28 agosto 2006

El parque

Era cálida esa tarde en el parquecillo de la gran ciudad.
Próximo al otoño, ya comenzaban las alfombras de color ocre en los pasillos donde las bancas también se cubrían de hojarascas. Era como si de repente todo comenzara a desnudarse y pudiera verse hasta el rincón más escondido de los troncos y arbustos.
Ya los pajarillos comenzaban con trinos diferentes. Apresurados en guardar semillas, o si no, de menos comer las más posibles para esperar el duro invierno que tendrían después.
Por las mañanas es el paso de los escolares, a medio día resulta el refugio de viejos jubilados y de los que matan un poco el tiempo leyendo los diarios antes de laborar.
Por las tardes es el alegre lugar de los chicos donde ahí, justo en el centro, hay juegos y colores, risas y hasta llantos de uno que otro que se ha caido en la dura tierra.
Hay amantes, hay pacientes, hay vendedores de antojitos cualquiera. Se oyen gritos y el paso de los autos resuena hasta el fondo donde los árboles pierden de tiempo en tiempo sus ramitas que les acompañaron ése año.
¿Quién no ha pasado unos momentos de la vida sentado en un pequeño parque?
Sólo una vieja sabe que en ese parque ha vivido casi por siempre. Primero fue una dama, después una cualquiera y al quedarse sín más refugio perdiendo su belleza, optó por vivir en la última banca con cartones y basura y uno que otro sucio recuerdo.
Lleva diario un carrito donde transporta cosas que pueda cambiar. Hace servicio de basurera e incluso ayuda a los podadores del pasto a que el parque luzca mejor.
Hoy la vieja no se ha levantado, sigue dormida ahí, en la banca suya. Anoche la hubieran oído algunos amantes toser demasiado pero hoy sus ojos y semblante se miran demasiado serenos.
Hay palomas alrededor, comen de las migas que ella tiró anoche.
Ya no temen a su cuerpo y se atreven a subir a sus pies.
La vieja duerme eternamente. Quizá decida vivir su alma por siempre ahí.
De momento su cuerpo ya le ha abandonado junto con lo poco que enterró en algunos rincones de ése parque.
Por la tarde se darán cuenta los jardineros, declararán al municipio lo último que ellos recuerdan de ella y cruelmente irá a dar a la fosa común dejando atrás un pasado que decidió fuera demasiado libre.
Aquel parque se sigue deshojando, recibirá los fríos y los tiempos cambiados. Extrañará el canto de la vieja de buenas y las maldiciones lanzadas a sus ladrones furtivo.
¿La recordarán?
Tal vez.
Cuando el parque quede solo sin alguien que quiera transnochar junto a él.

4 comentarios:

Enigma dijo...

La existencia de la anciana es similar a la de muchos, que quiza solo sean recordados cuando hagan falta.

Buen lunes Dra. un beso

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Anónimo dijo...

Ahh que triste!

Te deseo un hermoso inicio de semana.

Anónimo dijo...

Qué bonito..., quizás espera eternamente a un amor de juventud, que algún día vuelva de la guerra ¿o quién sabe?

Un beso.

RAYDIGON dijo...

BESITOS Y FELIZ SEMANA DOC.