Bienvenido el 14

Un 14 de Febrero se prepararía. Lo había planeado desde que iba en la primaria. No sería algo espectacular sin embargo si tenía la idea de ser en éste día, aunque hubieran pasado algunos años ella ya lo tenía decidido: perdería su virginidad a los 15 en ése día. Tal vez capricho mental o ansia de no ser lo que antes era una castidad la virtud y ahora una cosa fuera de moda. ... Ya había venido descartando a los chicos que pudieran tocarle la piel, desde meses atrás tuvo la idea de quienes podrían participar sin que ellos lo supieran completamente, lo sabía guardar muy bien ya que de contarlo pondría locos a los demás y los rumores de sus dizque amiguitas estarían al día llenas de preguntas curiosas o morbosas.

Días antes concertó la cita, no sería algo improvisado. Ya estaba todo medido: lugar, hora, situación. Ya sabía besar y sentía cuando su piel aumentaba su temperatura. Los jueguitos eróticos de la infancia y su adolescencia le habían dado el colmillo del cómo despertal la pasión por dejarse tocar. Jugueteo de sus piernas por concebir un orgasmo daba la sensación de imaginarse al chico entre ellas lamiendo sus ansias y dejando la carne expuesta de sus senos para ofrecerlos en cuanto apuntasen los pezones al cielo...

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Más le excitaba la idea de pensarse deseada en ése día por ser una idea de mercadotecnia. Ni se diga del entusiasmo de aquel que corriera con la suerte digna de ser el escogido. Ya se preparaba y preguntaba a muchos cómo tendría que actuar.

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Y amaneció y llegó el día. Ella no tendría las ganas de vestirse formal. Mas bien deseosa. Faldita escolar sin nada más que le detuviera el viento. Calcetas sexis y una blusita abierta. ¿Para qué mas si no se va a utilizar mucho?, usó su mejor labial, un peinado de adolescente, y su perfume natural, emanado de su cuello, se sus brazos y de su vientre. Sabía darse a desear.

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Fue un 14 cuando lo planeó y fue también cuando finalmente supo lo que era el arte completo del amor. Dió un honor a San Valentín y dejó que corriera su castidad en el pasado dejando toda clase de complejos en un suéter de escuela olvidado en el motel.

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Ahora ya sabría más sobre sensaciones y cosas nuevas que probaría en otro 14 de Febrero... pero eso lo tendría que planear para que saliera tan deliciosamente gozado como lo fuera el día que perdiera un pedazo más de inocencia.