Nuestra cárcel

Anoche sencillamente estaba tranquila, mirando hacia el patio trasero de la unidad en que vivo, mirando la quietud y las luces que aún quedan de la Navidad. Los ruidos de perros lejanos dan esa sensación de que ya estás "a salvo" de la urbanidad.

Saqué algunas fotos que me dejaron satisfecha y me dirigí a abrir una carta de un amigo que vive en alguna lejanía de éste mundo. Al finalizar su larga narración me ha dejado un escrito como Post Data. Ello culminó mi noche llena de estrellas con una misión interna por cumplir.
Les dejo un pensamiento que me ha agradado, de un ser sencillo y extraordinariamente reconocido:

Un ser humano es parte del todo que llamamos universo.
Una parte limitada en el tiempo y en el espacio.
Tenemos la vivencia de nosotros mismos,
de nuestros pensamientos y sentimientos,
como algo separado del resto,
un tipo de ilusión óptica de nuestra conciencia.

Esta ilusión constituye una cárcel
que nos restringe en
nuestros deseos personales
y en los afectos hacia
muchas personas cercanas a nosotros.

Nuestra tarea debe consistir
en liberarnos de esta prisión
ampliando nuestro circulo
de comprensión y compasion,
y abarcar a todas las criaturas vivientes
en la totalidad de la naturaleza y su belleza.

Albert Einstein