19 julio 2006

Calles mojadas

Y cuando la lluvia calló en pleno yo me encontraba en la calle, con gran paragüas, no suficiente para detener gotas que se impregnaban a mi ropa. Las gotas humedecían y causaban peso a mi cuerpo.
Era cristalino el reflejo de los charcos.
Ahí andaba yo, caminando sobre los caminos que nadie andaba, a pesar de que en orillas, en paredes, en cubiertas, había gran cantidad de gente mirando quiénes nos atrevíamos a que nos tocara el agua.
La gente mira con miedo al fenómeno que siempre pasa y nunca se olvida.
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Cuando estaba en el rancho me daba por salir, con la ropa que trajera y miraba retante hacia el cielo cada vez que caía la lluvia,algunas veces me costaba abrir los ojos y la boca se iba con ellos... cerrando los ojos esperaba que me tocara la piel y extendía mis brazos para que todo hiciera contacto conmigo.
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Hoy en la ciudad es gracioso ver que el agua cae sin que nadie quiera tocarla...
¿Será verdad que ya es agua sucia? ¿Que son ácidos los que tocan la piel? ¿Que el agua de ciudad jamás se compara con la que cae en otros lados?
No lo sé, pero sentí las ganas de hacer a un lado lo que me cubría y dejar que la catarsis hiciera efecto en mí.
Camino un poco y cierro el paragüas.
La gente miraba... extraño caso de traer paragüas y no tomarlo en cuenta para usarlo en ése momento.
Disminuye la intensidad, chispea poco a poco, no es empaparme hasta el grado de chorrear mis cabellos... huele a piso, a concreto mojado y a aceite de auto.
Pasan los autos y hacen olas enormes por las orillas que transita la gente.
Ahora si todos caminan y apresuran el paso.
Ha dejado de estar abandonada la calle y continúan multitudes a su destino por minutos, por tiempos, por horas.
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Yo espero mi transporte. Otros esperan igual.
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Es el baño de ciudad, con olores, con texturas.
He imaginado cuántas imágenes quedarían postradas en fotografías... tal vez en blanco y negro... tal vez a colores... tal vez en un sepia.
Subo al transporte y ya no llueve, ni llovizna.
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Miro el camino acuoso.
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Extrañaré las gotitas hasta la siguiente vez.
Espero estar con la misma paciencia que hoy para recibir un nuevo chubasco con otros olores, otros lugares y otras miradas.
¿En dónde me tocarán?

8 comentarios:

Enigma dijo...

... si, la lluvia limpia penas y asusta temores, asi es como la ciudad se reinventa cada que cae un buen aguacero, lo malo es que como bien menciona, mi querida Dra., muchos desean no ser tocados por la lluvia, pero ni los automovilistas que manejan cada vez peor... parecen moscas asustadas.

Un beso Dra

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Lizette S dijo...

Es tan bonito ver caer las gotas de lluvia... ver como resbalan por la ventana, a mi me encanta ver como llueve a través del quemacocos de mi coche jeje.
Y es una gran experiencia sentir la lluvia sobre tu cabeza, sobre tus hombros, sobre tus brazos... y dar vueltas sintiendo esa humedad en todo tu cuerpo.
¡me encanta la lluvia!

Saluditos ;)

Anónimo dijo...

Extraño tanto una lluvia como esas! aqui cuando llueve es por huracan, esporadicamente cae una lluvia solo por que si, y por lo tanto no hay esa oportunidad de salir y mojarte ....
Saludos.

GOMÍS dijo...

La lluvia me gusta un montón. Y es extraño que se le tenga miedo a las gotas y no nos dejémos acariciar por ellas...

Angeek dijo...

Durante el ojo de Wilma caían gotitas muuuy finitas, muuuuuy saladas. Y sí, había algo más que calles mojadas.

Darth Chelerious dijo...

me fascina mojarme bajo la lluvia y luego llegar a casa a bañarme con agua calientita...

Dra. Kleine dijo...

Como bien se dice, el agua tiene mucho de catarsis. Limpia y renueva, deja que todo quede para comenzar de nuevo.
Aún siendo adultos deberíamos mojarnos como niños. Es raro ver a alguien así, pero resulta tan confortante!

Anónimo dijo...

caYO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!