Del porqué un Gorila De Peluche

Hace muchísimos años, cuando aún no se inventaban los peluches como tal, en cierto lugar de la jungla rimbombante, verde y ruidosa, había un caminito espeso en maleza que te llevaba a la cueva de la familia Gorila. Ahí dentro, bajo la sombra, entre lirones y cacatúas, mamá gorila yacía en espera de un pequeño crío, miraba paciente todo cuanto le rodeaba, hubiera asegurado incluso, que tejía una chambrilla de color azulita, seguramente sería enorme al dar a luz, pues su panza regordeta no hacía más que enseñar un botón oscurito que mostraba cuan grandote sería el bebé. Con tan sólo tocarle ése botoncillo llamado ombligo, a pura risa se la pasaba la Gorila, pero si dormidita estaba, a sonido de grillitos, era divertido observarle la panza en movimiento, ¿qué hay ahí dentrito? como si tuviera vida propia, movido de un lugar a otro, se veía el pequeño bultito, de lado a lado y haciendo ruiditos, ¡uy!, tal vez ahí dentro hubiera un arquitecto construyendo ¡sépa qué cosa!...
Mamá Gorila con hambre era tenebrosa, plátanos y kiwis eran comidos cual golosinas infantiles, pero su postre favorito era el coco, oh si, comerse los cocos con todo y cáscara era el antojo que siempre disfrutaba..pues habría que darle de comer al bebecito en crecimiento...CRECIMIENTO?? ¿¿pues hasta cuándo??... hasta un 29 de abril...
Sí, un 29 de abril reventó la panza peluda de Doña Gorila, así nomás... no lloró, ni gritó, mucho menos pujó...tan sólo escupió una bola rosada que no dejaba de rebotar alrededor de toda la cueva. Esa bola bien pudo descalabrar a algún cristiano, o bien, moniano o changuiano.. ... No cesaba de rebotar, tanto que así se pasó un buen rato mamá gorila tratando de agarrar...
Yo hubiera jurado que eran risitas las que salían de ahí, a tanto, dos lianas ajustaron a la bola aquella al rincón de la cuevilla... curiosos los osos, un águila, dos koalas, muchas ardillas, un zorrillo (uno sólo, menos mal!), patitos, conejillos, tigres, cisnes, el león por excelencia –pásele mi rey- y otros animalillos más hicieron la visita concurrida para dar la bienvenida a la bola rebotante que tímidamente no se animaba a dejarse ver... sólo asomaban, dos brillantes ojitos de bolita, que cerraba como conchas al percibir el movimiento de alguien...le daba pena, suponían todos –es que está encueradito- explicaba su mamá, ha nacido todo rosita y le da pena enseñar hasta el pirrín (¡¡rosiita tambiéeeen. Ji ji!!)... no he terminado su pelambre y creo que pasará frío esta noche, se afligía la mamá...
-No hay problema,- gruño ásperamente uno de los osos,
-tenemos un regalo de cumpleaños – dijo el león - nosotros le daremos un poco de nuestro pelambre, nunca pasará frío ni tanto calor!
-siempre lo protejerá- murmuró la pequeña ardilla dientona.
Y todos los animalillos donaron una pluma, pelitos, pelotes, plumotas, pelajes, un poco de aquí y un poco de acullá (menos del más allá)... formando una montaña que se mezcló con saliva que un castor molió... chom, chom...y finalmente al Gorilita como chicle se lo pegó...
¡BRAVO! Combinadas las más ricas pieles y plumajes hicieron de su piel un auténtico peluche (Marca Acme), suave, tierno, bombachito y de color bonito... cualquier niña puberta lo hubiera deseado para tenerlo en su cuarto (sin albur ). Sólo que con el tiempo les ganaría la Esposita Cris. Jáaaa .

(El tiempo pasó, y el Peluche se puso de moda, hoy en día los hay sintéticos y plastiléticos, pero ninguno tan auténtico como el Gorila de Peluche).

Así, en la fiesta de ese día, colados e invitados, compadres y amigochos, todo mundo festejó el nacimiento del pequeño Gorila de Peluche:
¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS ¡!

P.D. No tengo nada que regalarte Memito, pero como las demás bestias del bosque YO dono una plumita para que te alegre de menos tu día. ¡¡Te quiero Mucho!!