24 abril 2006

Una sola despedida

Es indescriptible la sensación que me produce un aeropuerto.
Donde las despedidas son parte de una emoción que siempre derrama una pequeña lagrimilla, sea de tristeza o sea de alegría.
Por mí nadie derramó ni una, simplemente me marché y volé hacia un destino diferente, hacia un recomienzo de la vida.
Yo conviví con él en mi país, enamorada, loca y aventada, decidí aceptar su propuesta de marcharme con él al suyo. Los planes se hicieron según lo acordado y en pocos meses me adecué a las costumbres y modos de ver la vida de los de su cultura. La ventaja fue que hablábamos el mismo idioma.
Así fue como me presentó a uno de sus mejores amigos, con quien compartía juergas e historias que una dama nunca podría escuchar de un buen caballero; yo sabía que todo hombre soltero podía hacer y deshacer de su vida, más aún en un lugar donde las mujeres bellas son algo prioritario y conocido en el mundo. Realmente se estimaban el uno al otro.
Adoptamos un perro y por las tardes, al salir él de su trabajo, nos hacía grandes fiestas por llevarlo a pasear a la rotonda del parque.
Fueron tiempos de muchos besos, de muchos abrazos, tiempos en los que el sexo era enloquecedor... adoraba sujetarme por la cintura y entregarme por completo en un baile donde la ropa va cayendo poco a poco. Si toda la casa hablara podría decirse que no quedó ni un rincón sin ser explorado y tocado por nuestra piel desnuda. Si bien podría decirse que los vecinos nos miraban, después de una noche de pasión, con ojos de incredulidad, maldiciendo quizá el momento en que no les dejamos dormir por mis sonidos excitantes que pedían siempre más al saborearle todo lo que de él me encantaba.
Todo eso comenzó cuando lo recibí en mi país y cuando me vine a vivir a éste. Si tenía todo su amor no sé porqué me dejé contagiar por tener en nuestra cama a su mejor amigo.
Sé que nuestro trato era continuo y quizá tal vez eso hizo que alguna vez se nos antojara, temíamos que pasara algo mas nunca pensamos a quien de verdad estábamos lastimando era a ése amor que, según yo, tenía a mi lado.
Hoy la vida me cambió la historia y sin más escenas de celos, saqué mi bandera blanca para dar tregua a mi engaño y decir una honestidad, yo podría luchar contra otra mujer, con una que tal vez lo llenaría más de besos, sexo y abrazos que yo ya no alcancé a darle durante 5 años por lo menos, sin embargo él no podía tolerar un engaño de dos meses. Tiré la toalla.
No hubo peleas ni arrebatos de película, simplemente entendí que el amor, estés en el mundo que estés, siempre llega a terminarse y, en ésta ocasión, me quedó la historia a mí.
Estoy por partir nuevamente a mi tierra, no dejo queja ni rencor alguno; lo que tenía que pasar pasó y mi opción, la más linda de todas simplemente yo me la acabé.
No hay aquí la historia romántica de que al punto en que me suba al avión él vendrá y me pedirá que no le deje, que le acepte como esposo, que perdona infidelidades.
Tengo un solo boleto, tal vez algún día regrese con algún otro motivo, tal vez pisar por aquí no tenga nada que ver con corazones e ilusiones.
Así parto hoy, en un día en el que mi corazón se queda en éste país y mi cuerpo parte hacia otro.
Ya el tiempo tal vez me otorgue una nueva ilusión de amar y de pisar otra vez el aeropuerto, siempre y cuando nunca más arriesgue el respeto y amor de otra persona que haya confiado ciega y enamoradamente de mí.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

me molesta y deje de leerte al ver que tu no compartes nada, buenas historias pero son falsas....como tu?

LadyLo dijo...

Es un poco confuso. Pero en la vida... ¿Que no lo es? Además los corazones, el día que los entendamos por completo, van a dejar de latir... ¿No crees?
Saludos desde Chile.

rossmar dijo...

ABRAZOS DRA.

Lizette S dijo...

Esos amores de lejos... esas historias de aeropuerto... tantos sentimientos... tantos recuerdos.

Bonita historia :D

The_Saint_Mty dijo...

Saludos...buenas noches!

Angeek dijo...

Muchas veces solo hay boleto de ida.