Graciosas las formas, las figuras, las corduras que un viaje en el mundo lejando puede tener. SOy partidaria de buscarme en la lejanía, donde mis pies saben que nunca más pisarán. Y heme aquí, ahora contemplando lo que tantos milenios han aprendido de las culturas indias: Las poses sexuales. ¿Saben dónde me encuentro ahora?, precisamente ahí.
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Me siento, me extasío, quedo al fondo del rincón boscoso observando los cuerpos y las leyendas, las enseñanzas que en aquel tiempo no se miraban como las del tiempo de ahora.
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Son divertidas, graciosas, sublimes. Dan ganas de unirse a ellas, pero me comporto frente al traductor, ese que me mira amenazando que no se me ocurra platicar con nadie más para conocer sus íntimos secretos.
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Habrá que recordarlas, habrá que guardarlas.
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Mientras el viento en la India sopla ligeramente con esa ansia de moscas salvajes que impregnan tu piel de cualquier cosa.
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Vivo aspirando eternamente sobre un elefante su hedor. No me da asco, me conmueve y me recuerda los tiempos de los circos en el pueblo de México.
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Esta noche habrá comida con un embajador, acto invitado por quien he sido invitada.
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Honrada soy.
2 comentarios:
Intrigante relato. Lo deja a uno picado, queriendo saber más.
Un maravilloso estímulo a la imaginación.
Gracias!
Hola dra. espero que eso que estas experimentado lo dosifiques y nos lo relates que estes bien como hasta ahora.
saludos afectuosos
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