Era alcohólico mi padre, le valía madres si comíamos o no mis hermanos y yo. Siempre que llegaba era de esperarse la ordenadera de cosas que mi madre nos ponía a hacer, todo con tal de complacer al pinche viejo, -que vete por las chanclas de tu padre, que laves los trastes que usó tu padre-, que ayuden a levantar al pendejo borracho que, si de buenas llegaba hasta nos regalaba lo que traía en sus bolsas: Moneditas, corcholatas del bar y una que otra mamada que a lo guey nos entretenía. Malo que llegara de malas porque los madrazos que andaba repartiendo eran parejos. A nosotros por chillones y escandalosos y a mi madre por teatrera y celosa. Era un reverendo cabrón el hijo de Puta.
Ya nadie le quería fiar en la tienda a mi mamá por tanta porquería que debía pagar a tiempo ?claro- el dinero estaba reventándose en las pedas que se traía mi padre, por eso era una chinga que nos mandara a trabajar saliendo de la primaria al mercado municipal. Cargando cosas y limpiando los puestos de los que nos daban para un taco. ?Así nos hacíamos machitos?- decía el imbécil de mi padre, aunque para trabajar él se quedaba de huevón.
Tirar la basura era lo que hacía mejor mi hermano, le pagaban mucho mejor, aunque fuera arrastrando la madre de cosas y botando la basura por todos lados antes de llegar al basurero. Ahí llevaba al bulto de mi hermana.
Yo me chingué más en las carnicerías, aprendiendo a cortar y a vender vísceras.
A veces me encargaba de la berrinchuda de mi hermana, cabrona escuincla, ¡de todo lloraba! ?me tenía hasta la madre su berrido tormentoso, a veces mejor era mi hermano quien se encargaba de cuidarla y curarla de los golpes que daba mi padre. Cada vez que llorara le daba un zape en la cabeza. Creo que por eso quedó tarada por siempre. Se reía solita y hasta nos hacía reír.
Una vez mi madre nos mandó dizque a hacerle mandados a Doña Lupe, tardamos un rato nomás, porque la señora no quería que ensuciáramos su pinche piso de migajas. Ahí me regresé con los huevones y la mensa de mi hermana que le urgía miar en la casa.
Entramos los tres de momento y la pinche impresión de lo raro que ví haciendo a mi madre con mi padre fue de lo más asqueroso que pude ver. Fue como si me arrancaran la pinche inocencia de a madrazo y lo peor de todo, que fueran los cabrones los que me abrieran los ojos.
Mi hermano se paralizó, no pudo entender que el pendejo se estaba cogiendo a mi madre y mi hermana sólo se quedó mirando. Los odié a los grandísimos cerdos, ellos disfrutando y nosotros mendigando.
Creo que mi madre estaba bien peda porque no atinó a cubrirse nada dejando sus carnes sueltas para decir que parecíamos mirones, se reía como una idiota, sólo decía que tenía hambre y le preparáramos unas tortas para ella y mi padre.
Mi hermano se fue a la cocina, dijo que él prepararía las pinches tortas de lo que querían... las risotadas continuaron... a mi hermano le noté sus mejillas rojas no sé de qué chingados fue, si de coraje o pena y se limpió el moco con todo y lágrimas...
Yo estaba encabronado, llevé a mi hermana al baño que siempre estuvo en el patio de atrás.
Adentro risas y gritos como de putas viejas.
Esperé a mi hermana a que terminara con su pinche grito pidiendo papel. Los ruidos eran cabrones ahí dentro.
Cuando volví la única cama donde dormían mis padres y mi hermana estaba con manchas de sangre y de cosas extrañas.
Sólo quejidos en el piso del otro cuarto donde había un caminito cabrón de sangre. Ahí estaban el borracho tirado, sin vida, desentrañado, y mi madre casi debajo de él, con el cuchillo que nos prestaba Don Sebas para sacar las tripas a los cerdos.
Mi hermano, bañado en sangre y con la cara manchada sólo atinó a decir con ojos de cansancio que mi mamá gritaba como si la lastimara el cabrón y que en lugar de que ella se quitara ahí estaba pegada.
Se hartó de lo mismo y con furia corrió al cuarto donde ?jugaban? ellos. Boca arriba él y encima ella, mi hermano sólo pudo atinar a enterrar el cuchillo en la espalda de ella queriendo atravesarlo a él... no tengo la puta idea de cómo lo hizo, pero ambos se desangraron rápido sin reaccionar por la peda en que se encontraban.
Mi hermano ni siquiera lloró, y los tres miramos en silencio cómo se les iba la vida lentamente.
Yo cumplo la pinche condena en éste culero penal. Me vale madres que digan que soy un asesino, y no me importa un carajo que sepan que nos quedamos huérfanos. Alguien tenía que cuidar a mi pinche hermanita y decidí que el cabrón de mi hermano la mantuviera con cuidado hasta que yo salga de éste infierno en el que llevo ya un buen de tiempo. Por lo menos sé que andan bien porque de vez en cuando los dos me visitan. ¡Son unos chingones!
De lo demás? ya veremos cómo nos arreglamos.
9 comentarios:
Ah que relato..tan, "motivante", pa´empezar el día, ja!...nuevamente, nomás faltó que dijera que los hermanitos , se hicieron pareja y tuvieron un hijo, ja!...Historias, macabronas.
Saluditos , se aventó usted...felicidades!
Ay... :-(
Reflejo de una sociedad enferma...
Mi estimada Dra. sin duda alguna en el uso de lenguaje retrata perfectamente aquellos que viven desventuras de la vida en estratos mas bajos y con ello, lamentablemente historias como la que narra; claro, aunque no son privativas de ellos, al menos son mas conocidas.
Excelente relato, un beso.
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra
ayyyyyyyyyyyyyyyy...
y pensar que como esta historia, hay miles en todo el mundo.
Beso G.
Ay Doctora esto más que cruda es descarnada realidad, muy bien novelada además.
Me puso los pelos de punta.
Y yo que pienso que mis recuerdos son duros, mejor cierro la boca,
No si antes dejarle mi abrazo
Bien ambientado, con buen ritmo y el lenguaje adecuado, para describir esas situaciones de violencia que tienen antecedentes en las historias personales de los ejecutores.
Un abrazo!
Hay veces en que la fantasía queda como cuento tierno al lado de todo lo que nos toca enterarnos...
Cierto, hay mucho de ésto allá afuera.
Sucede, sucede mucho.
Me hizo recordar a Freud y su Escena Primaria...impacta a muchos de muchas maneras.
Saludos
Usted y yo tenemos muchas cosas en comun y lo plasmamos asi, me alegra encontrarme con sus escritos Miss...
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