Era enorme el gesto de sorpresa que el chiquillo tenÃa, los ojos más grandes que pudo abrir jamás al contemplar semejante espectáculo que solamente por los cuentos infantiles se narra.
Ahà estaba, mudo, entre una expresión de espanto y sorpresa que no sabÃa cómo manifestarla.
Dos meses atrás Manolito nunca imaginó que su vida en aquel internado dejarÃa de ser algo oscuro y triste para él. Aunque los primeros dÃas de saber que su adopción estaba otorgada le llenaba el estómago la curiosidad y el nervio de saber quienes eran sus futuros padres que lo tomarÃan quizá por muchos meses y si él se portaba bien, muchos años. No más regaños de la maestra “Coloradaâ€� que, cada vez que gritaba para callarlo de sus travesuras en clase todos la miraban porque su aspecto cambiaba a un rojo vivo.
Los cabellitos detrás de las orejas eran el blanco perfecto para llevárselo a jalones al rincón de los castigos y eso por no acabar pronto la tarea que, desafortunadamente, la tenÃa que trabajar con el brazo que no le ayudaba en mucho.
Era inquieto desde siempre aunque el poder de disciplina, que era imperante en ése lugar donde nadie defenderÃa a ningún chiquillo de algunos maestros crueles, hacÃa que Manolito fuese callado, reservado con los adultos y soñador para sà mismo.
En algunas noches se le oyó sollozar, creyendo que alguien del cielo lo podrÃa rescatar. Aún no tenÃa conciencia para distinguir superhéroes pero siempre sabÃa que algo, una esperanza, alguien, pudiera darle un abrazo consentido haciéndole sentir que no habrÃa más cosas por sufrir.
Manolito era un niño inteligente que el único defecto que le vio su mamá fue que, al nacer, uno de sus bracitos no le creció por completo, su escasa alimentación no le procuró una altura medianamente normal teniendo ligeras protuberancias en la espalda. Quizá ante la pena, ante lo inesperado y ante lo que jamás sabrÃa enfrentar esa mujer decidió abandonarlo a los pocos dÃas de nacido en un barrio pobre, de esos que abundan en las orillas de grandes ciudades; donde los periódicos de manera desordenada siempre vagabundean y cubren esos rincones imperceptibles que, en las noches de frÃo son perfectos para luchar con la intemperie.
Una pareja lo adoptarÃa para pedir limosnas a causa de su gran defecto y al paso de 4 años sabÃa contar dinero y defenderse tan bien como cualquier otro niño de ese lugar donde, el que es torpe, lo ven como un blanco perfecto de burlas e intimidaciones. Manolito era conocido como “el de la alita rotaâ€�.
La vida era agria, dura y de luchadores; bastaba un pan con agua para ser recompensado si conseguÃa más allá de dos pesos diarios. Su meta la lograba al tener 10 grandes pesos. Aunque solamente le durara el gusto por guardarlo en el bolsillo un solo dÃa, pues al reportar su “trabajoâ€� todo le era arrebatado, sin comisiones ni propinas.
Aprendió a quedarse de vez en vez con un “guardaditoâ€� por si su estómago latoso le reclamaba alguna vez que el desayuno no habÃa llegado después del medio dÃa.
Al llegar, agotado, por recorrer calles sin rumbo fijo, su distracción era mirar algunos libros rotos, revistas de medio uso. Siempre en el rincón, siempre limosneando no dinero sino amor. Al morir el supuesto padre, en una riña de borrachos, quedó bajo la tutela de su “mamáâ€�, mujer sin escrúpulos que siempre se encargó de recordarle que no era su hijo, sino un abandonado de la sociedad, un defecto para el resto de los niños, una lástima que ella semi-cuidarÃa cuando tuviera sus tiempos de descanso en la carrera de prostitución que comenzaba a falta de dinero.
Fue ahà cuando los vecinos decidieron que una sociedad de beneficencia se hiciera cargo del chico. Y vivió dos años rutinarios en ese internado que no tenÃa más alegrÃa que unos recortes en las paredes de los salones. Largas murallas grises simplemente le advertÃan que con una sola vez que se fugara perdÃa el pan y la sal de ése lugar.
Se hizo de dos amiguitos simpáticos que le contaban historias tenebrosas, de fantasmas y chismes oscuros que hacÃan que todas las noches mirara con sus ojitos alrededor de su cama para enterrarse en lo profundo de su sábana sin querer saber más al apagar las luces. AhÃ, Pablito, el más pequeño de todos, le mostró lo que nunca en su vida se imaginó
- Los libros tienen cosas que nos cuentan de lugares lejanos- decÃa señalando el libro viejo. Mi abuela me contaba cosas de ésto que nunca he sabido leer, pero miren, tiene unas fotos muy lindas.
Y Manolito, Pablito y Mario podÃan contemplar por mucho tiempo lo que ahà miraban, imaginar que podÃan tocar la imagen y transportarse hasta donde su vida serÃa lo mejor para ése momento.
Manolito soñaba: La caÃa de bolitas blancas, suaves, lindas y divertidas que cuando tocaban la piel se desvanecÃan en ligeras gotitas de agua: La nieve.
8 comentarios:
En todos lados hay algun espacio para sentirse bien. Muy lindo, no se de donde te sacas tantas historias.
Te felicito.
Incluso en los lugares más tristes uno encuentra caminos de ilusión, por los sueños y los anhelos. Muy bien, ya estás "en activo". Hasta siempre. Slds.
una vez más; la literatura como un puente hacia mejores horizontes....disfruta tu fin de semana
la imaginación de los niños, la esperanza y buena buena voluntad, caminos para mejorar el mundo.
nice, nice.
No hay punto mas oscuro que cuando va amanecer...
Deliciosa historia Dra. un beso.
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra
Padre historia.
¿Todo sale de tu cabezita?
Besos
¿Que puedo decirle doctora, si le han dicho todo?
En realidad un relato dolorosamente hermoso, apropiado para la época.
Su estilo impecable y la diversidad que posee, nos hace esperar siempre con interés por el tema que elegirá para nuestro deleite. En este caso, doloroso deleite.
Saludos cariñosos
Cierto lo que dices NoemÃ, en todos lados.
Uy nena, un dÃa de estos haré un recuento a manera de cuentito del cómo salen. Asà nomás, salgo a la calle y veo gente.
Ego! Claro, dando latita de nuevo heme aquÃ! Y gusto de verte!
Que bueno que te guste Dragón, a la orden. Y aún sigue eh?
Bruno aún continúa, ya verás!
Alex, ya comenzamos el fin, de una buena vez.
Stult sabes que los niños son algo que siempre da una vibra tenebrosa? como puede ser buena, como puedes salir corriendo pidiendo ayuda!
Cierto Mr. Enigma, muyyy cierto!
Ray todo cuanto he escrito es de ésta cabeza loca. Salvo donde cito a los que les tomo un poco.
Oh Lety, a veces habremos de sacar algo tiernos de nosotros, que nos enseñe a ver la naturaleza de nuestra misma raza. Que no? un abrazo!
Publicar un comentario