05 marzo 2007

Y hoy, siendo lunes, se siente el ambiente diferente. Sin lugar para aceptar llamadas, ni momentos de nervio, ni escuchar al jefe que quiere màs cafè.
Escapè de la ciudad, huì a Rancho Alegre, entre La Malinche y El Pico de Orizaba observo còmo es el amanecer por estos lugares.
Casi lo habìa olvidado.
La quietud de una ciudad que crece, lo inmenso del paisaje en verde, me insipira, me da aliento, a veces de renunciar a la vida agitada.
Hay sonido de aves, todavìa de puerquitos y vacas en las veredas donde solìa salir a correr algunos kilòmetros. Es admirable tambièn lo que crece en casas... mirar el tiempo donde alguna vez hubo rìos y ahora tiendas, condominios, instituciones.
Cambios... muchos cambios.
No deseo que termine el dìa, hay mucho por hacer, invita a que de madrugada te quedes escuchando los adioses de los grillos hasta el siguiente anochecer.
Grato. Me hacìa falta. Aunque en algunos momentos sienta esa necesidad imperante del choque de teclas al escribir en la pc.
Ya habrà tiempo de vestir de tacones y aparentar el cargar mi rebozo de otra manera, con otro estilo.
Por hoy, caminarè en los campos, andarè con la gente que dejè de visitar.
Serè campirana por unos dìas y despuès.... despuès ya pensarè què hacer de regreso a la ciudad.

2 comentarios:

RAYDIGON dijo...

Que bonito, que rico, que bien, sigue paseando chamaca.

No hay mas, eres una romántica empedernida =)

Besitos DOC.

Dra. Kleine dijo...

Tu lo crees mi querido Ray??
Jeje.