31 mayo 2006

25 minutos

Me quedan 25 minutos para arrepentirme, regresar y gritarle que fue una farsa, que no era yo el que hablaba en ese preciso momento.
Decir que mis arrebatos masculinos son parte natural que todos tenemos para cubrirnos y tratar de ser mejores, callar la boca con una bofetada.

Me quedan 25 minutos para corregir lo que en toda nuestra relación siempre fue algo negativo, siempre fue algo de venganza, siempre tratando de lastimarla donde yo sabía perfectamente que ella flaquearía. Si vuelvo ella podría considerarlo, siempre lo ha hecho y, hasta en los momentos en que pensé que de verdad no me amaba comprobé que si lo hacía.
Saltaba cualquier detalle en el que yo hubiera podido dejarle un dolor, una amenaza, un juego psicológico de chantaje, fingía que eran cosas inmunes a ella aunque por las noches la oyera lloriquear y no precisamente por soñar dormida, sino porque le dolía que yo no la entendiera.

Me quedan 25 minutos para que le diga que olvide su decisión, que rompa los boletos, que todo fue inesperado y que ahora yo sería el que trataría de sacar de mí a lo que ella conoció hace muchos años y que por ése yo perdido, enterrado, figurado, alardeado, fue por lo que ella permaneció a mi lado, ayudándome, apoyándome, celebrando mis tonterías que algunas veces comparaba con súper obras al lado de las que ella hacía.

Me quedan 25 minutos para decidir si ella hace su vida lejos de mí, si construye su propia morada como ella ayudó a construir la mía dejándola siempre fuera, congelada, como si tocara y nadie le abriera en un hogar que ella decoró, arregló y puso lo mejor de sí. Ya sabría cómo evitar sarcasmos y fingir que nada ha pasado.

Me quedan 25 minutos para decidir un camino, una ruta de vida, si yo hago la mía como tantas veces la amenacé, como siempre se lo reclamé, como todas las noches lo pensé cuando le miraba entre la televisión, sus quehaceres y trabajo.
Me veía haciendo cosas mejores sin tener que llegar a casa temprano o ver a su familia que tanto le daba la bienvenida sin que yo fuese recibido igual.

La diferencia está en que esos 25 minutos me devolverían esa cadena que yo sólo me até y que bien podría romper.

Si me decido creo que podré hacer que uno de los dos sea feliz.
Hay 25 minutos que hacen la diferencia de vida en un alma.

.....

Creo que ya no eran 25 minutos después de todo.

8 comentarios:

Mary Carmen San Vicente dijo...

Creo que muchas veces uno llega a sentirse así como lo describes, al borde del límite con el tiempo en cuenta regresiva, pero más vale seguir los instintos y actuar como diría el malmirado Fox: HOY-HOY-HOY que llorar mañana.

Por cierto, me quedan 25 minutos para ir a dejar a los escuincles a la escuela byeeeeeeee !

Enigma dijo...

Al menos tenia 25 minutos para hacer todo eso, hay gente que cambia su vida en un solo minuto, en ocasiones un segundo...

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

@Igna-Nachodenoche dijo...

Es demasiado tiempo 25 minutos, para recordar y pensar tanto, y entonces surge la duda, la puta duda de siempre, me quedo con el final.
Decidéte y sed felices los dos, aunque sea en otros brazos, eso es lo que importa.
Saludos.

Unknown dijo...

Saludos de La Paz!!

Gaddira dijo...

esos 25 minutos suelen tener más cadenas que las que se intentan romper...

RAYDIGON dijo...

En 25 minutos nos cambia la vida G...

Besos

Dra. Kleine dijo...

Cierto, de un segundo hasta los 25 minutos hay cambios tenebrosos en la vida interior y exterior.

Anónimo dijo...

Me gustó tu post anterior, y este, la forma en que describes y cuentas, el ritmo de tus textos. Un placer pasear por tus líneas.
Un saludo literario.