04 noviembre 2005

El marinero

Nació en un pueblito cercano a la costa, de familia numerosa atinaba a ser el tercero de 8 hermanos, quienes trataban de ganarse el amor de una madre trabajosa en las artes de lavar y planchar ajeno.
Su padre, pequeño obrero de una fábrica de veladoras, poco podía disfrutarles, y en los momentos de descanso con un vaso de leche, su consuelo era sentarse en la vieja mecedora, heredada de su madre, y verles jugar desde el pórtico viejo de madera crujiente.
Deseaba que su padre sólo le siguiera a él con la vista para que diera cuenta lo valiente que era al descubrir alguno que otro bicho raro por los gritos de sus hermanas. No los mataba, los dejaba ir, lejos de la estancia de quienes veían con terror que tenían más de cuatro patas.
Crecía rápido, sin ser supervisado en sus tareas por sus padres, sabía que algún día llegaría algo espectacular y había decidido que ni siquiera unas bajas calificaciones le impedirían salir más lejos de donde llegaba la parroquia del lugar.
Ya como ejemplo tenía a un hermano mayor, que ejercía la misma cansada labor que su padre.

Por palabras de los viejos daba cuenta que detrás del mar se escondían grandes secretos, ciudades inmensas y ricas en ropas, luces y melodías.
Cargando los cubetones de ropa mojada, que su madre colgaba en el patio trasero, imaginaba qué tan grande sería llevar a cabo una gran travesía para llegar a esas historias de cuento.
Tenía la solución para no ser un polizón descubierto y botado en otra ciudad, aprendía de su segundo hermano que no era sano estar en una prisión.
Tenía la respuesta para comer y dar de comer a su familia dejando descansar a su madre en casa. Juntando en alguna hoguera a su padre y a su madre con sus hermanas leyendo. Eso sí que lo imaginaba seguido. Eso sí que le animaba para cruzar el mar .

Sus preguntas insistentes y ansiosas a los grandes del pueblo le daban la característica de ser original mas terminaba por impacientarlos y sacar cualquier cosa con tal de no desanimarlo. Sólo su profesora tomaba el tiempo para bien ilustrarlo y hacerle ver que en cuanta empresa decidiera él emprender las letras, saber escuchar y uso de buenos números, le harían llegar hasta donde sus libros le dibujaban bosquejos de lugares que lo maravillaban.
Podía pasar horas desmenuzando ilustraciones, mientras los demás chiquillos jugaban a gritos y escondidas, el se la pasaba mirando las ropas que en otros mundos, ajenos a él, se usaban.
Ya conocía del medio Oriente, del occidente moderno, de China y Japón...

...Y el tiempo pasó como pasan las olas en las orillas arenosas de aquella costa humilde y el tiempo hizo hombre a quien tenía aquella mirada infantil.
Era el dueño de una embarcación mediana, de cara gentil hacía comercio con el resto del mundo. Sabía de justicias y de ciencias marinas, sabía de amores que se quedaban en cada puerto.
Su anhelada misión por tener a la familia reunida poco pudo cumplirse tras la muerte temprana de su madre por una pulmonía y de su padre y hermano tiempo después, en el famoso accidente de la quemazón en la fábrica de velas.
El resto de ellos, a la vista de él, eran quienes se mantenían cercanos, unos casados, con hijos pequeños admiraban a aquel marinero que siempre viajaba, que siempre callaba.
Tras cada viaje, a su regreso, mantenía la sorpresa de pequeños regalos acompañados de historias del viejo mundo.

Yo le admiré al leer sus escritos y saber que en vida me heredó un pequeño diario, de ahí, esto es lo que yo vagamente he comentado.

14 comentarios:

Enigma dijo...

Las verdaderas razones de las cosas, no siempre son aquellas que parecen las mas faciles de entender...

Un beso Dra

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Csar A. dijo...

El diario de un marinero...huummm, me late que de un diario similar pueden salir historias inimaginables...

stultorum dijo...

Cuantos marineros conoces?.

Bue fin de semana.

El señor K. dijo...

Polizones del tiempo no más, pequeños retratos, aproximaciones en papel y tinta.
¿Se puede abarcar una vida en un libro, en un cuaderno?
¿No será demasiado poco?
¿No será demasiado el espacio disponible?

Dra. Kleine dijo...

Emmm...no pues si Enigma!

Sabes César? Las cosas que surgen del mar siempre te dan cosas en qué pensar! será lo indomable?

Bueno Stunt sólo he conocido los que no tuvieron títulos ni uniformes galantes, sino aquellos que con barcazas buscaban un rumbo para pescar.

Uy Sr. K, dichosos los ojos de leerte! Aunque en realidad el papel siempre sobra para contar una vida, para hacerla sentir vívida, a veces es mejor mirarla y pensar todo lo que pudo pasar.

Freddy dijo...

me dicen el 7 mares....llevando conmigo mismo un amor ya casi muerto.....disfruta tu weekend y descansa de todo lo que descansaste durante la semana...un abrazo

Lety Ricardez dijo...

Todo lo que puede contenerse en un diario, todo lo que no le confesamos también, lo que puede leerse entre lineas,motivo de reflexión. Besos Dra.

J.S. Zolliker dijo...

Qué rico!

Anónimo dijo...

Qué tendrá en la cabeza la pequeña Kleine que puede armar tal cantidad de vidas, de mundos y de tramas??

Qué tendrá??

Unknown dijo...

Muy interesante; aquí ya no quedarán, a poco tardar, ni marineros ni nada, serán como vestigios del pasado a lo sumo, como muchas cosas que en estos lares se van perdiendo... Slds.

Anónimo dijo...

ta chido tu blog
lo descubri hoy. te leo mas al rato echale ganas y,,, bla bla bla bla
saludos

RAYDIGON dijo...

Lindo lunes...

Beso

Anónimo dijo...

best regards, nice info »

Anónimo dijo...

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