Pì, Pì, Pìiiii

Y antes pedìa gusanitos, cuando no conocìa la vida, cuando sòlo sabìa piar... Y daba chirridos de angustia, de frìo y de necesidad de mi mamà... Y luego me llenè de plumitas, y luego fue divertido tragar y luego comencè a engordar... Aprender a volar no fuè fàcil, me aterraba ver hacia abajo. Mi padre me enseñaba que debiera estar seguro en las ramas y no donde los hombres, donde los perros, donde los gatos. Me dijo que son tenebrosos y hacen daño por doquier. Y volè por los aires, no como un grande porque mis alitas eran menores. Y sentì mi pico frìo y conocì la lluvia asì.
Y me llenè de pulgas y mucho me rasquè. Perdì de vista a papà y mamà muriò de viejita... cuando sus plumitas ya no me cubrìan al estar cerca mìo. Vì su cuerpo entumecido, duro, tieso... Con los ojos de gratitud ante la vida con el rictus de su muerte encima. Muriò en el nido que me viò crecer. Me despedì de ella y hasta en su muerte me ofreciò gusanitos. Ahora me paro en cables, en ramas, en techos. Silbo para alguien, me despierto cuando sale el sol. Busco la comida y jugueteo con los demàs. Sigo sin volar alto porque no fuì un ave mayor, pero volar en los parquecillos hace dar fiestas cuando andamos todos juntos. Conocerè a una linda pajarita y seguro tendrà plumaje suave. Harè lo que la vida enseña sin dar clases y festejarè un dìa màs de alegria. Esperarè a que la anciana tire semillas y las llevarè donde mis hijos chillan. Pero hoy, aguardarè a que se oculte el sol. Cantarè hasta que mi pecho ronque, hasta que me escuche en la promesa de que deberà volver mañana, alumbrando mi casa, la tuya, la ciudad y mi parque. Mañana espero volver a volar por los aires.