27 febrero 2007

En la ventana

Todos los días la veo ahí, pasando por las mañanas, aún en alguna madrugada que he debido salir por viaje, miro de costumbre a su ventana. Por las tardes me sigue su vista cansada y silenciosa y alguna que otra noche de juerga veo hacia arriba y parece que vislumbro su silueta. Podría llamarle vecina, por la cercanía de su edificio con el mío, sin embargo poco sé de quienes vivan con ella o si tiene perrito o ser vivo que le acompañe.
Yo opino que es la ventana su única compañera, la que siempre se abre ante ella todo el tiempo que ella reposa sobre el cristal. Algún domingo me sorprendió conocerle su risa y su voz, casi cantando cuando desde ahí se asomaba a despedirse de su familia -creo yo-, un matrimonio con dos hijos jugueteando a la pelota. Ella daba la bendición a él rezando para que Dios la escuchase pronto en el camino que emprenderían.
Si, la anciana vivía sola por lo que me daba cuenta, y daba observación de todo cuanto ocurría en el callejón, así que me imagino también me miraba cuando yo dirigía mi vista hacia ella. Al principio me parecía intrusa de mi vida, curiosidad humana que trata de seguir vidas nocturnas o taciturnas cada vez que las llaves hacían sonido de abrir puertas. Luego, en esas tardes en que yo parecía actuar como ella, quieta, mirando por mi ventana la tarde morir, también adoptaba su forma solitaria y entendía porqué la ventana era como una plática breve de lo que acontecía alrededor de su vida.
Por eso, a cada mañana, una sonrisa se volvió costumbre mía -aunque penosa al principio- era devolverle en plan de despedida y aunque no siempre me la devolvía, su pequeña y vieja mano daba la señal, como una abuela madre que ve partir a un hijo con la esperanza de volverle a ver, de bendición cuidadosa llena de amor.
Si había visitas en su casa me daba alegría, pues su risa era contagiosa y hasta cierto punto escandalosa. Se notaba en la estancia llena de dos o tres carros que llegaban para verle. Mas míseros días en que pasaba soledades los sábados y domingos en que me daba rabia verla sola echando agua a sus plantitas.
Hoy me preocupé, salí tarde de casa, en mi prisa por correr volteo por costumbre y la cortina está quieta. No hay nadie tras de ella. Pienso en un instante que finalmente decidió quedarse cinco minutos más en cama y sigo mi camino... en el metro pienso en ella y me invade un temor desconocido. ¡Quiera Dios que si muere, alguien se dé cuenta! pero si aún vive deseo de todo corazón que me reciba por la noche con la luz ténue de su sala y su mirada de tranquilidad que me da cada vez que llego yo a casa.

5 comentarios:

Enigma dijo...

... que asi sea, esos "fntasmas" sin rostro pero que conocemos ya que siempre los vemos en el mismo lugar de vez en vez, son los que nos acompañan por largo tiempo, cuando hacen falta nos parece tn extraño que hasta nos preocupamos.

Le felicito Dra, eso es ser de noble corazon.

Un beso

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Anónimo dijo...

Dra. es cuento? o es realidad? la verdad me encantó, y si es verdad, porque no te animas y la vas a visitar?
Saludos.

RAYDIGON dijo...

Me haces suspirar K.

Besitos Doc.

Unknown dijo...

Nunca vine antes a distraer tu sueño, pero lo hago ahora, y no me arrepiento.
Las mejores cosas sueles encontrarlas por casualidad.

Saludos

Dra. Kleine dijo...

Hay cosas mi querida Yanett que parecen fantasía y van más allá de la realidad.
La pequeña ancianita hoy la vi de nuevo y me dió alegría y gusto. Creeme!