21 noviembre 2007

El café

Me preocupaba su mirada, la tenía perdida, opaca, sin mensaje. Simplemente sorbía el café sin inmutarse en su sabor o en algún pensamiento que la mañana le pudiese provocar. Ella lucía afligida, sin ganas. Temía que hasta la cafetera le descubriera sus pensamientos.
...
Las ganas de vivir las tenía ahí, guardadas, sin saber si podía tener fuerzas de usarlas. No sabía si estaba viviendo una vida monótona o era ella la que convertía monótona toda su rutina.
...
Había estado recibiendo las llamadas de Marcelo, de Jorge, de aquel chico que conoció en el callado Bar del callejón… ni a él le respondía.
...
No tenía en mente idea fija más que aquella que le daba el fin de su vida… pero era cobarde, aún tenía que continuar.
...
Sus amigas, dispersas en la ciudad, sólo atinaban a mandarle mensajes de apoyo, porque no se atrevían a advertirle que su vida la estaba matando. Le invitaban a salir de su capullo, que ya cambiara, que volviera a ser la misma.
...
Ella se absorbía en aquel café, pensando la manera efectiva de lograr una muerte segura… Por envenenamiento sería lo más sutil, sin deformaciones ni sangre en la cara.
...
No inventaba cosas trágicas ni mucho menos dolorosas:
...
¡Para morir hay que saber ser cuidadosos!.
...
Daba ideas, buscaba en Internet, inventaba cualquier pretexto para evitar la plática con los demás.
...
¿Qué le había provocado llegar a ése camino?
...
¿Qué le indujo a darse por vencida en la vida?
...
La decepción. No de amor, porque se sabía querida.
...
Sabía que en la vida quien quiere puede seguir adelante y eso admiraba en muchas personas sin embargo le atinaba a doler lo que otras personas no podían.
...
Se había decepcionado de la gente que pensaba sería grande, sería alguien, podría cumplir promesas y daría ejemplos de vida. Se había decepcionado de todo aquello que simbolizara un proyecto, un espacio, una planeación. Nada se llegaba a cumplir, nada cumplía con lo que ella quería.
...
Y ahí estaba por esa duda, nada le ganaba más que el dolor de una decepción.
...
Seguiría buscando cómo dormir, como conseguir una jeringa del sueño que le diera lo que ella andaba buscando: Salirse por la tangente y olvidarse de todo.
...
¡Vaya manera de tomar café!
...

2 comentarios:

Trisha dijo...

un cafe o un cigarrillo, da igual, lo importante sumirse en sus pensamientos para despues pararse como si nada hubiera pasado y continuar con su vida...

george dijo...

El mundo es brutal, entre tanta (demasiada) gente una/o se puede sentir tan sola y perdida.
---
Me sentaria a su lado para intentar sacarla de su desesperación, a veces solo necesitamos un oído de alguien de confianza para aligerar nuestra alma...
Solemos ignorar gente perdidos y no intentamos ayudar para no meternos en lios.
¡espero que no comete el error de cuicidarse!

un abrazo, con cariño