31 enero 2007

Bandeja de Salida

Hola María,
Sé que me vas a matar, pero por causas de fuerza mayor me fue imposible asistir a esa reunión. Intenté llamarte hoy pero no me da línea tu teléfono, como que suena ocupado, por eso mejor te escribo por correo electrónico.
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De verdad lamento no haber podido estar presente pero tu ya sabes que cuando se presenta algo inesperado es difícil decirle No al jefe que te pide hacer lo imposible justo cuando ya vas de salida...
Y estoy bien conciente de que dejarte plantada así nadamás, sin aviso ni tiempo creo que es lo más que debo ver porque me insististe tanto en que yo mismo me sentí muy mal, y creo que me entiendes por lo poco o mucho que hemos platicado, era imposible tomar las llamadas porque la reunión con el jefe fue a puerta cerrada. Ni la secre podía interrumpir, imaginate a todos con ansiedad de los pendientes y nadie con la opción de comunicarse - de menos vía nextel. Como bien sabes a veces hay que ceder un poco en labores de oficina pero hasta eso, de lo tarde que terminé me dió un aventón el Jefe después de estar horas y horas en el excell tratando de identificar el problema de las facturas que estaban pendientes por cobrar caso aparte del proceso administrativo con los otros gerentes.
Te pido me perdones pero queda en firme en que YO te llame para que nos echemos una platicadita en una comida. Te late?, dicen que no hay quinto malo, así que ésta vez va la buena. No?. Me despido, hay más cosas por hacer en la ofi y esto no tiene fin. Que tengas un buen día.
Atte. Abelardo.
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Hola Princesa Dafne,
Gracias por darme tu correo electrónico, de verdad es genial mantenerte en comunicación. Me gusta más escribirte que llamarte al celular, creo que es efectivo, no?...
Pero deja y te cuento y quiero que me creas que anoche que me lo proporcionaste me dejaste con una grata impresión. Fue maravillosa la velada, cantas precioso entre otras cosas... tu sabes. Me dejaste loco por ti y tus labios sensuales que me dejan subir al cielo con todo y zapatitos. ¿Cuando nos echamos la otra copita? Quedaste muy formal de que ahora tocaba en tu apartamento ¿eh?, yo te lo aviso porque Nuestro jefe se va de viaje a Houston y es probable que salga temprano el fin de semana. ¿ No te late la idea de que nos vayamos a Cuernavaca?... Quiero complacerte como lo hiciste conmigo anoche.
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No tengas problema en escribirme, el correo electrónico siempre lo tengo abierto para cualquier cosa que necesites princesa. ¿Sabes que eres muy simpática?, eso es bueno, sobre todo porque no te andas por las ramas. Al grano y eso me gusta.
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Si tienes tiempo dame el teléfono de tu oficina y te marco tan pronto leas el correo. Ya tengo ganas de escuchar tu voz tan cerca de mi oído como cuando anoche me dijiste que te encantaba mi loción favorita. Espero tu llamada, eh? cuidate.
El que tiene ganas de verte.
Tu "Abe" como me dijiste anoche al hacer el amor. Bye.

30 enero 2007

La opción

Y sí, había sido el amor de su vida.
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Y sí lo había amado durante casi veinte años desde que fue una adolescente. Lo admiraba, siempre hablaba de su manera tan audaz de tratar a la gente, le encantaba dejarse seducir y pacientemente dejarse llevar a la cama por quien siempre deseeó tener entre sus muslos. Había hecho lo indecible por él. Lloró, luchó, incluso pateó por conseguir que ella siguiera siendo el centro de atracción. Pero una persona como El es imposible de mantenerla en un sólo punto. Es como si al caballo salvaje le tuvieras atado en un establo de 4 por 4 y atinaras a darle de comer sólo cuando uno cree que ya tiene hambre.
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Por la vida siempre se dan cambios drásticos y fue por lo drástico de su relación, al final casi, cuando ella, por salud mental, hubo que salir a tomar un tiempo de luto. Tiempo que duraría casi dos años en recordarlo y asimilar que nunca más estaría El a su lado de la manera en que ella lo quería. Y fue en ese tiempo cuando tuvo la oportunidad de conocer a alguien más. Un alguien que no tenía parecido a nada de lo que antes había probado. Siempre los cambios son buenos, aunque se tienda a comparar el antes y el después y el cómo era uno en contraste como lo es el otro. Eso que queda en la mente cuando alguien deja un vacío siempre, por cuestión natural, tratan de buscar un remplazo las neuronitas que andan por ahí... ¿o es la excusa del corazón?
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Y se dió la oportunidad de probar otra piel, otros besos, otros toques y maneras de flirtear. Y se dejó nuevamente seducir por algo a lo que ella no tenía control. Fue tremenda la impresión al grado de que se sorprendió a sí misma de no poder haber visto en el pasado más allá de un beso y una sonrisa que le daban la calma. Aquí había pasión, había las ganas, todo lo que ella necesitaba para saciar el hambre de todo... y algo más.
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El destino juega rudo cuando parece que tu mente ha olvidado el pasado. Cuando se cree que la herida ha sanado y se tienta al tiempo en el duro choque de encontrarte nuevamente con eso que torturó tu sentir en otros tiempos.
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Resulta asombroso cómo una mente, un corazón, un dolor, se alivia con otro o al menos se oculta muy bien. Enamorada y extasiada pudo soportar la presencia de ese viejo amor al que ahora veía de manera diferente, sin apasionamiento, más crítica y analítica. Ya no se dejaría influenciar por lo que ella pensaba que era lo único y existente alrededor de sí.
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Y fue así como le dijo adiós a su pasado, y fue así como se brindó la oportunidad de amar, de estrenarse nuevamente, de quererse alejar de eso que le causaba estragos en la mente. La prueba la había superado.
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Dicen que siempre es bueno un tiempo para todo y en el tiempo ella se dejó consumir cuando allá afuera había cosas que se ofrecen mejor como un frutero de sustancias saludables.

25 enero 2007

Dato para los trabajadores

Estando ausente me llegó una información bastante interesante. Sonreí al principio y lo tomé como una capsulita breviaria. Pero conforme avancé creí que describían a muchas personitas que viven en la oficina en la que trabajo. ¡Ay pesadilla! Total. Me divertí leyendo un poco y se los comparto:
Qué es el mobbing?
Nociones Generales
La palabra mobbing deriva del verbo inglés “To mob” (atacar con violencia) prestado de la Etología, donde fue introducido por Konrad Lorenz para referirse al comportamiento agresivo de algunas especies de pájaros contra sus contendientes.
La primera persona que estudio el mobbing como violencia psicológica en el sitio de trabajo como causante de la patología se debe al psicólogo alemán, afincado en Suecia, Heinz Leymann que en el año 1986 describió en un libro las consecuencias, sobre todo en la esfera psíquica, de las personas expuestas a un comportamiento hostil y prolongado en el tiempo por parte de los superiores o compañeros de trabajo.

El acoso debe cumplir el requisito temporal, repetido, sistemático y duradero en el tiempo.

La Organización Internacional del Trabajo ha estudiado el problema del abuso (terror) psicológico en el trabajo. En el año 1998 se editó el informe Violence at Work, y en el año 2000 la
segunda edición que está disponible en internet. El informe señala que el 9% de los trabajadores europeos están sometidos a intimidación o alguna forma de coacción inmotivada. La mayor frecuencia se da en el sector servicios (14% en la administración pública, 13% en hoteles y restaurantes). Para más detalles consultar el informe original

Dentro del acoso moral tanto a nivel laboral como personal incluimos a los llamados Vampiros Emocionales


VAMPIROS EMOCIONALES

Una relación normal y sana entre dos personas es aquella que es complementaria, donde se produce un intercambio de valores. En cambio, la principal intención de los vampiros es aprovecharse de los demás. Dichas personas no son realmente felices ya que su felicidad depende en muchos casos de la infelicidad de que los rodean.

Son sujetos con muchos celos, son envidiosos que ven en los demás aspectos y aspectos de los que ellos carecen. El que estén a gusto consigo mismos depende de que los que demás no lo estén. Quieren tener el funcionamiento de la relación bajo su control absoluto, lo que provoca una enorme inseguridad al resto.

En la primera impresión que uno tiene de ellos parecen mejores que las personas corrientes. Son brillantes, encantadores, caen bien, despiertan confianza, uno espera de ellos más que de otras personas.

Esto resulta toda una paradoja, uno espera más y recibe menos y al final termina siendo capturado por el vampiro.

La víctima propiciatoria puede ser de dos tipos: o bien personas débiles de carácter que no pueden ver al susodicho sufrir, o bien personas que desprenden mucha energía positiva y que ofrecen su ayuda sin esperar reciprocidad.

En cualquier caso, estos dos tipos de caracteres son un desafío muy fuerte para el vampiro emocional. Si logra atrapar a la víctima, ésta no descansará, se le pegará como una lapa, sin darse cuenta la víctima lo invita a entrar en su vida y él se instalará alegremente como un parásito, aprovechándose de la energía de la víctima. Querrá que ésta sea su confidente, su salvador y su todo y tarde o temprano advertirá que ha cargado con un peso insoportable.

La víctima se da cuenta del error, cuando el vampiro ha desaparecido, dejándola vacía, al igual que su cartera o, quizá, el corazón roto. Aún entonces la víctima se pregunta... ¿Será el o yo? Son ellos. Vampiros emocionales
¿QUE PIENSAN AL RESPECTO?

22 enero 2007

Insomnio

En un despertar como el de hoy, en el que no escucho a las aves porque aún es noche, siento la nostalgia de tu cuerpo tibio acurrucado junto al mío, desconocedor de lo que sucede en las sombras de la noche simplemente actuándo en automático escuchándo tu respiración.
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Es un despertar que da miedo, donde no deseo provocar gran ruido, donde sólo admiro tu figura porque la noche no me permite adorar los finos detalles tuyos.
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Es algo así como el ansia de lo que va a pasar cuando claree, cuando haya movimiento, cuando la ciudad despierte. Es una desesperación profunda por el temor de lo que sé que puede pasar y solo espero la muerte.
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Y me da miedo y me acerco a tus brazos, y sin conciliar nuevamente el sueño percibo tu tranquilidad. Desearía me la contagiaras porque no deseo mirar atrás.
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La ventana me mira, mostrándome los minutos que se anda en silencio el tiempo. Y mis ojos me duelen de querer perderme inconciente en la noche. Pero no puedo. Sólo deseo estar junto a tí. Como si algo malo me fuera a arrebatar de ti.
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Poco a poco amanece y parece que me voy perdiendo en las horas. Mis ojos ya lucen cansados y mi cuerpo aún más. Parece que finalmente dormito y te veo entre sueños con gran armadura y gallardo corcel. Me defiendes. Me cuidas, me proteges de los malos.
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Quedo dormida y aguardo el temeroso día...

17 enero 2007

Lo leí en algún lugar

El manejo de nuestras emociones.
Llegamos a este mundo sin un manual que nos diga cómo desenvolvernos, y así pasa nuestra vida: a veces estamos tristes, enfermos, deprimidos y nos sentimos perdidos, sin saber cómo manejar la situación; sin ser conscientes de que, si aprendemos a manejar las emociones, podremos tener tranquilidad, felicidad, salud, prosperidad y, así, elegiremos la vida llena de salud, felicidad y abundancia que deseamos.
Las emociones son el lenguaje con nuestro interior; cuando estamos enojados, tristes, deprimidos, alegres, centrados, felices, enfermos… es nuestro interior que nos habla: Y eso es lo que creamos.
La sorprendente noticia es que, desde el manejo de las emociones podemos cambiar tristeza, miedo, enfermedad, escasez por alegría, amor, salud, felicidad, amor, abundancia. Si sentimos (y creemos) que algo o alguien nos molesta, no es ese “algo” o “alguien” que nos molesta; solo nosotros mismos nos sentimos molestos; mejor dicho: Elegimos enojarnos, molestarnos. Ejemplo, una amiga me decía: Ese niño me enoja cuando lo veo; yo le decía “no es el niño quien te enoja; tú te enojas cuando ves al niño”.
No podemos depender de las situaciones que se nos presentan; la interpretación de los hechos es responsabilidad de nosotros mismos: Yo Soy quien elige. Las emociones manejan nuestra vida.
¿Cómo empezamos a manejar nuestras emociones?
Podemos tomar conciencia de nuestras emociones y cambiar: donde tengamos un pensamiento de tristeza, ponemos uno de alegría; cuando nos sentimos enfermos, recordemos, vivamos y disfrutemos del recuerdo y las imágenes mentales de cuando estuvimos sanos, llenos de energía; tengamos siempre presentes nuestros pensamientos felices. Empezamos ejercitándonos mentalmente; así iremos cambiando nuestras emociones para llegar a elegir lo que deseamos para nuestras vidas.
Ejercicios para mejorar mis emociones:
Con la práctica, podemos manejar nuestras emociones; así es como elegimos lo que queremos ser.
1. Hagamos un plan para programar nuestras emociones con el fin de mejorarlas, tomando así el control de nuestras vidas. Vamos a elegir qué hacer para mejorar nuestras emociones.
Ejemplo:
Plan para mejorar mis emociones Ver a menudo las películas que me hacen sentir inspirada, como La Cenicienta, El Rey León, etc. Traer a mi sobrino los fines de semana y jugar con él, hacerlo reír. Hacer un plan para ejercitarme trabajando en mi jardín: sembrar plantas de rosas rosadas y rojas. Trabajar más a menudo en mi computadora. Buscar y tener siempre en mi carro y en mi casa la música que me hace sentir bien. Tener mis libros inspiradores junto a mi cama, para leer cuando vaya a descansar. Vestirme de colores pasteles. Etcétera.
2. Recordemos nuestros éxitos, busquemos las imágenes que tengamos de nuestros éxitos; busquemos esos recuerdos de nuestros éxitos. Los escribimos y, constantemente, si esas experiencias no son perfectas, cambiamos las palabras y la hacemos perfectas: No permitamos menos que la excelencia.
3. Mira películas inspiradoras, lee buenos libros, escucha música que te agrade, canciones positivas.
4. Cuando sintamos alguna emoción que vemos como negativa, por ejemplo, estoy enojada, piensa ¿Cuál es el motivo?, ¿Qué situación activó esa emoción? ¿Por qué estás enojado? Esto con el fin de tomar la decisión de cómo vamos a interpretar los hechos y cambiar las emociones a positivas ¿Cómo puedo transformar esta emoción para mi propio bienestar? ¿Cómo puedo hacer trabajar esta emoción a mi favor?.

16 enero 2007

Quizás, quizás quizás...

Quizás algún día comenzarás a vivir con autenticidad lo mejor que tienes en tu interior.
Quizás algún día comiences a perseguir seriamente tus más preciados sueños.
Quizás algún día dejes de contenerte y vivas la riqueza de cada momento.
Quizás algún día le muestres al mundo quién eres realmente.
Quizás algún día explores la mejor de las posibilidades que, en tu corazón, sabes que están allí.
Quizás algún día les digas lo que realmente piensas.
Quizás algún día te des cuenta cuán hermosa puede ser la vida.
Quizás algún día comprendas que nada puede retenerte.
Quizás algún día decidas que tu vida ya no puede seguir esperando.
Quizás algún día te levantes, veas cuán inútiles han sido la mayoría de tus preocupaciones, y simplemente decidas olvidarlas.
Quizás ese día esté llegando. Quizás ese día llegue antes de lo que crees.
Quizás ese día decidas comenzar a vivir la vida por todo lo que ella pueda ser, y entonces te preguntes por qué esperaste tanto.
Quizás ese día ya esté aquí.

15 enero 2007

Poemita

¡Las manos! Obreras inquietas, regalo de dios.
Se abren, se cierran, pero siempre son caricia, consuelo, amor.
Manos maternales que brindan calor.
Manos que se extienden, donando perdón.
Manos de maestros, que saben decir.
Manos que suplican, mirando hacia dios.
Manos temblorosas ante la maldad porque han nacido para acariciar.
Manos enlazadas en una oración.
Manos, de poetas que sueñan y cantan.
Manos que golpean frente a la ansiedad.
Manos musicales que vibran y ríen porque han nacido para recrear.
Manos que levantan al hombre caído.
Manos enfermeras que saben curar.
Manos de médico que cortan y sanan porque son las manos de la humanidad.
Manos religiosas, manos consagradas que tienen el gesto de saber rezar.
Manos siempre limpias, manos siempre blancas...
Manos que se abren y nos dan el pan.
Manos prodigiosas, las más bellas manos...
Las de la amistad.
Editado por Cecilia P.

12 enero 2007

Tiempo ocupado

Normalmente es una adicción quemar el tiempo leyendo en el metro. No percibo el tiempo ni a la gente y si algo sucede pocas veces lo tomo en cuenta si estoy internada entre las hojas de lo que me toca leer. Sin embargo hay días desmemoriados, días en los que dejo el libro en el buró de mi cama y siento una tremenda ausencia de él cada vez que busco y rebusco en mi bolsa en el preciso instante que ya tengo programado de tenerlo a la mano. - Desgracia la mía si no lo traigo- . Comienzo como niña chiquita a mirar alrededor, los pisos, el techo, la gente y el camino se me hace eteeeeerno. -¡Oh angustia mía!.
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Esta vez anduve de mirona, curioseando los zapatos de quienes entraban y salían. Zapatos cuidados, viejos, rotos, boleados... zapatillas coquetas, pasadas de moda, de colores locos, sin tacón, raspados. Por cada par de zapatos podía jugar a imaginarme el resto de la persona. En muchas ocasiones coincidía y en otras tantas me perdía. Graciosa forma de perder el tiempo en cada estación.
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Cada uno de nosotros llevamos puesta una gran personalidad en nuestros zapatos. Los queremos o los odiamos por ser parte de nuestro diario vivir.
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Mirando las uñas no pasó lo mismo. Las manos de cada persona demostraban algunas cosas contrastantes con los zapatos y lo demás. De todos los zapatos que encontré en buenas condiciones menos de la mitad llevaban las uñas limpias. De todas las zapatillas que estaban bien combinadas pocas uñas daban buena apariencia. Unas a medio despintar, otras muy maltratadas y el resto medianamente arregladas.
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Y pensé entonces... si esto es por fuera ¿cómo andaremos por dentro?.. Creo que nuestra mente anda en ciertas cosas cojeando, en otras es reluciente y en alguno que otro rincón habrá pendientes por arreglar que si bien se ven cochambrosos pueden tener arreglo con agua y jabón. En otros más desafortunadamente creo que será tiempo perdido. Así, como un zapato que en definitiva sólo se sostiene porque de verdad ya ha encarnado al pie de su dueño así creo que se aferra la mente a seguir. Actuando irreverente, que no rebelde, pero de formas que simplemente no coinciden con lo que normalmente se predica dentro del gran Matrix.
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Me pregunto en realidad ¿qué habrá detras de todos esos pares de zapatos que miro? quienes serán diferentes en esencia. Tal vez prejuzgue y muchos sean auténticos mártires o terribles antagonistas. No lo sé. Pero sí sé que me hizo falta leer mi libro porque me puse a debrayar bastante loco en cuanto a zapatos, mente, corazón y alma....
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En fin. Que prometo que a la próxima me fijaré en el tipo de peinado que llevan todos y de menos pensaré a qué estilista acude la gente... o si acude por lo menos.
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Que tengan buen fin de semana!

11 enero 2007

Y aquí no pasó nada.

Y ahora...
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Cantemos las golondrinas. ¿A la Navidad se le canta algo para despedirla? o simplemente queda aquí dentrito algo extraño que no sabemos cómo definirlo, especie de melancolía, semi-alegría, espera de nueva vez, cosa rara.
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Da mucha emoción arreglar, poner y cantar, peeeeeeeeeero la hora macuca de quitar las cosas pone los nervios de punta. Y es que entre jefa Pluma Blanca, llamadas a todo mundo, ventanitas de ingenieros por el msn y quitar esferitas, lucecitas y musiquita con mucho cuidado si queda uno con la sensación de que la Navidad va a tardar mucho todavía!... Esperemos porque he dejado bien guardado todo con la delicadeza de cerrar un ataúd con tesoros de Rodolfo el reno, moños con esperanza de que no se aplasten por el peso del tiempo y los santo clós que se han limpiado de polvo oficinesco.
En fin, que logré estar en todo sin problemas, salvo el polvo mágico dorado que tengo en la cara, en el traje, en las manos y hasta en los ojos. Ninguna hada hubiera desperdiciado tanto polvo dorado con la magia como yo lo hice con la decoración de esferas, focos y peluches verdes de escarcha. Que bien quedan de bufandas sofisticadas.
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Adiós a la Navidad del 2006, áhora miro el hueco que quedó y se ve extraña la oficina. Se extraña el tumulto de la ocasión. Mas ahí ya pensaré qué podré poner que no refleje la primavera aún pero que me remita al mes de Enero...
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Pensaré... si me ayudan tal vez sea mejor.
¿Ya quitaron ustedes sus adornos?

10 enero 2007

La Gordis

Era gorda, si, en extremo. Desde chica recibía apodos y risitas burlonas. En su salón siempre la asociaban a una cerdita o dibujaban en el pizarrón círculos redondos con orejas y su nombre. La Gordis le decían. Y no era de menos la risa cuando conocían a su madre, que todos los días puntualmente le recogía a la salida de la escuela invitándola a comer algún antojito de papas o refresco: la mamá estaba en las mismas dimensiones, sólo que a gran escala. Hasta las madres de familia, cercanas a los niños del mismo salón le veían con desagrado, masticando chicle y algunas veces mal vestida. Ni qué decir del marido, buen trabajador, carnicero, vendedor de chicharrón puro que también gozaba del mismo honor.
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Herencia maldita o actitud de familia. Sin ningún respeto por su cuerpo dejaban que las delicias en antojos fueran parte de su modus vivendi haciendo de lado que en su casa sólo dos cabían en un sillón familiar. Que las sillas estuvieran flojas y que los zapatos siempre lucieran aplastados y con la suela gastada hacia un lado.
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Quizá la que resentía la comparación de ella entre todos los demás era la niña, su hermano jamás se inmutaba en ello y más bien volvía agresivas sus actitudes convirtiéndose en un gordito de primaria tenebroso y pillo.
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Tal vez los años, la inocencia y las ganas de ser parte de un grupo la hicieron ser muy simpática. Contaba chistes y sus gestos graciosos la transformaron en un ser que, si bien era grotesco físicamente, su alma era noble y su ángel de su mismo tamaño, con el tiempo y el trato la Gordis le caía bien a todos.
Fue en uno de esos momentos en los que se ganaba la aceptación de su grupo cuando por fin la maestra la eligió para narrar un cuento a todos los padres. La presentación sería original y la actuación de la niña no tendría comparación a los niños acartonados que repiten una y otra vez una oración sin sentido ni ganas. Era astuta para memorizar y si bien jamás se daba uno cuenta que era aprendido parecía contarlo como parte de un día común que dice lo que pasó recordando cosa por cosa con lujo de detalle.
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Sin embargo, pese a que aparentara que en su vida no pasara nervio alguno ella ya tenía pesadillas pensando el gran momento de la actuación, le temía a las burlas y a que se fuera olvidando todo en su cabecita, temblaba un poco al pensar que si su padre estuviera ahí la regañara por no hacer bien su acto... El tiempo pasó y llegó el gran momento.
Palabras de la profesora, actuación de un niño diciendo palabras en inglés, la niña observaba tras las cortinas del salón de actos múltiples. Quería ir al baño.
Saldría la niña de los caireles rubios cantando algo parecido a una canción de cuna y casi todos en el público la mirarían estupefactos, observando sus delicadas formas y carita y más aún la voz que dejaba a los chicos de todos los salones mirándola siempre en recreo casi boquiabiertos... Ya no aguantaba las ganas de ir al baño pero debía estar ahí... quietecita, sin moverse... Pasaría un grupo de chicos haciendo alución a algún héroe y los papás tomarían fotos a sus críos. Era el momento para salir de ahí y escaparse al WC, corriendo con todas sus fuerzas aunque sus carnitas de la panza, de las piernas, de sus brazos se movieran incansablemente para llegar al destino anhelado.
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Mientras el número de los chicos estaría terminando ya algunos padres miraban el reloj, otros emocionados de que sus hijos ya habían pasado y otros más en espectativa de ver qué otra cosa faltaba.
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Comenzó el número y los de la obra de teatro estaban en su lugar... todos... menos la Gordis.
La maestra la buscó pero fue en vano, los niños le gritaban y nadie escuchaba que desde afuera se oía un grito leve que aún estaba en el baño. Nadie la oyó. Fué necesario que algunos la buscaran en su propio salón, quizá presa del pánico escénico que muchos vivían sin embargo nadie atinó a buscarla en el baño.
Fue a los diez minutos cuando decidieron iniciar el acto y fue a los once cuando la niña apareció. Las prisas le hicieron malvestirse de nuevo y la faldita de bailarina se apretaba en las mallas que nadie le ayudó a corregir. Todos, niños y grandes la miraban en el centro del escenario, su mamá sólo atinó a decir que ésa era su pequeñita. La Gordis supo lo que los animales sentían al ser observados tras el cristal del zoológico y aprovechó la ocasión. O era en ese momento su debut o para siempre sería el objeto de burla de sus compañeritos de escuela.
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Narró un chiste con referencia a su vestir y rompieron en carcajadas los padres que por educación se abstuvieron de una sonrisa disimulada. Comenzó a narrar el cuento y sintió que el público era suyo.
Un ardid de niños traviesos se juntaba a su alrededor y actuaba lo que ella comentaba. Los padres la miraban sorprendidos de la cualidad que desempeñaba.
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Al cabo de 10 minutos la obra concluyó y ella con una sonrisa tierna expulsó de su boca un final travieso que todos admiraron y aplaudieron al mismo tiempo. ¡El cuadro final había sido lo mejor de todo el día! - Bravo- clamaron los papás... - Qué simpática- comentaban algunas madres que sus hijas o ellas mismas jamás pudieron llegar a tener la misma estrella.
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La Gordis desde entonces supo ganarse el respeto de sus compañeritos y aunque se le quedara el mote de la que hacía reír pudo sobresalir desde ese tiempo ganándo para si mucho amor y autoestima que pocos ven desde la perspectiva de una pequeña niña gordita.

09 enero 2007

Telegrama

No presentome hoy.
Visita improviso a Pueblo Quieto.
No voy, jefa llevame.
Madrugome y trabajoYO me mucho.
Regreso mañana.
Denme escrito de suerte.

08 enero 2007

Cosas culturosas

La ciudad ha despertado nuevamente. Se nota en cada calle, movimiento y actividad por doquier. Hasta los vecinos de enfrente, que normalmente son mi reloj cuando sé que ya es tarde, estuvieron a primera hora. Hay vida. Ya no me da envidia de salir yo sola a la calle sin que nadie se inmute si voy a trabajar. ¡Ahora la cosa es pareja!.
Después de todos los festejos, cinco kilos de más, muñequito en la rosca, obsequios y buenos deseos comenzamos ya el mes de Enero en serio.
Ahora viene la realización de todo eso que pensamos y prometidos a nosotros mismos. Eso será cuestión de ver cómo lo logramos.
Si a alguno de ustedes le dio por tratar de leer un libro frecuentemente puedo hacer la recomendación del día, El capitán Alatriste, de Arturo Pérez-Reverte. Muy singular en artes al estilo de los tres mosqueteros y espadachines valerosos. Puede ser de gran apoyo para aquellos que pronto verán la película en cartelera.
Otra recomendación más, por aquellas promesas culturosas es hacer la visita al Museo de Historia. Se encuentra la exposición de Persia.
De manera personal puedo decir que está muy completa y tiene una riqueza enorme de artículos que han prestado gracias a las relaciones diplomáticas entre Iran y México. Me ha dejado gratamente ilustrada ya que es uno de los países que a nivel historia yo desconocía casi por completo.
Tiene unas secciones bastante interesantes y muy didácticas. Entre ellas una sala donde hay tapices originales donde uno se sienta en cojines y alfombras que fueron traídas para ése fin.
Además de ello hay un sinfín de cosas por ver. El recorrido, de forma bien hecha puede durar poco más de tres horas pero bien vale la pena realizarlo.
Si son parte de las promesas de año nuevo todas las asistencias culturales de algo podremos hacerlas bien comprando la revista Tiempo Libre, donde nos exponen gran parte de exposiciones, talleres, teatro, música tanto gratuitas como de aportaciones que nos pueden alimentar el alma de grandes cosas. La recomiendo, sale los jueves de cada catorcena por un costo de $9.00 . Muy útil.
Y tú, ¿Cuáles son tus promesas de año nuevo?

05 enero 2007

De Reyes y fantasías

La noche era plena de algarabía. El sonido de los chiquillos era indiscutiblemente familiar a las escenas en las que viven incrédulos de entrar a un mundo mágico de deseos y promesas, de nubes de color, bombones y algodones rosas, de esos que cuando se comen dejan la sensación pegajosa de un caramelo engolosinador.
Toda la explanada, en la ciudad de México, mejor conocida como el Monumento a la Revolución, nada tenía que ver anoche con batallas, plantones ni mucho menos callejeras que anduvieran en búsqueda de algún cliente dispuesto a reclamar algún servicio... Ahí cambiaba el aroma de soledad a sonidos, luces, feria, música y fantasía.
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Yo no creía que a altas horas de la noche hubiese tanto niño como papás despiertos, en una explanada donde muchos reyes magos (aunque en realidad fueran sólo tres) estuvieran tras un escenario simulando el desierto, Belén, el cielo o un mundo fantasioso. Acompañados de largas capas, doradas, en lujo con grandes mascaradas de barbas geniales que yo considero ni los mismos reyes se hubieran maquillado tanto. Les cuento lo que ví.
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Me sumergí a los puestos de comida, chocolates, paletas, nieve (en la noche fue muy aclamada), una lucha incesante por atravesar los mares de gente que hacían cola increíble por tomarse la foto con los tres reyes magos. Lo sorprendente es que en éste tipo de mercadotecnia ya las cámaras digitales estaban a la orden del día. De tres a cuatro cámaras por escenario. Con una afluencia de 10 personas por minuto al tomarse la foto. $50 pesos la toma, aunque los reyes no salieran bien puestos. Caras de abuelas, ilusiones de niños y bolsillos de padres.
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Había puestos de bromas, chicles explosivos, petardos pestilentes, pulseras que dan toques eléctricos, moscas en cubitos de hielo y la típica y tradicional mierdita que no tiene comparación. Esa y una auténtica pasan por dos iguales. En el puesto lucen bien, pero si me la ponen frente a mi comida, seguro salgo corriendo.
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Vendían turbantes de árabe, coloridos de todos tamaños. Bigotes y barbas de fantasía para aquellos lampiños que jamás tuvieron más pelitos que aquellos que semejan a los de Shaggy en su barba de Scooby Dooh. Coronas de princesas y de reyes también. Luces neon, pestañas largas de colores (yo usé unas de mi color favorito!), capas de príncipes y todo lo que pueda semejar a la realeza de aquellos tiempos. Simplemente, contagiada por la emoción de dos chiquillos que acompañamos a divertise me invadieron el alma y me pinté como ellos. Ya parecía una damisela con varita mágica y coronita de brillantitos. (una verruga en la nariz y la comparación de magia hubiera sido la misma, sólo que en vez de hada era bruja).
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Algo miré hacia el cielo, ahí donde las estrellas lucían casi opacas y me sorprendí de ver tanto globo volar. ¡Qué desperdicio! algunos niños descuidados o por tanta gente que pasaba podía causar el desprendimiento del globo volador... no. Estaba equivocada: Los globos se usan para que vuelen muy alto, y en la colita del sujetador va la carta, atada con el mismo hilito, donde el niño ha escrito su deseo de pedir a los reyes los juguetes que ellos quieren. Cuando han terminado, cierran los ojos y lo sueltan al cielo. Se veía lindo todo!, de verdad creí que era un mundo de fantasía donde podría pedir cualquier cosa y esperar a que sucediera... total, por $10.00 pesos que costaba el globo, más $5.00 del papel más $1.00000000 de deseos no creo que hubiera estado por demás hacer el gasto. ¡Cómo lamenté no haber llevado mi cámara también para dejar inmortalizado el cielo pleno de globos... sólo quedó en mi memoria.
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Una vez ejercido el camino de peregrinación, la comida no se hacía esperar. Ahí yo quedé cual globito sin flotar. -Me alegra mucho que no hagan estos festejos tan seguido-.
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De regreso, la misión se cumplió y los niños quedaron felices. Aunque uno de ellos me preguntó: ¿Y tú qué le pediste a los Reyes Magos?... me dejó pensando, tal vez porque si se lo contaba se desvanecería el encanto, simplemente atiné a decirles: Me encantaría que los reyes magos vivieran para siempre.

04 enero 2007

A la conquista

No pude conciliar el sueño por más vueltas a la cama que le dí. Ya mis párpados se quejaban de insistirles que se pegaran sin que mostraran mis ojos ante la oscuridad de la habitación. Mi mente daba vueltas. Me imaginaba en gritos, en ansias, en toda una vorágine de sentires. El reloj me marcaba los momentos angustiosos minuto a minuto, momento a momento y pude percibir que era lento el paso. ¡Diablos! ¿Porqué no pasa lo mismo cuando duermo?. Me paré. Tal vez distrayendo un poco la memoria lograba adormilar el cuerpo. Asomado ahí, en la ventana, miraba lo tranquilo que lucía el corredor de la calle. Con muchos autos descansando, con las estrellas brillando y yo sin lograr apartar de mi mente la actitud que debería de tomar frente a mi novia.
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Eso de aparentar que el hombre debe ser fuerte frente a situaciones críticas no creo que ya sea de éstos tiempos. Hay mujeres muy rudas hoy en día. ¡Mi novia es una de ellas! Gasta su adrenalina en cosas que nunca me hubiera atrevido a pensar que existen para calmar nervios... No me hubiera atrevido a conquistarla de saber que su ánimo por las cosas que requieren un porcentaje de emoción rebazaba su nivel de gusto. Tal vez me hubiera gustado llegarle más a la amiga, tranquila y hasta callada. Pero Pedro me ganó en el gusto o yo vi más linda a mi novia que por cierto, pese a lo tremenda que es la adoro y me sigue gustando aunque su gusto por el Bonji no me tenga del todo satisfecho.
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Hay gustos inmensos en los que una pareja puede convivir o ser compartida y hasta parecer que lo que uno ama puede amar la otra persona. Yo lo intenté ¡lo juro!, traté de que ella se adaptara a mi vida tranquila y sin organización en fiestas y amigos y lo hizo de manera precisa y buena. Solo que yo... con lo único que me pedía, era casi imposible corresponderle. Aunque fuera su fantasía más anhelada era inútil que me convenciera de hacerle el amor en paracaídas. Eso no se estila en mi mente... o al menos cuando yo creía que las relaciones eran románticas y pasivas.
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Ya es de madrugada y cabilar no me trae nada de pretextos para cancelar la cita con mi chica. Decir no equivaldría a dejarla para siempre, como un ultimátum a mi perseverancia por su conquista. Acudir a la cita es verle esa sonrisa loca que tiene que me llega hasta el alma. Sólo espero que mi cuerpo resista y que mis ojos puedan dejar de mirar las alturas de la tirolesa hasta una caida en seco de la catarata del Niágara. ¡!Bonitas vacaciones!!

03 enero 2007

De comidas

¡Es todo un arte! no cabe duda. Partiendo desde que los sentidos comienzan a percibir en las casas ése olor característico de que alguien se encuentra laboriosamente manufacturando cosas en la cocina hasta ver que el sonido que parece armonioso se desarrolla en contínuo ir y venir para presentar obras de degustación dignas en otros tiempos de merecedores y reyes
-Bendito lugar-.
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Recuerdo a mi abuela, en esa gran cocina, rodeada de grandes ollas y humos salientes, yendo de un lado hacia otro metiendo mano a cuanta cosa había qué probar. Siempre veía colgadas cosas que yo dudaba ella las usara para alguna cosa, más en temporada de festejos eran las primeras que estaban ocupadas con sendos moles, grandes pipianes y pavos que apenas y cabían dentro asomando la pechuga y patitas tiesas.
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¿Qué pasa cuando entras ahí?- siempre me he preguntado. ¿ Se adquiere una especie de Don cada vez que alguien decide ejercer la profesión de cocinar?, Cómo es que hay personas que van teniendo el toque de ángel que hasta un café con leche sabe a gloria.
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Cuando era puberta siempre pensé que era cosa de mayores meterse a la cocina y preparar un buen caldito de pollo. ¿Cómo le hacían para lograr esa mezcla que parece maléfica de patas, cuerpo, verduras partidas, ajos y hierbas? no lo sé. Pero resultaba sanador hasta para el más moribundo de los enfermos. Sean pócimas o no, surten su efecto. Llegar al paladar y degustar como si ésa fuera la última comida que fueramos a tener tras el verdugo esperándonos en el patio del medioevo.
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¿A quién no le han conquistado, sea mujer u hombre por la pancita? AH! porque no creo que sólo les pase a los hombres eso de llegar por el gusto del probar. A mí me pasó. Siendo tan tragona me conquistaron con unos tacos en pleno flirteo.
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Mamá heredó las artes de la buena cocina, mi abuela los secretos de las viejas adelitas que con hierbas y condimentos lograban un sabor inolvidable. Pero yo... uy, qué pena, me cuesta aprender de libros y recetas ése toque que no aparece por ningún libro ni recetario. Sin embargo oí decir a alguien que la comida que uno prepara nunca sabe igual a la que se come ajena. Y tal vez sea sabio entender eso.
Estas fiestas que han pasado me han dejado kilos prestos a mostrarse en cualquier blusa, falda o pantalón, difíciles de eliminar pero con la gran satisfacción de que quedé como Santa Claus versión femenina: riéndome felíz agarrándome la barriga al son que comía.
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Imposible decir no a un buen sabor. Imposible hacer ojos vizcos por una presentación de guisos que invitan al más seco a enjugar su saliva.
Hoy hago un homenaje a quien sabe de esos menesteres aunque el día de mañana haga otro por los maestros de Pilates, caminata, Spinning y baja-panzas.
¡He dicho! Oink-Oink-

02 enero 2007

Un día laborioso

Y todos los días era ver el cielo oscuro, aún cuando ya se decía de mañana. El niño la observaba, desde su cama, aún con su mamila sosteniendola entre sus dientes y sus manitas calientes. La vería ir y venir arreglando cosas. A lo lejos muchos perros ladrando a quien pasara. A veces detestaba ya abrir los ojos cuando le pesaba vestirse.
Las fiestas habían terminado. El tendría su pequeño peluche de regalo y un suetercillo con la imagen del osito que ama la miel.
Su madre ya tendría todo listo y comenzaría a preparar la ida.
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Llegarían al puesto a tiempo. Seis de la mañana. Justo cuando todos los mercaderes abren sus negocios y comienza la limpieza a cubetazo tendido. Ella cargaría a su hijo junto con los huacales de verdura fresca que consiguió en la central de Abastos el viernes anterior. Ya sólo es cuestión de quitar lonas, hacer amarres, conseguir un tamal para el desayuno, dejar acomodado como tantos otros días al chiquillo y comenzaría el trabajo arduo.
El niño vería todo esto desde sus ojitos callados.
Haría el esfuerzo una vez más por ayudar a su madre cargando cosas, yendo a los mandados y espantando a los perros que nunca faltan de curiosos en el interior del mercado.
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Sería un día de trabajo pesado, al tanto por la tarde de las marchantas que piden y hacen la rebatinga, así como otras que piden lo menos por un ramo de perejil. Faltando poco para la hora de la comida estaría ansioso por ganarse su pequeño trabajo.
Ya pasarían los conocidos proveedores de alimentos, ofreciendo garnachas, caldos de pollo, mole verde o panzita con su buena dotación de tortillas.
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Ya es de tarde.Ve con curiosidad que su madre hace y deshace, sin parar, las ventas del día, cargando bultos, trayendo cosas, desmembrando lechugas y cantando de vez en cuando alguna canción que se oye de fondo por los puestos de carnes. Es una odisea y nunca un día se parece al otro. Salvo por la escases de jitomate que pudiera haber alguna que otra vez o la demandante alza de la cebolla si ésta llega a darse.
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Se va oscurenciendo nuevamente la tarde y se preparan para partir. Ha sido un buen día y el chiquillo, cargando aún su mamila, ayuda a los menesteres de la limpieza. Mañana será otro día y será más conocedor de las monedas y cambios que vea moverse en el delantal de su madre.
Un perro les ladra, señal de despedida. Carga con su madre los mandados ahora de su casa. Tal vez lleguen a cenar algo ligero con los típicos frijoles negros. Sus ojos se cierran en el regazo de su madre y espera abrirlos cuando se encuentre en la cama, escuchando las voces que salen del televisor.