06 junio 2006

Lluvia


Hay algo mágico en las tardes de lluvia.

Si me encuentro sola contemplando tanto las calles como el cielo a través de mi ventana, siento que sólo soy un testigo de lo que pasa allá afuera, sin ruido y callada recorriendo la carrera que una pareja de novios hace del auto a un resguardo.

Algo tienen de encanto esas tardes porque dan un sentir.

Tal vez sea el hecho de que estás ahí dentro, casi oculta de ella, casi en burla de que no te toca.
Algunas tardes de secundaria eran de molestia, justo en los tiempos en que habíamos acordado una reunión, todos los amigos, la lluvia hacía su elocuente acto de presencia sintiéndose poderosa. Aún así no era capaz de detenerme para salir y mojarme e ir al encuentro. Era irónico ver que sólo yo asistía mojada, temblando y olvidando el peinado que tantos minutos me llevó. Sin contar el regaño tremendo que mi papá me daba al verme regresar hecha una sopa.
Otras veces, más chica, gozaba de atinar y salpicar, justo al final de la lluvia, de los charquitos pequeños; un gran brinco y mis pies se sumían al mismo tiempo.

¡Ay de aquel que le tocara ir junto a mí!... Lo hice de locura cierta ocasión que acompañé a mi mamá por el pan... No quiero recordar semejante castigo que me puso.

Una tarde de lluvia ligera, de esas que sólo espantan a quien teme perder la postura, recibí un beso de adiós, posado en mis mejillas pidiendo un poco más. Mis lágrimas se confundieron con las gotitas sublimes que tocaban mi rostro. Fue una lluvia callada. La bebí saboreando el recuerdo de aquellos lindos labios.

Hay lluvias que pasan y dejan su huella en las ramas de los árboles. Qué divertido es mover todas las ramas y echarte a correr cuando el que sigue detrás sabe lo frío de sus gotas al tocar por la espalda tibia. Mi primo me enseñó esa travesura y la hice propia muchos años después. Aún mi hijo me regaña cuando lo intento cada vez que me adelanto a su paso. Me río porque todavía funciona la broma sea con quien sea.

La lluvia cuando es de noche, se vuelve invisible, tenebrosa, cómplice del cuerpo aquel que vaya escoltando, aunque los pasos sean reveladores de su toque. Así me perdí yo un día que quise saber si mi amor era engañado, confirmando la sospecha ante aquella pareja que jugaba por la humedad de la piel. Escondida supe que el amor de lluvia, romántico y oscuro no era mío, era de aquellos dos.

Una tarde de lluvia puede pasarse como la pasé hoy aquí, tranquila y serena; escribiendo y gozando del aroma de un café caliente. Tras el aparador la gente camina, usa paraguas, viste rompe vientos y se guarda con gestos de molestia. Aquí dentro es tibio el ambiente y me conciente con música de Jazz.
Tras mi café con amaretto gozo el que la lluvia se quede afuera y yo la describa por dentro.

Desearía hacer el amor en una tarde de lluvia inquieta y terminar besando el cuerpo que me hizo gozar. Mirar las gotas desde adentro y abrazar a quien hace poco me amó. Cubrirlo de besos con la lluvia lo hace con el asfalto, con los techos, con el pasto.
Quedar desnuda sintiendo su brisa diciendo adiós a mi último orgasmo.

Una tarde de lluvia me ha causado un leve estornudo amenazador... sólo espero que pase pronto para no odiar mis tardes secas. Pueden también ser cómplices de unguentos, medicamentos, climas y frazadas calientes que venden por doquier.

Aún tengo mucho por qué suspirar cuando llueve de ésa manera.

Aún tengo mucho qué describir cuando el chipi-chipi refleja mi sonrisa en el charco cristalino.
Ya lo verán, ya lo leerán.

16 comentarios:

Enigma dijo...

Una lluvia fuerte es la que sirve de catarsis al mundo liberandole de sus miedos y dolores... es grata siempre.

Un beso Dra

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Cinéfilobo dijo...

***
Aunque todo es relativo, acepto que me encanta la lluvia.

Relativo?

Sí porque lo ideal sería. Una casa de campo en Tapalpa, Jalisco. (Montaña) con chimenea, bebida calientita, empiernados y como remate ver llover y oler a tierra mojada. aaaaahhhh, en fin.

Mi realidad es que me encabrona que nos volvemos pendejos para manejar cuando llueve, como que es sinónimo.

Besitos, te sigo leyendo aunque a veces no comente.

Lizette S dijo...

A mi me encanta ver llover, y a veces mojarme un poco y disfrutar la sensación de las lluvias cayendo en mi cara. Lo que más me gusta es ver los árboles y el pasto que brillan por esa humedad.

Aunque por el otro lado, estoy de acuerdo con Cinéfilobo, con la lluvia aumenta el tráfico, y es horrible!!!

Saluditos ;)

Angeek dijo...

Me gusta, me gusta. Siempre y cuando no se inunde mi casa. Todo en exceso es malo, pienso en la lluvia salada de Wilma.Esa no me gustó, fueron 50 horas!
Saludos

Angeek dijo...

Así como lo describes suena lindo. Pero si son como las lluvias de por acá, noooo, detesto inundarme, detesto 50 horas de lluvia como la de Wilma.

Dra. Kleine dijo...

Jiji es gracioso ya que lo mencionan... porqué nos alentamos en el tráfico tan tenebrosamente cuando llueve?..

Esa lluvia no me gusta!

Anónimo dijo...

La lluvia siempre me ha parecido triste. Me gusta ver llover y a veces, muy pocas, disfruto mojarme y creoq ue nunca había pensado en la lluvia como lo haces en este relato. Ahora cuando vea la lluvia veré otros cielos y tendré otros pensamientos.

Saluditos

The_Saint_Mty dijo...

Casi todas las "lluvias"...son irremediablemente nostálgicas..pero lindas. Saludos Dra.

rossmar dijo...

a mi me gusta el aroma a tierra mojada, ver llover sentir esas gotitas en la cara y en el cuerpo
ahhh que cosas

Anónimo dijo...

Bueno Dra. ya tenemos algo el común eso de brincar en los charcos me encantaba!, jajaja...
Aveces mi mamá nos daba permiso de salir al patio a mojarnos y jugar en la lluvia para luego meternos a bañar.... lindos recuerdos
Ahora en donde vivo solo llueve cuando se esta acercando un huracán y bueno, esa lluvia no se disfruta.... en fin...
Ten un buen día.

@Igna-Nachodenoche dijo...

La lluvia me pone nostágico o me eleva depende del momento, no puedo pasar sin ella, me pongo nervioso cuando pasan días sin ver llover, y me encanta mojarme, me hace sentir libre.
Un abrazo.

gnomo scarred dijo...

buen post, reflexionante... bueno, me paso a dar una vuelta para avisar q el perikosam ah vuelto a las andadas y que ahora el nuevo blos se llama mistery tails, la paguina es www.misterytellers.blogspot.com
espero se den una vuelta y les guste...

Dark Fairy*~ Iraís dijo...

La lluvia es un ser melancolico que nos da de beber a gotas un poco de recuerdos y evocan viejos pasajes de un olvido pasajero... un saludo Dra Kleine.

Dra. Kleine dijo...

Oh veo caritas nuevas! Bienvenidos!

Si la lluvia hablara y no quedara desmayada en el concreto solamente, cuántas historias se nos contarían entre nubes y cielos grises, no lo creen?

Luna de Mayo dijo...

que recuerdos me trajiste con tus letras, igual recuerdo cuando aprovechabamos esa lluvia para disfrutar salir y llegar todos mojados sin importarnos el resfrio del dia siguiente...pero ahora la lluvia es nostalgia y es temor...

Penelope dijo...

Varias veces me noté sorprendida, y un poco absorta ante la desesperación de los transeúntes agitados por esconderse bajo algún techo, entrar en algún bar, o incluso abrir sus paraguas a veces tan torpemente que se torna entretenido presenciar el tumulto detenido por un torpe paraguas. Desde muy chica, mi abuelo ponía un disco de jazz (justa mezcla) en la galería del patio, asomaba su hamaca de tal forma que sus pies quedaran expuestos a las gotas, y mientras me sostenía sobre sus piernas comenzaba a mecerse suavemente. Una vez, mientras escuchabamos la antigua versión de "summertime", y disfrutabamos de una hermosa lluvia de verano dijo: "después de tantos años, uno aprende que ser felíz es una suma de placeres, que en el total, develan una sonrisa; éste es uno de ellos". En ese tiempo me costó entenderlo, pero hoy después de tantos años, tantos instantes exactos en que mi vida cambiaba, y me aocmpañaba la lluvia, puedo decir que por fín lo entiendo.

Y que es una hermosa descripción la que hiciste, si es que puede llamarse así. Hasta pude cerrar los ojos e imaginar el café y el jazz.

Saludos.