25 enero 2008

Propósito

Hoy tengo ganas de ser infiel.
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Sí, porque durante quince años me he portado como todo un caballerito, dando complacencia a mi mujer en todo cuanto le plazca. Que ir de arriba a abajo, que presiones por sus gustos, que un anillo y aretes de oro...
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Todo, todo se lo he dado a mi cariñosa mujer, pero en las noches, cuando todo el fashion y la society se guardan en sus debidos rincones yo me quedo con las ganas de tener una noche arrebatada, de esas que saben a pecado, de esas que no se cuentan a nadie y queda en la mente la nube de temor de que no salga nada a la luz.
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Tengo ganas de ser infiel.
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Ir en busca de pasión, no de esas que se pagan, sino de las que se pueden comprometer a ser orgías largas. Con una mujer menor, con un cuerpo que su carne no le tiemble. Quiero conocer la piel que me muestre la espalda de una más joven que yo. No estaría mal sonreirle a la mesera de mi restaurante favorito... esa que siempre me ha ofrecido cariño y atención.
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Tengo ganas de hacer la corte como en los tiempos en los que parece que si me sonríen, que me coquetean, que con palabras traviesas se asoman las ganas de ir a la cama... Esas son las ganas de ser infiel.
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Una mujer que hoy se ofrezca con fuerza como la que siento yo desde hace tiempo, una que quite toda vergüenza y asome lo que Dios le dió sin pena ni prejuicio. Tengo ganas de explorarla, internarme en su viente, vivir olores y sabores que hacía mucho renunciaba yo a ello...
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¿Mi mujer?...
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Ella no se enteraría... Como no se ha enterado de mis clases secretas de francés, que durante dos años tomé y bien aprendí. Como tampoco supo de mis idas al gimnasio, todo bien portado y preocupado por mi salud.
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Mi mujer se daría cuenta si falto a la cena de los jueves con sus amigas, a las cartas de los sábados, al club los lunes y miércoles. Si dejo de complacerla en todo capricho que tenga a la una de la mañana. Si, así sí que se daría cuenta, mas no pienso faltarle en nada. Tener una aventura no significa perder la cabeza, sólo perder entusiasmo por las ganas de acostarse con alguien con quien ya sabes cómo se mueve durante quince años.
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Hoy tengo ganas de ser infiel...
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Y sé que hoy me llevaré a una piel más joven que la mía.
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mira que buen propósito el del don!

FENIX dijo...

Mi querida Kleine, como haces para pensar como hombre ?, creo que la mayoria de nosoros en algùn momento hemos tenido esas ideas, esos deseos de explorar en otros territorios.

bien narrado, un abrazo.

fgiucich dijo...

Generalmente, si no se come bien en casa, los platos del restaurante resultan deliciosos. Abrazos.