08 junio 2007

Aprendizaje

Impávida se quedó su madre con la costura en las manos. Quieta y con los ojos desorbitados. No sabía cómo actuar tras lo que había escuchado. Lo habría tomado de otra forma viniendo de la hija de la vecina, de una comadre, hasta de la que siempre se jacta ser la sobrina rebelde… pero de su hija jamás.
Y fue duro romper con las tradiciones. Escuchar que ella no tendría al bebé de ninguna manera le traía sentimientos encontrados tras recordar que ella tuvo casi el mismo conflicto cuando su marido accedió a casarse con ella “por lo que venía”.
Ni contándole que era castigo de Dios, ni narrando que podría caer en garras de una mala partera y desangrarse hasta morir hizo que la hija desistiera.
Ya vivían en una condición jodida de por sí y traer a alguien que sólo le traería más miseria a su alma por desconocer los motivos anticonceptivos de una mujer no lo iba a soportar más.
Mirar a otras le había dado el ejemplo y no, no sería ella quien se dejaría llevar por tradicionalismos.
Sí, se había encandilado cabronamente con el microbusero de la ruta 33B, le hablaba bonito y ni le cobraba pasaje para llevarla de la fábrica a su casa cuando sabía que pasaría por ahí.
Bastaron dos invitaciones, una al cine y otra a un baile grupero y todo se le facilitaría mejor al apodado “El Carnes crudas”. A pesar de su peso, de su insoportable olor a sudor, tenía gracia, simpatía, siempre llevaba en el asiento de atrás a una chava en pos de la conquista.
Así fue la corta conquista y el instantáneo embarazo.
El ni siquiera se enteró, no tenía caso informarle si ella sabía que lo que llevaba en el vientre no duraría mucho ahí dentro.
Su madre se preguntaba si ella, en otros tiempos, hubiese tenido el valor igual pero no quiso saber el fin que tendría criticada entre todo el pueblo.
No se sabría si ella detestaba lo que crecía por quien lo había engendrado o porque en realidad tenía miras en su futuro.
Sólo su propia decisión le llevaría al hecho.
Después de eso, buscaría un trabajo en Celaya y todo quedaría saldado.
Su aprendizaje le dejaría la dura lección de madurez sobre el trato con los hombres que simplemente “pican a la ligera”.

14 comentarios:

The_Saint_Mty dijo...

Such is life!...Buen fin de semana!

Anónimo dijo...

duro aprendizaje!

Abejilla dijo...

Mil gracias por la ayuda, y si la vida es dura pero es rica no?
Saluditos...Sigo escribiendo.

AndreaLP dijo...

Y así pasa para miles de mujeres a diario.

Buen finde, Doc!

FENIX dijo...

Triste historia Doctora, por desgracia muy comùn en nuestra sociedad, por la falta de educaciòn y baja autoestima.

Feliz, y descansado fin de semana.

un abrazo.

george dijo...

Estamos otra vez en lo mismo, el egoísmo masculino y la mal informada chica, es una pena que el mundo no mejora, no, empeora...
¡Tiene que haber en todos los países el aborto legal, para evitar las chapuzas!

un abrazo Dra

Lety Ricardez dijo...

¿Usted crée mi doctora? Yo creo que sucederá lo que dice el refrán popular: volverá la burra al trigo.

Finalmente la carne pide y la memoria es flaca.

Eso si, me encanta leerla. Le mando un saludo por allá en su nuevo domicilio

yole dijo...

Y yo que pensé que los romanticos estabamos out...
El aprendizaje que comentas es duro como la vida misma...y es, bajo mi punto de vista, indebido.

Besos casi veraniegos.

Ileana Cruz dijo...

Aprender que la vida es dura, es difícil, pero si se aprende todo es más sencillo.

Un abrazo

Freddy dijo...

el pinche "carnes crudas" sigue seduciendo chavitas....espero ya hayas anotado en tu agenda la cita del 21 a las 8.30 ehhh????nos espera una buena obra de teatro...besos

Fantasma dijo...

como dice una cancion "La vida es dura venancio" y quien ha dicho que la vida es justa?

el aprendizaje a veces no es suabe, debemos crecer siempre mirando al lado.

Aborto... dificil tema.

Saludos.

Mr. Magoo... dijo...

Una historia cruda pero de la vida diaria, como se entretejen muchas partes en esta responsabilidad, inclusive nosotros como sociedad, que en veces levantamos el dedo y senialamos sin saber detalles, solo por seguir reglas no escritas, moralismos estupidos, etc.
Excelente relato Dra, excelente.
Saludos.

Anónimo dijo...

Que triste que tenga que aprender así :(

Kix dijo...

Y qué onda, Kleine, ¿te cambiaste finalmente?