29 septiembre 2006

Inmersa en la ciudad

Cuando uno dice estar enamorado no hay excusa ni pretexto para justificar el error en las matemáticas, el olvido de un bolso, el cruce de la calle sin mirar la luz que está en verde, oír sin escuchar, sonreír de la nada...
Todo sucede así, se envueve uno en una nube, parecida a la niebla, donde baja a los pies y nos eleva para flotar, rozando el piso, así nomás; queriendo ser entre ángeles de peso pesado y ciervos que corren audaces por las rutas de la jungla de la ciudad.
Uno no ve, uno siente, uno llora, uno cae en el éxtasis de la emoción y el clímax de la paz.
Diferentes formas de sentir el amor hacen que uno sienta mariposas, jugueteos, cosquillas en el estómago y de repente tienda a sonreír todo el tiempo.
¡Pobre de aquel que no sienta nada frente a uno que tiene cara de estúpido enamorado!- dicen los que nunca han amado.
¡Pobre de aquel que mira con recelo a las parejas andar traviesas por las calles, cogidos de la mano, besandose en cada momento en el que brota la chispa de sentir los labios del otro diciendo con palabras pequeñitas un Te Quiero! Pobre de aquel, cierto, porque morirá de envidia deseando ser él en el fondo, deseando perder la cabeza llegando al ridículo en cualquier momento de una canción dedicada a quien ocupa la mente y las ganas.
¿Quién no se ha sentando a analizar lo que su corazón siente cada vez que llega alguien a mover las entrañas?
OJO que cambia la cosa cuando uno no flota, cuando uno anda cual pantera al acecho, cuando uno no ama pero si "sexea".
¡Oh!- La historia cambia.
No ponemos cara de tontos, de soñadores, de ilusos; tal vez nos cambie el semblante y seamos más serenos, más gatos sensuales caminando sobre el tejado, viendo cómo el celo se apodera de nuestro bajo vientre y hace de nosotros seres más audaces en el querer atrapar a la presa para poseerla durante... no lo sé, durante lo que dure el sexo, el placer, la euforia, el orgasmo.
Quien diga que no cambian nuestras actitudes de una pose a la otra me gustaría invitarle una taza de café y charlar por horas y horas sobre el poder de la mente que se ciega ante los instintos de nuestro cuerpo.
Hoy, la ciudad me parece una mezcla de ambos.
Hay idiotas por doquier, celosos a media calle, seres que nunca amaron y entes sexuales.
Habrá que caminar por las veredas y ver de dónde es uno. Y a dónde yo pertenezco en ésta horda de múltiples maneras de pensar.
Hoy habrá que sumergirse a la jungla y mirar en qué termina el día, la tarde, la noche.
No será dífícil, ¿cierto?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

feliz cacería! y buen fin de semana.

Enigma dijo...

... interesante estudio se presenta frente a lo expuesto, quiza seria curioso ver los resultados.

Un beso Dra

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

rfr dijo...

según tus estadísticas estarán relacionados los enamoramientos con los malestares estomacales? ya entiendo: de ahí el cancionero-picot!

RAYDIGON dijo...

Hay que ver...

Beso dominguero Doc.

Angeek dijo...

La comparo con mi "jungla", otras formas de sobrevivir o de vivir.
Me gusta el nuevo look del blog, como que se ve más lleno de luz, mas amplio.
¡Saludos!