Había recorrido casi un centenar de kilómetros desde que se perfilaba el amanecer. Se acompañó de música que le agradaba y que tuviera larga duración. El trayecto sería pesado si no tenía en qué distraerse. Saliendo de la gran ciudad podía ver aún, a lo lejos, las últimas estrellas que se asomarían en el firmamento antes de que el día clareara por completo.
Se daba cuenta que, aún con la hora temprana, ya había gente en los caminos haciendo sus labores, éstas no se detendrían por ningún motivo aparente.
Ya cruzando una caseta, indicando que estaba literalmente fuera de la ciudad, estaría más relajado dado que no era mucha la afluencia del tráfico. Verificó las condiciones del auto y de la gama de paquetes que llevaría consigo.
No se detenía a pensar sobre su nerviosismo hasta llegada la hora en que estuviera a punto de llegar a otro estado, hasta pasar otra caseta, hasta llegar a donde los señalamientos indicaran una bienvenida a la provincia del lugar que esperaba llegar antes de las horas del desayuno.
Su auto le ayudaría a avanzar con velocidad y casi con una puntualidad exacta.
Parte de la noche que dejaba atrás era lo que más admiraba en el paisaje, contrastando con sombras ocres, oscuras y delineadas por la nueva luz.
Todo eso le daba un sentido nuevo a la vida, un sentido de pertenencia al que le gustaba entregarse de vez en cuando.
Iría a conocerla finalmente. Aunque las cámaras virtuales ya les dieran un previo muchos meses antes de cómo eran ambos. Se volvieron adictos a conversar por medio del mensajero con íconos y mensajes de voz. Grandiosa tecnología.
Su última charla con ella la había concluído escasas horas antes donde ella lo retaba a conocerla, pese a la gran distancia. Fantaseando ambos en un desayuno que aún no se consumía comentando acerca de cualquier trivialidad.
Rara combinación sin promesas de amor, sin "te quieros" que salieran de la pantalla como cualquier pareja enamorada.
No lo eran así.
El tiempo y sus pláticas eran más profundas que un amor que pudieran llegar a tener. Se presumían buenos amigos, sin necesidad del sexo o la ansiedad de un beso y abrazo inexistentes. Y en nombre de esa amistad se jugaba a la promesa de desayunar juntos donde ella vivía.
Ya transcurrían las horas y pronto asomaría por completo el sol al horizonte, su llegada estaría por culminar y su encuentro sería por demás como uno de tantos que se daban por la red... sólo que de manera física sin interrupciones de luz o de tiempo.
Ella se arreglaría lo mejor posible. Sencilla, sin destellos de conquista, tal cual era y como se había mostrado. Su simpatía era mucha y prepararía muy temprano algún presente para él.
Se alistaría en el restaurante prometido y ahí pediría, en calidad de espera, un jugo de naranja.
Y el tiempo los alcanzaría.
El asombro de ella se debería más a la puntualidad de su llegada que a lo que traía como obsequio entre sus brazos. Un enorme oso de peluche que apenas y podía asomar del resto del cuerpo de aquel.
Ella, al terminar su conversación por la noche, le tomaría tiempo para quemar un cd que le dejó en el asiento donde ella suponía se sentaría.
Y se saludaron. Se miraron y ajustaron las imágenes que tenían de sí mismos. Ahora sin alteraciones virtuales.
Fue agradable la plática, llena de risas y bromas tremendas.
El pidió lo tradicional del estado y ella algo más ligero, que le permitiera terminar sin dejar restos.
Brindaron con café por el gusto de mirarse a los ojos, rieron a todo lo que daba el tiempo y al salir del lugar nuevamente les invadió el halo de tristeza, era momento de la despedida.
Así se conocieron y de la manera más sencilla, como dos buenos amigos, prometieron verse hasta la noche a las mismas horas en que suelen entrar a la virtualidad en la sala "Amigos".
11 comentarios:
¡Una más de tantas historias que se tejen en la red virtual! Me gustó su relato, Dra.
Buen inicio de semana.
... si es como nacn y crecen verdaderas amistades en el mundo, claro, no todas se logran, pero las que si, son de lazos muy fuertes.
Un beso Dra
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra
Ay Dra. si no lo hubiera leído aquí, juraría que lo escribí yo misma. Hace dos meses me pasó algo muy parecido, demasiado diría yo.
Coincidencias, es de lo que la vida está llena.
Saludos!
Muy bueno, ¿Cuántos casos conocemos de virtualidad desconocida?
No sé, ¡son tantos!
Saludos,
Auch, desde el jueves que no te leía! ya me puse al corriente!!!
Sin duda es muy interesante empezar amistades desde aquí, pero es más bonito el contacto físico.Y bueno quien sabe! todo puede suceder en esta vida!
Que lindo relato.. hay tantos casos de gente que se conoce a traves de la pantallita verdad? pero nunca lo habia leido de una manera tan bien narrada y tan linda.
Deberías escribir una novela...
Saluditos :)
Hola Dra., no leí su extenso relato porque ya me voy a la camita....espero verla ahora que ande por Pueblo Quieto para tomarnos un cafe.......se nota la solemnidad?......es porque anda por aquí el enigmático.....un beso Dra.
Suele suceder... Aunque no siempre funciona.
Besukos Doc.
De las historias de la red...Algunas como ésta, tienen finales felices, ja!
doc me encanta tu blog.
a veces escribes cosas que he estado pensando o que traigo en la mente desde hace rato.
el dia del post del gato casi se me cae la baba, porque justo ese dia habia estado discutiendo sobre el hecho irrefutable de que mi perrita esta enamorada de mi hermano.
super
besos.
y fue cuando se dieron cuenta que no todo en el internet es malo
se dieron cuenta que....
que son unos solitarios en busca de algo más fuera de lo común y rompen esquemas
saludos y esperamos verla junto a periko en la angelópolis
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