12 enero 2006

El demonio.

En mi habitación existe moho y plantas verdosas, poco se permite el paso de la luz, simula un pantano pleno de lodo y frialdad maldita.
En el piso hay hierba y mis alas se entierran ahí.
Intento levantarme, posarme sobre el colchón, más en el techo abundan murciélagos y telarañas, de esas en las que uno cae atrapado y no se escapa salvo cuando se es cadáver.

Por la ventana se asoma el demonio, ese que tiene garras de oro. Le brillan sus dientes y babea con ansias... pide que se abra la ventana, rayando incesante el cristal que llena de humo.
Dan ganas de morir, dan ganas de vivir, hay temor de su posesión y me duelen los oídos al rechinar sus garras, formando surcos sangrientos hasta en las paredes.

Intento volar y me pesa el alma, intento hablar y sólo emito chillidos, de ésos que se escuchan cuando un pajarillo ha sido herido.
La lámpara ha sido devorada por la planta carnívora y no hay remedio de que me agarre de la cabecera de madera, se pudre de gusanos y de olores desconocidos.

La blancura de mis alas ha sido manchada, mi cuerpo comienza a llenarse de estigmas y duele la piel a cada gota de sangre que sale.

Sólo un ligero halo de luz sale de lo oscuro del baño que débilmente me toca el tobillo derecho, lo toco y me da fuerza y el demonio me mira espectante a lo que haga...
Abro el cristal y se viene contra mí...
Su cuerpo es frío, escamoso, pegajoso, me abraza y murmura en su ronca voz algo que es inentendible por mi.
Tras él, como fieles seguidores, llamas de fuego pequeñas le rodean, formando su corona de poder y de soberanía.

Lo acerco al rayo de luz, y emite un grito de ultratumba, quema, arde.
Su dolor me lo transmite por las garras que me entierra, me toma por los hombros, me mira lo profundo de mis ojos y descubro de qué color son los suyos.
Habla en mi idioma:
"Sólo estaba enamorado de ti, sólo deseaba que fueras mía por siempre, sólo quería tocarte por dentro y conocieras la parte que tu adorarías en mi".
Su cuerpo se desvanece, cae desbaratado al igual que sus llamas.
Se rompe el cristal y revienta las formas tenebrosas generando un remolino al centro de la cama.
Todo se va por ahí.

Yo quedo débil, exhausta, sin llanto.
El demonio no ha muerto, pero sé que no me lastimará jamás. Su recuerdo queda en mi mente en una fracción de algún lugar cerrado.

No miraré a la ventana con temor otra vez.

* Imagen tomada de Lobo y luna

12 comentarios:

Óscar dijo...

y a veces, los ojos de ese demonio son exactamente, por extraña coincidencia, los nuestros.

¿Sabes, querida doctora?, en este relato y en el de ayer hay una vena erótica que me parece que está aguardando a ser explotada por ti.

Anónimo dijo...

Solo volvería, si tu lo desearas..solo así!

Enigma dijo...

Los demonios andan sueltos y son los que cada dia en cada pas, nos pueden zesgar nuestro camino, exorcicemoslos.

Un beso Dra.

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Unknown dijo...

Un demonio que duerme en ut cama contigo... o dentro tuyo?? ..jajajaj!!

Querida G coincido con Óscar, explota más tu lado erótico, hay mucha tela de donde cortar.


Abrazo de jueves... ¡Pido cama... ¿Me prestas a tu demonio?... jejejeje!!

rossmar dijo...

Demonios?, que va, no existen, bueno si existen, los que viven dentro de nosotros.

Saludos.

Anónimo dijo...

Ya entendí: no quiero ser murciélago nunca, ni vivir en una cueva llena de telarañas, moho y humedad. No quiero vivir llorando por morder y comerme la sangre de nadie. Ni quiero que uno de esos seres se enamore nunca de mí. Gracias.

stultorum dijo...

No supo como llegarte ese demonio, por eso se fue al caño del baño.

Angeek dijo...

Tu relato me recuerda a una película de Zulawski con Isabel Adjani. Coincido con Oscar. Saludos.

lemon dijo...

La negra noche es el escenario favorito de nuestros demonios, salen de su escondite a torturarnos con sus tentaciones.

Aristóteles dijo...

¡Que bueno que tu alma tiene peso!

Saludos aristotélicos!

Jorge Santana dijo...

abre la ventana mujer

saludos

Lety Ricardez dijo...

Mi Doctora Kleine,

Este relato me parece buenísimo, pero me pone la carne de gallina, siempre fui mala para los espantos y estas cosas del demonio me imponen, me parece que va a asomarse por los rincones.
Aparezco nuevamente con pena por esta larga ausencia, a pedir perdón y a ponerme al corriente poco a poco.
Le dejo mi saludo cariñoso