20 diciembre 2006

Quizá

Era la emoción navideña o quizá el temer que se quedara sola sin un abrazo de buen deseo o tal vez las ganas de compartir una charla con alguien; pero ella decidió acudir a ésa cita. No se trataba de rememorar los dolores que él le hubiera causado, tal vez ya estaban por completo enterrados o era cuestión de tenerlo enfrente para recordar cuánto lo había amado y cómo, en una temporada como ésta él le había dicho simplemente adiós al no contestar sus llamadas, al no asistir a las citas prometidas o a simplemente decir que estaba demasiado ocupado para poder atenderle sus ya ansiosas ganas de tocarle la piel....
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Era un encuentro suicida, o se clavaba nuevamente en él, o él tendría la opción de seducirla por mero placer o ambos decidirían que un abrazo de Navidad les dejaba la terminal de quedar como buenos amigos.....
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Pero en la cabeza le resonaba la frase que siempre le caracterizó a él: Entre tu y yo jamás podremos llegar a ser buenos amigos. Estamos atados por nuestras ganas, el sexo y el placer de amanecer acompañados, nadamás chiquita... es eso y nadamás.....
Cuántas mañanas, al abrir sus ojos se prometía una y otra que sería la última vez que entregaría su cuerpo al que consideraba terriblemente irresistible, al que su corazón le temía por creerse enamorado de él. No sabía si era su forma de tratarla, de dirigirle atención, de amarla, de saber que entre muchas -que también eran sus amantes- él le buscaba a ella para que le calmara las ansias de su carne....
Y también cuántas mañanas rezaba en su cama, sola, por recibir una llamada de él para saberse importante, querida, o pensar que sí estaba olvidada siendo otra, una de tantas, la que disfrutaba de los placeres que él otorgaba....
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Sería definitivo, estaba decidida a acudir a la cita, uno por la sorpresa de recibir su llamada; dos por el largo historial de pretextos que le dió y tercero por la curiosidad femenina que siempre la mataba por saber ahora en qué situación ahora él se encontraba....
Además, ella se encontraba bonita, se había cuidado siempre, pero en ésta temporada parecía que su cabello, su ropa, su manera de ver la vida, le sentaban de maravilla para enfrentar a esa mole de sentimientos que ahora la ponían como en otros tiempos: con mariposillas nerviosas en el estómago.
Se prometió que no lloraría. Que sería una charla amena y si terminaba en la cama poco le importaría. Era demostrarse a sí misma que la pesadilla-ensueño había acabado....
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El pasaría por su trabajo, sin plan exacto, sólo estar.
Ya lo demás ella lo iría trazando, pero una cosa era segura, en ésta ocasión le diría con toda la sinceridad de su alma: Feliz Navidad.

5 comentarios:

Enigma dijo...

... al final, querida Dra, cada quien tiene lo que buscaba o anhelaba, por ello mismo jamas hay que claudicar.

Feliz navidad Dra, un beso

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

rossmar dijo...

hay dra. hoy me ha hecho llorar como no tiene idea.

beso

Dra. Kleine dijo...

Nonono mi querida Ross, estas cosas del corazón dejan a uno...

Anónimo dijo...

Porque el amor aveces se torna tan difícil, dejar ir, soltarte sin querer, y cuando lo estas logrando pacatelas ahi esta de nuevo el interfecto haciendose presente, auch! no se vale! Un abrazo

RAYDIGON dijo...

Cada cual se gana lo que tiene...
En el amor hay equívocos, que le vamos a hacer...
Todo sea por la Navidad.

Felicidades Doc.