El vuelo promete que será diferente, puede existir un nuevo destino para mà y mi vida...todo depende de ella...o tal vez de la mÃa, no lo sé...
La conocà en la Biblioteca, donde nadie se imaginarÃa socializar con chicas guapas. Yo, devorador de conocimientos en medicina, en ese momento pensaba en saber cómo las parafilias se daban de manera extraña en el interior del cerebro humano; ella, una chica que gustaba de leer historias ahÃ, aunque su profesión no fuera precisamente la de una doctora o experta en filosofÃa. Amaba bailar en los centros nocturnos para caballeros.
Su cuerpo era de los que yo adoraba dibujar en cada esquema de anatomÃa, explicando las lÃneas de la naturaleza de una mujer, yo podÃa extenderme imaginando lo perfecto de la cercanÃa del corazón con los senos de ésta chica... ella era perfecta.
Coqueta en sus juegos cada vez que nos veÃamos intentó invitarme alguna vez al lugar donde ella ejercÃa sus bailes y como la curiosidad de un hombre, en cuestión de piel y de hormonas jamás se detiene, decidà una noche descubrir qué tan voyeurista podÃa llegar a ser mirando el color de su piel en contraste con la poca tela que le cubrÃa.
AhÃ, frente a mÃ, bailaba y desnudaba su ser esperando que le colocara algunos billetes en el sensual neglillé que, seguramente, más de dos hubiéramos deseado estar tan cerca como el dinero que ella portaba entre sus senos y caderas.
El color negro que vestÃa esa noche le lucÃa espectacular, aunque, a decir verdad, por mis visitas frecuentes a ése lugar y ya no en la biblioteca, todos aseguraban que era el encaje blanco el que mejor le lucÃa las formas y excitaba en voces a un número considerable de admiradores, seguro que les apoyaba cuando muchos gritaban que apresurara el paso danzante para mostrar más.
No era una clásica chica que llora su desgracia viviendo de los hombres, la necesidad no la obligaba a “esos pequeños placeresâ€�; culta, conocedora y hasta cierto punto inocente, decÃa que era parte de un gusto que se daba por poseer un cuerpo bonito. PodÃa elegir trabajar en ello para “algunos gastos extrasâ€�.
Comenzamos a salir con ciertas reservas, era una chica que amaba la libertad y todo cuanto ella ejerciera, ante cualquier obstáculo que no se lo permitiera, abortaba la relación. Los celos no eran parte de su modus vivendi.
Entre las horas dedicadas a la medicina, a los pacientes y al hospital, decidà aceptar una relación que cualquiera hubiera podido imaginar que era imposible llevarla a cabo por el tiempo corto que pasábamos juntos.
Estando en el aeropuerto recordando esos momentos aún me excita pensar cuando fue mÃa alguna tarde de Abril, entre el queso y el vino tinto se brindó a mÃ, abriendo la blusa delgada que prometÃa descubrir lo que sólo disimulaba sobre el relieve de su piel. En un arranque de besos dirigidos, no tardé mucho en caer en éxtasis ante su entrepierna y fui excitado en su humanidad profunda deseando que nunca terminara de hacerme sentir viril, me enamoré como estudiante, y me envicié de su cuerpo cada vez más.
La propuesta de mi profesión, ahora que tengo los boletos del destino en mi mano, tiene la consigna de que marche lejos, por el bien de la salud de todo enfermo. Y con ello, tuve que plantearle a ella lo que podÃa ser un destino bueno para ambos.
La dejé la tarde de hace dos dÃas con la consigna de pensarlo bien, de que juntos podrÃamos llegar a ser una buena pareja y quizá ella, si la llegara a convencer suficiente, dejara su “aficiónâ€� mientras nos establecÃamos.
La espera es angustiante mientras miro el reloj para la partida, alargo el cuello para ver si su figura aparece con una sonrisa hacia mÃ, pero son los minutos los que me dicen que quizá, ella optó por la segunda opción...
un boleto será destrozado antes de partir y con ello mi corazón también...
La voz de la azafata nos llama y ahà es cuando miro mi auténtica realidad. De cuánto crucé en abrazos, besos y sexo por una mujer que, al final, tendré que entender que siempre fue libre y que jamás le atará un destino o un hombre como yo.
12 comentarios:
***
Un pasaje de mi vida.
Ups!
aaaaaaaaahhhh !! que rica historia para un martes gris, ojala pudiese ser un poquitito libre como lo es ella, que toma de la vida lo que le gusta sin tener prejuicios de llevar reglas marcadas por una sociedad que bien a bien no las lleva a plenitud...
Bien Dra. como siempre sus relatos me llevan de la mano ;o)
Abrazos para usted!!!
Algunas libertades no cambian,ni por amor ni por deseo ni por alguna esperanza,no cuando estan ancladas en el fondo del alma.
Un besote!
Menta
Qué bien descrito este romance :-)... quién fuera el protagonista!!!!
Es mejor asi... se queda el misterio de lo que hubiera sido.
Una historia llena de ternura, amor, esperanzas y realidades.
Muy bonita, me gustó. :D
MI QUERIDA DOCTORA QUE PLACER LEER Y RELEER ESTE RELATO,
BESOS DRA.
Una historia que tiene un final de los que me gustan, reales mas alla de los romanticos... hay aves que no son para jaulas.
Un beso Dra
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra
Me encanto tu Blog de hoy....
Ya lo dice el viejo y conocido refran... a las mujeres ni todo el amor ni todo el dinero. Amiguito, esa chica le gusta la libertad y cero ataduras... te ilusionaste. Asi nos ha pasado a varios, hasta que entendemos que hay mujeres - y hombres - que de acuerdo a sus caracteristicas son para ciertas cosas, para tomarlos en serio o para disfrutar un rato...
Agradable relato, gracias por compartirlo.
te invito a visitar mi blog
Saludos
Excelente, bien escrito y real, como la vida misma, bravo !!!!
Besos Doc.
Increible, Sencillo, Honesto y muy real.
Felicidades Dra.
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