
A un lado de mà un chico de primaria venÃa plática y plática con su ausente mamá. Se notaba que ella venÃa más al pendiente de viborear a la chica delgada, alta, rubia, llena de anillos y con chiquifalda que de escuchar al niño.
(yo ni cuénta me di de la chava si no es por su escote tan bárbaro que se atrevió a usar... ohhh!, y de sus ojos color
azul-fingido sin mencionar que seguramente las uñas no eran naturales sino de esas que se ponen largas, largas con florecitas y cosas asÃ... ¿escaneo?).
El caso es que el niño, ya hablando solito, venÃa tratando de recordar algunas cancioncillas o poemitas que le enseñaron en el Kinder. (¿Recuerdan?: "habÃa una vez un barco chiquito.. tú, tú, tú...)
¡Uy!, me remonté de igual manera, me vino la canción de Pim Pon, las de cri-cri... una del libro de segundo año:
"cucú cantaba la rana,
cucú dejajo del agua..."
El juego de palmas que hacÃa en la primaria:
"Marinero que se fue a la mari mari mar,
para ver que podÃa veri, veri, ver...
y lo único que pudo veri, veri y veri
fue el fondo de la mari, mari, mar..."
El niño venÃa recordando sus lecturas de cuando aprendió a Leer y en ese instante traté de recordar cuántas cosas se me quedaron de los libros de Primaria... fueron varias, pero la que, según yo, creÃa más larga y de mayor proeza en aquel tiempo era ésta:
" -¡Soldadito, soldadito!, ¿de la guerra viene usted?
- Si señora, de allá vengo, ¿porqué me lo pregunta usted?
- Por si ha visto a mi marido, en la guerra alguna vez
- Si lo he visto, o no lo he visto... dÃgame las señas de él.
- Mi marido es alto y rubio, vestido de coronel, que en la punta de la espalda lleva un pañuelito inglés, que lo bordé cuando niña, cuando niña en mi niñez.
- Por las señas que me ha dado, su marido muerto es y en su testamento a dicho que me case con usted.
- ¡No!, eso si que no lo hago, eso si que no lo haré. Estas tres hijas que tengo, ¿dónde las colocaré?, una en casa de Doña Ana, otra en Casa de Doña Inés y la más chica que tengo, conmigo la dejaré, para que me lave y me planche y me dé de comer.
- Mire usted la picarona, si se supo defender, siendo yo su amado esposo, engañado he dicho a usted, siendo que soy yo su amado esposo y ella mi amada mujer."
El niño y su mamá se bajaron en una estación antes que yo y, me quedé pensativa sobre cuántas cosas sencillas hemos olvidado hoy en dÃa los adultos de hoy, niños del ayer, de cuántas pequeñas cosas nos entretenÃa y nos causaban gritos, sonrisas y hasta cantos. (Dicho por un cientÃfico: el canto genera células que regeneran la piel contÃnuamente, producen un buen ánimo y gran positivismo. Crea endorfinas y hace que el sistema nervioso se equilibre).
Hoy, en el camino, traté de evocar a ese chiquillo, son su chispa y su alegrÃa, sin pena de que le miraran las personas a su alrededor cantando o declamando lo más sencillo de la vida.
Y tú... ¿Recuerdas algo asà que te anime a romper la rutina?
Aviso Parroquial: El dÃa lunes hay un evento importante sobre los BLOGS y su influencia en México en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. Allá nos vemos!