el cuerpo y dormí, tan profundo como si ya tuviese días de fiesta consecutivas.

Sábado de fiaca...

Mis ojos supieron de la hora porque me la reprochaba el reloj del Buró. Era una maravilla despertar sin las prisas de la oficina, estrés o preocupación, era sin duda uno de mis sábados favoritos. Recordé la fiesta de anoche y las promesas sexuales que prometían para la semana siguiente y mi pensamiento se detuvo justo cuando recordé a Karla.
Antes de salir, debí acomodarme los cabellos, una bata y las pantunflas, ya añoraba llegar a mi cafetera para que de menos me ayudara a pensar cómo iba a planear el día. En la barra del desayunador estaba una chica que, según mi sueño, nunca tocó la puerta para entrar, ¡por lo menos no en la mañana! Semi vestida, con los pechos desnudos, no dejaba de acariciar a Karla, quien de espaldas musitaba que sus manos eran las más suaves del mundo, prometiendo que jamás la dejaría aunque se fuera a vivir a Timbuktú.

Creo que interrumpí cuando Karla se tornó a darle un beso en la boca.
No dudé ni un segundo lo que en seguida pensé, pero tampoco me espantaba la idea. De momento ambas me percibieron y Karla fue la que se angustió más. No me quitaba la mirada en cada movimiento. Yo simplemente entré, dí los buenos días, me preparé un café y les pregunté con tranquila naturalidad cómo habían pasado la noche...

21 septiembre 2005

Mi departamento I


Desde que comenzó mi vida en éste país, no me había dado la oportunidad de salir con alguien en particular en términos de romance. Las costumbres de muchas familias veía que eran demasiado arraigadas y, de cierta forma, una mujer soltera viviendo sola y saliendo con muchos amigos no era lo que consideraban alguien "seria". Muchas de mis amigas casadas codiciaban mi libertad de llegar a cualquier hora a casa, de salir con varios amigos o intentos de conquista sin tener que rendir explicación alguna a todos o a nadie, más si las condiciones eran estrictamente encuentros sexuales esporádicos o frecuentes, según mi asiduidad, gusto o afición.
Con un departamento lo suficientemente amplio bien podría rentar alguna recámara sin que invadieran mis espacios personales. Económicamente sería algo bueno por lo menos para mantenerlo en plan de ahorro. Simplemente podía darme el lujo de hacerlo bajo previa inspección de ver quién sería la persona -mujer- que vendría a vivir temporalmente a mi casa.
En un fin de semana acondicioné la habitación que le correspondería, cama cómoda, cortinas limpias y el baño disponible para que ella pudiera colocar sus cosas personales sin que las mías gobernaran los espacios existentes. Todo estaba listo. La cita se dió.
La chica que asistió era soltera -aunque con novio- recomendada por una compañera de trabajo que me comentaba algunas veces su entusiasmo por el estudio y lo tranquila que siempre se mostraba en situaciones difíciles. Queriendo romper el vínculo familiar ésta vez se decidía por vivir como mi huésped por lo menos durante dos meses hasta que ella pudiera hubicar un lugar pequeño para vivir por si sola.

El día que fue la primera visita de conocimiento no fue precisamente algo planeado, yo había salido de la ducha y ella llegó con un apuesto chico, ligeramente mayor que ella, quien denotaba más individualidad y experiencia que ella. De gustos muy finos El se presentó y se adueñó de la situación haciendo muchas preguntas al respecto de su espacio en la cocina, comida, compras, etc. Ahí me di cuenta que era él quien se encargaría de los pagos mensuales y de la mantencíón de la chica. También me di cuenta del porqué la mamá ya no deseaba que la chica estuviera viviendo como hija de familia. El parecía mas bien un esposo más que un novio, inspeccionando el lugar donde su amada palomita iría a quedarse.
Creo que mi historial era lo que menos yo deseaba que supiera ese tipo por vecinos y conocidos del departamento.
Delgada ella casi sin maquillaje sólo contemplaba el lugar comentando que le agradaba demasiado, sobre todo por la privacía de la habitación en comparación a la mía.
El trato estaba hecho, ella llegaría la semana siguiente con ropa y un sofá cama que su madre le había regalado en señal de paz para que ella buscara un buen lugar para vivir...

20 septiembre 2005

Sombreritos de colores!

Simplemente me fascinó :



"A partir de la primera decena del siglo ningún pájaro de bello plumaje podía considerase se guro, ante el entusiasmo de las más elegantes damas que adquirieron la moda de adornar su cabeza de manera plumífera.
Fue una época larga que casi desapareció dejando sólo en la memoria de los archivos fotográficos en que consistió un entusiasmo irrefrenable.

Todas las cabezas femeninas terminaban en sombrero y todos los sombreros finalizaban en plumas. Millones de bellas aves quedaron en cueros por causa de esa moda que ponía en cada dama la esperanza de un loco vuelo.

Los sombreros más famosos de París enviaban a Nueva York sombreros colmados de plumaje y en la Quinta Avenida las damas mexicanas compraban estos deslumbrantes tapacabezas y los hacían lucir en los bailes del Casino Español.

La moda recorría el mundo elegante y en Hollywood encontraba su mejor forma para mostrarse hasta en los pueblos más abandonados por la nueva moda.

Algunos de los artificios del arte plumario llegaron a ser famosos y aparecieron en catálogos escritos en francés. Por ejemplo: Penacho enhiesto. La pluma se alza sobre la cabeza de forma casi insolente, como del gallo que cacarea.

Bosque plumar. Las plumas salen del sombrero disparadas hacia todas partes y se mueven a la más ligera brisa.
La pluma pirul. Sale el plumaje del sombrerito para derramarse un poco lánguidamente.
Cola de pavo real. Se abre en abanico pretencioso y se convierte en sombrero apto para damas de muy fuerte temperamento.
Toque indio. Son plumas muy bellas y largas que se insertan en el pelo según el gusto personal de la joven.
Corona de plata. La puso de moda Marlene Dietrich; es un tocado resplandeciente, que se sujeta con un sombrero hecho con piedras preciosas.

Como las plumas adquirieran en Europa muy elevado precio, se inició el negocio de la falsificación de los exóticos plumajes y surgieron pájaros imposibles: Currutu de la Amazonia: De larguísimo plumaje azul rematado en rojo fuego.
Pluma de la lluvia. Que puesta en un sombrero de quinceañera hace llover en el verano.

Los falsificadores llegaron al extremo de lanzar al mercado el sombrero temperamental cuyas plumas cambiaban de color según los profundos sentimientos y pasiones de su portadora.
Que reñía con una dama odiosa, plumas amarillas.
Que tenía apetencias sexuales, las plumas comenzaban a moverse como un vendaval.
Estas y otras cosas aun más sorprendentes ocurrían en los tiempos en los que la cabeza de la mujer se puso a volar."
href="http://photos1.blogger.com/blogger/6705/808/1600/hat2.jpg">
Paco Ignacio Taibo IEl Universal.

19 septiembre 2005

Ritual


Después de haberse bañado ambos en un delicioso, perfumado, espumoso y afrodisíaco baño, se dirigen cogidos de la mano a la perfumada estancia. Ella está desnuda, su amado a realzado su belleza colocando collares en tobillos y cintura, a pintado su cuerpo, le a lavado sus pies y honrado como si de una Diosa se tratara.

En el centro del mandala, el círculo cósmico con un triangulo de poder en medio de la luz de las velas, los inciensos y demás perfumes, su piel brilla iluminada por el amor reflejando el fulgor de mil estrellas.

Ella es la Sakti, la maga, la amada, la Diosa,... encarna a el poder de la luna y el esplendor fecundo de la naturaleza.

Su amado, su adorador, su Siva, se acerca, le ofrece una copa de vino pintándole una media luna o un punto rojo pasión en la frente.

Coloca la mano en su corazón mientras ella hace lo mismo para abrir sus chakras cordiales y estimular el poder del amor en cada uno de ellos. Siva lleva un pedacito de carne a la deliciosa boquita de su Sakti. Sakti lleva un pedacito de pescado a la boca de su Siva. Mutuamente se dan al disfrute de otros manjares afrodisíacos que van estimulando poco a poco su pasión.

Sentados con piernas cruzas uno frente al otro, se miran a los ojos, se miran hasta lo mas profundo, hasta descubrir el brillo del alma enamorada en el fondo de su ser. Sakti lleva su mano izquierda al corazón de Siva, mientras su amado hace lo mismo, sus manos derechas permanecen cogidas formando un maravilloso circulo de amor.

Crean un puente energético entre sus mutuos corazones, un puente de luz que une sus almas a través de las manos, la mirada directa y profunda de sus ojos. Sienten los latidos de su corazón, sienten su reparación, van poco a poco armonizándose, uniéndose, fusionándose como si fuese un único corazón quien palpita en cada uno de ellos, como si fuesen una sola respiración vivificando sus cuerpos. Una misma alma sintiendo lo mismo en cuerpos diferentes.

Se regocijan en el amor que reciben y el amor que dan, en el amor que viene, formando un circulo de energía que recorre los cuerpos.

Se regocijan en el mutuo embeleso que va llenando de amor, ternura y sensualidad cada una de sus células como un dulce y húmedo perfume.
Cuando Sakti se siente preparada se sienta encima de Siva, abrazándolo con piernas y brazos, juntando ambas frentes, fusionándose, siendo uno en el profundo estremecimiento del abrazo cósmico, Tántrico... Comienza el beso suave, profundo sin que el tiempo y el espacio importe, sin que nada importe, unos mismos labios y dos lenguas absolutamente entrelazadas acariciándose amorosamente, sin prisas, sin pensar, fluyendo hacia la vacuidad. Siva hará brotar con cada una de sus delicadas caricias un río de estrellas ardiendo en cada poro desnudo del cuerpo de su amada.

Van a hacer el amor sublime y sensualmente. Sakti introduce suavemente, sin prisas el lingam, el tallo de jade, de su amado en su sagrado templo, su yoni, el palacio de jade. Sakti se abandonará a esa marea cósmica que va iluminando todo su cuerpo, dejará que los ríos de gozo vayan empapando todo su ser.

Él sentirá la excitación de ella con la misma delicia y delicadeza de quienes se calientan en una hoguera en las frías mañanas de invierno.

El calor de ella será su calor, el gozo de ella será su gozo. Siva nunca buscará su propio placer, el orgasmo de ella no es el final sino el principio de la fiesta, el comienzo de la verdadera celebración. Sakti aunque está abandonada a la marea de sensaciones hará todo lo posible por transmitir lo que siente a su amado, son ahora una misma alma, un cuerpo fusionado donde los egos han desaparecido por completo. Donde cada uno se esfuerza por buscar el placer, el disfrute y sobretodo el crecimiento del otro.

El orgasmo no es el final de la fiesta sino el principio de la celebración. Permaneced unidos, meditad, relajaos, disfruta de él, prolongadlo, liberaos de todo lo que pesa, soltar, abandonaos por completo, id más allá sin miedo a nada, buscaos, exploraos, experimentaos,... Sois un único cuerpo tened el valor de fusionaros, entregaros el uno al otro, abandonar vuestro ego, creced,... Entregaos al estremecimiento del absoluto silencio, no penséis nada, sentid, que no se apague la llama en sólo un simple y desahogo sexual, no perdáis el tiempo en cosas primitivas, ¡¡evolucionad, tened la valentía de ir más allá del placer sin miedo a nada!!

Ella es la maga que encarna los poderes del universo. Él ha sabido respetarlos, el temblor cósmico que experimenta el cuerpo de su amada es su propio estremecimiento y el mar de delicias que la ha llenado por completo se desborda impetuoso para empaparlo también a él.

El río desbordado de energía fluyendo de ella provoca también abandonarse a él. Él se va con su amada y ella le lleva hasta lo mas profundo de un orgasmo cósmico. Al final se dan cuenta que no son hombre y mujer sino puro amor cósmico lleno de luz y de gozo con que fue creado el universo.

Han hecho el amor siguiendo el ritual mágico de los antiguos Tántricos, más allá del placer que nunca termina, han descubierto su verdadera identidad universal. Esa es la verdadera luz que ahora ilumina sus cuerpos, el verdadero gozo que permanecerá en ellos días y días.

Tomado del libro del ritual Maithuna.

15 septiembre 2005

México

Quizá en muchos de nosotros nace el día de hoy una idea de lo que es vivir en una tierra de libertad, tanto de expresión, pensamiento y manera de vivir. Eso comparado con otros lugares donde existe la guerra es un edén. Desafortanadamente en las pequeñas cosas es en donde podemos apreciar lo maravilloso del lugar donde nos toco nacer, creer en héroes, enorgullecernos de nuestros símbolos, ir conociendo los diversos pensamientos, nuestras tradiciones y ¿porque no? hasta esas personas que hacen de México un lugar tranquilo aún para vivir (si, con todo y D.F. incluyendo provincias). Y digo desafortunadamente porque en lo pequeño pocas veces nos fijamos. Pero he aquí una muestra del porqué hoy me siento orgullosa de representar a mi país, de darme cuenta que todos y cada uno de nosotros damos ese toque bien pintoresco de lo que forma la ciudad,el pueblo, la villa, la gente, el pensamiento y sus acciones.
He aquí el porqué amo a México:

.
Por su gente, la que hace especial todos y cada uno de los días en que convivo con ellos, con un buenos días, buenas tarde o felíz fin de semanaPor su toque,sazón,alimento vivo de ese maravillo sabor inigualable que incluso me atrevo a decir que está hecho con amor.
Por su trabajo, día a día, antes de que yo me pare de la cama ya hay gente en las calles, en los mercados, en los caminos, todos dispuestos a servir y buscar una manera digna de salir adelante.
Por todos aquellos que en un símbolo ponemos toda nuestra fé, en el que tomamos como partida para saber que somos distintivos del resto del mundo.
Por sus lugares que siempre invitan a permanecer un momento en silencio escuchando el sonido de los pájaros, respirando el ambiente que se guarda de su pasado, en historias, leyendas y cuentos de los abuelos, playas, sol, bosques y montañas.
¡Caray! Por todo lo que siento y que me es difícil expresar pero que va con toda la diversidad que existe aqui, allá y acullá.
Por eso quiero a México. ¿Y tú?

14 septiembre 2005

El Gorrión

Hubo alguna vez, por el callejón de mi barrio, un gorrioncillo pardo, cuyo color alegre en todo su cuerpo era esa mancha roja en una parte pequeña de su pecho y cresta.
Todos los días, presto y aplicado salía de aquel hueco que tenía una teja, en el techo de mi casa; casita afortunada en la que le protegía del tiempo inclemente que a momentos ocurría.
Puntual en la fuente, por las mañanas, daba picotazos al agua cristalina, leves saltitos para salpicar las plumitas, una...dos...tres aleteadas y ya estaba listo su baño matutino. Una vez limpio volaba con cuidado a la tienda de Don Rafa, español exiliado que, con el tiempo, logro su amor por mi país, vendiendo semillas, pan, abarrotes y vino hecho por él mismo; una que otra vez alborotaba a las palomas que, a hurtadillas, se colaban al semillero, ahí se colaba también el gorrión, desayunando a brinquitos saboreando por aquí, saboreando por allá. En las tardes, Don Rafa solía alimentar a toda la tribu de avechuchos que pasearan por ahí, pero ¡ay de aquel día que no amaneciera de humor! porque simplemente las espantaba del lugar.
¡Se aproxima la primavera! ya son tiempos de canto y sol. Llenando el buche de su pequeño cuerpecín ahora el pequeño procedía al momento del despulgue ¿quién aguantaría semejante comezón en todo el día?. Una vez realizada la faena del día era el momento gozoso de inventar una canción, de silbarle al sol, de contarle a la vida con tonos alegres y entrecortados cuánto podía el desgarrar su gaznate para que se oyera por todo el barrio.
Desde los caminos que recorría del parque a la fuente disfrutaba mirar el paso de la gente, de otros vecinos, del sonido del agua y de aquella ventana...Esa ventana con macetas alrededor le quitó súbitamente su canto para mirar...calladito, qué era lo que llegaba de repente y desaparecía: ¡Una golondrina! Oh bella la plumífera, pechito fino y plumaje bien cuidado, iba y venía de la ventana al jardín.
Lo había dejado mudo, quietecillo. ¿Porqué no había visto eso antes?.
Y gorgoreó más para ser escuchado y aleteaba más para ser observado, varias pajaritas le miraron y se iban acercando curiosas, se esponjaba para aparentar un buen porte, al colmo de parecer cada vez más gracioso. ¡Había descubierto que también se le canta al amor!
-Sí, pero qué ridículo se pone uno- decía yo desde la ventana.
Ahora entendía porque muchos cantaban enmielados, la naturaleza le brotaba en su instinto de pareja pero...
La golondrina no se inmutaba, sólo se concentraba en traer y llevar, llevar y traer, así que una vez envalentonado interceptó su trabajo y platicaron.
Supo que era viajera, que sus padres y abuelos le heredaron ese lugar, que todos los días de primavera la vería trabajar arduamente y acordaron que cuando ella descansara ambos en alguna rama charlarían un poco.
El loco se enamoró. Tras las seis de la tarde se despedía cantando y aguardaba al día siguiente para mirar su labor. Llevaba semillas y pan donde ella para que descansara y comiera. Su amor lo calló pero era profundo, su amor lo convirtió en canto, de amor, de ilusión, de respeto. Sabía que su estancia duraría lo que dura la primavera, sabía de una advertencia, de un vuelo hacia otro lugar, que quizá ella encontraría un amor y si el tiempo lo disponía ese nido que ahora construía se formaría de hijos y así seguiría su ciclo.
El pequeño Gorrión jamás había volado más allá de mi barrio, de las fuentes, de las azoteas y parques. Deseaba seguirla hasta el confín del mundo por las pláticas que ella le narraba sobre los cielos y peligros que algunas veces pasaba. En algunas tardes el gorrión sufría por no ser igual que ella, por temer que volviera a la siguiente primavera acompañada y cargada...
El tiempo pasó, la despedida se llegó como llegaron los siguientes meses, un verano, un otoño. Y de vez en vez le descubrí posado en mi ventana queriendo imaginar que ella llegaba a él. Al pasar varios inviernos me olvidé de mirar a la ventana. Una primavera, a lo lejos, escuché al mismo gorrión de aquellos tiempos, al lado de una pajarita coqueta y rechoncha, gorriona también, con quien jugueteaba en la rama donde siempre se posaba desde que le conocí. A unos metros un nido: tres huevitos chiquitos y blancos, llenos de amor.

El nido de mi ventana jamás se ocupó, la golondrina viajera jamás regresó, no sé que hubiera pasado por la mente de aquel gorrión, pero mucho me alegró verlo feliz, contento, aunque de vez en cuando, por alguna tarde, suspendiera mi lectura al mirarlo ahí, sobre mi ventana, quizá mirando que esa ausencia, a pesar de todo, jamás será llenada por el amor que aprendió a respetar.

13 septiembre 2005

Terapia

A veces el fondo de la mente guarda mucho de lo que tenemos en nuestra vida diaria. Cosas que no diríamos frente a cualquiera tan fácilmente, cosas que se antoja rebazar ante los límites sociales que nosotros mismos imponemos, cosas que etiquetamos como prohibidas o censurables, ocultas, secretas...
La Señorita Liz sabe mucho de mi, de algunos rincones de mi mente, de algunos temores que viví en el día a día... lo que no sabe es todo lo que pienso por completo ni todo lo que siento, eso ahí lo guardo, lo dejo tras bambalinas cuando ella se sienta en los lugares del escenario central mientras yo hago mi diestra actuación.a href="http://photos1.blogger.com/blogger/6705/808/1600/terapia.jpg">

¿Quien lo diría?, eso que comenzó siendo una sesión tomada por obligación hoy me parece la mejor parte del día, me hace volar, me hace salir de convencionalismos y me provoca un vuelo de éxtasis delicioso cada vez que la tengo frente a mi. Al cruzar sus piernas y poner pose de atención hacia mi provoca un estallido de emociones que celosamente no desearía que tuvieran sus otros pacientes, aunque quizá sí. Al contarle de mi vida le miro hacia todos lados de su frente, sus botones de la blusa delicada que le cubre los contornos más dulces que yo he probado en mi imaginación, su silencio programado y su mirada crean el ambiente perfecto para que yo la tenga en mi pecho, penetrada, extasiada de mi, queriéndome como el único en su vida, en su sexo, en sus citas de cada martes, en su piel, la sumo en un mar de caricias que logran hacerla suspirar de deseo incontenible donde puedo ver lo mejor y lo peor de ella, porque creo que ella también guarda secretos en su mente.
Cuando ella habla, salen rosas de si, su caminar para algún librero despliega olores que sólo yo los percibo, escucho sus teorías, sus consejos, todo lo escucho como chico aplicado y lo convierto en sutil fantasía, musa inspiradora de las más deliciosas escenas eróticas frente a su escritorio...jamás dice NO, ahi la tengo dspuesta, receptiva a mi toque de la mano con mi mente en sus muslos delicados pidiendo que las sesiones no terminen jamás.

Me desnuda con sus preguntas y cedo sutil a la encuesta, es verdadera tristeza que ya no se usen divanes de antaño, el placer sería horizontal. No tiene defectos que yo detecte salvo el que su asistente me cobre la tarifa correspondiente de la consulta obligada. Ella no toca el dinero, ni squiera mi mejilla al despido mas toca mis interiores convirtiendo algo en mi en un ser que la busque, que la mire, que quiera más de ella en trozos pequeños.
Ninguna mujer de la calle, de un banco, de una tienda u oficina siquiera logra mover un gramo de lo que ella mueve en mi. Entiendo que cada mujer sea única y jamás se repita en otra, ni en cuerpo ni en figura, mas yo desearía hacer mil copias de ella, para poner sus estatuas en mi camino, posada en formas diversas y cuando me aleje de ahí recuerde sus cabellos castaños y lacios combinados con sus ojos negro profundo...
Terminada la sesión hay un después, mira el reloj, cierra mi archivo y surge un adiós. Hoy por la noche sé que vendrás a mi en forma de mil orgasmos, gustoso yo ahora los estaré esperando.

12 septiembre 2005

Semana Patriótica

Cuando yo era niña siempre en la escuela, al llegarse Septiembre, sabía que de alguna manera íbamos a tener un mes diferente.
Se adornaba la entrada con los colores patrios: verde, blanco y rojo y siempre daba una sensación de algarabía. En los salones había pinturas de los héroes que nos dieron la independecia. Y yo les miraba a ellos con cara seria y curiosa.

Ya en clases nos contaban las emocionantes historias de los héroes que vivieron aquellos tiempos y mi neuronita, como siempre, comenzaba a imaginar cómo vivía la gente, cómo eran sus vestidos, sus costumbres, sus pensamientos y cómo se daban esos tiempos de cambios en los que, si todos aquellos lo hubiesen vislumbrado, hubieran quedado como los más recordados de todos los tiempos, por lo menos aquí, en México.

El homenaje a la bandera se realiza cada lunes desde siempre hasta nuestras fechas en el patio de la escuela, por las mañanas todos los grupos se forman y el salón designado a realizarlo normalmente efectua la lectura de efemérides y momentos importantes de ése tiempo. Se canta el himno nacional y orgullosos recibimos al Lábaro Patrio hasta su despedida. Ahí es donde nos ilustraban los compañeros sobre la razón del porqué toda la escuela lucía tricolor y nos enseñaban los cuadros de los que nos dieron un México diferente.
Era un gran privilegio que, al comenzar como todos los lunes, los maestros nos eligieran para salir caracterizados de Miguel Hidalgo, José Ma. Morelos, Josefa Ortíz de Domínguez, los niños héroes...
Hoy por hoy, los valores y la educación mexicana ha venido mermando de forma sorprendente. Ver a un anciano que, cuando pasa la bandera, éste se quita el sombrero y guarda compostura de firmes,cuando otros chicos que pasan simplemente no saben ni siquiera cómo hacer el saludo, es algo de verdad que nos da una gran lección a todos los que por pena, o simplemente por haber olvidado aquellas clases, no lo llevamos a cabo.
Esta semana, so pretexto de que sea corta por motivos feriados, tengo fé de que los chicos de mi edad, más chicos y más grandes, conservemos un poco de solemnidad, dando el respeto merecido a todos nuestros símbolos patrios ya que, sin ellos, siento que pederíamos nuestro sentido de nación.
Cuando se está lejos de México es cuando nos viene el amor a la patria, por la añoranza, por la distancia, por lo que como mexicanos sentimos en un sólo día...¿Y el resto qué?.
Hoy desearía que, si bien, muchos de los que tengo el honor de que me visiten sean mexicanos, compartiéramos un poco del orgullo mexicano y del respeto que se nos está perdiendo y que debemos rescatar, invitando a nuestros amigos extranjeros a que conozcan un trocito de México mediante éstas líneas y del porqué en esta semana andaremos alborotados luciendo moños, banderas y todo tricolor, ¿les parece?

Que tengan pues, un inicio de semana con sabor a México.

09 septiembre 2005

La Cita

Cuando me notificaron que era inmediata mi visita a aquel lugar, no pude más que evocar toda una serie de sentimientos encontrados trayendo a mi mente todas las historias, fantasías y leyendas que se han dicho desde siempre, quería que no fueran reflejadas en mi encuentro con Eusebio.
Desde siempre había estado interesada en los reportajes sobre la gente célebre, reconocida y, porqué no decirlo, presumir que había dado la mano en saludo a alguno que otro gran personaje.
Había corrido con suerte de haber escogido la carrera adecuada a mi tenacidad, curiosidad y destreza para preguntar y entrevistar sin que se sintieran acosados en su propia narración de vida. Más aún cuando mis vísceras no intervenían en la demostración aferrada de ganar una exclusiva. Mi trabajo se reconocía.
La vida me dio experiencias gratas, todavía en mi inmadurez, pero nunca en situaciones diferentes al éxito y bonanza. El Jet Set era parte de mi medio, siempre vislumbrando a que uno que otro personaje provocara mi vista para sentirse nombrado en las páginas del diario más conocido del país. Esto ahora, ya era un terreno nuevo para mí.

Sé que había de ser prudente al visitar el lugar donde no hacían los guardias más que desvestirme con la mirada, aprovechando uno que otro manoseo al excusar que era inspección rutinaria para evitar introducir armas blancas a los reos. Alguien me dijo que un vestido, por muy discreto que fuese, no era gran idea para sentirse en pasarela frente a los reos. Ahora lo confirmaba por ser el foco de atención de aquellos pobres diablos que, sabía yo, no tenían distracción alguna salvo la de ver revistas pornográficas o algún evento de chisme en la televisión. Sentí sus ansias libidinosas y quise mostrar que nada de lo que hicieran me afectaría en absoluto. De ninguna manera se me habría ocurrido meterme nada en la vagina para pasárselo a alguien, pero tras la insistencia fue necesaria la auscultación indignante por el morbo de aquellos oficiales y mujeres de guardia que compartían miradas de complicidad.
–Que se han dado casos- bueno, todo por salir de ese lugar sería ideal en pensarse, creo que hasta el más ignorante puede desarrollar ideas magníficas con tal de estar lejos, en una playa, mirando el azul del mar a esos muros húmedos e impresionantes, difíciles de rebasar. Pasada la prueba era momento de poner atención a sus advertencias.
Se me dijo que era peligroso, que muy rara vez hablaba con la gente, que dados los años de búsqueda para dar con él y arrinconarlo finalmente en la cárcel había causado muchos despidos en el departamento judicial, muchas muertes extensas y agonizantes que sólo un carnicero puede definir en el juicio final. Imposible encerrarlo junto a otro porque quien salía libre de aquellas paredes, salía por fin, pero sin respirar ni mirar a la vida nunca más.

Cierto que al haber cabezas tras de él era de imaginarse que podía ser un tipo complejo, vivaz y rapaz. Todo pintaba tan tenebroso como esa escena gris y angustiante de Clarice con el Dr. Lecter mas no era yo una experta del FBI ni él había sido un psicólogo que atravesara mi mente. ¡Menos mal!
La situación en la oficina de registros es fría. Pude percibir que había una cierta repulsión al describirme a cada uno de los individuos que ahí se encontraban. Desde los más tenebrosos hombres que caían víctimas de sus parafilias criminales en sus cegueras sanguinarias sin lucidez hasta de los que, por eventos circunstanciales, les llevaron ahí por días, años y tiempos en los que dudo mucho que al salir sepan moverse en el tráfico y la hambruna citadina.
Esos eran hombres que también salían en los diarios, mas no en las páginas de mi sección favorita, las notas rojas eran su elemento cada vez que tras alguna disputa había sangre y violencia de por medio.
Que uno amaba encontrar vírgenes, tratarlas como putas y al final desgarrar sus matrices para tenerlas en colección de cloroformo, que otro deseaba acabar con homosexuales por ser uno el causante en su niñez de una violación literal a sus sentimientos y sique. El que yo vería tendría la nota especial de ser frío, sin piedad ni condescendencia. Justo al frente de todos lucía como el más inmortal de todos al desafiar su humanidad por desmembrar víctimas a paso lento, algunas enterrarlas vivas, otras dejarlas sin órgano alguno a que siguieran existiendo con un acoso inmenso cada vez que recibían llamadas. Todo esto con personajes del medio político, artístico y social. Jamás encontrado por nadie durante muchos años pese al alto precio que valía su cabeza, nadie intentaba llevarle la contra porque de alguna manera, trabajando él solo, lograba la venganza de manera indeseada. ¡Ay de aquél que él supiera le diera la espalda cuando un plan fracasaba!.

Tanto me habían hablado de ese hombre que finalmente la hora concertada llegó en mi reloj. Entré y simplemente me recomendaron que caminara junto a él a una distancia prudente en el momento de su “recreo�, un burdo paseíllo en redondo en el patio de todo aquel imperio de barrotes.
Parada ahí sin conocer salidas de emergencia –por si acaso- no distinguía cual de todos los que caminaban podría ser Eusebio, así que la guardia me tomó del brazo como acostumbran con los reos y bruscamente me dijo “Ese, el más alto, el canoso de la derecha� y me aventó al ruedo con la mirada seria y extrañada de todos al identificarme como algo nuevo en el lugar...
¡¡Por Dios!!, no podía creer a quien me estaba dirigiendo, de momento quedé sorprendida, no era el terror de mirarle encorvado, ni de sentir ante mis ojos su mirada asesina, era la sorpresa de saber, ingenua de mi, que también en prisión pasan los años, se sufren más penas, las cargan con piedras morales de tiempo y arena...
Eusebio era viejo, más que mi padre, más que las fotos tomadas en su captura, mostrando los números que yo creo, ahora cargaba sobre su espalda. Pasos a rastras que denotaban cansancio, rutina y fastidio a la vida.
Ya jorobado de los años cumplidos murió mi temor inmediato invadiéndome de una gran pena. Enmohecidos sus años ágiles me preguntaba si en verdad seguiría siendo tan maldito aquel hombre como lo fue en sus años mozos, si en verdad la sociedad le habría perdonado sus actos malévolos, si él mismo pudiera recapacitar y pensar que lo que había hecho lo hizo en nombre de una terrible necesidad de aniquilar la humanidad y que ahora la viera más grande que su ser, que su cuerpo, débil ya, que su alrededor...
Me miró indiferente, el guardia le señaló quien era yo para recordarle la entrevista pactada que me narrara cómo mató al Presidente de aquellos años, cómo violó sin clemencia a tantas chicas de alta sociedad, cómo se burló de los medios siendo invisible, ante la ley, ante la gente, ante su misma familia que dejó en un charco de sangre para que las venganzas no se cobraran “en efectivo�. Cómo fue posible que una sola cabeza tuviera varios demonios por dentro que le invitaran a danzar ante cualquier propuesta sanguinaria. Quizá no tendría yo una idea siquiera de cuanta sangre se vertió por sus manos. Caray!, Ahí tenía al viejo, con pocos dientes, a paso lento, presto a hablar ante mi súbita sorpresa...

08 septiembre 2005

Los quince años de Miranda

Hoy tenemos a un invitado, Chico Santamaría quien nos aporta uno de sus textos interesantes, espero lo disfruten.

"Me recuperaba de mi operación en el peritoneo. Quince días antes me habían destripado. Sacaron mi intestino como la cámara de una llanta de bicicleta. Poco les importó la cicatriz de más de treinta centímetros que dejaron. A esa cámara que fue mi intestino, la cortaron y la pegaron como a un beso. Cerraron. Me dejaron con la posición eterna de un jorobado y sin trabajo. Cóncavo.

Siempre protesté por volver aquí. Ahora este lugar me daba la razón. Regresé por nada. Por poco. Muy poco. Por la ausencia, la inexistencia. Por nada. Siempre empiezas por algo. Cuando no existe nada. Nunca empiezas. Solo.

Ya era posible caminar. Cóncavo. Decidí ir a la fiesta. Llegué en el coche que me prestó Camilo. Todos me recordaban lo cambiado que estaba. Lo triste y perjudicado. Era como regresar del destierro. De la expulsión de mi territorio. Con destiempo. Fuera de mí tiempo. Del tiempo de ellos. ¿Cómo me veía? Abandonado. Por decisión propia. Abandonado de mis costumbres y posicionado en la nada. Con nada.

Al destino no le importa. Igual tiene su punto de llagada. Hacia el que se dirige. A quien va dirigido. Con la finalidad. Encadenado. Con cada destinatario. Así conocía a Miranda. Como aquel que no tiene nada y encuentra todo. Como hablando con el destino que da y arrebata. Que reparte la baraja. Justo cuando no me tocaba nada. Me repartió a la quinceañera. No juego, pensé. Pero pronto llegué al arreglo perfecto con mi otro yo. Sin culpas.

Me creo muy listo. El cuerpo perfecto. La cintura perfecta. La edad perfecta. La adolescente. En busca del completo desarrollo. Más que joven. A partir de la fiesta ya no nos separamos por más de un año. Juntos. Todo el tiempo. Cargando con la diferencia. Tengo 16 años más que Miranda. Como inseparables. Aunque no habláramos el mismo código, procurábamos entendernos. Hacía como que me entendía y yo procuraba actuar bien para que notara que yo la entendía.

Muchos momentos. Una vida cotidiana. La conocieron todos mis amigos. Ya tenía su lugar con los míos. Bromeaba siempre con Edgar. Era como del grupo. Tan autónoma como su moral lo permitiera. Libre y responsable. A veces niña y a veces más niña. Nuca me respondió si me quería. Siempre estaba allí. Disponible. Caminábamos por horas y de vez en vez nos agarrábamos de las manos. Se le echa de menos a aquella niña que estuvo conmigo en los perores momentos, ¿o mejores? Aprendí todo.

Hoy las cosas están en su sitio. Yo, por casarme. A miranda la vi caminando muy buen abrazada de la cintura por su novio adolescente. Muy conveniente. Bien apretada. Para que no se escape. Yo la recuerdo, ¿Ella me recordará?"

¿Qué opinan de las diferencias de edad en los amores?

07 septiembre 2005

Bichos familiares

No hay nada de especial en el mundo en el que vivo, bichos por aquí y bichos por allá. Tenemos una armonía entre todos, duermo por ratitos acurrucada en algún rincón de las plantitas.
Todos somos diferentes, hay insectos voladores, otros sólo caminan, unos se comen a otros y yo simplemente como y mastico todo lo verde que encuentro a mi paso. Yo soy de las que vuelan y pueden caminar, soy rojita con lunares divertidos sobre mi espalda. Con Cortas antenitas me guío por los caminos donde no se puede ver bien. Nunca tengo un lugar fijo, me gusta curiosear, es posible me pueda encontrar algún manjar en el camino.
Hace poco, no sé cómo, me quedé dormida en un lugar extraño, al despertar percibí que no había más verdes y los techos sin sol eran de fierro. Era un túnel mas no para bichos. Había muchos humanos alrededor, me dió miedo y volé hacia el techo, estando sobre todos ellos pude ver lo variado que son, de cabellos negros, cabellos grises, otros tienen amarillo como el sol, ¡¡oh!! Cual fue mi sorpresa que ví un humano ¡de cabello rojo!, quizá un familiar lejano de mi estirpe ha podido engendrar en humano...me acerqué sin que se diera cuenta, hasta que ¡zuuum!, Caí en el cuerpo de otro que se atravesó...había empujones, entradas que se abrían, salían y entraban en masas destructoras. Un timbre daba la señal y las puertas del gran gusano se cerraban.
Pues viajamos juntos por lo que ví. Mi objetivo era llegar a mi tía o abuela ancestral, esa de rojo que no tenía puntitos como yo... los olores eran extraños y muchos corrían como hormigas. No hay gran diferencia entre ellas y éstos. Se mueven bajo la tierra, trabajan apresurados, juntos pueden ser amenazadores y llevan ese paso marchante que hace que parezcan robots matutinos. ¡Qué caras!
De pronto, llegué, me posé frente a ese humano. Pude ver que hay diferencia como nosotros las tenemos. Hay bichos y bichas, quizá sean humanos y humanas. Esta era así. Gran cabello rojo, sin antenas, dos patas (ha de ser muy lenta al caminar), Sus ojos enormes me vieron sorprendida...Preparé mis alitas por si sentía su mano aplastante sobre mi...era curiosa, me miraba extraño ¿habrá pensado lo mismo que yo?, podría decirle si pertenecía a los grandes insectos de la antiguedad?, quise bajar a tocar su cabello pero ella me tuvo en la palma de su mano. ¡¡Yo creí que era el fin de mis días!!
Su voz fué muy queda, quizá para que no la oyera nadie más:
-¿Qué hace un bicho como tú aquí?, éste no es tu medio y dudo que encuentres plantas por aquí.
Le conté que ni yo supe de éste lugar. Cerró su puño y me protegíó para no perecer en la masa de gente. Me dijo también que era hora de moverse, que la siguiera sin temor porque ella se bajaba del gran gusano subterráneo.

Yo callé...la panza me gruñía por falta de comida. Pero en el camino no pude más que percibir humanos, humanos y más humanos. No me habló en el camino, sólo miraba que siguiera en la palma de su mano.
De pronto...¡aire!, ¡sol!, qué cambio fué ese que pude sentir mi medio preferido. Me volvió a mirar y pude ver que sonreía. Muy despacito abrió su mano, me enseñó algo verde y descendí. Un gran pasto me cubría. Sólo murmuró que tuvera cuidado, quizá no gritaba para no dejarme sorda.
-¡Espera¡- grité, ¿eres gigante con familia a la mía?, ¡me ayudaste mucho a no perderme, debiste ser pariente mío!.
- A veces soy como tu, chiquita y bonita, a veces me pierdo en la inmensidad, otras tantas me conviento en gigante y tenebrosa...¡es tarde ya!
- NO me djiste tu nombre,Cómo te llamas?
- Kleine, ¡adiós!.

06 septiembre 2005

Virginia

No recuerdo cómo lo conocí; sé que fue algo inesperado cuando me insinuó estar a solas. Mis amigos lo percibieron pero nadie lo comentó.

Sus clases eran buenas, a todos siempre nos tenía atentos. De todo aquel grupo rebelde era impresionante que un maestro pasara por el salón y viera que nos tenía quietos, callados, preguntando en verdad sobre el tema que exponía.
Si me veía distraída, pintando en el cuaderno, se atrevía a preguntar si yo pensaba en alguien. Insistía en que me quitara la paleta de dulce que siempre chupaba en cualquier clase.
El era el clásico profesor aplicado, estudioso, pulcro. Las chicas de semestres más altos le buscaban para preguntar cualquier tontería, haciéndole rueda por aquella masculinidad que atraía siempre.

Y yo simplemente estudiaba.
No era matada al estudiar, siempre era de las buenas calificaciones aunque también disfrutaba la compañía de mis compañeros. A veces me aburrían ciertas clases. Típico.

Ese día de la gran Kermesse, todos ayudaban a los preparativos y adornos. El profe se me acercó e insistentemente deseaba saber si yo vendría por la noche con alguien. Jamás le di razones, sólo le ayudaba a colocar los listones. Y las chicas me odiaban porque sabía que tenía sus ojos sobre mí.
Se acabaron los listones y de manera simpática me pidió ir a la bodega con él...

Al fondo de aquel lugar estaban las cajas. Muchas bolsas y cosas que ya no usábamos en el año escolar. Ahí me prendió del brazo, no me asustó su cuerpo cercano al mío, ni me excitaban sus manos que apretaban de manera extraña; primero fue un beso, después, en el intento, fue el torso.
Al principio sólo lo observaba, preferí cerrar mis ojos ante su grotesca lengua deseosa.
Tampoco lo detuve.
Sus manos me tocaban la piel y respiraba cada vez más rápido; ese bulto entre sus piernas crecía de manera rara.
Yo abría mi boca al besar porque deseaba saber si eso era un beso de verdad. No lo encontré emocionante ante la saliva que tenía de por sí.
Cuando se sintió correspondido su tensión aumentó, y la palma de sus manos en un torpe disimulo se frenó ante mis pechos, erguidos y suaves que al contacto sintiera tibio, ahí mis pezones se endurecieron.
Su abrazo me ahogaba, su boca no me dejaba hablar, sus piernas se acercaron y en un intento por acomodarse me hizo a su cuerpo, a su calentura, a quitarme la virtud que las chicas cuidan al llegar al altar. (¿llegarán?).
Yo no sentí miedo de perderla, estaba más absorta en ver cómo se quejaba, cómo gemía, como era su actitud animalesca, como su miembro reventaba de calor, estaba yo lejos de preocuparme por mi frialdad que él percibiera.
Tocaba mis muslos como si nunca más fuera a tocarme.
Bastó un movimiento leve para que brotra de él su mojada emoción, batiéndome toda en su ligero aroma sobre mi falda escolar.
No hacía más que repetir que era linda, que le impresionaba mi inocencia, no sé que le dió. Lo ví ridículo, me perdí en mis pensamientos ante tan simples comentarios.
Me limpié lo obvio y la ligera mancha de sangre marcada entre mis piernas hacía que sólo le devolviera sonrisas mustias...!
Tomé los listones y le dije que se los diera a los chicos allá afuera, que yo me quedaría a buscar más en las cajas. Ahora sí salió extrañado.

No era verguenza ni temor a ser descubierta, era el querer respirar y sentirme libre, de no seguir al lado de alguien que en nada me atraía...
¡Al fin aire fresco!!

05 septiembre 2005

Quiero...

Para un comienzo de lunecitos:

Quiero aprender a oírte sin juzgarte,
Quiero que me enseñes a opinar sin darte consejos,
Quiero que aprendas a confiar en mí; sin exigirme,
Quiero enseñarte a ayudarme sin intentar decidir por mí,
Quiero aprender a cuidarte sin anularte,
Quiero que me enseñes a mirarte sin proyectar cosas en ti,
Quiero que aprendas a animarme sin empujarme,
Quiero enseñarte a abrazarme sin asfixiarme,
Quiero aprender a sostenerte sin hacerme cargo de ti,
Quiero que me enseñes cómo protegerte sin mentiras,
Quiero aprender a acercarme a ti sin invadirte,
Quiero que aprendamos a aceptar las cosas del otro que
más nos disgustan, tanto como para no pretender cambiarlas,
Quiero que hoy, después de lo aprendido yo de ti y tú
de mí, seamos capaces de elegirnos otra vez sin condiciones.

02 septiembre 2005

Periko



Cuando te tuve, no teni­a la certeza de lo que iba a vivir a tu lado, de los cambios que habri­an en mi e incluso de que tendri­a que pasar por momentos en los que tú serías el punto de partida de cualquier decisión que tomara en nuestro camino, si, nuestro, porque a partir de ese momento en que lloraste por primera vez dejé de jugar con muñecas para jugar contigo.
Cambiar pañales muerta de asco por el olor que no conocia hasta que me lo presentaste tu, con todo y fuente incluida que se chispaba en mi nari­z por atinarle al momento en que me hacias pipi­ así nomas fue algo que sorprendi­a.

Fue difi­cil nuestro camino porque nadie nos educo ni enseño cuales eran las cosas correctas que debimos hacer en su momento, yo no sabÃia que los frijolitos no los come un bebé de dos meses!!... ¡¡y Dioses!! Fueron muchas las inversiones que pagamos cuando te daba la locura de echar yogurt en los libros de tus amiguitos, de cortar el cabello a quien pensabas que ya era tiempo de rapar, de coser sueteres rotos por un entusiasta partido de futbol en el que tenias que partir los pantalones a la mitad, de jalarle la cola a los gatos para que te enseñara la lengua y ver que no era de chocolate.

Ver tus sueños a futuro cuando ya pensabas que de grande serÃias un gran chofer de autobuses me daba mucho en que pensar...aun faltaba mucho tiempo...aun faltaba mucho por andar.
La primera nota escrita con tu puño y letra dirigida a aquella niña linda de la escuela fue el click que me dio la idea de que comenzabas a ser tu.

Extrañar ciertas cosas que en la vida no se nos dieron a ti ni a mi fue lo que más me temi­a cuando llegaras a preguntar porque nunca tuviste un papá. Pero era lindo recibir el regalo de una corbata cuando en la escuela tu declamabas para mi, poniendome bigote e imaginaramos que teniamos a ese personaje que nunca llego. Si, fueron tiempos en los que tuviste que romperle la cara a muchos amiguitos por defender tu idea de que yo era tu papá y tu mamá. ¿Que hacer?
Ahora ya no pensabas ser chofer de autobus, sino director de la cadena de autobuses del pueblo aquel. Ahora ya te daba pena declamar cada vez que sentias muchos ojos junto a ti. Creo que nunca supiste que llore la ocasión en que todos te abrazaban y aplaudían por tu presentación en inglés.
Hay mamá cursi...creo que sí.

Una mamá siempre ve a su cri­o con poderes extraordinarios...yo te vei­a con el corazón. Irte a las fiestas deseando que ya me alejara de ahi­. Prometo nunca mas volverte a pintar el cabello de rubio para que en la escuela no nos digan que pareci­as leopardo!!...
Siento mucho haber tenido que internarte cuando la comida escaseaba...sabes que podia lograrlo y tuviste fé en mi, muchas gracias por ello mi Enano. Ahora, si que salimos adelante con muchos tropiezos pero siempre juntos.

Hoy, ya cumples 17, y me llena de orgullo saber que luchas por ser alguien en la vida, por ver los valores que llevas, porque me felicitan en la calle cada vez que sales en televisión dirigiendo tu programa infantil. Porque sabes que el sexo es con amor y no por ignorancia como la tuve yo.

Gracias por reÃirte de mis chistes bobos, gracias por entender mis clases para tu exámen, gracias por avisarme que ya tienes novia, pillo travieso!
Gracias por ser mi hijo, mi Periko travieso, mi unica estrella...yo soy tu fan.

¡¡Feliz cumpleaños Perikoi­n!!

P.D.: Se cual es tu regalo favorito como cada año: tu bomba enorme de mariscos variados. Creeme, hoy como cada año, la tendrás frente a ti.

Te quiero.
Atte,
Tu Mamatilla.

01 septiembre 2005

Rod

Sale todas las noches, indiscutiblemente, confundiendo su cuerpo con la oscuridad, pocos le perciben si pasa sobre alguna borda, quieta se mueve su sombra arriba de cualquier barda; es escurridizo mirando hacia todos lados, no confía en nadie al salir de esa ventana. Es callado, es mirón, observa y está atento sin detenerse a observar.

Los tiempos le han atribuido ser amigo de brujas, partícipe de hechizos y presente de embrujos con esos ojos diablezcos que miran sin que la falta de luz sea impedimento para vagar...Rod es por chismes, conocido de diablos por su negro en la piel, le brilla el pelo y suavemente lo lame. En breve se para y continúa en lo alto. Se mueve, sube, baja, y anda...
Hay más gatos a lo lejos, quiere entrar a la bola, ir tras ellas y hacer el ritual, ese que los vecinos escuchan y pocos toleran, escabullirse tras el celo, arañar, subirse a sus espaldas, maullante cogiendo sin dejarla ir, apresándola hasta el piso y al terminar separarse de súbito por el zapatazo que habrá que evitar...
Caminar cauteloso con ojos brillantes y seguirse sin tiento a patas sigilosas.
Ahora es cazar uno que otro roedor y, con suerte jugará sin dolor sobre la muerte de aquél,
¿quitarle la cola?,
¿destrozar sus entrañas?
¿qué será más divertido?.
Se mueve cual serpiente y nadie le encuentra, sólo la luz de la luna su imagen encuentra.
Maulla con dientes filosos y amenazantes, aunque siempre digan que es doméstico y sociable...
Sería una fiera si creciera como pantera pero es pequeño y cabe hasta en la ventana más certera.
Tras sus noches de juerga y bufet divertido Rod regresa a su casa ventilado, se mete como ladrón, desapercibido, volviendo a su guarida; nadie le escucha y su dueño ni lo nota, hace el proceso de la limpia de patas, mira sigiloso su alrededor, todo en orden, todo conocido, sube a la cama y esponja su cola, ronronea a los pies de aquel amo, amo que duerme como bulto en lo cómodo de ahí; ahora finge que es tierno, que es inocente de la noche que ha vivido, se echa, se lame, ronronea y sueña lo que uno nunca podrá saber...duerme y sueña que ya en la mañana, perseguirá los pies de su amo, dócil y cantante, enseñando su lengua para saborear un plato de leche fresca recién citadina con olores de frescura.