Cuarto Maldito

Vivo muy a gusto en un edificio del tipo infornavit.
En mi penthouse, es decir, último piso. ¿Lo mejor? Muchos árboles altos y bien cuidados. En algún tiempo la unidad fue una hacienda de mucho renombre allá por los lares de Azcapotzalco, la herencia y divisiones familiares lograron preservar ciertos espacios y el casco de ahí. Dicho casco consta de una capilla cerrada y un diseño del tipo Castillo de Chapultepec a dos pisos; ahora es un lugar donde han firmado varias novelas y Sexo , Pudor y Lágrimas. Los fines de semana se alquila para eventos sociales. Y esos días tengo juego de luces artificiales en serie technicolor acompañada de sustos cuando echan la bomba multicolor.

Al principio me sentía como niña en Disneylandia y así estuviera en el baño, salía velozmente arrastrando el calzón para no perderme el show que dura de 10 a 15 minutos. Hoy, ya no es novedad, pero si un atractivo cuando tengo todas las luces apagadas, si estoy aburrida o tengo visitas.

Justo en la mira del casco, tengo al cuarto maldito, ahí mismo donde habito, una de las tres habitaciones que he destinado al estilo Fodongui (flojo y fodongo). No por lujos ni glamour, sino porque está mi gran televisión sin asientos, sólo alfombra y cojines. Sobre la tv. He puesto una plantita que hace poco no le daba más esperanzas, hoy la veo verde y a gusto, no sé si se deba a que oye la tv. O le pega el sol mucho mejor. Sé que vive feliz al sentirse emperatriz en el lugar porque el resto de las plantas inundan la sala y el comedor.


Tengo mas cuartos, y sin embargo a ése lo bauticé “el cuarto maldito� no por espectros ni cosas tenebrosas sino por la gran variedad de cosas que le encomiendo al pobre.
1.- Cada vez que hago limpieza voy y aviento todo ahí. “maldita sea, estás hecho un
desmaye�
2.- Al término de una limpieza absoluta se me olvida el “cuarto maldito� o “maldita sea, faltas tú�
3.- Si no encuentro algo: “ donde dejé esa maldita cosa�, sé que si busco en él ,¡¡ la
encuentro!! Debería ser un “cuarto bendito� en algunos casos.

De todos es mi favorito, lleno de luz, de olor, desigual a todo lo que ves, es bodega, desayunador, mi capilla abierta, biblioteca improvisada, mi cava secreta, foto-mural, expositor de momentos felices ah! Y casita del “Loko� (mi periquito australiano).
Rompe con el folclor del resto de la casa. No compite con la sala y es más grande que mi recámara y la de Periko.
Si algún día me visitan les podré presumir que el león “maldito� no es como lo pintan.