Es linda, atractiva, una mujer inusual.
Al pasar por su calle favorita siempre la descubro igual.
Esbelta, cabello largo, ondulado y sexi. Despierta en mi toda clase de sensaciones en el momento que la veo pasearse en la banqueta, buscando cliente, buscando a quien ofrecerle sus mejores palabras de amor.
Es una musa magnífica, ciertamente desperdiciada por quien no la ha mirado bien.
Yo la idolatro.
Cada día, cuando vuelvo del trabajo, es todo un espectáculo mirarle soberbia, andante, sonriente, haciendo ver que la vida es más que una mera sonrisa y que puede llegar a ser alegre a su lado. Me cambia la vibra, las dimensiones.
Hace que toda la mierda de los negocios se vuelva rota y mal vista, hace que la desdicha de las oficinas cambie su luz aquí afuera.
Es mi pastilla confortante verla cuando va a su labor.
Si salgo temprano del trabajo, verla camino a su lugar me causa angustia, caminando por las

Jamás me percibe, siempre mira a todos lados y a ninguno.
Siempre atenta a encontrar quien le devuelva en su mirar una sonrisa complaciente, por mirarle y buscarle en sus formas, en sus labios, en su sexo.
Si salgo tarde hace que en la calle valga la pena detenerse por tráfico.
Es espectáculo saber que le puedo mirar, observar que de todas es la que no tiene glamour de galantería, sin escotes atrevidos, sin faldas de tigresa, sin tacones que demuestran su altura de servidora pública.
Es discreta yo diría. Los años se han tragado sus amarguras y por gusto se le mira como si fuese estudiante de algún colegio. Divina señorita que pasaría por colegiala.
Sabe bien de su oficio sin llegar a osar como las otras.
Tal vez por eso sea la preferida o tal vez sea la que se acerca más a una mujer mudana, a una que puede conocer a amigos en un parque, en un bar o en un metro.
Tal vez, cuando el paso del tiempo haga que la pasión entre mi esposa y yo quede estancada en nuestras mentes, yo me atreva a sonreírle también y quizá la lleve a pasear a los lugares donde ella me haga sonreír como lo hace sin que la piel nos confunda a los dos.
El tránsito se hace leve.