25 octubre 2007

Ciclo

Cuando una mujer, engendrada en pantera, busca por las noches la caricia ajena, su piel se convierte en terciopelo negro de lindo toque, sus ojos brillan, relucen y salen de la oscuridad total. El caminar es distinto, cautivo, preso, retocado... con la paciencia que uno puede esperar al retener una mirada de la presa.
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Cuando un hombre reencarna en León, simplemente busca, llama, gruñe y procura verse mayor, Nota su grandeza en la melena, en sus patas, en la entereza de su cuerpo y su miembro viril.
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Sale en búsqueda de saciar aquello que por instinto necesita callar hasta que le deje sordo, flaco, casi ciego y no... no es un ansia que cesa al instante, porque después retoma nuevamente.
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Cuando la luna sale, ilumina, procura el ambiente propicio para señalar lo breve de los espectros, deja al aire la sensación de libertad, de congruencia, de musicalidad cómplice para que todo esté en armonía.
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Se retoca con pompones de nubes que tratan no incomodarla, es grande, es Diosa, se sabe amplia conocedora de la noche.
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Cuando la tierra es terreno de todo lo que va a acontecer, entonces ya está preparada para recibir al hombre hecho león, a la mujer en engendro pantera, a la luna y a los silencios y, es ahí donde propiamente les prepara el desarrollo de actuación que ella tendrá que asimilar, para sembrar posteriormente la semilla de lo que ambos animales dejaron, para cuidar y perseverar la especie, para hacer constar que en la tierra sigue habiendo vida.
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Cuando pasa todo eso, sucede que entonces llega el día.
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Mañana el gran Evento NIX!.
Los veré por allá!

22 octubre 2007

Oh vida, oh mujer

Qué jodida la vida,
Qué jodido soy yo,
Cuanto más busco una respuesta,
Menos encuentro una razón.
¿Porqué la Mujer?
Porqué ella se mete en mi vida,
Porqué me da de comer,
De su mano, de su bebida.
Qué jodida la vida,
Qué jodido soy yo,
Que si de ésa agua no bebo,
Entonces vida,
¿Para qué te quiero yo?

17 octubre 2007

Futuro inesperado

Me valía gorro la vida, me valía madres respirar, comer o siquiera encontrar un lugar en donde vivir, en donde pasar la noche. Era cosa de sentir la intensidad del tiempo, de lo inesperado, de lo que jamás uno cuenta como plan a futuro.
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Correr a la distancia de un bólido, dando vueltas en curvas casi a la misma velocidad.
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Probar, oler, brincar desde un edificio alto.
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Me valía todo cuanto se tratase de vivir…
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Y entonces me enamoré.
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PD. He aquí a petición de vos, POTAJE EXÓTICO
Mucho me gustaría confirmar su asistencia.

12 octubre 2007

Atento aviso

Mis queridos y consentidos visitantes, lectores, amigos y entrañables personajes del mundo virtual. Hago extensiva una invitación - y buen pretexto a decir- para que visiten la Cultural Ciudad de Querétaro.

¿Motivo?

Una sesión interdisciplinaria de cultura.

Mucho me gustaría contar con todos ustedes ya que Don Lobo y amigos harán una presentación bastante fuera de lo común aquí en Qro. Conste que va el aviso con anticipación para que, caso de que deseen alguna información sobre hoteles y hostales, con mucho gusto se los consiga.

Sería un honor tenerles por aquí...
¡Cuento con todos ustedes!

10 octubre 2007

Estrella

Me encantó, no pude decir nada más allá que esa palabra continuamente.
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Era adorable, fascinante.
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Su caminar la distinguía de entre todas las chicas que le rodeaban en el bar.
No sé si era su ropa, toda moderna, cautivaba por las formas que mostraba tan pronunciadas en su cuerpo. De primera instancia me atrapó, como creo lo hizo con el cadenero… ¿Por eso la haría entrar?
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Ese cabello, largo, lacio, castaño, bien cuidado. Daba la forma a su carita de muñeca quieta, tranquila. Su maquillaje bien disimulado elevaba la mirada tan intensa que le hacía interesante.
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Siempre que veo una chica así me siento atrapado, como caído, como obsesionado por detener su imagen en mi mente para que toda ella no se me olvide en el momento de despedirme.
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Cuerpo fino, talle esbelto, todo en ella hacía la combinación perfecta que clava en el buen perfil de un buen conocedor como yo.
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Entre la tropa de lobos que andábamos por ahí no dudamos en comenzar el flirteo y ver quién de todos poseía el encanto que le llegaría a atrapar.
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Mis amigos estuvieron en el juego, y de entre todas las miradas fue a Miguel a quien más le llegó el aire de hormonas.
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Aunque ella estuviera rodeada de buenas amigas, no era mala la idea de hacerlas venir, invitarles la copa y hacer una charla.
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Ya muy cerca de nosotros aprovecharíamos una vez más ver quien de todos nosotros pudiera tener el conquiste seguro.
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Y sí, siguió siendo Miguel.
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Me conformé con verla tomar su copa de Martíni seco, su bolso, reírse con sus amigas más en pose y acercarse a nuestra mesa con toda la comitiva.
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Miguel por supuesto que fue todo un caballero, presto a distribuirnos al resto de las mujeres, de acuerdo a como él veía que nos pudieran gustar…
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Digamos que alguna que otra se sentó en capricho por hacerle la competencia a la bella pero la atención estaba captada de manera muy directa. Con alcohol y caprichos de calentura todo se nos pinta fácil y divertido.
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Brenda, Lucy, Katia y Marissa eran las amigas nuevas que nos rodearon en turno, todas –diría yo- con nombres de chicas de cabaret, finas y colmilludas.
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Pero Estrella era la mejor, hasta su nombre daba la sencillez de su persona.
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A mí me hizo la plática Marissa. Sencilla como lo debiera ser Estrella. Más sensata y hasta agradable.
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Todo hasta el momento hubiera sido perfecto de no ser porque la bella Estrella habló….
...Y habló y habló y habló.
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Murió el encanto de inmediato:
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Su voz era lastimosa, en el ansia por notarse importante no dejaba de hablar, de timbre alto y con sonido que no agrada mucho le agregaba a su risa un espasmo fantasmagórico que no parecía proviniera de ella.
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Yo me espanté.
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Las otras en su plática y risa femenina opacaban todo eso.
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¡Cómo es que no nos dimos cuenta!
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Bueno… fue divertido ver pasar la noche escuchándola hablar, reírse como hiena y criticando a hombres que no estaban en nuestra mesa pero que sí figuraban en el carácter de algunos de nosotros.
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- No debimos haberla hecho hablar- Me murmuraba Miguel a mi costado. Distráiganla con sus otras amigas, le empedo su neurona y me la llevo a la cama así nomás. Ya me harté y se me va a bajar hasta la bebida.
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Todos mirábamos a Miguel esperando la hora en que se llevara a su Estrellita y nos dejara tranquilos con el resto de sus amiguitas. Fueron momentos tensos y, una vez que el resto quedó arreglado nos dedicamos en cuerpo y alma a aquellas que rodearon a Estrella.
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Yo me quedé con Marissa y a la fecha ha sido mi amiga, mi amante y mi esposa.
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La aventura de Miguel fue una luz fugaz de aquella sola noche, pero el gusto por ver a alguien bello no me quita de la cabeza la idea que las estrellas siempre se ven mejor a la distancia.

09 octubre 2007

Eshe Vigía

Como cualquier otro sábado, es costumbre mía levantarme cómodamente hasta que mis ojitos se abran solitos. Agradable placer que da oler el café por las mañanas hace que todo el ambiente se contagie de un abrazo matutino. ¿No les ha pasado?
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Después de leer el periódico en cama, desayunar cuanta cosa se me antojó y ver una serie ya vieja y repetida me dispuse a hacer el arreglo de la casa, pues entre semana, con trabajo, pensamiento y actividades diversas dejo en el olvido el polvo de los momentos que van sucediendo.
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Así pues, entre el andar buscando trapos de sacudir y preparar la lavadora con peso medio de ropa comencé a sentir como si me estuvieran observando…
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Al principio pensé que era alucine mío por andar libremente en ropa interior, pero después me daba la sensación que donde dejaba el trapo de sacudir no era donde lo había dejado.
Por el rabillo del ojo comenzaba a ver sombras, raras, como de movimientos escabullidos.
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De un tiempo a la fecha me parecía haber visto movimiento en mis plantitas, pero lo atribuía al ligero viento que se percibe en la entrada de la puerta.
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De momento, al querer regar una de las macetas más grandes, esa que parece palmerita, escucho un quejido… o más bien reclamo.
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¿Quién era yo para estar mojándole la cabeza? ¡Qué osadía la mía de no avisar que iba a regar ésa planta justo en ese momento!
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Mirando hacia todos lados cancelaba la idea de que el radio fuera quien hablara, de que mis vecinos estuvieran dentro de casa…
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No, las quejas provenían de la misma maceta.
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Y si, en la curiosidad de escarbar un poco la maleza fue mas bien sorpresa inmediata que susto, el ver a un hombrecillo, vestido modernamente, usando una gorra española y zapatos enormes. Se sacudía el tremendo chapuzón que le había yo propinado.
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Maldecía y me miraba como quien desea que le pase lo mismo pero en versión aumentada.
Más allá de preguntar lo que hacía en MI maceta regañándome con la mirada sólo atine a decir que me disculpara, pero que no intentara cubrirse con la palmera porque no era buen paragüas.
Se rió. Mi habló por mi nombre, tiró un trozo de algo y tomó de su chalequín un puro. Y comenzó a hablar.
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Era gracioso, no se definía como duende porque decía que esos sólo existen en otros países, que él era extranjero – y ciertamente se le oía el acento muy del tipo español- .
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Era un señor común y corriente, sin magia, sin cosa especial. Sólo era un hombre diminuto que venía del reino vegetal. Vigilaba el cuidado de las plantas. ¡MIS plantas!
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Y me dijo que era quien se había encargado de animar a mis plantas, que no tenía yo idea de lo que era sembrar y criar. Me dio toda una cátedra de inclinación de jarra para chorrear agua en la raíz de cada una de ellas.
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Yo sólo obedecía. ¿Desde cuándo él estaba viviendo en MIS macetas?
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Ugh… desde hacía mucho, según cuenta él. Con cierto comentario sarcástico sobre mis actividades personales, de levantarme sin ropa de pijama para ir por un sándwich a la cocina. Se quejaba de mi gusto pésimo por traer panties que según él, cualquier planta se entristecería y jamás florecería.
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- Dioses--- ¿De cuando a la fecha ahora debo portar ropa interior sexi para animar a mis plantas y a su distinguido habitante?
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La cosa no paró ahí, narró quienes en cuanta fiesta había yo hecho derramaron vino, ceniza de cigarro, agua, y hasta un caldo de verduras que hice. No le agradaba que mi vecina entrara con su perro Dinky, y que si me preguntaba porqué nunca floreció la gran maceta de la entrada era sencillamente porque ahí el sucio Dinky dejaba rastro de que había pasado.
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-Lo que no le gusta a la gente vienen y me lo tiran a mí. Imposible tolerarlo- Se quejaba.
Hablaba demasiado, casi aturdía sobre la enseñanza de todo cuanto fuera verde.
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Ya para el tiempo que nos sentamos a discutir había pasado más de medio día, yo no había concluido los quehaceres del día y él debiera hacer labores de vigilancia.
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Acordamos pues que, cada fin de semana, yo me encargaría de proveerle de líquidos. De vitaminas para las raíces, de asolear a las pequeñas para que pudieran crecer con fuerza y color vivo. A cambio él se volvería el guardián sin derecho a criticar mis pijamas matapasiones y las fiestas desorbitadas de cada fin de semana.
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Hicimos buen trabajo.
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Y puedo decir que ahora procuro ir a la tienda de lencería más seguido y escuchar opiniones acerca de lo que está más “in”.

03 octubre 2007

Esteban

Querido diario,
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Esta vez tengo que comentarte que me siento un tanto abrumada por lo que me pudo haber sucedido.
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En realidad pareciera parte de una escena fantasiosa, pero juraría que bien estaba pasando como hecho real.
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¿Recuerdas al chico que te mencioné la semana pasada? Ese que es mayor que yo, que estudia la maestría en Parasicología, el del auto moderno con súper asientos de piel que me invitó varias veces a las fiestas que organizaba en su casa en Tequisquiapan con el pretexto de fin de cursos hace dos semanas: Esteban.
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Bueno, pues independientemente de lo arrebatadamente guapo e interesante que se ve, parece ser alguien inteligente pero raro, pues, nunca comenta lo que hay en sus fiestas. Y además todos los que han comentado que asistieron, hoy no se acuerdan de mucho… En eventos anteriores se comentaba que las fiestas que daba eran algo extrañas, pero no me daban detalles.
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Sólo él, insistente en que asista a otra de sus fiestas dice que en cada evento “le arranca” el alma a cada invitado.
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Al principio creí que era parte de una broma, pero resulta que he caído en la cuenta de que en sus fiestas invita a gente diferente. No repite a sus invitados. Y todos aquellos que ya asistieron regresan al campus actuando de una forma muy diferente, como sin chispa, sin vida… como zombies.
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Mirna por ejemplo, era una de las más atractivas y simpáticas chicas. Hoy solamente sale de clases, sin gracia, yo le notaría canas y se apresura a irse a su casa, como hipnotizada sin saber la razón.
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Paco es de mis amigos consentidos, porque todo el tiempo me hace reír. Ahora lo veo pensativo, perdido en su mente. Le pregunto sobre la fiesta y me dice que hubo algo que no alcanza a comprender… pero se interrumpe y dice que está confundiendo alguna pesadilla con la borrachera que se puso. Pero no me lo dice.
Este viernes pasado finalmente opté por ir. Ya era la última de sus fiestas antes de que él se fuera al extranjero.
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Su casa es elegante, diferente, no del típico estudiante. Parecería gran empresario. Todo estaba sin luces, sólo velas por toda la elegante sala. En medio había velas oscuras rodeadas de muchos objetos de fierro y piedras. Esteban lucía diferente, decía que lo que vestía era una especie de vestimenta especial para recibir a sus invitados. Yo más bien hubiera dicho que se trataba de una sesión espiritista.
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Repartía una bebida que comentaba estaba hecha especialmente de vinos de la cosecha familiar de Italia. Yo comencé a beber un poquito, mi idea era básicamente por mera curiosidad ver lo que sucedía con todos y no era plan ponerse peda en medio de no sé qué evento.
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La bebida no era buena, más bien sabía dulcesona, me dio un mareo inusual y la dejé de beber por completo.
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Esteban se paseaba entre nosotros como esperando el momento crucial de una sesión espiritista. De pronto las campanadas indicaban la una de la mañana. Fui al baño en el momento en que escuchaba que todos nos concentráramos al centro de la mesa repleta de velas, no deseaba andar bailando cuando todos estaban solemnes, así que di la espalda al fuego y lejos de la influencia del alcohol, en las sombras reflejantes del cuerpo de Esteban podría jurar que tenía cola y cuernos, que su piel era escamosa y le acompañaba algo más detrás de su capa.
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¡Me espanté!...
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Mi mente voló a la par de las mil historias y la mirada penetrante y endiablada de Esteban que, tratando de juntarnos a todos, no dejaba de comentar que nadie estuviera fuera de su alcance.
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Yo me llené de nervios y me agaché en la espalda del sillón largo y elegante, por la parte de atrás.
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De su boca surgieron mil palabras inentendibles. Yo todo lo veía en las sombras que daban a la pared.
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Aquel hombre parecía un gran dragón que inundaba la sala.
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Callé cuanto pude y guardé silencio esperando que hubiera algún momento en el que pudiera salir de inmediato.
...
Hubo sonidos, gritos de todos, acostados en el piso como muñequitos de galleta. Yo veía que de sus pechos salía algo brillante, hermoso, tranquilo y aquel dragón devoraba sin prisa, absorbiendole a todos la mínima señal de luz.
...
Luego, sobre el fuego, el animal desaparecía. Y todos se levantaban como si hubiesen estado absortos en algo que nunca fue consciente para ellos.
Yo estaba paralizada y fingí también levantarme temblando en su totalidad.
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Nadie recordaba el evento, sólo sabían que habían bebido demasiado.
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Me vine a casa con el corazón saliéndome por la boca. Perdona que hasta hoy te lo cuente todo.
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A Esteban no le hemos vuelto a ver nunca más y mis compañeros aún vagan estudiando sin razón, sin corazón, sin alma y yo temo porque suceda lo mismo en algún otro lugar.

01 octubre 2007

Ingenuidad

Mi madre me lo había estado repitiendo continuamente “ten cuidado con ése hombre, no es mucho de fiar, los caballeros tienen otra manera de comportarse con una dama”, pero mi necedad y parte curiosa pudo más en mí.
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Y aún con que en el pueblo todo mundo se entera de las casualidades ocultas, me las arreglé para salir una noche con él en su flamante auto, que era simplemente uno de esos que le llaman “chocolates”. Ah, pero yo me sentía grande luciéndome con la ventana baja como si yo fuera la dueña de la situación.
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Ya me imaginaba, que al ser mayor que yo, éste pudiera sacar el colmillo bien grandote, como para enterrármelo así de bonito.
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Yo no sé si dentro de mí era el querer saber cómo se sentía hacerlo con alguien mayor que yo, o era el mero berrinche de probar lo que todo mundo me decía que NO debería de hacer.
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Nos largamos a un pueblo cercano, donde las cantinas son más de ficheras y borrachos, con rocola para tocar con monedas de cinco pesos, todas las canciones gruperas que les llegaban a los dolidos o ardidos.
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Hasta allá nos fuimos a meter. Y es que el tipo también era de esos, que tienen dinero y no saben ir más allá de donde van todos a ponerse pedos o lucir billetes.
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Yo entre el ansia de portarme cabal y rogando a la Virgen porque no se me treparan las cervezas, me ponía entre melosa y fría según el disparo de la pistola.
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Ya entrados en el ambiente, a eso de la tercera botella de cerveza, que comienzo a tirar en pedazos, bajo la mesa de aluminio “Tecate”, toda la cheve que me sobraba… Aquel nomás presumiendo cuánto ganaba en cada ocasión que vendía una vaca o cómo se las arreglaba al domar a un buey… o toro, o algo así que entendí yo.
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La cosa es que entre poquito y mucho alcohol que me comienzo a poner calientita, ya hasta me convencía que sí lo estaba viendo guapo o adinerado. Nomás entre el estire y jale que le aviento dos besos, de esos que se antojan puteros y lenguados, ensalibados hasta la barbilla…
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Lo trataba de prender para ver si me soltaba más lana al momento de pagar una rosita, unas arracadas, dos pulseritas y hasta una revista que pasó vendiendo un chavo sin una pierna.
Me resultó la hueva alrevés.
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Se puso pedo y con la insistencia de que ya era tarde… o madrugada, ya mejor le dije que me fuera a dejar a mi casa. Se me bajaron las ganas cuando se vomitó atrás de la camioneta… dizque no me diera cuenta, el guey apestaba a madres dentro de su camiseta.
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Eso me pasó por ponerme con grandotes que nomás no me dominan.
Ya cuando se estacionó, ahora si quería manoseo de chichis… -ni madres-le dije, que para otra ocasión me invitara y no se pusiera de necio como en ese momento. Me bajé y con todo y mis regalitos ni miré hacia atrás.
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Hoy tengo la misma invitación del tipo… y pretendo que ahora no se ponga pedo para que me quite lo ansiosa que ando… ya veré como me las arreglo para que yo sea la que me ponga alegre con cerveza o tequila.
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Y pensar que mi madre tiene miedo que yo salga con tipos como él… Jáaaaaa