10 octubre 2007

Estrella

Me encantó, no pude decir nada más allá que esa palabra continuamente.
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Era adorable, fascinante.
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Su caminar la distinguía de entre todas las chicas que le rodeaban en el bar.
No sé si era su ropa, toda moderna, cautivaba por las formas que mostraba tan pronunciadas en su cuerpo. De primera instancia me atrapó, como creo lo hizo con el cadenero… ¿Por eso la haría entrar?
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Ese cabello, largo, lacio, castaño, bien cuidado. Daba la forma a su carita de muñeca quieta, tranquila. Su maquillaje bien disimulado elevaba la mirada tan intensa que le hacía interesante.
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Siempre que veo una chica así me siento atrapado, como caído, como obsesionado por detener su imagen en mi mente para que toda ella no se me olvide en el momento de despedirme.
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Cuerpo fino, talle esbelto, todo en ella hacía la combinación perfecta que clava en el buen perfil de un buen conocedor como yo.
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Entre la tropa de lobos que andábamos por ahí no dudamos en comenzar el flirteo y ver quién de todos poseía el encanto que le llegaría a atrapar.
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Mis amigos estuvieron en el juego, y de entre todas las miradas fue a Miguel a quien más le llegó el aire de hormonas.
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Aunque ella estuviera rodeada de buenas amigas, no era mala la idea de hacerlas venir, invitarles la copa y hacer una charla.
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Ya muy cerca de nosotros aprovecharíamos una vez más ver quien de todos nosotros pudiera tener el conquiste seguro.
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Y sí, siguió siendo Miguel.
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Me conformé con verla tomar su copa de Martíni seco, su bolso, reírse con sus amigas más en pose y acercarse a nuestra mesa con toda la comitiva.
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Miguel por supuesto que fue todo un caballero, presto a distribuirnos al resto de las mujeres, de acuerdo a como él veía que nos pudieran gustar…
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Digamos que alguna que otra se sentó en capricho por hacerle la competencia a la bella pero la atención estaba captada de manera muy directa. Con alcohol y caprichos de calentura todo se nos pinta fácil y divertido.
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Brenda, Lucy, Katia y Marissa eran las amigas nuevas que nos rodearon en turno, todas –diría yo- con nombres de chicas de cabaret, finas y colmilludas.
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Pero Estrella era la mejor, hasta su nombre daba la sencillez de su persona.
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A mí me hizo la plática Marissa. Sencilla como lo debiera ser Estrella. Más sensata y hasta agradable.
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Todo hasta el momento hubiera sido perfecto de no ser porque la bella Estrella habló….
...Y habló y habló y habló.
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Murió el encanto de inmediato:
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Su voz era lastimosa, en el ansia por notarse importante no dejaba de hablar, de timbre alto y con sonido que no agrada mucho le agregaba a su risa un espasmo fantasmagórico que no parecía proviniera de ella.
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Yo me espanté.
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Las otras en su plática y risa femenina opacaban todo eso.
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¡Cómo es que no nos dimos cuenta!
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Bueno… fue divertido ver pasar la noche escuchándola hablar, reírse como hiena y criticando a hombres que no estaban en nuestra mesa pero que sí figuraban en el carácter de algunos de nosotros.
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- No debimos haberla hecho hablar- Me murmuraba Miguel a mi costado. Distráiganla con sus otras amigas, le empedo su neurona y me la llevo a la cama así nomás. Ya me harté y se me va a bajar hasta la bebida.
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Todos mirábamos a Miguel esperando la hora en que se llevara a su Estrellita y nos dejara tranquilos con el resto de sus amiguitas. Fueron momentos tensos y, una vez que el resto quedó arreglado nos dedicamos en cuerpo y alma a aquellas que rodearon a Estrella.
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Yo me quedé con Marissa y a la fecha ha sido mi amiga, mi amante y mi esposa.
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La aventura de Miguel fue una luz fugaz de aquella sola noche, pero el gusto por ver a alguien bello no me quita de la cabeza la idea que las estrellas siempre se ven mejor a la distancia.

6 comentarios:

AndreaLP dijo...

¡Ese sentimiento de dimensionar los defectos de alguien idealizado es tan común... y tan desagradable!

Me encantó el final: "las estrellas siempre se ven mejor a la distancia".

Saludos, Doc!

P.D: No tengo nada que hacer el 26... ¿qué plan? :-D

Anónimo dijo...

Buen post Kleine, saludossss!

Pedro dijo...

Un cuento-fábula. Las apariencias engañan, eso esta claro, y en asuntos de pareja más aún. Como bien dice la última frase es mejor ver las estrellas de lejos.


Un saludo,


Pedro.

Nube Gorda dijo...

Klein, si quero más datos, pero no se por q no puedo enviarte correo, te dejo mi mail y si puedes enviarme algo o comentarme tu que información tienes, te lo agradeceré.

Bsuchos queretanos...¡¡¿

nahernandez@gas.pemex.com
nannyxsdu@hotmail.com

Kix dijo...

Le pasó como a la bruja del mar que se robó la voz de la sirenita Ariel...


Gracias por el email, querida Kleine! Ya me había comentado el consen Alex, muchas gracias!

Anónimo dijo...

Es muy bueno el texto que escribiste... no tuve la oportunidad de seguir leyendo pero ten por seguro que lo haré :)


Damian Lemitt