Era una mañana càlida, despejada de nubes que habìan regado la noche de gotas refrescantes. Todo lucìa como si estuviera recièn lavado. Habìa destellos de color y nada parecìa igual al dìa anterior.
Los pàjaron comenzaban la labor, yendo y viniendo, satisfaciendo las necesidades de las piantes crìas que clamaban por lombrices, insectos o lo que fuese comestible para ellos.
Los àrboles ya no tenìan movimiento bailarìn como el de la tenebrosa noche que semblaba un fin del mundo con vientos desafiantes, hoy parecìan abrazar a quien se posara en sus copas.
Olìa a mojado, olìa a vida, olìa a mañana fresca...
Yo me encontraba apenas escuchando cantitos de gorriòn, vuelos de palomas y reflejos del campanario a una distancia lejana.
Mi pereza mañanera daba la impresiòn de que me abrazaba en todo momento, atado a la cama, pero de cierta suerte no me poseeìa del todo.
Recordaba la noche y se me esbozaba una sonrisa coqueta de recordar que, asì como hubo truenos que iluminaban toda la recàmara, asì hubo fuegos artificiales dentro de mi cama.
Hubo lluvia allà afuera, tocando las ventanas para entrar... hubo fuego aquì adentro, tocando el vientre de ella para poder tambièn entrar.
Vientos que movìan las hojas... sonidos que daban miedo...
Aquì los suspiros sonaban a enamoramiento y placer, que los sonidos que surgìan de su delicioso pecho no daban miedo, sino ganas de crear infinidad de climas en su ser.
Cada calle, cada casa, cada patio estaba poblado a su suerte de la intemperie, aquì, en la calma de una melodìa de jazz apaciguante, cada beso, cada abrazo, cada caricia estaba llena de gemidos y sonrisas... hasta hacerla mìa por completo.
Allà afuera lloviò y hubo tempestad.
Aquì adentro hubo tempestad y tambièn lloviò.
Las gotas del placer todas se las bebiò.
Hoy mi pereza parece que me obliga a disfrutar lo que allà afuera se escucha mientras ella duerme, tierna, coqueta, piel de mujer tranquila.
Los pàjaron comenzaban la labor, yendo y viniendo, satisfaciendo las necesidades de las piantes crìas que clamaban por lombrices, insectos o lo que fuese comestible para ellos.
Los àrboles ya no tenìan movimiento bailarìn como el de la tenebrosa noche que semblaba un fin del mundo con vientos desafiantes, hoy parecìan abrazar a quien se posara en sus copas.
Olìa a mojado, olìa a vida, olìa a mañana fresca...
Yo me encontraba apenas escuchando cantitos de gorriòn, vuelos de palomas y reflejos del campanario a una distancia lejana.
Mi pereza mañanera daba la impresiòn de que me abrazaba en todo momento, atado a la cama, pero de cierta suerte no me poseeìa del todo.
Recordaba la noche y se me esbozaba una sonrisa coqueta de recordar que, asì como hubo truenos que iluminaban toda la recàmara, asì hubo fuegos artificiales dentro de mi cama.
Hubo lluvia allà afuera, tocando las ventanas para entrar... hubo fuego aquì adentro, tocando el vientre de ella para poder tambièn entrar.
Vientos que movìan las hojas... sonidos que daban miedo...
Aquì los suspiros sonaban a enamoramiento y placer, que los sonidos que surgìan de su delicioso pecho no daban miedo, sino ganas de crear infinidad de climas en su ser.
Cada calle, cada casa, cada patio estaba poblado a su suerte de la intemperie, aquì, en la calma de una melodìa de jazz apaciguante, cada beso, cada abrazo, cada caricia estaba llena de gemidos y sonrisas... hasta hacerla mìa por completo.
Allà afuera lloviò y hubo tempestad.
Aquì adentro hubo tempestad y tambièn lloviò.
Las gotas del placer todas se las bebiò.
Hoy mi pereza parece que me obliga a disfrutar lo que allà afuera se escucha mientras ella duerme, tierna, coqueta, piel de mujer tranquila.
10 comentarios:
Sin duda, esas son las tardes (y noches) más disfrutables y que permanecen en la memoria com¿n mayor arraigo: las que huelen a tierra mojada y son cálidamente suaves.
Como decía José Cruz:
(...)para que el día amanezca iluminado de sonrisas,
y floridas las ventanas(...)
Saludos,
Claro que todo es bendita verdad...por eso tú aroma de lluvia pervive y llega.
Un beso.
Muy hermoso, un relato semi-ereotico-amoroso realmente bonito, con un punto de ternura y erotismo realmente encantador.
Un saludo,
Pedro.
MMM... hasta acá huele a "tierra mojada"...
Que maravillosa sensación esa que él describe, cuando estar con alguien hace que sientas que tus sentidos explotan!
Que lindo relato, me hizo recordar, suspirar y re-vivir.
Besos!
La relación de la tierra mojada, regada con la lluvía con una noche de pasión.
Nunca las habia relacionado, es cierto se parecen mucho. La humedad lo apasionado de una tormenta y la paz, alegria y tranquilidad despues... como para descansar no?.
Salu2
Kleine, he vuelto y me he encontrado con un texto genial, me hiciste suspirar y esa foto me recordó el central park, q noches en la q hay tormenta y la interna suelen ser dolorosas pero también deliciosas, bueno me calló x q tengo el sentimiento a flor de piel.
Bsuchos
como siempre un placer leerla, doctora
saludos
vaya... senti que me transportaba de alguna manera a aquella escalera al lado del estacionamiento que alguna vez me hizo tan feliz... y senti casi lo mismo que tu
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