19 enero 2011

Detective

El trabajo estaba por demás especificado.
Buscaría sin dudarlo, preguntando, investigando, surfeando entre los barrios, entre callejones, entre la gente que habla de más para obtener de ahí toda pista necesaria y conformar un esquema.
Tal vez la jornada tomaría unas 72 horas o más, pero el destino me había forjado ya la tarea de dar con El.
Fué difícil al principio.
Sin un rastro y sin un modus qué perseguir tuve que inmiscuirme en las aguas más violentas de la intransigencia, del olvido, de lo que la gente a veces toma por pequeños detalles vitales para una búsqueda como la efectuada.
No dudaba de la veracidad de los hechos, de las dolencias y los accidentes sucedidos.
Todo daría al final un encuadre perfecto en el momento de armar las piezas.
¡¡Un corazón estaba perdido!!
Y era vital encontrarlo sin lugar a dudas.
Había pasado tanto tiempo en el olvido que muchos ni siquiera pensaban ya en El, tal vez de nombre, tal vez por un hecho, por un afecto, un abrazo sentido y olvidado, pero nadie recordaba bien a bien qué rumbo había tomado ni en qué momento fue parte de la muchedumbre en la que se pierden los sentidos y el saber estar consigo mismo.
De vez en cuando la expresión del amor dejaba una luz en el camino que me permitía avanzar tremendamente sin embargo era la completa oscuridad la que no me permitía el avance de la misión.
¿Dónde podría quedar un corazón que ha sido por demás olvidado?
¿En qué lugar se refugian quienes sienten que han sido vejados y lastimados por el instante injusto?
¿Habrá lágrimas como rastro?
¿Cuánto habría huído del camino en el que antes andaba?
Nada de eso lograba contestar el mar de cuestionamientos ejercidos por las huellas perseguidas.
Y cada vez mi angustia, por el tiempo, y cada vez mi frustración y cada vez mis dudas internas por convencerme de que tal vez, tal vez realmente habría desaparecido de la faz terrestre, me hacían que día a día tomara una opción diferente.

Y fue un día, en el que me transformaba el conflicto a renunciar, a denunciar mi fracaso, a dar aviso que simplemente fue imposible rastrear a quien yo creía del todo fácil ubicar como perdido, cuando vislumbré un sentir, un ruidito, así, casi tornado a suspiro, estando en silencio por fin lo noté!
Fuí torpe!
Omití ciertas reglas en la búsqueda que son escenciales: -El silencio con uno mismo-
Eureka!
Y fue un hilo, casi imperceptible, de esperanza, que logró que diera con quien me transformó en un ser incansable y perseguidor de su encuentro.

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