Cerebro de Pollo

Dicen que el cerebrito más pequeño es el de los peces, que un reptil puede tener un poco de memoria a largo plazo mayor que un ave . Siempre me quejo porque digo que tengo el cerebro diminuto cuando hago alguna atrocidad babotas, pero ésta vez literalmente tuve el cerebro de pollo y no de pez.
Periko y yo mirábamos mi película favorita “The fifht element� al medio día, webb total, habíamos decidido comer mole con pollo, quesito y cremita ¡Yummi!, así que mientras en la cocina la magnífica olla express hacia lo suyo, nos concentramos tanto que cuando sonó mi catarinita-campanita-verde para avisarme que ya era el tiempo justo para apagar la olla, pero pasaba una escena emocionante!!!
-¡¡¡TIEMPO JUSTO NO OISTE!!!... la olla express se rebeló. **PUSHHHHH!!!
Por un instante Periko y yo pusimos sendos ojos de Garfield asustado... acto seguido en franca carrera hacia donde provenía el susto que nos metieron vimos cómo la olla sacaba tooooodo el caldo, verduritas, cilantro y pollo desmenuzado hacia el techo, ventanas y alrededores... ¡¡Mamá Pulpa!!...
-¡¡Apaga la olla!!- me gritaba el Enano, así que cual Pípila en pleno tiroteo me agaché y dirigí hacia la estufa para apagar el día festivo de sonidos y chasquidos, resultado: obtuve una apestosa colgante y colorida peluca de pollo. Si, una peluca roja impregnada de pollo, caldo y menudencias.
De acuerdo, sólo por ésta vez permití ver que Periko no muriera de hambre sino de risa porque sé que yo también me reí al verme y sentirme pegajosa. Todo lo podía aceptar en ese momento pero, pero, pero ¡¡NO EL HEDOR!!
¿Alguna vez han entrado a una granja plena de pollitos, guajolotes y gallos a tu alrededor comiendo comida procesada?—PUAGGGGH!!
-¡Tengo una nariz tan payasa que puede oler a dos metros si te has bañado o no Periko! No puedo quedarme con una cocina que llueve del techo Caldito de pollo!.
- ¡¡Chido mamá, pero esto se lo cuento a mis amigos!!
- ¡Plop!

Así, con las tripillas clamando por comida empezamos la ardua limpieza de la cocina de forma li-te-ral. Ventanas, cortinas, refrigerador, reloj, paredes, techo, mueblecitos, blablabala. El cloro y el Pino comenzaron la transmutación de la de zona de desastre a un comercial donde las florecitas olorosas salen NO del piso, sino del techo hacia abajo!!

Transcurridas dos horas del deporte extremo el Enano hizo una pregunta espeluznante:
- ¿qué vamos a comer?- Me asomé a la olla express, sonreí macabramente:
habían quedado justo dos muslos enteritos.
- ¡¡Adivina!!