23 noviembre 2007

Aquelarre

No es el tiempo lo que me apresura,
es la vida la que me va empujando,
hoy soy una hoja que vuela al compás del aire,
hoy me dejo envidiar por los elementos pesados.
...
Ellas eran cuatro mujeres, fuertes, valientes, llenas de sol.
Todas de gran profesión tenían una vida diferente, ninguna era similar a la otra.
Una sufría tragedia de muerte, un perro se le había atravezado y era enfermo, roñoso, mal pintado por su vida callejera. Lo vió cómo se atravesó en su camino, frente a un trailer el infelíz aullaba moribundo. Por su vida de pulgas cargadas nadie el ayudó. Ella por sencilla, se atrevió a deshojar una lágrima de sentir por sus podridas entrañas. Lo sufre... sí.
La otra vivía trabajos, pesados, ligeros, altos, bajos, tenía que duplicarse, clonarse, ser dos.
Tenía que tener tiempo para sí, para sus peques, para sí.
A veces la inteligencia hace esclava a la chica, ¿quién le manda ser audaz y buena?
La tercia la daba la chica angelical, dada en fuerzas lidió con un toro que - por el tiempo- optó por hacerse mañoso. No ayudaba a dar buena plaza y que la fiesta brava siguiera en paz.
Decidida estaba a vivir en el ruedo, en paz, sin grillos, con ositos alrededor.
Tenía que luchar un cuento de hadas y de personajes que sólo ven la vida pasar... pasar... pasar...
La última estaba perdida, se hallaba ida en el limbo. Su mente fue absorbida por una mancha voraz. Le quedaba poca fuerza, no pensaba, no actuaba, era un robot.
Las cuatro huyeron de la ciudad, las cuatro olvidaron su duro pesar... las cuatro eran temidas por la luna, por la noche, por la oscuridad de la magia que provocaban.
Se hizo un aquelarre.
Se hizo fiesta en grande.
Se olvidaron los malos hechizos
y quedaron danzando bajo risas y aplausos,
con humo, con olores a flor.
Fue una noche en que ni el mismo búho sus ojos cerró.
Se hicieron brujas, hadas, unicornios, vientos, libélulas y mariposas.
Volaron por la noche y duraron un día.
Hoy no existen más como aquello que describí.
El viento las disolvió, las perdió, las descubrió.
Así funcionó aquel aquelarre.

10 comentarios:

Alfredo Mora dijo...

no, no soy ese.


ya cambie varios años

como tú, seguramente

besos.

Trisha dijo...

Hoy no tengo nada que agregar, solo saludarte y agradecerte una amena lectura.

george dijo...

Es mi sueño desde mucho:
asistir en un aquelarre,
brujas bailando salvajemente,
olvidando se y de sus dolores,
una fiesta lujuriosa con
piernas blancas y pechos sueltos,
yo en el medio,
adorando las en su locura,
amandonos todas juntas como
a una persona,... y
y al final evaporando nos
para siempre!!!

un beso

fgiucich dijo...

Qué interesante sería conocerlas. Abrazos.

Ileana Cruz dijo...

Brujas, potajes, aquelarres, la naturaleza y la fuerza que de ella emana... mmm... suena tentador!

Un beso

george dijo...

Hola,
paso otra vez por aquí para ver la asistencia al "Aquelarre".
un beso

Corvus dijo...

escribes muy bien! vendre a leerte mas seguido, igual y te adopto jej

FENIX dijo...

Interesante,me imaginè enmedio de las brujitas.

saludos.

Carla Patricia Quintanar dijo...

Poderes de bruja mermados de este lado, mi querida Doctora... Pero cuando sea grande voy a ser como tú, igual de fuerte y sabia. Por lo pronto, nomás apuntando mis lecciones como aprendiz de hechicera que soy... No quiero perder la inocencia pero la vida (o yo misma, como dirías tú), me pone en situación de malicia... A pesar de tener sangre literaria, mi carne es en extremo literal, no sé leer, y la smás d elas veces los signos me resultan confusos... El aquelerra se reprograma para el sábado en mi jaula nueva, piyamada de chicas NIX!!!! Estarás???

Abejilla dijo...

Que rico en pensar en los aquelarres, que rico pensar en mujeres hadas y brujas....

Saludos

XXa